¡Papá compró una humana! romance Capítulo 43

Para ser honesta, pensé que Bastián había ido a esa subasta porque estaba buscando una humana que no pudiera renunciar a aspirar su Casa de la Manada ante el menor signo de berrinche de su pareja. Lo sabía, lo había vivido, nadie quería el puesto porque Clarissa era un dolor en el trasero. Ni siquiera Susie, el ama de llaves, aguantaba a la perra. Así que yo había visto ese acto de novecientos mil dólares como el último intento desesperado por conseguir ayuda doméstica.

Él me sacaba de ahí, yo lo acosaba en sus rutinas de ejercicio… todos ganábamos.

Entonces, cuando me quiso decir sus verdaderos motivos, francamente pensé que me iba a rebelar que efectivamente estaba buscando a una esclava de la limpieza, pero sus primeras palabras me cerraron la boca.

-Tenía motivos para pensar que mi hermana estaba en ese lugar. – Dijo mirándome a los ojos pero sin dejar de masajear mi pierna. – Fui ahí a los pocos días de haberme enterado.

-No la encontraste. – Susurré como una afirmación.

-No. Tenía la vaga esperanza de localizarla pero ya han pasado muchos años y… bueno, no estaba ahí. – Dijo con un suspiro.

-Lo siento.

-No lo sientas, no es tu culpa. – Dijo cerrando los ojos con fuerza y deteniendo el masaje. – Yo solo quiero encontrarla.

Guardamos silencio por unos segundos hasta que decidí romperlo con una pregunta.

-No tenían a ninguna loba en las celdas, que yo supiera. – Dije frunciendo el ceño tratando de recordar. – Todas éramos humanas.

-No estoy buscando a una loba. – Dijo reanudando el masaje. – Mi hermana es humana.

-¿Tú madre es humana? – Pregunté elevando las cejas. Eso no lo esperaba.

-No. Por lo que tengo entendido, es una loba. La humana era madre de mi hermana, murió hace mucho tiempo.

-Oh.

-Puedes preguntar. – Dijo con media sonrisa. – Sé que eres curiosa.

-Soy curiosa, pero también sé que mis preguntas podrían no ser contestadas o tú podrías ser un idiota al respecto. – Dije ladeando la cabeza. – No gracias.

Él suspiró.

-Sé que he sido un idiota contigo…

-Muy idiota. Ni siquiera sé por qué este cambio repentino de conducta hacia mí; eso solo me hace sospechar que quieres algo.

-Por supuesto que quiero algo. – Dijo mirándome intensamente a los ojos. – Quiero tener una amigable conversación contigo.

Le di una mirada incrédula y él solo me ignoró.

-He mandado lobos a catear el lugar. – Dijo regresando al tema anterior. – Hemos cerrado sus operaciones definitivamente y estamos revisando cientos de videos de las cámaras de seguridad, pero me temo que son solo aptos para las mentes más fuertes.

Yo tragué saliva. Debía de estar hablando de los videos de las únicas cámaras de las que yo sabía del lugar: La habitación de tortura.

-Lo siento, no pretendía hacerte sentir incómoda. – Dijo deteniéndose y midiendo mi reacción.

-No lo estoy.

-¿Entonces por qué estás temblando?

-No sabía que estaba temblando. – Dije mirando mis manos. Tenía razón.- “Sentirme incómoda” es un término suave para todo lo que me hace sentir ese lugar.

-Lo siento.

-No lo hagas, tú me sacaste de ahí.

-Lo hice. – Dijo cerrando los ojos y apretando los dientes. – Y me arrepiento mucho de cómo te traté después.

-Bueno, no esperaba que fuéramos mejores amigos. – Dije honestamente. – No te guardo rencor por hacerme trabajar para que recuperaras tu inversión. Aunque debo admitir que novecientos mil dólares es mucho más de lo que valgo.

-Vales más que eso, Rose. – Dijo volviendo a enfocar su mirada en mí. – Y con respecto a eso… en realidad, ese día compré a todas las humanas que te acompañaban. El recibo que te mostró mi Beta era solo el total de lo que pagué ese día.

Parpadeé una vez. Dos veces. Entonces me fui sobre su cuello.

-¡Tú! – Dije entre dientes mientras él me sujetaba ambas manos.- ¡¿Por qué m****a no me lo dijiste?!

-¿Qué? ¿Qué compré un montón de humanas? – Preguntó incrédulo mientras evitaba mis tristes intentos de liberarme para patearle las bolas.- ¿Debía infórmate sobre mis nuevas e insignificantes adquisiciones humanas?

-¡No, jodido chauvinista! ¡¿Por qué no me dijiste que esa no era mi deuda total?! ¡Me he partido el culo trabajando para no deberte nada!

-Bueno, en primer lugar y si no mal recuerdas… ¡Auch! Estate quieta. -Dijo sujetando mis piernas con las suyas. – En primer lugar, te dije que tu deuda ya estaba saldada. En segundo lugar, no recuerdo que me hayas preguntado cuánto fue que pagué por ti.

Dejé de luchar porque de alguna jodida forma tenía razón. Inhalé y exhalé repetidamente porque, ciertamente, que hiciera un montón de trabajos en los últimos meses era mi elección.

-Suéltame. -Dije ya más calmada cuando me di cuenta de que mientras yo me enfocaba en sacarle los ojos y luego en no sacárselos, mis atributos se encontraban bamboleándose ante su ardiente mirada.

-No.

-¿Por qué?

-Porque eres una humana muy violenta.

-Tú me haces sentir muy violenta. -Dije con un bufido. – Ahora suéltame, prometo que no te voy a atacar en este momento.

-¿Solo en este momento? – Preguntó arqueando una ceja.

-No puedo prometerte más. Ya no soy la misma humana que conociste hace unos meses, ya no tolero el maltrato a mi persona de ningún tipo. – Dije estrechando mi mirada. – Y mis ojos están acá arriba.

-Lo siento. – Dijo sin despegar sus ojos de mis pechos. – Son preciosos.

-Pervertido.- Dije comenzando a sonrojarme.

- Hubiera dado mi vida de ser necesario. -Dijo cuando regresó sus ojos a los míos.

-¿Uh?

-En esa subasta. Si por alguna razón alguien más hubiera intentado comprarte, yo lo habría matado. Sabía que estaba rodeado de humanos armados y que quizá tendría que revelar mi naturaleza para siquiera aspirar a salir de ahí contigo y con vida, pero te puedo asegurar que todo eso no me hubiera importado.

-Pero Chase y tu hermana… – Susurré. No quería analizar a fondo qué era lo que trataba de decirme.

-Si algo me sucediera, Rowan cuidaría de mi hijo. Tengo una cuenta independiente a su nombre, así que a mi cachorro no le faltaría nada. ¿Mi hermana? He pasado toda mi vida adulta buscándola. No me malinterpretes, la seguiré buscando hasta mi muerte, pero si esa muerte llega antes de que la encuentre, también Rowan se encargaría de buscarla.

-No deberías de jugarte la vida así, Bastian. – Dije negando con la cabeza. – Ni siquiera me conoces, mucho menos me conocías en ese momento.

-No necesitaba conocerte. – Dijo aprovechando el agarre que tenía en mis muñecas para acercarme hasta quedar pecho con pecho.

-¿Por qué?

-Porque eras tú. – Dijo acercando peligrosamente sus labios a los míos. – Por favor, no me patees.

Justo en el momento en el que mandé al diablo la precaución e iba a robar uno de sus deliciosos besos, tocaron a la puerta y chillé un poco asustada.

-Rose, ya regresamos. ¿Has visto a papá? – Preguntó con voz inocente mi cachorro favorito.

Yo miré horrorizada hacia la puerta y luego hacia el bastardo cuyo firme pecho en algún momento comencé a amasar como un gato. Él solo me miró arqueando la ceja y articulando un “Si, ¿Dónde está papá?”.

-Uh… no lo he visto. Quizá fue a dar un paseo. – Dije alejándome del tipo como si me quemara.

Mi coordinación y habilidad excepcionales hicieron que me resbalara en ese movimiento. Grité un poco antes de que mi cara terminara sumergida en el agua; Bastian me sacó del agua para que pudiera escupir y toser como loca ante su mirada divertida.

-¿Ahora? – Gemí masajeando sus amplios y poderosos hombros.

-Si.

-No eres divertido.

Él suspiró.

-Escucha, ¿Qué dirías de la posibilidad de ser mi Luna?

-Esto ya lo hemos discutido. Creo recordar que te dije que adoptaré a Chase pero tú te puedes ir a…

-Solo piénsalo. Actualmente somos una manada pequeña, y quizá pronto se acaben todos los ataques contra nosotros. Necesitaré de una Luna para…

-Whoa, alto ahí machote. – Dije empujándolo para que saliera de encima. Lo hizo reluctantemente. – ¿Todo esto es porque necesitas una Luna? ¿Y qué, yo soy la única disponible en kilómetros?

Me miró confundido.

-Por supuesto que no, tú eres…

-Por supuesto que si. – Dije sintiéndome muy idiota en este momento.

Me levanté y me dirigí de vuelta al armario. Saqué un par de pantalones con cordón y me encogí de hombros. No es como si fuera a un concurso de moda.

-Rose, por favor, estoy tratando de…

-De meterte en mis pantalones. – Dije tomando una sudadera. – Lo entiendo porque, si soy honesta contigo y conmigo, estás muy bien y quizá en otro momento no habría declinado tu grandiosa propuesta de diversión salvaje. Lamentablemente ese tren ya ha zarpado. Chu Chu. – Dije imitando a un tren.

-¡Carajo, humana! – Gruñó molesto. – Si no me dejas terminar de hablar cómo voy a…

-Déjalo, así. No estoy de humor.

Salí de ahí con la dignidad de una reina, pero sintiéndome un trapo sucio por alguna razón.

Se acabó el misterio del por qué Bastian había tenido un cambio de personalidad. Menos mal que me di cuenta a tiempo, ¿Cómo le explicaría a mi pareja (cuando la encontrara) que había tenido un pequeño desliz con otro Alfa? No quería provocar una guerra por muy bueno que esté el bastardo.

-¡Rose!

Lo ignoré y fui a mi habitación para tomar mi móvil antes de dirigirme a la salida.

-Hey, escucha pequeño. – Dije despeinando a la única criatura inocente que vivía en esta casa. – Disfruta de tu tiempo con papá; recordé que tengo cosas que hacer.

-¿Cómo qué? ¿Puedo ir? – Preguntó esperanzado.

-Tengo que comprar cosas de chicas. – Dije arqueando una ceja. – Sé que me veo hermosa en esto, pero necesito algo que no se me caiga a cada paso que doy.

-Oh… bueno, entonces papá y yo estaremos aquí. ¿Qué hago con tu helado?

-No dejes que tu padre lo toque, regresaré más tarde.

O no regresaré porque quiero hundir mi cara en un agujero como un avestruz.

-Genial. – Dijo y perdí su atención.

Ya fuera de casa, utilicé mi móvil para enviarle un mensaje a Edson y camine con rumbo a su oficina.

El mensaje era simple cortesía para que no interrumpiera nada si es que al pervertido se le ocurría jugar al “Jefe y la secretaria”. Él sería capaz.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una humana!