¡Papá compró una humana! romance Capítulo 44

No sé si tenía el derecho de sentirme o no utilizada ya que, técnicamente, solo nos dimos algunos besos. Quizá yo toqué más de su cuerpo de lo que debería, pero no creo que eso contara.

Mi cabeza era un lío emocional. Siendo honesta, me gustaba el bastardo; incluso cuando había sido un grosero, altanero, dominante, gruñón y sensual jefe, sentía una inmensa atracción por él.

No era mi culpa que su madre lo hubiera hecho con mucho amor. Y hablando de su madre, ¿Qué fue toda esa charla sobre su familia? No me debía explicaciones sobre sus acciones. Quizá pensara que hablándome un poco sobre él, sería más receptiva a sus atenciones.

Como sea, necesitaba una distracción, ¿Qué mejor que el lobo más mujeriego que conocía para darme advertencias de tipos como él?

-Hey, Rose. – Dijo cuando pasé de largo por el pasillo y entré directamente en su oficina. - ¿Cómo estás?

-De mal humor. – Dije sentándome en la única silla disponible. – Tengo un invitado no deseado en casa.

-Ah. ¿Hablas del chico Alfa sexy del que todos en la manada están hablando?

-No es un chico, tiene fácilmente veinticinco o veintisiete. – Dije con un puchero.

-Perdone usted, humana. ¿Cómo no podría referirme al Alfa como el vejestorio andante que es?

-No te burles, no es divertido. – Dije cerrando los ojos. – Tiene intenciones malvadas, lo sé. Le gusta verme desnuda.

-A mí también.

-Exactamente mi punto. Mujeriegos con malas intenciones; así que he venido a ti para tener una respuesta honesta.

-Dispara. – Dijo divertido.

-Te he contado de mi tiempo en la manada de Bastián; desde que se apareció por aquí a tenido un cambio de 180 grados en su actitud hacia mí.

-¿Hablas del hecho de que se volvió loco por un poco de sangre? ¿O hablas de que amenazó con matar a todo el personal médico si tú no abrías los ojos? ¿O quizá te refieras a la pequeña plática pasiva agresiva que tuvo conmigo respecto a tu virtud?

-Uh… me refería al hecho de que no está gruñéndome todo el tiempo. ¿Qué es eso de una plática pasiva agresiva? – pregunté confundida.

-Mientras jugabas a hacerte la muerta, otra vez debo añadir, el Alfa Bastian me pidió una disculpa por casi matarme y cito: “Por dejarme seguir respirando después”. Para mi fue bastante claro el hecho de que le gustas y esta celoso de toda esta sabrosidad. – Dijo señalándose. – Sobre todo cuando supo que vivíamos juntos y, si no lo supiera mejor, pensaría que fue él el causante de que mi casa ardiera. No, si fue mi culpa, ya lo revisé en los videos de seguridad de la calle. – Dijo cuando vió mi gesto sorprendido. – El punto es, que un lobo no va amenazando por ahí a los únicos médicos en más de cincuenta kilómetros a la redonda si la chica en cuestión no le gustara un montón.

-No se trata de si le gusto o no. – Dije divertida por su aseveración. – Se trata de que no le gustaba antes y ahora mágicamente le gusto. Sospecho que es por este aroma y otras cuestiones relacionadas a ser una Luna.

-Bueno, por supuesto que a los Alfas les vas a resultar atractiva. – Dijo asintiendo con la cabeza. – Es un hecho tan natural como que cualquier Beta quiera estar a tu alrededor.

-¿En serio? ¿Es por eso que eres mi amigo? – Pregunté curiosa.

-No exactamente, aunque ayuda mucho. Tienes un mal carácter, mujer. – Dijo encogiéndose de hombros. – Para los Betas es natural estar atraídos a buscar la compañía de la Luna de la manada ya que una de nuestras muchas funciones es la de su protección. Los guardias protegen a todos, incluidos a los Alfas, pero son los Betas el ejército personal de las Lunas.

Vaya…

-Entonces, si te dijera que atacaras a Bastian, ¿Lo harías?

-Si, pero solo porque eres mi amiga. – Dijo con un guiño. – No eres mi Luna, así que tus órdenes y caprichos no serían obedecidos si yo no lo quisiera así.

-Es bueno saberlo. – Dije con una suave sonrisa. – No te diré que ataques a Bastian. Es un bastardo grosero y cruel, pero fuerte; no quiero que te vuelva a lastimar.

-Ah, humana de tierno corazón. – Dijo con una carcajada. – No tienes que pedírmelo, lo haría solo por diversión.

Yo negué con la cabeza.

-Hablando de diversión. – Dije cruzando las piernas. - ¿Cómo va tu fantasía hecha realidad?

-Genial, de hecho. – Dijo con una sonrisa maliciosa. – No sé por qué no le había preguntado antes.

-Te lo dije. – Dije alegrándome por él. - ¿A qué hora terminas el trabajo?

-¿Por qué? ¿Estás pensando en que vaya a patearle el culo a Bastian cuando me desocupe?

-No, aunque suena divertido. Te preguntaba porque quería que saliéramos a almorzar, tal como dijiste ayer.

-Bueno, si no tuviera tanto papeleo pendiente… - Dijo dramáticamente. – Ya sabes, en los últimos meses no se acumulaba así.

-Pues claro que no, tenías una esclava que se encargaba de eso. – Dije rodando los ojos. Luego me compadecí de él cuando vi de reojo la pila de papeleo que tenía que terminar. – Bien, te ayudaré pero tú pagarás la comida y la cena. Además me acompañarás a comprar ropa.

-No es necesario que vaya contigo. – Dijo con una mueca. – Solo llama al almacén, dales tu talla y que escojan algo lindo. De todas formas no te gusta hacer mierdas de chica.

-No. – Dije dándole la razón. – Pero a ti tampoco te gusta, y no es mi culpa que mi ropa sea inexistente en estos momentos. Si yo tengo que sufrir, tú también.

-Toc, toc. – Dijo Beatriz desde la puerta. - ¿Por qué va a sufrir el Beta?

-Porque no tengo ropa. – Dije encogiéndome de hombros. - ¿Cómo estás, Beatriz?

-Eso debería de preguntar yo. – Dijo dirigiéndose a Edson y sentándose directamente en sus piernas. – Me enteré de que tuviste un feo encuentro con un reptil, ¿Cómo te encuentras?

-Bien. Agradezco seguir viva.

-Eres una humana con mucha suerte. – Dijo asintiendo antes le regalarle una enorme sonrisa a Edson y comenzar a mordisquear su cuello. El Beta ronroneaba feliz. – No te felicité por tu cumpleaños, Rose.

-La verdad es que no le tomo importancia a mis cumpleaños desde hace mucho tiempo. – Dije tomando algunos papeles del escritorio y comenzar a clasificarlos por orden de prioridad.

-Eso es una lastima. Un cumpleaños es un día especial, ¿No lo cree, Beta?

-Muy importante. – Dijo Edson llevando sus manos a las piernas descubiertas de su secretaria. Asco.

-¿Tienes algo que hacer más tarde, Rose?

-De hecho quiero ir con Edson a comprar ropa y que luego me lleve a cenar. – Dije encogiéndome de hombros. – Por eso le ayudo con su trabajo.

-Ojalá yo supiera cómo hacer todo eso. – Dijo señalando los papeles. – Así podría ayudarlos y tener un día divertido de compras.

Edson y yo gruñimos.

-No es mi idea de diversión. – Murmuró Edson olfateando el cabello de la loba.

-Bien, entonces… ¿Qué tal si preparo la cena para los tres? Festejaremos tu cumpleaños en mi casa. También te conseguiré ropa ya que veo que te entusiasma la idea. – Dijo arqueando una ceja en mi dirección.

-Agradezco la ayuda. – Dije con media sonrisa. – Si a ti no te molesta…

-Por supuesto que no. – Dijo levantándose de golpe y comenzando a caminar. – Los amigos de Edson son mis amigos también. Te ayudaré en lo que pueda; los veré a ambos en casa a las ocho.

Y con eso se marchó de la oficina.

-¿Era su hora de salida? – Pregunté divertida.

-¿A quién le importa? No es como si estuviera aquí por sus excelentes habilidades y todos lo sabemos. – Dijo Edson con una carcajada.

Yo negué con la cabeza.

-Aprecio el esfuerzo por querer llevarse bien conmigo. Te confieso que pensé en dejar de hablarte y evitarte en el momento en que tuvieras una compañera. – Dije ladeando la cabeza. – Las lobas son territoriales y ya tuve a una sobre mi culo, no necesito ese tipo de drama en mi vida.

-Exageras. – Dijo volviendo a los papeles en su escritorio. – No dejaría que me evitaras. Ninguna loba puede decirme qué hacer o qué no hacer.

-Excepto tu Luna. – Dije arqueando una ceja.

-Mi Luna es diferente. Aun así, no la obedeceré a ciegas porque soy un macho con criterio propio.

-Lo que tú digas.

Pasamos las siguientes tres horas organizando y terminando su trabajo: Ordenar suministros, revisar suministros, organizar suministros, supervisar las mejoras en el límite del territorio, revisar todos los reportes de los guardias… en fin. Edson tenía mucho qué hacer.

-¿Sucede algo por loque tengas trabajo extra? – pregunté curiosa.

-Nuestra manada no fue la única que recibió un ataque hace poco. – Dijo medio distraído. – Tenemos reportes de las otras siete manadas del continente que tuvieron un ataque parecido; la nuestra fue la que menor cantidad de daños y pérdidas sufrió, por lo que algunas manadas están recelosas. Sé que algunas piensan que fuimos nosotros los que orquestamos los ataques en sus territorios.

Eso sonaba interesante.

-¿Por qué? ¿No son conocidos como una manada pacífica?

-Si, pero también somos una manada próspera y bien organizada. Tenemos más guardias que la mayoría, pero eso es por pura coincidencia. En las últimas generaciones ha habido un mayor número de cachorros con interés de convertirse en guardias. Nosotros no limitamos nuestros números como en otras manadas, así que el resultado es que uno de cada cinco habitantes, sea un guardia.

-Con ese número, ¿No justificarían que esta manada no sufriera tantos daños?

-Si, pero los jodidos Alfas y Betas de otras manadas no lo ven de esa forma. Además, se ha extendido el rumor de que tenemos a un humano salvaje que caza lobos como deporte de nuestro lado. – Dijo con una carcajada. – Es grande, malvado y letal. Temen que enviemos a nuestra arma secreta para apoderarnos de sus territorios, así que tengo que ocuparme de un montón de provisiones en caso de que intenten cortar nuestros suministros, en caso de que quieran meterse con nuestras finanzas, o en caso de que quieran venir a atacarnos. Si a eso le sumamos que tenemos alojado al Alfa Bastian y a su manada…

-Parecería que han formado algún tipo de pacto para ir a conquistar territorios. – Dije entendiéndolo todo.

-Precisamente. El Alfa Bastian y su saludable reputación, junto con nuestro número de guardias y el humano invencible, son la receta perfecta para el desastre.

Yo lo pensé un poco antes de mi siguiente pregunta.

-Si su manada se ve tan amenazada por las otras… ¿Por qué no nos han desalojado a Bastian y a mí?

-Bastaría con el Alfa Bastian para eliminar a toda nuestra manada si lo quisiera, así que tenemos que estar en buenos términos con él. ¿A ti por qué tendríamos que expulsarte? – Preguntó confundido.

-Porque supongo que yo soy el humano malvado de tu historia. – Dije con cierta vergüenza evitando su mirada. – Eliminé a bastantes lobos yo solita hace poco.

-Rose, mírame. – Yo lo hice pero solo porque su voz era muy suave. – Sé que no te sientes así, pero en el momento en que aceptaste trabajar para nosotros y con nosotros, te volviste parte de esta manada.

Le di una mirada incrédula y él me sonrió.

-¿Tú crees que te dejaríamos cerca de nuestros cachorros si no fueras parte de la manada? Piénsalo, esos lobeznos son lo más preciado para las lobas y sin embargo ninguna de ellas te ha amenazado. Eres parte de nuestra manada, y como miembro ríes, lloras y sangras con nosotros. Tu Lamento de la Luna solo reafirmó el punto. – Entonces me dio una mirada divertida. - ¿Acaso no lees todos los contratos que has firmado con nosotros? Dicen “Rose Paper Skyblue”. ¿Qué más necesitas para convencerte? Eres una de nosotros y te protegeremos de los Alfas malos que piensan que eres un monstruo malvado sediento de corazones lobunos.

-Eso…es una exageración. – Dije con una pequeña sonrisa. – Y ya que tocas el tema, ¿Qué es eso del Lamento de la Luna?

-Tiene muchos nombres. – Dijo con un tono de profesor que normalmente utilizaba cuando me explicaba cosas de su mundo. – Me parece que cada manada le da uno diferente pero en esencia es lo mismo. Cuando un lobo muere, Nuestra Gran Madre guía nuestras almas para la siguiente fase del ciclo; durante los funerales de la manada, se dice que Nuestra Gran Madre se puede materializar brevemente en la Luna de la Manada. Esta forma de manifestarse es diferente en todas las manadas debido a nuestras costumbres funerarias, por ejemplo, en la manada de Westocean, sus rituales incluyen llevar los cuerpos al lago enorme que está en su territorio para purificar sus almas antes de partir. Tengo entendido que la Luna entra al lago y Nuestra Gran Madre se manifiesta iluminando las aguas del lago; así que se le conoce como “El Brillo de la Luna”. En la manada Fivemontains, sus rituales incluyen enterrar los cuerpos en un pedazo de su territorio que ellos consideran sagrado; cuando la Luna está presente, se dice que en cada una de las tumbas comienzan a surgir flores hermosas que recuerdan la vida de sus muertos; ahí se le conoce como “El Brote de la Luna”. En nuestra manada entonamos una canción para ayudar a que las almas de nuestros muertos encuentren el camino al siguiente ciclo, por lo que cuando la Luna se nos une, su voz eclipsa todas las demás llenando de paz los corazones de los lobos que perdieron a sus seres queridos. Transmite la seguridad de que las almas de nuestros muertos han llegado a salvo a sus destinos; eso es conocido como…

-El Lamento de la Luna. – Murmuré maravillada. – Pero, yo no soy la Luna de esta manada. ¿Cómo puedo hacer el Lamento?

-¿Qué fue lo que te acabo de decir? – dijo Edson negando con la cabeza. – Eres un miembro de nuestra manada. No eres la Luna de nuestro Alfa, pero eres una Luna; eres perfectamente capaz de efectuar cualquier ritual funerario y nuestra Gran Madre se manifestará en ti.

-Misterioso, místico y aterrador. – Murmuré.

Él solo se rió.

-Me imagino que para un humano esto debe de ser mucho para asimilar; es por eso que te dije hace un tiempo que no estabas lista. Ahora, menos charla y más trabajo, ya tengo hambre.

Trabajamos por un rato más hasta que Edson dejó caer su cabeza en el escritorio y dijo que iba a renunciar. Llevé al pobre bebé al restaurante más cercano a pedir un bocadillo rápido solo porque me divertían sus tonterías.

Justo cuando terminamos de comer le llegó un mensaje de Beatriz diciendo que pasara por un poco de alcohol para que la fiesta fuera, y cito, “inolvidable”.

-Solo jugo para mí. – Dije cuando pasamos a la tienda más cercana.

-Vive un poco Rose. – Dijo poniendo los ojos en blanco. – Una copa no es ninguna.

-Debo levantarme mañana temprano. Algunos si queremos seguir trabajando. – Dije divertida mientras pedía un gran envase de jugo artificial. Jumy Jumy.

-Está bien, más para nosotros. – Dijo con mirada soñadora.

-Quita esa mirada. – Dije asqueada. – Vamos a conseguir algunas botanas.

Después de conseguir un montón de frituras y helado (Que Edson pagó) me condujo hasta la casa de Beatriz.

Esta calle era muy ruidosa.

-Mi auto estará listo en un mes. – Dijo cuando cruzamos la calle. – Pensé en darte la nota del seguro pero…

-No pagaré por tu auto. – Dije divertida. – Considera que tu deuda conmigo ha sido saldada después de eso.

-No me refería a eso, pero lo aceptaré. – Dijo con una sonrisa. – Me refería a que en la nota me preguntaban qué m****a era lo que tenían que quitar del asiento del conductor. ¿En qué te revolcaste, pequeña humana?

-Sangre, sudor, lágrimas y tal vez alguna cosa de animal que no voy a analizar en este momento. – Dije con un escalofrío.

Edson llamó a la puerta mientras me preguntaba una y otra vez sobre ese horrible día.

-¡Llegaron! Genial, pongan todo eso en la mesa por ahí y saluden a todos.

¿Todos?

La loba abrió del todo la puerta y vimos a unos veinte lobos pasando el rato en la sala de estar bailando, bebiendo y riendo.

-¡Chicos! – Dijo la loba llamando la atención. Un lobo en el rincón se encargó de bajar un poco el volumen. - ¡Ha legado la cumpleañera!

Gritos, ovaciones y felicitaciones vinieron hacia mí. Yo saludé tímidamente.

-Creí que solo seríamos nosotros tres. – Dije a Edson mientras lo seguía a dejar todo a la cocina.

Él se encogió de hombros.

-Yo también lo pensé. ¿Qué más da? Más siempre es mejor. Vamos, es hora de que convivas con gente adulta.

No sé cuánto tiempo pasó mientras Edson y Beatriz me introducían en el mundo de los adultos. Reconocí a algunas personas que trabajaban en el supermercado, en la biblioteca, algunos guardias… en fin. Era agradable.

-Entonces Rose, ¿Piensas quedarte un par de años por aquí y luego darnos la patada cuando encuentres a tu pareja? – preguntó una loba que parecía que ya había bebido mucho.

Fiel a mis convicciones no bebedoras, yo me mantuve pegada a mi jugo.

-No lo había pensado. – Dije honestamente. – No estoy pensando en relaciones ahora mismo.

-Totalmente de acuerdo. – Dijo una chica rubia a mi costado. - ¿Qué pasa con un poco de libertad antes de que te quieran gorda con su camada?

-Hey, tener cachorros es parte natural de la relación entre pareja. – Dijo un lobo sacudiendo la cabeza. – Ya he llegado a la edad en la que estoy pensando en el futuro, yo si embarazaré lo más pronto posible a mi hembra.

-¿Sin preguntar primer? – Dijo la chica rubia con una mueca. – Bueno, espero que tu pareja se lo tome bien.

-¿Por qué se lo habría de tomar a mal? Soy guapo, tengo un buen trabajo y ella no tendrá que hacer otra cosa que cuidar de nuestros hijos. ¿Cómo le molestaría eso?

Lo miré incrédula.

-No todas las chicas, sin importar la especie, desean convertirse en la yegua de cría perfecta. – Dije muy seria. – Tenemos sueños.

Y hablando del lobo…

-Hola guapo. – Dije entrando. Él estaba todo sensual y bastardo en mi sillón tentándome a manosearlo.

-Uh… hola Rose. ¿Tienes un segundo?

-Claro, ¿Qué pasa? – Dije quitándome los zapatos en la entrada y dejándolos en cualquier lugar.

-Quisiera que retomáramos la conversación de hace rato, si no te importa.

-Justo estaba pensando en eso.- Wow, estábamos conectados.

-¿De verdad?

Yo asentí.

-Bueno, lo que quería decirte hace unas horas es… bueno, tú eres mi pareja. Eres mi Luna.

Bueno, eso nos ahorraría tiempo… y dinero. ¡Podría manosearlo gratis! ¡¿No era esto mucho mejor?!

-¡Genial! Vamos a la cama.

Podría volver a dejarlo desnudo como hace unas horas y manosearlo a placer. Entonces solo tendría que llegar a… ¿A dónde?

-Guíame, no recuerdo cuál es tu habitación. – Dije ya pensando qué lamer primero.

¿Lamer? Oooohhh, soy una humana traviesa. Y solo porque podía, le agarré uno de sus perfectos glúteos. No era una chica de glúteos, pero una dama siempre puede cambiar de opinión.

Volví a reír a carcajadas.

-Uh… ¿Rose? ¿Dónde has estado?

-Con lobos agradables. – Dije mojando mis labios. – Agradables, pero no están tan bien como tú.

-Gracias, ven, te llevo a tu habitación.

¿En la mía? ¿Cómo no lo había pensado? Estaba más cerca.

-¡Si! – Dije tomando su mano y casi corriendo por el pasillo.

En cuanto llegamos lo empujé dentro y puse el agradable seguro de la puerta.

-¿Rose?

-Bien, comienza a quitarte la ropa. – Dije acercándome a él muy divertida al ver su cara horrorizada.

-Rose, no podemos hacer esto. – Dijo seriamente cruzándose de brazos.

Yo lo imite con un puchero.

-¿Por qué no? Eres mi pareja, ergo, puedo manosearte todo lo que quiera.

-Bueno… eso es cierto. – Dijo relajando su postura y frotándose los ojos con las manos.. – Aun así, no quiero que nuestra primera vez sea…

-¿Primera vez? – Dije mirándolo confundida. – No es la primera ves que te manoseo.

Eso llamó su atención y me miró intensamente.

-Tú… ¿Solo quieres tocar mi cuerpo?

-Si, sino ¿Por qué crees que te pido que te quites la ropa? Me estorba.

-Solo. Quieres, Tocarme. – Dijo despacio.

-Dah, ya te dije que si.

-¿Nada más? – Dijo en un tono que no pude interpretar.

-¿Qué otra cosa podríamos hacer en la cama? – Pregunté confundida. – Eres muy alto, me cansaría de estar de puntillas explorándote.

-Uh… supongo. – Dijo negando con la cabeza y con una risilla. Yo me perdí en los jodidos hoyuelos que no había notado antes en su cara. – Bien. Pero mis pantalones se quedan.

-¿Y si te doy un billete de 100? – Pregunté esperanzada.

-Tómalo o déjalo.

-Bien, lo tomo. Sé un buen peludo y acuéstate quietecito. – Dije dando saltitos de emoción.

Al menos hasta que volvió a mi el mareo. Bueno, haría esto rápido y luego dormiría una siesta corta para seguir con lo que estaba haciendo.

Bastian me dio la espalda y comenzó a sacársela camisa.

-No. Quiero que me veas a los ojos mientras te la quitas. – Dije con un susurro. ¿Estaba babeando? Quizá.

Él se rio ante mi muy razonable petición, pero aun así lo hizo.

Lobo presumido, sabía que estaba muy bueno. Como sea, cuando solo quedó su muy bonito pecho desnudo, le hice señas para que se acostara después de quitarse los calcetines.

Lo hizo y yo subí a la cama pensando por dónde comenzar.

Así que empecé por los hombros y fui bajando una vez que estuve satisfecha. Quizá me quedé un muy buen tiempo en la piel debajo de las costillas, pero él no se quejó.

Tuve que hacer una pausa cuando otro mareo vino a mí.

-¿Te encuentras bien? – Murmuró en la oscuridad.

-Solo estoy cansada.

-Entonces, ¿Por qué no duermes un poco? – Dijo con algo que parecía alivio en su voz.

-Porque estoy ocupada.

-Puedes seguir con eso mañana… oh, casi lo olvido. El Alfa Frederick me pidió que te dijera que mañana no iba a trabajar porque necesitaba dormir.

-Ah, m****a. – Dije con un puchero. – Tengo que enseñar a los cachorros en…

Bajé por su cuerpo y revisé sus bolsillos. Estaba segura de que siempre cargaba con un… ¡Ajá!

-… ¡Mierda! Tres horas. – Dije volviendo a colocar su móvil en su bolsillo. – Bien, dormiré.

Bajé de la cama y abrí el armario para sacar una manta y luego regresé trepando por su cuerpo. Me miró divertido cuando nos tapé a ambos.

-Despiértame en tres horas. – Dije contra su cuello.

Dijo algo más pero yo ya estaba dormida.

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