La casa del señor Dixón no estaba tan lejos, así que corrí como si perros del infierno me persiguieran.
Cuando llegué, tristemente no estaba en casa, así como algunas de sus armas en la pared. Suponía que había sido evacuado ya y eso me puso un poco triste.
-¿Rose? Joder, no corras así que aun me duele el cuerpo. – Dijo la voz de Edson en lo que parecía ser la entrada del taller.
Yo regresé caminando hacia ahí.
-Bueno, Bastian se irá pronto, así que debo ser rápida para buscar armas. – Dije con un suspiro. – No sé en dónde m****a estén las mías. Y el señor Dixón no tiene alguna que sepa usar, así que tendré que improvisar. Mi bastón está perdido en acción desde la fiesta en casa de tu novia loca.
-No tienes que improvisar. – Dijo lentamente. – Si hablas de las armas que traías cuando tu ex Luna quería jugar a los cuchillos con mi cara, sé dónde los puso.
-Genial, vamos… - Entonces me detuve. - … a menos que no quieras ir conmigo.
Él resopló.
-Te acompañaré, pero solo porque no debemos perder más tiempo; los Alfas han acordado que esta misión tendría que hacerse en seis horas o menos porque no podemos dividirnos en dos frentes.
-Espera, ¿Vendrás con nosotros? – Dije con una sonrisa mientras me cargaba y corría hacia la casa de Beatriz.
Me pregunté brevemente qué habría sido de esa loba.
-Claro que lo haré, yo también tengo algunas deudas pendientes con el Alfa Luca y su hija. – Dijo con un gruñido. – Además, ¿Quién cuidará de tu espalda?
-El que técnicamente es mi pareja o el que técnicamente es mi Beta. – Dije ocultando una sonrisa.
-Pues técnicamente te jodes, iré con ustedes. No es como si fuera a estorbar.
Pues claro que no. Edson era de los mejores peleadores con garras en su manada.
Llegamos a casa de Beatriz y Edson comenzó a gruñir un montón.
-Puedo entrar sola, solo dame indicaciones y…
-No, vamos. Ya nos esperan.
Entramos a la casa y fuimos directo a la penúltima habitación. Ahí, junto a la puerta se encontraban mis dos tenedores. Chillé emocionada por recuperarlos.
Giré para decirle gracias a Edson, pero él ya estaba entrando en la última habitación. Yo di los pasos que nos faltaban para mirar con curiosidad.
-¿Crees que haya mentido sobre esa ropa y que no fueran para mi sino para Clarissa? Había estado muy insistente en que viniera a recoger mi ropa. – Pregunté después de mirar una única cama con montones de ropa bien doblada de mujer.
-¿Importa? Toma algo y vámonos. A pesar de lo linda que te ves en verde, francamente sigue siendo una horrible bata. Nos verían llegar a kilómetros de distancia.
-Entiendo. Tomar las cosas más negras de esa cama, lo tengo. – Dije entrando.
Cinco minutos después me sentí propiamente una espía: Pantalón negro, tenis negros, blusa de mana larga negra e incluso me tomé la libertad de ponerme un gorrito negro.
Salí al pasillo y encontré a Edson esperándome con mi bastón y las fundas de cadera para mis tenedores. Volví a chillar emocionada.
-¿Dónde…?
-Debajo del sillón. – Dijo entregándome mi bastón. – Habitación de alado. – Dijo dándome las fundas.
-Vaya. No era una loba muy aseada, ¿Verdad?
-Ni muy aseada ni muy lista. – Dijo con una sonrisa triste. – Crees que el gorro sea…
-¿Necesario? Por supuesto. ¿No te gusta el conjunto? Si yo fuera alguien más y me viera paseando por la calle, hasta yo me daría miedo. – Dije con confianza terminando de colocar a Puño y Furia en sus fundas. -Ahora estoy lista.
Puede que nos hayamos tardado cinco minutos más de los que le había dicho a Bastian pero, ¿Qué esperaba? Era una mujer y nosotras tardamos en arreglarnos para ir a cualquier lugar. O al menos eso me han dicho.
Bastian me dio un recorrido de pies a cabeza y se detuvo en el gorrito. Luego me hizo una señal para que me acercara y yo lo hice solo porque estaba muy curiosa.
Tomó mi cara entre sus manos y me dio un suave beso en la nariz. Yo parpadeé sorprendida.
-Pasaremos por una hamburguesa en el camino, espero que tengas hambre. – Con eso me tomó de la mano y me llevó hasta un auto negro.
-¡Mira! Combino con nuestro vehículo. – Dije emocionada por alguna razón.
Rowan resopló y Edson solo negó con la cabeza.
-¿Estás segura de que te encuentras bien? Dudo de tu cordura, cariño. – Dijo Edson cuando subí a la parte trasera con él.
-Estoy bien. – Dije rodando los ojos. Entonces me dirigí hacia Bastian en el asiento del copiloto. – Entonces, ¿Cuál es el plan?
-Alimentar a mi pareja, llegar en dos horas a la manada Skilltown y matar al Alfa.
-¿Y cómo haremos la parte de entrar a la manada y matar al Alfa? – Pregunté ladeando la cabeza.
Entonces chillé un poco cuando Rowan pisó a fondo el acelerador. Un aviso habría estado bien.
-Nosotros seremos la distracción. – Dijo Rowan adelantándose. – Bastian lo eliminará.
Yo esperé en silencio, pero nadie agregó nadie más.
-¿Eso es todo el plan? – Pregunté cuidadosamente.
-Tenemos dos horas para llenar los huecos. – Dijo Edson encogiéndose de hombros cuando lo miré.
-Esos no son huecos, esos son cráteres. – Dije divertida.- ¿Puedo sugerir algo?
-¿Qué? – Preguntó Bastian curioso.
-Cambiemos nuestro vehículo por una camioneta.
Entonces procedí a contarles cómo es que había salido del sitio en primer lugar.
Yo giré mi cabeza y golpeé el brazo de Edson.
-¿Tenías que decirle eso?
-No, pero fue divertido ver tu cara. – Dijo con una carcajada. – Oh, vamos Rose. Las nimiedades que te preocupan pueden ser fácilmente solucionadas si solo haces una pregunta. Las parejas no pueden mentirse entre si.
-Algo he escuchado sobre eso. – Dije malhumoradamente. - ¿Y tú por qué m****a le dijiste eso a Bastian? – Dije dirigiéndome a Rowan.
-Es mi Alfa. Si hay algo por lo que se sienta confundido y yo pueda ser de utilidad…
-¡Se supone que eres parte de mi Corte, ejército o lo que sea! ¡Eres prácticamente mi Beta!
-No es oficial.
Y eso fue todo lo que dijo el bastardo.
Bastian regresó dos minutos después sujetando con una mano algunas flores silvestres. Me hizo una señal para que saliera del auto.
Lo hice, de nuevo, yo soy muy curiosa.
-Rose, no estoy bien versado en las costumbres humanas. Ya sabes que provengo de un mundo ligeramente diferente.
-Un mundo peludo, si.
Él sonrió.
-Entonces, me estaba preguntando si quisieras hacerme el honor de acompañarme para ir a matar a un Alfa.
Mi pecho se desinfló, como que esperaba otra cosa.
Él rió fuertemente y em atrajo hacia su pecho.
-Rose, eres mi pareja. Lo que yo siento por ti es mucho más fuerte y serio de lo que podría sentir un humano durante un “noviazgo”. ¿Quieres la palabra? ¿O puedes aceptar mis costumbres e ir poco a poco justo como lo hemos estado haciendo?
-Yo solo quería saber si estábamos en una relación. – Murmuré. – No has mencionado el tema de marcarme o lo que sea.
-¿Quieres que te marque?
-No lo sé. – Dije honestamente. – Solo tenía curiosidad de por qué no lo habías mencionado.
-Bueno, eso es porque tenemos un poco de historia y estoy dándote algunos pedazos de mi muy discretamente para que no te asustes y me des una oportunidad en el futuro. – Dijo suavemente. – Tengo sentimientos por ti que nada tienen que ver con el hecho de que seas mi destino.
-Bien. – Dije después de procesarlo. - ¿Pero puedo quedarme con las flores? – Pregunté tímidamente.
-Por supuesto, son para ti. – Dijo extendiendo su mano.- Ahora, vamos a infiltrarnos con el enemigo.
Analizaría cómo me sentía con sus tiernas palabras... después.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una humana!