“No tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo…”
Pero claro que tenía miedo. Sobre todo cuando mis lobos (de verdad que algún día me acostumbraría a decir eso) habían regresado después de aullar un montón.
El primero en llegar se transformó y me miró con expresión solemne.
-Estarán aquí en los siguientes dos minutos.
El resto de los lobos que había enviado como centinelas regresaron en los siguientes segundos. Yo miré a los ojos a los cerca de veinte lobos frente a mí.
-Seré franca. – Dije en tono suave mientras sujetaba con más fuerza mi bastón. – No sé si mi plan para ganar tiempo y evitar una pelea lo más que pueda funcione. Así que quiero preguntarles a todos: ¿Quiénes de ustedes tienen cachorros pequeños que dependan de ustedes?
No llevaría a su muerte a estos lobos, o al menos esperaba que no, pero en caso de que todo se fuera al carajo, no quería dejar sin padres a algunos cachorros de mi manada.
Debía de aceptar la realidad: Quizá Bastian y la caballería no llegarían antes de que eliminaran a todos aquí arriba.
Solo dos lobos levantaron las manos y yo los envié dentro.
-Bien caballeros. Algunos de ustedes me han visto luchar, algunos me han visto a la distancia. – Dije refiriéndome a los pocos guardias de Bastian que aun se mantenían firmes. – No soy una mala luchadora, así que siéntanse libres de pelear sin preocuparse por mi seguridad. Ahora, formen una línea detrás de mí. No me esconderé detrás de ustedes.
Justo terminaron de acomodarse cuando las líneas enemigas comenzaron a ser visibles para mis débiles ojos humanos.
Se mostraban cautelosos al avanzar; suponía que no esperaban llegar a una manada destruida. Me quedé clavada en el lugar hasta que estuvieron al alcance del oído.
-Lobos, mi nombre es Rose Paper y soy el Alfa y Luna de la manada Skyblue. Identifíquense. – Dije con voz grave tratando de imitar la voz de Bastian.
Nome salía, pero me sentía mejor haciéndola.
Escuché un montón de gruñidos antes de que un par se transformaran en humanos. Humanos desnudos. ¿Qué m****a? ¿Se transformaron sin ropa?
-Mientes, nadie puede ser Alfa y Luna al mismo tiempo. – Dijo el primero de los tipos desnudos. Parecía un lobo de avanzada edad por la barba cana que lucía. Me miraba estrechando los ojos. – La lucha no es contra ti, ¿Dónde están el Alfa Bastian y el Alfa Noa, loba?
-No estoy mintiendo. – Dije acercándome un par de pasos antes de detenerme. – Soy lo que soy, así como no soy loba, sino humana.
Miré a los lobos que comenzaron a rodear el lugar. Era difícil no sentir temor cuando ellos eran fácilmente unos quinientos y nosotros aquí… unos pocos menos.
-Los cobardes se escudan detrás de una mujer. – Dijo otro de los lobos desnudos escupiendo en mi dirección. – Se escondieron cuando atacaron a nuestras manadas y se esconden hoy para no pagar por sus crímenes. Tu cuento de ser un Alfa es una blasfemia seas o no loba.
-Te invito a comprobarlo tú mismo. – Dije ladeando la cabeza. – Solo tienes que olerme.
-Se puede cambiar el olor de muchas formas. – Dijo un tercero estudiándome. – Solo dinos lo que queremos saber.
-¿Ustedes son Alfas? – Pregunté negándome a ser intimidada a pesar de que los lobos que nos rodeaban poco a poco estrechaban el círculo. No me contestaron, así que bufé divertida. – Se quejan de que los Alfas se esconden y no son capaces de decirme si ustedes son los líderes de sus manadas? Qué pérdida de mi tiempo. – Dije rodando los ojos.
Gruñeron más fuerte.
-Cuidado, hembra. A mí no me importa terminar con alguien bocazas sin importarme si tienes o no tetas. – Dijo el lobo barbudo.
-Y siguen sin decirme quiénes de ustedes son los famosos seis Alfas que vienen en son de guerra. – Dije cruzándome de brazos. – Tampoco están atacando, así que me pregunto… ¿Por qué no lo están haciendo?
Miré a mi alrededor de nuevo; los lobos habían dejado de avanzar.
Entonces vino a mí la realización.
-Ah, ya veo. – Dije divertida. – Estaban esperando a que su principal socio para esta estupidez fuera el primero en atacar. Bueno, lamento informarles que no verán por aquí al Alfa Luca.
Me volvieron a gruñir pero ninguno se movió. Jodidos cobardes; imagino que solo se juntaron para reclamar parte del botín.
Rodé los ojos.
-Mi pareja ha eliminado al Alfa Luca hace un par de horas, así que… ¿Me van a decir quiénes son los Alfas o voy a tener que adivinar? – Comencé a jugar con mi bastón como un movimiento inocente. No era inocente en lo absoluto ya que me permitiría poder defenderme en caso de que alguno de ellos se transformara rápidamente y viniera por mi cuello. – Tengo que hacer algunas revelaciones impactantes y no perderé mi tiempo hablando con Betas o guerreros que no pueden tomar decisiones para sus manadas.
Una voz a mi costado me hizo girar mi atención levemente hacia allí.
-Primero responde la pregunta, hembra. – Dijo un tipo de aspecto joven. Quizá tendría a lo mucho un par de años más que yo.
Suspiré teatralmente. Haría tiempo, haría todo el maldito tempo del mundo.
-El Alfa Bastian no sé en dónde está y el Alfa Noa ha muerto. ¿Cómo creen que me he convertido en Alfa? Puedo contarles la historia, solo les advierto que hay mucho drama, acción y romance. La parte del romancees mi favorita. – Dije meneando las cejas.
-No pudiste haber matado al Alfa Noa. – Dijo uno de los lobos desnudos de enfrente. – A menos que fuera por la espalda.
-Error. Lo maté de frente; de hecho, él me lo pidió.
-¡Esto es serio! – Dijo el lobo de la barba. – No estamos aquí para hablar con una hembra loca y mentirosa. Dinos dónde están los Alfas o te mataremos lentamente.
-Uy, una amenaza de muerte. Supongo entonces que debes de ser un Alfa. -Dije con una sonrisa. – Y lo otros chicos desnudos deben ser Alfas también. Uno, dos, tres, cuatro…. Me faltan dos Alfas. ¿Estamos jugando a las escondidas o no pudieron venir a la fiesta?
Un gruñido más salvaje vino desde atrás y giré mi cabeza para ver transformarse a otro lobo.
-No toleraré tal falta de respeto. – Dijo el tipo. Era grande, muy grande, ¿Cómo fue que me perdí a un lobo obeso? M****a, el tipo ni siquiera podía mantenerse en pie. – Te quiero de rodillas suplicando perdón, hembra.
Supuse que estaba usando el comando Alfa. Qué lastima que eso no funcionaba en humanos. Así que me reí en su gorda cara y él gruñó más fuere.
-Bien, en vista de que no sé si falta algún Alfa más o solo ustedes han venido a tratar de mendigar territorio, comencemos la reunión para informarles cosas importantes. – Dije tratando de que mi voz abarcara a toda mi audiencia. – Quisiera comenzar diciendo que el que ha estado atacando nuestros territorios ha sido el Alfa Luca. Había estado contratando exiliados para hacer el trabajo sucio y luego se le ocurrió la grandiosa idea de echarnos la culpa por ello.
-¡Mientes! – Dijo el lobo de aspecto joven. -Mi manada ha sido atacada por la de Bastian y mis guerreros y yo ¡Venimos por justicia!
Los que suponía eran sus lobos comenzaron a aullar detrás de él.
-Estás buscando venganza, no justicia. La justicia no viene con un montón de lobos con sed de sangre. – Dije lo más calmada posible cuando sospeché que sus lobos no estaban cantando alabanzas a mi persona. ¿Por qué lo sospechaba? Porque mis guardias y los de Bastian habían comenzado a ponerse tensos y gruñir. – Como iba diciendo…
-¡Todo lo que sale de tu boca son un montón de estupideces!. – Dijo el lobo gordo a mi espalda. Quizá estaba molesto porque no me estaba inclinando para pedir misericordia a su grasoso ser.
Yo elevé mis manos al cielo.
En su última finta hacia mi cuello, tropecé y caí duramente contra el suelo rodando para esquivar el ultimo ataque de sus garras hacia mi pecho. Me rozó el brazo y comenzó a brotar un poco de sangre.
-Al parecer no estabas mintiendo, Alfa Rose. – Dijo sin dejarme levantar y echándose encima de mí para aprovechar su mayor peso. – Es cierto que hueles a una Luna. Es curioso.
Atacó mi pecho mientras yo sacaba de Puño de su funda y rápidamente interceptaba sus garras. M****a, el tipo era bastante fuerte, parar ese golpe me dolió hasta el hombro.
Estaba a punto de moverme para intentar salir de debajo de él cuando lo escuché.
-¡No, Rose! – Dijo una pequeña voz y eso hizo que mi sangre se helara.
La atención de Alan fue atraída por un segundo que yo aproveché para quitármelo de encima y volver a levantarme.
-Supongo que el cachorrito es parte de tu manada. – Dijo cuando cambié mi posición para interponerme entre él y Chase.
Bueno, técnicamente Chase se encontraba detrás de los guardias que aún estaban alineados en posiciones defensivas frente a la puerta del Lugar seguro. De todas formas no me había gustado ni un pelo la mirada que lanzó en su dirección.
Guardé de nuevo mi tenedor y seguí con mi bastón. Necesitaba toda la habilidad de la que fuera capaz y aun el señor Fred no me había enseñado sobre ataques; podía haber improvisado en el pasado, pero no era momento para eso en este instante.
-El cachorrito es MIO. – Dije apretando los dientes y atacando por fin con mi bastón.
Él me esquivó hábilmente.
-Ah, una pena. Cuando mueras él tendrá que ser el siguiente en morir. No voy a tener competencia en mi territorio.
Parpadeé una vez. Dos veces. Y luego mandé todo al carajo.
Mi mente se aclaró y mi cuerpo comenzó a sentirse más ligero. En mi línea de visión únicamente estaba el Alfa Alan, el resto se desdibujó lentamente. Justo así era como me sentía cuando murió Lucía.
Me enfoqué en el Alfa Alan y solo en él. Tendría que pasar por mi muy frío y congelado cadáver si quería siquiera tocar uno solo de sus cabellos.
Utilicé todo mi cuerpo para atacarlo al igual que él utilizaba el suyo. Muy pronto su cara aburrida se tornó feroz. Poco me importaba, yo tenía una misión: Matarlo sin importar el costo.
Que Chase saliera de la seguridad del pozo solo me hizo recordar lo que era importante. Allí abajo no estaban un montón de lobos que dependían de mi para sobrevivir en las próximas horas, sino que había familias enteras que serían masacradas si yo fallaba. MI FAMILIA sería masacrada si yo me dejaba vencer por este peligroso lobo.
No pude proteger a mi abuelo. No pude proteger a mi amiga Lucía, pero por mi vida que protegería a mi cachorro.
Esquivar, atacar, leer su siguiente movimiento, esquivar y a volver a empezar nuestro ciclo. La batalla era feroz, la sangre comenzaba a correr y no estaba segura si era mío o suya, yo solo sabía que debía terminar con la vida de este lobo.
Hubo un momento en el que su defensa se apertura lo suficiente como para que yo clavara la parte puntiaguda de mi bastón /lanza, así que aproveché para clavarlo en su cuello.
Solo que el maldito lobo puso la mano y le clavé mi arma en la palma de su mano tan fuerte como para atravesarla limpiamente. Gracias a eso, pudo desviar mi ataque y hacerme perder la sujeción de mi arma.
Di un par de pasos hacia atrás para poder tomar a Puño y Furia de sus fundas. El lobo se sacó mi arma de su mano sin un gesto de dolor antes de volver a ponerse en posición de defensa con grandes cantidades de sangre brotando de la herida.
-Nada mal, humana. Nunca he tenido una pelea tan divertida.
Yo no le respondí, aún estaba en mi ciclo de violencia y muerte. Me lancé de nuevo contra él y me recibió con sus garras.
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