¡Papá compró una humana! romance Capítulo 61

Bastian.

Justo terminaba de colgar el teléfono cuando uno de mis Betas llegó corriendo; al verme se detuvo frente a mí y se transformó.

-Alfa. – Dijo un poco sin aliento. – Tengo un mensaje urgente del Alfa Frederick.

-¿Qué sucede?

-La Luna Rose se comunicó con el Alfa Chase hace unas horas y le pidió que le dijera al Alfa Noa que el ejército de al menos siete manadas vienen en camino. – Dijo con expresión seria.

-Gracias, puedes descansar un poco en la Casa de la manada antes de regresar.

Observé al lobo partir antes de suspirar. ¿Por qué m****a Rose no me había llamado a mí en primer lugar? Y si no a mí, al menos pudo haber llamado al Alfa Noa directamente, Parecía bastante lastimada, seguramente dejó el mensaje en caso de que… si, no me gustaba esa posibilidad.

Entonces, como una jodida epifanía me vino a lamente de que ni siquiera le había dado mi número a Rose. Y si llegase a tener mi número, dudaba que Clarissa le haya dejado conservar el móvil a donde sea que la hubiera llevado. Joder, el dolor y el agotamiento me hacían estúpido.

Bueno, corregiría ese error pronto; le haría recitar mi número hasta el amanecer… en cuanto despertara.

Entonces le preguntaría cómo m****a consiguió ese portafolio tan valioso y un móvil desde donde pudiera comunicar su mensaje.

Con las restricciones de comunicación y con lo ocupados que debían de estar en el Lugar Seguro de mi manada, que el lobo llegara tan pronto solo nos hablaba de la urgencia del mensaje.

Suspiré, la diversión nunca terminaba.

Me dediqué durante los siguientes días a seguir con la evacuación en pequeños grupos de treinta a cuarenta lobos por viaje. Cada viaje nos llevaba alrededor de tres horas mientras la caravana migrante era llevado en un gran camión escolado por veinte guardias. Esos guardias se encargaban de la seguridad, así que el camión se detenía cada diez o quince minutos mientras dos exploradores inspeccionaban por delante y por detrás un par de kilómetros a la redonda.

Así que… si. El proceso era largo y agotador, pero nos aseguraba civiles vivos y eso era lo único que importaba.

También me dediqué a ayudar con las compras de todo el material explosivo y trampas para animales salvajes que pudimos. Cavamos zanjas, pusimos algunos dispositivos a distancia… todo lo que se nos ocurrió en el momento.

Fue muy divertido vaciar las cuentas bancarias porque el banco no estaba muy feliz.

Y puede que hayamos atraído un poco de atención humana al comprar cantidades industriales de explosivos, pero ya nos encargaríamos de eso más tarde.

No había momento para descansar, así que en cuanto un lobo terminaba una tarea, se le asignaba otra y así sucesivamente.

Había estado yendo a la clínica por actualizaciones de Rose; la doctora siempre decía lo mismo: Ya está mejor, pero aún no despierta.

Después de las primeras treinta veces dejaron de permitirme entrar a verla hasta su camilla porque decían que era muy… ruidoso. Quizá mis gruñidos y amenazas no les gustaban, como sea.

Me encontraba en medio de un patrullaje para supervisar la colocación de algunas trampas cuando me llamó mi cachorro.

-¿Qué sucede Chase?

-Es Rose, te está buscando y…

-Voy apara allá, gracias. – Dije ya comenzando a correr.

Despertó, por La Madre, despertó.

No sé cuántos lobos esquivé o directamente pasé por encima en mi loca carrera de muerte hacia la clínica; una vez ahí simplemente gruñí y el personal se apartó inmediatamente. Entré al cuarto que Rose compartía con otra persona y la vi ahí mirándome con una sonrisa descarada.

Sonrisa que le quitaría por haberme preocupado por tanto tiempo.

Así que hice lo que había querido hacer desde el momento en que la había conocido: La besé.

Ella gracias a Nuestra Dulce Madre no me empujó o pateó mi hombría, sino que respondió a mi con curiosidad en un principio y con entusiasmo poco después. Ella era tímida, pero el instinto le ganaba a la inexperiencia y sonreí contra sus labios cuando sentí sus manos amasando mis oblicuos.

Tuve que separarme a regañadientes entre jadeos antes de tomarla sobre esta camilla, aún no sabía qué tan bien se sentía.

-Te pondré un jodido localizador, humana.

- ¿Ni siquiera me invitarás de comer?

Ahí estaba la clara señal de que todo estaría bien, su infinito sentido del humor. Mi pareja tenía de eso un montón; eso y mucha suerte para meterse en problemas.

-Después de que te ponga ese localizador. – Dije. No volvería a perderla de vista. -¿Sabes lo asustado que he estado por días? Dijiste que solo ibas con ese Beta y…

-Edson… ¡Edson! M****a, ¿Lo han encontrado?

El Beta, siempre ese Beta. Bien, a la m****a mi preocupación, lo más importante es saber si el cadáver vendría a cenar.

-Lo encontré y luego lo llevé a coser. Ahora dime humana, ¿Qué sabes de tu secuestro?

-¿Más allá de que tu ex pareja me apuntó a la cara y me llevó con su papi? ¿Más allá de saber que la loba Beatriz es una traidora? ¿Más allá de toda la evidencia que ya le di al Alfa Noa? Ciertamente, mi tiempo cautiva fue esclarecedor, pero no le pedí a Chase que te diera mi mensaje por cosas sin importancia. Te llamé porque la chica de la siguiente camilla quiere hablar contigo.

Listilla.

Entonces lo último que dijo penetró en mi mente.

-¿Qué m****a querría una humana conmigo?

La única que conocía era a Rose. A ella y…

Me detuve en ese pensamiento. Levanté la vista y ahí en la siguiente camilla se encontraba un fantasma.

Pálida, con visibles marcas de golpes en la cara, más delgada de lo que recordaba… pero ahí estaba mi hermana.

-Tú… - Dije con voz temblorosa.

-Yo. – Dijo con una sonrisa acuosa mientras comenzaba a llorar.

La abracé contra mi pecho y le susurré que todo estaría bien, que ya estaba en casa.

En algún punto de nuestras lágrimas, mi pareja pasó a mi lado sin siquiera mirarme. No necesitaba darle un sermón sobre quedarse en la camilla, tenía una idea de a dónde se dirigía.

-Dame un minuto, Van. Necesito hacer una llamada rápida. – Dije acariciando el cabello de mi hermana. Ella solo asintió pero no soltó sus brazos de alrededor de mi cuello. Yo no se lo pediría, así que maniobré para sacar mi celular del bolsillo.

Había casos en los que aunque Nuestra Gran Madre no hubiera asignado directamente a una Luna, si era buena para la manada, le permitía realizar los actos funerarios. Clarissa no sería uno de estos.

Me sorprendía que los familiares de mis muertos no estuvieran sobre mi cuello por esto.

-Eso… eso está bien. – Dijo con un suspiro. – Tuve mucho tiempo para pensar en ella y despedirme en caso de que hubiera muerto.

Yo la apreté un poco más fuerte hacia mí.

-Te he buscado por años. – Dije cuando se quedó callada. – Le gané a nuestro padre y me dediqué a buscarte cuando Susie me contó parte de lo que pasó. Solo hasta hace un par de horas he pedido a los lobos encargados de la investigación que regresaran ya que los necesito aquí y no puedo darme el lujo de tener a mis tropas dispersas.

-Gracias, yo… yo rezaba mucho porque no me olvidaras.

-Nunca. Eres mi hermana, ¿Cómo podría abandonarte? – Dije acariciando su pelo.

-Yo tampoco te abandonaría. – Dije y pude sentir su sonrisa. – Aunque no sabría cómo o por dónde buscarte. No es como si fuera millonaria o algo, lo que me recuerda, ¿Cómo fue que levantaste a la manada? Recuerdo que estábamos casi muriendo de hambre. Inclusive tuviste que robar a padre para poder pagar esa noche en el hotel.

-Hice un montón de cosas de las que no estoy orgulloso. Dije con incomodidad. – Una de ellas y que aun estoy pagando es la de no pensar en mi pareja para conseguir lo que quería. Pero ese tema vendrá después, lo que me interesa en este momento saber es cómo es que estás aquí. Tuve alguna pista de ti siendo llevada a unos esclavistas, pero eso es todo.

Ella se quedó callada un momento.

-Sospeché que estaba con unos esclavistas en cuanto me llevaron a sus… instalaciones. No era un buen lugar y eso lo supe en cuanto me llevaron a un cuarto para hacerme esto.

Baje mi mirada para verla señalando uno de sus ojos. Yo llevé mi mano para acariciar el borde suavemente. Por supuesto que lo había notado, pero tenía la esperanza de que no fuera lo que yo pensaba.

Su ojo derecho estaba totalmente desviado. No solo eso, sino que su iris y pupila parecían ser un revoltijo de color.

Yo gruñí.

-No creo que debas de preocuparte por eso. – Dijo suavemente. – Cuando el tipo iba a tomar las pinzas para hacer lo mismo con el otro ojo, vino alguien a interrumpir y matarlo. Al parecer, les habían dado la orden de no dañarme a mí pero era demasiado tarde. No supe mucho después de eso, creo que me llevaron a curar o lo que sea y por mucho tempo permanecí en una camilla con montones de drogas hasta que se dieron por vencidos o lo que sea y luego me arrojaron a una sucia celda. Mi conciencia iba a y venía, pero lo más aterrador de todo fueron los gritos de las celdas continuas. Aprendí rápidamente que no tenía que emitir sonido si no quería morir de una forma… dolorosa.

-No tienes que…

-Quiero hacerlo, hermano. No se lo he dicho a nadie y necesito que comprendas que tal vez ya no sea la misma hermana que tú conociste; quiero que comprendas si te pido espacio o si comienzo a gritar de la nada, que tú no tienes nada que ver con ello. Eres mi refugio, Bastian. – Dijo y sus palabras me hicieron sentir indigno. – De vez en cuando arrojaban a alguna chica a la misma celda; nunca hubo una chica que llegara sin haber recibido antes alguna herida grave, pero la chica que más recuerdo es a la que llegó con el tobillo destrozado y me suplicó en voz baja que la matara.

Me tensé y ella lo sintió, pero continuó.

-Rara vez nos alimentaban o nos daban agua a no ser que fuéramos a la subasta, por lo que normalmente aprovechaba el “doble” de raciones que entregaban en mi celda cuando tenía compañía y la chica en turno no podía ni moverse para pelar por su ración. Pero esa chica… esa chica me rogaba poner mis manos en su cuello y terminar con ella. Tú y yo sabemos que mis sentidos son solo un poco mejores gracias a los genes de nuestro padre, así que pude ver con total claridad la extensión de sus heridas y sus débiles intentos por ahorcarse ella misma. Sentí lástima por ella, hermano y me planteé seriamente el darle gusto, sin embargo cuando estaba por hacerlo susurró que solo quería volver a casa con su familia, que no quería morir pero que era la única forma de volver con ellos. Me vi reflejada, hermano. No tendría más que unos once o doce años, era una niña que solo quería deshacerse del dolor; así que cubrí su boca con mi mano para que todos sus sollozos y lamentos no fueran escuchados por los guardias, esperé la siguiente comida y acomodé lo mejor que pude su tobillo con una mano mientras que con la otra seguía tapando su boca. Con nuestra poca agua le limpié la herida y recé por un milagro. No sé cuánto tiempo pasó, solo sabía que había sobrevivido. Entonces un día llegaron por nosotras para otra subasta y ahí me compraron; fui drogada y llevada a lo que hoy sé que era una mazmorra debajo de la casa de la manada Skilltown. Pasé mucho tiempo ahí encadenada, pero al menos mi nueva prisión venía con una comida al día y no eran tan estrictos con el tema del ruido. Un día la puerta de la celda se abrió y arrojaron a una chica conmigo. Imagina mi sorpresa cuando descubrí que era la misma chica del tobillo que había ayudado hacía no sé cuánto tiempo. De alguna forma se las arregló para matar a nuestro carcelero, robar las llaves y sacarnos del jodido lugar con un plan demente en el que pensé que moriría al menos unas veinte veces. Me trajo hasta aquí e incluso me dijo que podría conseguir hacer que hablara contigo aunque tengamos restricciones en las comunicaciones. Así que… si, ese es el resumen de los últimos años. Ahora, ¿Podrías decirme por qué me pidió que le llamara “hermana” y luego llegaste a devorarla?

-Es una larga historia, pero primero, necesito salir con urgencia de la habitación. Prometo regresar en un par de minutos. – Dije saliendo suavemente de la camilla. – No te muevas.

Salí de la habitación ante su mirada estupefacta y cerré la puerta antes de echar a correr para salir del lugar y alejarme lo suficiente.

Me transformé en lobo para llegar aún más lejos y cuando por fin consideré que era suficiente, me transformé y proferí el grito más largo, agonizante y aterrador que incluso yo había escuchado en mi vida.

Todo este tiempo… todo este tiempo, todo lo que había hecho y sacrificado había sido para encontrar a mi hermana. Mi hermana a la que el jodido Luca tenía entre sus garras mientras me cobraba cantidades estúpidas de dinero por ese primer trato para encontrarla.

Extinguiría a toda su manada y al demonio las consecuencias.

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