Bastian.
Tenía un montón de cosas que decirle a mi pareja como despedida, pero no quería atarla a mis sentimientos. Sabía que las relaciones entre los humanos eran mucho menos intensas al principio a comparación de los lobos, así que era consciente de que no me anhelaría de la forma en que yo lo hacía en caso de una separación.
Lo sabía y aun así me arrepentía de quedarme callado.
Sacudí mi cabeza para volver a enfocarme en mi misión; ya tendría tiempo para seguir conociendo a mi pareja una vez que terminara con Luca, con la guerra, con el caos después de la guerra… eso asumiendo que sobreviviéramos.
Joder. De todas formas, ¿Cuándo la vida había sido sencilla?
Llegamos por fin a la tercer cerca, ambos nos transformamos para cavar rápidamente.
-¿Qué haremos al llegar? – Preguntó Rowan.
Era una pregunta válida.
-No tengo una jodida idea. No tenemos un número aproximado de lobos en ese lugar y tampoco sabemos si se quedarán de brazos cruzados y nos dejarán pasar libremente hasta su Alfa. Ya sabes, hay lobo que dan su lealtad injustificadamente. – Dije con voz sombría.
Rowan me apretó un hombro.
-Eres un buen Alfa, Bastian. Solo has tenido que pasar por un montón de m****a y tomaste decisiones difíciles.
-No es justificación. Debo ser un mejor Alfa. – Dije agradeciendo el apoyo de mi Beta.
Nos escabullimos hacia el otro lado de la cerca y miré una vez más el mapa. Las lobas nos habían dado un excelente plano.
Rowan había crecido en esta manada y me dijo que desde que fue expulsado, había habido un montón de reformas al grado de no reconocer el lugar. Se sentía frustrado por no poder serme de ayuda en el reconocimiento del terreno.
-La entrada trasera sería una buena opción. – Dije meditativo. – Según esto, la puerta es de madera en vez de metal como la entrada delantera. Una puerta de madera se puede quebrar…
-Y hacer un montón de ruido. – Dijo pasándose una mano por el cabello. – No sé si sea la mejor idea alertar sobre los intrusos. ¿Y si esperamos hasta oír la conmoción que van a generar el Beta Edson y Rose?
-No sabemos cuánto puede tardar. – Dije cruzándome de brazos. – Además, no soy de los que esperan. Vamos, tendremos que improvisar.
-O… - Dijo pensativamente. – Puedo tocar a la puerta y en cuanto me abran los atraeré hacia afuera, los dejamos inconscientes y podremos entrar. En los planos no dice que tengan cámaras, ¿O sí?
Habíamos prometido que no mataríamos a ningún guardia por muy tentador que fuera, así que habría que neutralizarlos de alguna forma.
-No las tienen.
-Pues bien, vamos, tocamos la puerta, nos encargamos de los lobos que salgan a investigar y listo, estamos dentro.
-¿Qué pasa si nadie abre la puerta?
-La tiramos a patadas.
-Y regresamos a lo de hacer un montón de ruido. – Dije con media sonrisa. – Bien, perderemos tiempo y no tenemos un mejor plan.
Volvimos a correr en forma de lobos directo hacia el edificio dejando abandonados los planos; Rowan se encargó de memorizar las entradas y salidas, y de todas formas no podíamos llevarlos todo el camino.
Nos ocultamos en la esquina de un edificio aledaño y nos asomamos sutilmente para escanear el lugar.
-Despejado. Ve a pedir una taza de azúcar. – Dije dándole la señal.
Rowan partió a toda prisa y lo observé transformarse para tocar con sus puños. Lentos y eternos segundos después la puerta se abrió y observé cómo Rowan daba un par de pasos hacia atrás y salían tres lobos gruñendo en su dirección. Mi Beta mientras tanto levantaba las manos en un claro signo de “no buscar problemas”.
Decidí esperar para ver si salían más lobos, desde mi perspectiva, no podía estar seguro si alguno o algunos se habían quedado del otro lado de la puerta. Cuando pasó un minuto entero y no vi salir a nadie más decidí acercarme a ver si habían más lobos dentro..
Nadie diría que hasta hace unos años Rowan había sido un adolescente escuálido sin ninguna habilidad para la lucha al verlo pelear ahora. Lo había alimentado, le había dado un hogar, solvencia económica y clases intensivas. ¿El resultado? Podía defenderse solo contra cinco o seis lobos a la vez, así que estos lobos no eran un problema para él.
Con los lobos ocupados, me asomé ligeramente para ver todo despejado. Para cuando iré mi cabeza nuevamente, Rowan ya estaba arrastrando a uno de los guardias hacia un sitio en el que no se viera “sospechoso” que estuvieran tomando una siesta.
Lo ayude con los otros dos para llevarlos hasta detrás de un par de árboles y luego regresamos hacia la puerta.
-¿Ahora qué? – Preguntó Rowan en voz baja cuando cerramos la puerta.
-Calla, estoy tratando de escuchar qué hay más allá de este pasillo. Vamos.
Ambos comenzamos a caminar despacio hasta la esquina, ahí había un camino que giraba a la derecha. Habíamos tenido suerte de que no estuviera fuertemente resguardada la salida, pero no sabíamos cuántos más había en este pasillo.
No se escuchaba nada, me asomé y el pasillo estaba igualmente desierto. El ladrillo le daba una apariencia muy lúgubre al lugar y solo era iluminado por un par de endebles focos.
Seguimos por algunos pasillos más sin encontrarnos con ningún lobo. Me parecía extraño, a menos que los lobos ya estuvieran a medio camino de mi manada y la de Noa.
En el último pasillo nos topamos con unas escaleras que conducían hacia arriba y comenzamos a subir hacia la luz del sol. A mitad de camino ya escuchábamos débilmente un barullo.
Cuando finalmente estuvimos a pocos escalones de salir, le hice una seña a mi Beta para que se quedara quieto. Subí un poco más y me encontré con algo que habíamos visto en el plano: Un estadio al aire libre lleno de cientos de escalones para que los lobos pudieran escuchar a la persona que estaba desde arriba de una tarima de piedra. La voz del Alfa Luca hacía eco y rebotaba por las paredes del lugar.
- ¡Ya se los dije! – Gritó con fastidio. - Vendrán hacia nuestras fronteras. Esas dos manadas son un peligro para la nuestra y debemos de unirnos a las otras manadas que se encuentran igualmente preocupadas. ¡El Alfa Sangriento y el Humano Vengador vendrían a quitarnos nuestras tierras! Debemos de atacar antes de que ellos nos ataquen; ¿Acaso no han oído sobre el ataque a las otras manadas?
-¡No queremos morir, Alfa! – Gritó alguien.
-¡No es nuestra guerra! – Gritó otro más.
Estos gritos se repetían en diferentes versiones de todo el lugar.
Giré hacia mi Beta y le di una inclinación para indicarle que nos camuflajeáramos con la gente que comenzaba a armar escándalo. Todos tenían pinta de ser guerreros, por lo que supuse enseguida que eran los guardias del Alfa.
Esto pintaba mal; la manada de Skyblue se decía que era la que mayor número de guardias tenía entre las nueve manadas, pero por lo que podía ver, Luca había ocultado que sus números fácilmente los superaban de 3 a 1. Joder.
Filas y filas de lobos enojados… pero no tantos como los que esperaba. De hecho, Luca era escoltado por algunas decenas de lobos que comenzaron a gruñir en dirección a las “tribunas”. Busqué con la mirada a su engendro del mal, pero no la vi por ningún lado. La única loba presente era una que se encontraba sentada en una silla con aspecto aburrido.
Había escuchado que Luca tenía una amante, pero era la primera vez que la veía. Su cabello era negro y sus ojos fríos; no se podía negar que era una loba bonita a pesar de los años que claramente poseía. Había un rumor sobre esa loba asesinando a la verdadera pareja de Luca para quedarse con el puesto.
-No sé si podemos acercarnos más sin que nos note él o alguno de sus lacayos fieles. – Susurro Rowan a mi lado y mi atención regresó a Luca.
-¡Bien! Menos mal que atacarán a sus familias primero, bola de inútiles. – Dijo con un gruñido salvaje. - ¿Adivinen quién estará en la línea de fuego? Si acaso osan traicionarme, tomaré a cada débil y patética criatura que poseo en mi torre y los haré desfilar frente a nuestros enemigos.
¿Mi qué?
Miré lentamente hacia la loba que sostenía un arma con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿No lo adivinaste, querido? Que falta de respeto no saludar a tu madre después de tantos años.
-Debiste educarlo mejor. – Dijo Luca negando con la cabeza. – Apuesto a que entonces no se habría dejado engañar tan estúpidamente por mí durante años.
DE. ME.
-Me di cuenta de que era débil desde el momento en que nació. – Dijo la loba con desprecio. – Qué desperdicio de esfuerzo. Ojalá nuestra pequeña hubiera salido de mi vientre, ella si que vale la pena para entrenar.
-Cierto. Que Clarissa se haya encaprichado con esto. – Dijo señalándome. – Está más allá de mi comprensión. Como sea, mátenlo y vámonos, tengo negocios que hacer.
Y entonces Rowan y yo nos vimos rodeados por los lobos que estaban en la tarima; la amante de Luca cambió la dirección de su arma a mi cabeza y creí que realmente estaba jodido.
Al menos hasta que a la distancia se escucharon algunos aullidos.
Luca se detuvo a medio paso y giró hacia mí de nuevo cuando los aullidos fueron más claros.
“No luchen por el Alfa. Muerte al traidor Alfa. La torre ha sido liberada. Abran paso.”
-Lo lograron. – Susurró con incredulidad Rowan tratando de quitarse de encima a los lobos que no esperaron a que termináramos de asimilar el eco de los aullidos.
La conmoción comenzó a crecer entre las hileras de guardias a nuestro alrededor. Vi de reojo mientras intentaba luchar por mi vida cómo algunos guardias comenzaban a transformarse y unirse a los aullidos.
Me agaché para evitar una mordida a mi garganta y justo sentí una bala pasar. Al parecer, Luca había dado la orden de eliminarme ahora, si el ceño fruncido de la dueña del arma era una indicación.
Esos preciosos segundos para seguir los movimientos de la loba fueron aprovechados también para ubicar al jodido cobarde que estaba siendo conducido por algunos lobos hacia la salida por donde habíamos entrado.
No sabía si saldría de aquí a tiempo antes de perderlo de vista.
Otro disparo cerca me hizo seguir en movimiento. Yo era mejor en la lucha como lobo, pero necesitaba mis dos piernas para tener una mejor perspectiva del arma que seguía disparando hacia mí a pesar de que estaba en plena huída con dirección a Luca.
Entonces por fin los lobos del lugar se dieron cuenta de que el Alfa estaba escapando y se arrojaron contra los lobos que nos detenían a Rowan y a mí.
Giré para quitarme a un lobo que se había arrojado a mi espalda y para cuando mi atención volvió hacia adelante vi pasar corriendo a un maldito ángel de cabello negro.
La atención de la loba del arma seguía en mí mientras vaciaba su cartucho en una sucesión de tiros rápidos que no sé cómo m****a pude esquivar. Fue cuando mi pareja llegó hasta ella y empuñó dos armas de aspecto peligroso.
La primera estocada fue directo a la garganta de la loba y la segunda hacia su pecho mientras yo hacía una loca carrera hacia allí. Ella me vió llegar con una sonrisa y nunca vi nada más bello en mi vida.
-Por favor, dime que esa era la Luna de esta manada. – Dijo salvajemente entusiasmada.
-No sé si era la Luna. – Dije honestamente. – Te agradezco que vinieras.
Entonces tomé su cara entre mis manos y le planté un sonoro beso antes de transfórmame en lobo y correr detrás del Alfa Luca. Moriría en mis manos en los siguientes minutos, no había otra opción.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una humana!