Estamos afuera esperando que Lucio venga con el coche.
-estas muy hermosa- me dice, me lo ha repetido como veinte veces.
-gracias de nuevo, tú también estas muy guapo- le digo y le doy un suave beso, luego me separo.
-ey, quiero más- me dice haciendo puchero, es tan tierno, le daría más besos pero oigo el coche aparecer.
-luego tendrás más- le guiño un ojo y el sonríe.
Nos montamos en el coche y Lucio nos lleva hasta la casa de ese hombre.
Cuando llegamos vemos gente llegando, el sitio es muy bonito todo está adornado para la ocasión, no falta ningún detalle.
Entramos y Lucio se queda en el coche, yo voy agarrada del brazo de Damián, cuando entramos dentro es más espectacular todavía por dentro, todo está decorado con buen gusto y eso que no entiendo mucho del tema.
No conozco a nadie de los que hay aquí, según Damián casi todos son hombres lobos a excepción de algunos brujos. Creo que el único vampiro que hay es Damián.
-buenas noches- dijo un hombre muy apuesto acercándose a nosotros.
Damián puso mala cara.
-Danira te presento a Zen-dijo Damián.
El hombre sonrió y alargo su mano.
-Danira, soy el líder de los hombres lobos, gusto en conocerte- dijo besando mi mano.
-el gusto es mío, gracias por invitarnos- le dije sonriendo.
- ¿Por qué no me acompañáis? - dijo y nosotros lo seguimos.
Pasamos a un gran salón donde había menos gente que en la entrada, Zen nos ofreció algo de beber y estuvimos hablando un buen rato.
-amor ¿bailas conmigo? - le dije a Damián, que no parecía estar muy cómodo con Zen.
-claro mi amor- me dijo y me agarro de la mano llevándome a la pista de baile.
Estuvimos un buen rato bailando, no sabía que Damián bailaba tan bien, Zen nos observaba desde la barra, la verdad a veces me sentía incomoda con su mirada, no sabía porque me miraba tan fijamente.
Mire a Damián y estaba feliz bailando conmigo, el me miro y me sonrió, le iba a dar un beso cuando alguien me toco el hombro.
-disculpa que los moleste, ¿Damián me darías un baile con tu prometida? - le dijo Zen, no pareció gustarle mucho la idea pero cedió.
Yo estaba muy nerviosa, una cosa era Damián que tenía más confianza con él y otra muy distinta era Zen que apenas lo conocía.
Llevamos diez minutos bailando y un silencio incomodo se filtra entre nosotros.
-bueno cuéntame, ¿Cómo conociste a tu prometido? - me dijo de repente, yo no sabía que decir.
-bueno el me conoce desde que nací- le dije esperando que no preguntara mas.
-bien, veo que no me vas a contar nada mas, pero lo entiendo apenas me conoces pero me conocerás- me dijo y se separó de mi dejándome sola en medio de la pista.
No sabía cómo tomarme eso que me había dicho, no me lo esperaba, Damián se acercó a mí.
- ¿Qué te ha dicho? - me dijo preocupado.
-no sabría decirte… ¿podemos ir a tomar el aire? - le dije, el asintió.
Salimos al jardín, y todo se veía tan bello, la luz de la luna nos acompañaba, no tomare en cuenta las palabras de Zen al fin y al cabo a lo mejor entendí mal y para que preocupar a Damián sabiendo que no es de su agrado.
Después de estar un rato en el jardín, volvimos a entrar a la casa, ya había menos gente dentro. Vamos hacia la barra para tomar algo.
-amor ahora vuelvo- me dice Damián.
Me quedo sola y me siento, los tacones me están matando. Pasan veinte minutos y por fin Damián viene, estoy cansada.
-amor ¿nos vamos? - le digo acariciando su cara.
-¿Qué ocurre?- me pregunta.
-nada solo estoy algo cansada- le digo mirándolo
-vale, nos vamos entonces- me dice.
-si vámonos- me dice.
********
Acabo de venir de firmar el contrato de nuestra unión, está prohibido matar a alguno de nuestra raza, si alguno de los dos incumple el contrato será sentenciado a muerte. Así ninguno de los dos se atreverá a matar a otra especie.
Vamos camino a casa, Danira está muy extraña, no sé qué es lo que le habrá dicho Zen pero lo averiguare.
*********
Cuando llegamos a casa lo primero que hice fue quitarme los zapatos, luego irme a la ducha y prepararme para dormir, Damián se acercó a mí lentamente dándome besos por el cuello.
-amor estoy cansada- le dije girándome hacia él.
-yo sé cómo quitarte el cansancio, además me dijiste antes de ir al baile que me darías más besos- me dijo cruzándose de brazos.
-lo recuerdo- él sonrió y se abalanzo sobre mi sin hacerme daño, siguió dándome besos y me quito el vestido poco a poco.
-te queda muy bien ese vestido pero estas mejor sin el- me dijo y me sonroje, no me esperaba que dijera eso.
Yo lo atraje hacia mí y le quité la camisa y los pantalones, no me cansaba de verlo desnudo, era como una obra de arte. Me puse encima de él para tomar las riendas, esta noche iba a ser una locura, le quito los bóxer y me posiciono encima, noto como va entrando poco a poco dentro de mí y un placer me inunda, cierro los ojos y cuando los abro veo que él está disfrutando, las embestidas se vuelven rápidas y no tardo mucho en llegar al orgasmo y segundos después el me acompaña.
A la mañana siguiente…
Abro los ojos y miro la hora, son las diez y he quedado con mi padre a las once. Miro a Damián que duerme plácidamente y sonrío, se ve tan relajado cuando duerme, me acerco hasta él y le acaricio el pelo, el siente mi contacto y abre los ojos, esos ojos que reflejan el mar.
-buenos días amor- le digo dándole un beso.
- buenos días- dice.
Me levanto de la cama y voy hacia el baño.
-¿porque tanta prisa, princesa?- me dice.
-hoy viene mi padre y me va a enseñar algo muy peligroso y eso me tiene nerviosa y a la vez asustada- le digo abriendo la puerta del baño.
-amor sé que es bueno que aprendas magia, pero es peligroso, prométeme que tendrás cuidado- me dice preocupado.
-te lo prometo- voy hacia él para darle un último beso antes de irme a la ducha.
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