PROMETIDA AL NACER (COMPLETA) romance Capítulo 17

Cuando salgo de la ducha mi amor ya no está, seguro bajo a desayunar, me pongo un vestido con flores y bajo a desayunar.

Cuando llego al comedor no hay nadie, me siento y cuando viene Lucio le pregunto por Damián, me dice que está en su despacho, asiento con la cabeza y me pongo a desayunar.

He terminado y voy hacia el jardín, todavía no sabemos quién mato a Leonor, me estoy encariñando con él y me dolería mucho descubrir que él es el asesino, siempre que viene mi padre quedamos en el jardín, hay un sitio donde hay dos bancos para sentarnos, cuando yo llego siempre está esperándome allí. Salgo por la puerta principal y camino hasta el sitio.

Me siento en uno de los bancos y se me hace raro que no esté aquí ya, le habrá pasado algo me pregunto a mí misma.

-hola hija- oigo detrás de mí.

-hola papa- me giro y lo veo con preocupación, hoy está muy serio y no es normal, ha de haberle pasado algo.

-¿qué te pasa?- le digo acercándome a él.

-toma, te he traído un regalo- me dice esquivando mi pregunta y entregándome un libro.

-papa, no estás bien, ¿Qué ocurre? - le vuelvo a insistir.

-nada hija, solo es cansancio- lo abrazo pero algo me dice que no es eso.

- ¿para qué es este libro? - le pregunto, mejor no le presiono más.

-es para que aprendas magia tu sola- esa respuesta no me gusta.

- ¿ya no me vas a enseñar? - le digo temiendo su respuesta.

-sí pero si algún día no estoy, este libro te ayudara a aclarar tus dudas- me puse muy seria al oír eso.

-Ey, alegra esa cara hija, vamos a aprender magia espiritual- me dijo mi padre levantándome la barbilla.

********

-Lucio- lo llamo.

-¿que desea señor?- me dice entrando en mi despacho.

-quiero que aumentes la vigilancia- le digo.

-por supuesto señor-

-puedes irte- le digo volviendo la vista a la pantalla.

Lucio se va y al menos podre estar tranquilo, no me fio nada de Zen, todavía sigo dándole vueltas a lo que le habrá dicho a Danira, al menos ella puede defenderse usando su magia pero no quiero que Zen ronde por aquí, sé que tendremos que vernos por asuntos de reuniones con los líderes de cada raza pero no quiero verlo merodeando por aquí.

********

Hemos estado haciendo magia unas tres horas, ya es la hora de comer y mi padre se ha ido, al menos parecía más contento que como vino, estoy un poco preocupada por el pero quiero que sea el él que me lo cuente.

Entro a casa y veo en el mueble de la entrada un ramo enorme de rosas rojas, se forma una sonrisa en mi cara, es precioso. Damián está bajando la escalera y voy hacia él.

-gracias amor, es hermoso- le digo dándole un beso.

El me mira confundido.

-¿a qué te refieres amor?- me pregunta.

-al ramo de flores- le digo señalándole.

-eso no lo he encargado yo- me dice acercándose al ramo.

-si no ha sido tu entonces quien ha sido- le digo confundida.

Busco entre las rosas por si hay alguna tarjeta, efectivamente si hay una, la abro y leo lo que pone en voz alta.

“Hiciste que la noche fuese divertida con tu presencia, te mereces estas flores y mas espero volver a verte pronto. Con cariño: Zen”

-Damián, lo siento pensé que eran tuyas…- le dije apenada, tendría que haber comprobado antes si eran suyas.

-veo que Zen no se anda con rodeos, tendré que hablar con el muy seriamente- me dijo yéndose hacia la puerta.

-No, espera, solo ha sido un detalle, no significa nada, no tienes por qué pelear con él, por favor- le suplico, sé que si se va no va a acabar bien y no quiero que le pase nada.

De repente se para y camina hacia mí a gran velocidad y me agarra por la muñeca atrayéndome hacia él.

-para mi si significa, quiere algo que es mío y no lo voy a permitir-me dice y veo que está enfadado, mi mira y me da un beso tan tierno que hace que me derrita.

Al minuto siento frio y abro los ojos, no está, Damián se ha ido, lagrimas salen de mis ojos, esto va acabar mal.

No puedo creer que se atreviera a mandarle flores a mi prometida, que será lo siguiente, debo pararle los pies. Llego a su casa y hay guardias en su puerta pero eso no me detiene.

-dejadme pasar ahora mismo- les digo, ellos se miran y se apartan.

Ha sido lo mejor que han hecho, no hubieran acabado bien, cruzo la entrada y toco la puerta principal, al minuto me abre uno de los sirvientes.

-quiero ver a tu amo- le digo.

-lo estaba esperando señor Damián, acompáñeme- me dice gentilmente.

Acompaño al hombre y me lleva a una habitación que será su despacho, me dice que pase y abro la puerta con rapidez.

-hola Damián, ¿a qué se debe tu visita?- me dice sonriendo.

-¿porque le mandaste flores a mi prometida?- le dije furioso.

-ah eso, bueno me parecía un lindo detalle para una linda mujer- las ganas de matarlo aumentan cada segundo pero me contengo por el trato.

-que sea la última vez que le mandas algo, ¿entendido? - le dije amenazándole.

El pareció no asustarse y eso me enfadaba mas, si no fuera por el trato lo habría matado, maldito el día en que firme la paz con él.

-no sabía que te había molestado, tranquilo no quiero estar mal contigo y menos ahora que somos aliados, no volveré a enviarle nada mas- eso me alegraba, lo entendió por las buenas.

-en ese caso ya no tengo nada que hacer aquí- le dije y salí de su despacho.

********

Estoy preocupada por Damián, no tenía que haberse ido, solo espero que este bien.

Subo a mi habitación y me tumbo en la cama, me quedo pensando en lo que hemos hecho mi padre y yo en la mañana, la magia que he aprendido hoy es muy peligrosa, puedo contactar con los espíritus y eso tiene un riesgo, es meterse en un mundo en el que los vivos no tiene cavidad.

Me gustaría probarla pero no se me ocurre con quien, y en ese momento se me viene a la mente Leonor, he sido una tonta, contactando con el espíritu de Leonor podría saber que le paso.

Me levanto de la cama y abro el libro que mi padre me dio, aparte de resolver mis dudas también tiene un apartado de hechizos, busco algún hechizo que me sirva y lo encuentro.

Estoy muy nerviosa no sé si saldrá bien pero es la única manera que tengo para averiguar la verdad, preparo todo lo que pone en el libro, menos mal que son cosas que tengo en casa.

Cuando ya lo tengo todo en su sitito enciendo unas velas y me preparo mentalmente, digo unas palabras en latín y al principio no pasa nada pero vuelvo a pronunciarlas y veo como delante de mí aparece una leve silueta que poco a poco se va haciendo más clara.

Mi corazón late muy deprisa y es porque delante de mí tengo al espíritu de Leonor.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: PROMETIDA AL NACER (COMPLETA)