PROMETIDA AL NACER (COMPLETA) romance Capítulo 28

-Hola niñata- dice Zen sonriendo.

Siento miedo de lo que me pueda decir, no sé si será bueno o malo pero viniendo de él me puedo esperar cualquier cosa.

-¿dónde están?-le pregunto desesperada.

-si te preocupa que les haya hecho algo puedes estar tranquila, no les he hecho nada por ahora, siempre cumplo un trato- me dijo y sentí un gran alivio en mi interior.

-¿puedo verlos?- le volví a preguntar, él sonrió de nuevo.

-no, el trato era que yo no le haría daño al mocoso y tu renunciarías a tus poderes pero en ningún momento dije que podrías verlo de nuevo, olvídate de ellos- me dijo y se iba hacia la puerta de nuevo.

No podía permitir eso, no quería quedarme aquí encerrada y menos después de lo que me ha dicho.

-espera, por favor, no quiero seguir aquí encerrada- le dije agarrándole el brazo, el me miro con desprecio.

-pues lo siento pero así vas a estar- dijo soltándose de mi agarre y se marchó.

Fui hacia la puerta gritando que me dejaran salir, golpeándola hasta hacerme daño en las manos, sentí que no tenía fuerzas para continuar, me dejé caer al suelo agarrando mis manos, me sentía horrible por no poder hacer nada.

********

Habíamos partido hace una media hora, estamos preparados para lo que nos podamos encontrar, solo vamos tres hombres y yo.

Esto está siendo difícil, según el lugar que vimos tenemos que estar cerca pero no veo ninguna casa rural, no me rendiré así tenga que buscarlos por mar, tierra y aire.

Dos semanas después…

-maldición- les digo a mis hombres.

Llevamos dos semanas buscando el lugar y no lo hemos encontrado, pienso que estamos buscando mal, es imposible no haberlo encontrado todavía.

-señor, deberíamos regresar- me dijo uno de ellos.

-no voy a ninguna parte sin encontrarlos- le conteste furioso.

-señor, así no los vamos a encontrar, estamos perdidos- me dijo el otro.

Me costaba admitirlo pero era cierto, llevamos semanas dando vueltas, cada vez que veía una casa el corazón me latía a mil por horas pero luego averiguábamos que no era esa casa la que estábamos buscando y me frustraba.

Una vez incluso me cabree tanto que la pague con una familia que no tenía culpa de nada, esta situación me tiene desesperado.

-tenéis razón, lo siento, deberíamos regresar y buscar una solución- les dije abatido, estaba cansado por no descansar bien pero no podía hacerlo.

*********

Llevo aquí encerrada mucho tiempo, no sé cuánto exactamente porque he perdido la noción del tiempo.

Nunca salgo de la habitación, solo veo la luz del sol a través de la ventana, Zen apenas viene, solo entran en mi habitación para limpiarla una mujer y traerme la comida, últimamente he engordado un poco, es normal nunca salgo de aquí.

No sé cómo estarán ellos, y tampoco dejo de pensar en mi padre, por el tiempo que ha pasado me he hecho a la idea de que no recibió el mensaje, tiene que estar muy preocupado por mí.

He intentado hacer magia un par de veces pero es inútil, no puedo hacer nada es como si nunca la hubiera tenido, poco a poco me voy haciendo a la idea de que nunca la recuperare y eso me entristece.

A veces cuando me traen la comida temo comerla por si esta envenenada, creo que es por eso que me siento mal algunos días, seguro me dan algo en la comida que me sienta mal. Si nunca voy a salir de aquí para que seguir en este mundo, no quiero vivir en un mundo donde no estén mis seres queridos.

*********

Cuando regresamos a Ivorath todo estaba en silencio, era de madrugada y todo el mundo estaba durmiendo menos los guardias.

Entre en mi despacho y me senté en mi cómoda silla, necesitaba relajarme, aunque solo sea un momento, tengo que pensar con claridad lo que voy a hacer. Cuando estoy concentrado en mis pensamientos oigo que tocan la puerta.

-adelante- digo mirando hacia la puerta.

-señor, tengo algo que decirle- me dijo Gabriel.

-ahora no estoy de ánimos Gabriel- le dije sin mirarlo.

-es importante señor- puse los ojos en blanco y lo miré.

-está bien, ¿Qué ocurre? - le dije.

-acompáñeme y lo entenderá- dijo saliendo del despacho.

Lo seguí sin muchas ganas, la verdad solo quería descansar y estar fresco por la mañana para seguir pensando en un plan, me daba cuenta que nos dirigíamos a las celdas.

-¿porque vamos a los calabozos?- le pregunto confundido.

-ya lo vera cuando lleguemos- me dijo alegre.

Cuando llegamos se paró enfrente de una celda

-le alegrara ver esto, señor- me dijo señalándome hacia una celda oscura.

Agarro una antorcha y alumbro la celda, una sonrisa se forma en mi cara, al fin una buena noticia.

-Al fin entre rejas- le dije a la persona que tenía enfrente.

-¿Cuánto lleva aquí?- le pregunte.

-hace una semana y media, al poco tiempo de usted irse, fue sencillo, fuimos a la dirección que nos dijo y estaba durmiendo en la cama- en ese momento me acorde que ella estaba así por lo que le eche en la bebida pero pensé que despertaría pronto, me alegro de que no haya sido así.

-pagaras caro lo que me estás haciendo Raphael- me dijo y me escupió en la cara.

Me quite los restos de su saliva de mi cara, no estaba para esto, tenía que pensar en cómo encontrar a mi hija.

-ya lo estoy pagando maldita- le grite con furia, la odiaba tanto.

-todavía no has encontrado a tu hija, ¿verdad?, déjame darte una mala noticia, a estas alturas tu hija habrá perdido sus poderes- dijo riéndose, esta mujer no tiene escrúpulos.

-¿qué has dicho?, no me mientas maldita o tu castigo será peor- le dije amenazándola.

-no te miento, es un trato que hicieron ella y Zen, a cambio el no mataría a su hermano o lo que sea ese mocoso- me dijo, parecía sincera en sus palabras.

No puedo creerla, como mi hija haría algo así, la magia es nuestra fuente de poder, sin ella no somos nada pero si es verdad lo que dice Vanessa entonces lo hizo para salvar a Evans.

No me imagino como se debe estar sintiendo, debo encontrarlos rápido, si es verdad que no tiene magia no sé cómo se va a defender de Zen.

-me voy de aquí, no soporto verla- le dije a Gabriel, el asintió.

Me fui directo a mi habitación no sin antes decirle a Gabriel que convocara una reunión con los ancianos a primera hora de la mañana.

********

Llevo días aquí encerrado en esta maldita celda, menos mal que Evans está en la de al lado, lo bueno de estar encerrado es que he tenido mucho tiempo para conocerlo y la verdad lo aprecio.

Lo malo es que no sé nada de Danira, la echo tanto de menos, ojalá pudiera salir de aquí y abrazarla de nuevo, la idea de poder verla me duele, me siento tan frustrado e impotente al no poder hacer nada.

Ojalá estuviera fuerte para romper estos barrotes pero apenas me dan sangre, solo me dan lo justo para sobrevivir pero eso no me hace fuerte, y eso es justo lo que me da rabia, maldita sea.

-vuelves a maldecir eh- me dice Evans al otro lado.

Suspiro y no digo nada pero en todo este tiempo me conoce como si llevara años con él.

-sé que es frustrante para ti estar aquí pero no vale la pena gastar fuerzas en eso, llevamos aquí muchos días y no parece que tengan pensado sacarnos de aquí- me dijo y notaba tristeza en sus palabras.

No podía verlo porque nos separaba una pared de cemento pero siempre hablábamos pegándonos a esa pared.

-tienes razón, de nada vale maldecir si no puedes hacer nada, tenemos que pensar un plan que vaya a funcionar pero no tengo idea- le dije.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: PROMETIDA AL NACER (COMPLETA)