PROMETIDA AL NACER (COMPLETA) romance Capítulo 29

A la mañana siguiente…

-señor, todos están esperándole- me dijo Gabriel entrando en mi habitación.

Estaba mirando por la ventana de mi habitación, veía como el sol salía, me preguntaba si seguirán vivos o será demasiado tarde.

-vamos- le dije a Gabriel y juntos salimos de la habitación.

Cuando llegamos a la sala de reunión todos me miraban curiosos.

-buenos días a todos, os he reunido porque necesito encontrar otra solución para encontrar a mi hija y los suyos, si gustáis de ayudarme os lo agradeceré- les dije mirándolos.

Todos murmuraban cosas y eso me ponía bastante molesto.

-señor con mis respetos, sé que es su hija pero ¿no nos ganaremos más enemigos si la encontramos? - dijo Benjamín, él siempre tenía algo que objetar.

-no me importa los enemigos que pueda ganarme, solo me importa salvar a mi hija y a su prometido, he estado mucho tiempo sin ella y no voy a permitir estar separado de ella mucho tiempo más- le conteste.

-entiendo que no quieres estar involucrado en esto por eso te voy a pedir a ti y a todo el que no quiera ayudarme que por favor salga de la sala- le dije mirándolo a él y luego a todos.

Después de decir eso vi como aparte de Benjamín se levantaron dos más, no me importaba, entiendo que no quieren problemas con los líderes de las otras razas y que lo que les estoy pidiendo es un poco egoísta por mi parte

-bueno siento mucho tener que pediros esto pero somos una familia y las familias se ayudan cuando están en apuros, sé que es egoísta por mi parte pediros ayuda pero es mi hija y os pido que me entendáis- les dije sincero, no quería obligar a nadie.

-señor, entendemos que es su hija y si yo estuviera en su lugar haría lo mismo, no se preocupes le ayudaremos en lo que podamos, ¿verdad? - dijo Ernesto mirando a los demás que asintieron con la cabeza al oírle.

-bueno gracias a todos, lo primero deciros que el plan de seguimiento no funciono, tenemos que pensar en otro plan- les dije.

-y si hablamos con Vanessa, ella sabrá donde están- dijo Ernesto.

-no creo que funcione, ella no va a decir nada a no ser que la torturemos- una sonrisa se dibuja en mi cara, creo que esa será la solución, además se merece eso por todo el daño que ha hecho.

Después de la reunión voy hacia donde están las celdas con los prisioneros, encargue a Gabriel que la ponga aislada de los otros presos, ella ha intentado hacer magia para escapar pero no puede porque en la poción que le di tenía una dosis de una planta que hace que nuestros poderes se bloqueen y eso es lo que le pasa a ella.

Cuando llego está durmiendo todavía.

-buenos días- le dije sonriente.

Ella abrió los ojos y me miro, me miro con odio y eso me encantaba.

-¿qué es lo que quieres?, déjame dormir- dijo girándose para darme la espalda.

-bueno eso es sencillo, quiero que me digas el sitio donde está mi hija- sabía que no me lo iba a decir pero por intentarlo.

La oigo reírse y eso me enferma.

-¿crees que va a ser tan fácil?, no te lo voy a decir, así que olvídate- me dijo sin mirarme.

-está bien, hagámoslo de otra manera, ¿te gustaría salir de aquí? - le pregunte, ella se giró esta vez mirándome.

-¿crees que me voy a creer ese cuento de película?, no me hagas reír Raphael- contesto, lo había intentado por las buenas pero tendrá que ser por las malas.

-vale, tú lo has decidido, he intentado por las buenas pero veo que no entiendes así, probemos por las malas- le dije y le cambio la cara sonriente por una más seria.

Voy hacia la celda y la abro.

-¿qué haces?- me pregunta alarmada.

-ya lo veras- le digo con una sonrisa, sé que tiene miedo y eso me alegra.

Me acerco hasta ella-bueno si querías intimidad conmigo solo tenías que decirlo- me dice sonriendo- jamás tendría algo contigo- le dije muy serio.

-¿entonces qué quieres?, ¿para qué te metiste dentro conmigo?- me pregunto enfadada.

-para esto- le dije y al momento estaba en el suelo gritando de dolor

-me han dicho que apenas te comes la comida que te traen, ¿se puede saber porque?- me pregunta Zen entrando en la habitación, apenas viene por aquí y ahora le importa si como o no como.

-no tengo ganas de comer- le dije sin más, no tenía ganas de discutir.

-¿crees que la comida esta envenenada?- me pregunto, la verdad es que creía eso.

-la verdad sí, no me puedo fiar de alguien como tú- le dije muy fría mirando hacia la ventana, la verdad me pasaba muchas horas mirando el exterior.

-pues creo que aunque no quieras comer porque pienses que la comida esta envenenada deberías hacerlo por tu criatura- me dijo saliendo de la habitación.

Me quede pensando en lo que había dicho, parpadee un par de veces y entonces caí, ¿Zen se refería a que estaba embarazada?, no podía ser cierto, aunque eso explicaría el porque me siento tan mal cuando termino de comer.

********

-para por favor- me grita Vanessa y yo disfruto con su dolor.

Podría sonar cruel por mi parte pero esta mujer ha hecho mucho daño a mi familia y a mí y eso lo va a pagar caro.

-cuando me digas donde están, parare- le dije.

Estoy hechizándola para que sienta dolor en todo su cuerpo, aunque ese dolor no es suficiente en comparación con el que sufrí cuando me entere de la verdad sobre la muerte de mi mujer.

-no…te… voy a… decir nada- decía con dolor.

-puedo seguir así o aumentar el dolor, tú decides cuanto puedes aguantar por tu amorcito Zen- le dije y pare un poco para que me diera su respuesta.

-él es… el único que no me ha dado la espalda, a diferencia de ti- me dijo con odio.

-si no te ha dado la espalda como tú dices, entonces ¿Por qué te ha abandonado aquí y él se ha ido?- se quedó en silencio, creo que se ha dado cuenta de que tengo razón pero no lo admitirá, es muy orgullosa.

-el… volverá, me lo prometió, además él y yo no somos nada, no lo amo- me dijo sonriendo pero en el fondo le dolían mis palabras.

-bueno veo que estas tan ciega que no te das cuenta de que solo te utilizó, así que eso quiere decir que no vas a cooperar, entonces seguiremos con la tortura- le dije preparándome de nuevo.

-no… espera, por favor, no más - me dijo agarrándome la pierna, ella estaba en el suelo.

-entonces dime lo que quiero saber, hazlo por todos los años que estuviste a mi lado, me debes eso- le dije, no quería suplicarle pero tampoco me importa, por mi hija hago lo que sea.

-si te ayudo… me matara, lo siento no puedo-me dijo y bajo la cabeza, veo que le tiene más miedo que a mí.

-yo también lo siento- le dije y volví a hacer lo mismo pero esta vez con más potencia, no como para matarla pero si para que sufra.

No quiero que muera, primero debe sufrir, que sepa que pagara todo el daño que ha hecho, me detengo cuando veo que se desmaya del dolor.

Salgo de la celda y la dejo ahí, le pido a uno de los guardias que la vigile y si pide hablar conmigo que me llamen de inmediato, por ahora no he obtenido ninguna información de ella pero sé que pronto dirá algo y quiero estar ahí para enterarme.

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