PROMETIDA AL NACER (COMPLETA) romance Capítulo 32

No podía decir nada, mi cuerpo no reaccionaba a las órdenes de mi cerebro, quería hablar pero mi boca no se movía.

-¿qué te paso?, te quedaste muy callado, ah cierto, no sabías nada verdad, claro ni siquiera la has visto en todo este tiempo, y no la volverás a ver- dijo Zen burlándose.

En ese momento una corriente paso por mi cuerpo, sentía que podía moverme de nuevo, oír que no volveré a ver a Danira despertó en mí unas ganas de matar que nunca antes había tenido.

Me lancé contra el de nuevo y lo derribé, caímos al suelo y empecé de nuevo a golpearle, no podía parar, no voy a permitir que vuelvan a separarme de ella nunca más.

De repente me empujo y me desplace varios metros de él, los dos teníamos sangre por toda nuestra cara y ropa pero no íbamos a parar hasta que uno de los dos muera hoy.

Volvió a ir hacia mí pero esta vez iba armado con una estaca, intento clavármela en el corazón pero lo esquive y se me clavo en el brazo, luego lo volví a golpear en el estómago y el volvió a clavarme la estaca en la pierna.

Caí de rodillas y el aprovecho para agarrarme del cuello y apuntarme con la estaca en el corazón.

-¿tus últimas palabras?- dijo sujetando la estaca con fuerza.

-nos vemos en el infierno- le dije antes de arrancar su corazón con mis propias manos.

El me miro con asombro, seguro no se esperaba que hiciera eso pero era el o yo, vi como calló al suelo lentamente, luego un charco de sangre lo rodeaba, tire su corazón al suelo.

Mire hacia donde Raphael estaba y no había nadie, los otros lobos tampoco estaban pero sé que no andaban muy lejos porque los oí aullar, seguro saben que su alfa ha muerto.

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-Raphael que conste que esto lo hago por ti, cuando Zen se entere que te he ayudado me matara- me dijo Iveth subiendo las escaleras.

Mientras Zen y Damián luchaban convencí a Iveth, ella acepto a ayudarme por todos los años que estuvo entre nosotros pero sería lo único que haría por mí.

Cuando llegamos encontramos al muchacho en el suelo con una especie de palanca para abrir la puerta, al verme sonrió.

-al fin estas aquí- dijo mirándome, luego arrugo el ceño y miro a mi acompañante.

-¿quién es ella?- pregunto.

-ella va a ayudar a Danira- le dije.

-soy la única que puede devolverle los poderes- dijo Iveth.

-eso es… genial pero antes tenemos que sacarla de aquí- dijo el volviendo a la palanca.

-apartarte muchacho-le conteste.

Volví a utilizar el mismo hechizo que use para sacarlos a ellos y la puerta se abrió.

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Evans había venido supuestamente con algo para abrir la puerta, llevaba varios minutos sin conseguir nada, de repente oigo que está hablando con alguien y temo que lo hayan descubierto, de repente oigo como la cerradura cede y la puerta se abre.

Me aparto, estoy un poco asustada, no sé si ha sido Evans quien ha abierto la puerta o ha sido otra persona, la puerta se abre del todo y veo aparecer a Evans sonriendo.

Voy hacia él y lo abrazo con todo mi corazón, al fin estamos juntos, unos minutos después se aparta de mí y abro los ojos, había estado con los ojos cerrados todo ese tiempo, veo que no está solo y cuando veo a la persona que hay detrás no puedo evitar llorar.

Mi padre está mirándome con lágrimas en los ojos, pensé que nunca volvería a verlo, corro hacia él y lo abrazo, el me devuelve el abrazo con más fuerza, lo he echado tanto de menos que duele.

-papa, viniste a rescatarme- le dije en su pecho.

-sí, hija ya estoy aquí, todo va a salir bien ya verás- contesto el acariciando mi espalda.

-creo que algo no anda bien- dijo la mujer.

Acabamos de escuchar aullar a lobos.

-deberíamos bajar- dijo mi padre.

-¿dónde está Damián?- pregunte, pensé que estaría con ellos pero no es así.

-el, está luchando con Zen, tenemos que ir a ver qué pasa- asiento con la cabeza.

Todos bajamos las escaleras y me sorprendió que no hubiera nadie por ningún sitio, es extraño.

Cuando llegamos a la puerta principal veo que hay una persona en el suelo y otra de pie dando la espalda y no puedo evitar taparme la boca con mis manos, espero que no sea Damián.

Lo descarto rápidamente cuando la otra persona se gira y me mira, suelto el aire que sin darme cuenta había retenido en mis pulmones y corro hacia él, por un momento pensé que el que estaba en el suelo era el pero por fortuna no lo es.

-amor mío, no sabes lo mucho que te he extrañado- me dice el agarrándome en brazos.

-no más que yo a ti- le digo y lo beso, echaba tanto de menos sus labios, son como una droga para mí, me quedaría así siempre hasta que oigo una tos interrumpiéndonos.

-chicos, siento aguaros el momento pero Danira tiene que recuperar sus poderes- dijo mi padre, por un momento me sentí avergonzada pero estar con Damián es como si solo existiéramos él y yo.

-¿qué ha pasado con él?- pregunte a Damián.

-ha tenido lo que se merece, la muerte- contesto Damián muy frio, nunca lo había visto así pero Zen ha hecho sacar lo malo de las personas y este es su castigo.

-¿porque ahora parece que estas de nuestro lado?- le pregunto a la mujer, la persona que me quito mis poderes.

-mi alianza con Zen ha acabado, ahora que él ha muerto nadie me protegerá así que no tiene caso seguirle, además tengo aprecio a tu padre y no sabía que eras su hija, por eso os estoy ayudando- contesto ella.

-Zen ha nos ha hecho mucho daño, no se ahora que va a pasar con su clan- les dije a todos.

-sin un alfa en la manada lucharan entre ellos hasta que el más fuerte lo proclamen alfa- contesto Damián.

-¿cómo sabes tanto sobre ellos?- pregunto mi padre.

-para conocer a tu enemigo tienes que investigar bien y eso fue lo que hice- contesto Damián, él y yo seguíamos abrazados, no quería soltarlo, necesitaba su contacto o si no creeré que estoy soñando.

-bueno no perdamos más tiempo, vuelvo en un momento, tengo que preparar algunas cosas para el ritual- dijo Iveth alejándose de nosotros.

En ese momento aproveche para preguntarle a mi padre si de verdad nos podíamos fiar de ella, era una anciana pero lo que me había hecho no tenía perdón y sigo resentida con ella por permitir eso.

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