Secretos de Lobos. romance Capítulo 10

                                                     Narrador.

Karim hizo que sus tres esposas y la jefa de servicio de la casa se reunieran en la sala de estar y para su sorpresa, Charlotte también llegó a la sala y en el momento que abrió la boca para decirle que le alegraba verla ahí, su mirada la recorrió completa, notando que Charlotte tenía puesto un vestido con un gran escote, corto y unas zapatillas de tacones.

—Charlotte sube a cambiarte esa ropa— le ordenó y ella poco caso le puso, si no que se acomodó en el sofá.

—Tenemos reunión familiar y no me han invitado que descorteses, son ustedes— comentó burlona.

—No me evadas, odio que se me ignore, sube a cambiarte ese tipo de vestuario— la voz de Karim sonaba gutural y ella se señaló a sí misma.

—¿Qué te ha hecho mi vestido? — respondió con sorna provocando que Karim soltara un gruñido que hizo temblar a las otras tres esposas menos a ella.

—Mira, no me hagas perder la paciencia—, las demás mujeres la miraban con horror, no calificaban esa ropa como algo apropiado para una esposa decente.

—Hay calor y esa ropa para mí es demasiado caliente, así que te adaptas a esto o te…, — Charlotte no sabía qué más decir, así que hizo una pausa, — o te estás tranquilo, yo no estoy acostumbrada a andar toda tapada, soy turista—, ella misma se echó a reír de sus propias palabras, pero, aunque su madre se lo dijo que debía cambiar la forma de vestir, no le parece justo tener que cambiar solo porque a su marido no le agrada verla así.

Karim, sacó de su bolsillo el móvil y marcó el número de Mohamed, sin dejar de clavar su mirada penetrante en los ojos de Charlotte, quien no bajaba la vista como las demás, sino que se mantenía desafiante. Cuando el teléfono dio el tercer timbrazo, Mohamed lo descolgó.

—Se ha dañado nuestro vínculo— esas fueron sus primeras palabras de impresión, ya que Karim nunca lo llama por teléfono, siempre usan su conexión.

—Imbécil—masculló Karim entre dientes, para que las humanas no pudieran escuchar, pero los lobos sí— Sabes, a mi suegro Ashik.

—Sí.

—No le entregues lo acordado, deja que queden en la ruina y procura que después de eso no encuentre un trabajo, su hija no es lo que él prometió, es una mujer mal educada, terca como camello mañoso, y su vocabulario y vestimenta no son dignos de una esposa, solo me convertirá en el foco público si es captada así. — Charlotte rió, comprendiendo que Karim intentaba utilizar el chantaje emocional con ella.

«Ay, mi cielo, tu técnica ha caducado» pensó burlona.

—¿No hablas en serio? — preguntó Mohamed, —solo déjala embarazada y listo, no pierdas tiempo.

Karim miró a Charlotte y trató de percibir sus emociones, pero lo que pudo oler fue su irritación y mirada provocativa, pero no seductora, sino esa que te reta a continuar, así mal le vaya, — si ella cambia de parecer y empieza a obedecerme yo cambiaría de opinión, pero de lo contrario haz lo que te he pedido.

—Sí, escucha a tu jefe, haz eso, total, eso me deja libre de él y puedo regresar a Filadelfia, así viviré como se me da la gana y nadie va a intentar matarme como anoche que me han cambiado mis productos personales— gritó enfadada, pero sin levantarse manteniendo sus brazos cruzados sobre su pecho, haciendo que se vean más voluminosos y aunque no es su plan eso era lo que lograba.

Karim se alejó el móvil de la cara, —¿qué acabas de decir? 

—Eso mismo que acabas de escuchar, que me largo— dijo con exasperación.

—Déjate de niñerías, tú de aquí no sales si yo no lo permito, pero te he preguntado sobre tus productos, ¿qué has dicho?, ¿cómo es eso de que te lo han cambiado?

Ella inhaló profundo, con ganas de gritarle que el único niño era él con sus normas y reglas inútiles, pero decidió detenerse porque no puede volver a pasar por algo como lo que vivió anoche: —, sí, se supone que mis pertenencias llegaron temprano a este lugar, mi madre se encargó de enviar todo y como lo vi organizado pues supuse que no me cambiarían mis productos personales por otros y por eso cometí el error de utilizarlos.

—Farzana, ¿cuál de todos ustedes, se encargó de arreglar las pertenencias de Charlotte? — le preguntó Karim a su ama de llaves.

—La señora Shacia, ella pidió organizar todo porque es su deber de esposa—, Shacia, trago con dificultad, en realidad no lo había hecho a propósito, aunque se veía que sí, solo que puso en el cuarto de baño de Charlotte los mismos productos que usan ellas, porque aborreció la idea de que ella pretendiera oler diferente para Karim, por miedo a que lo enamore.

—Shacia, dime la razón.

—Yo…, yo quise que Charlotte utilizara lo mismo que todas, aquí Fátima y Nazia saben que no miento, ellas también lo han usado—, las dos mujeres movieron las cabezas y Karim alzó las cejas.

#Con razón huelen tan mal, las tres# habló su lobo.

—¿Eso, a que se debe?

—Shacia es quien nos impone esa regla—, la delató Nazia y la primera esposa se puso roja del enfado y de la vergüenza.

—Aquí todos están de atar, tú con reglas y está por ser la primera esposa, también quiere subyugar a las demás, deja de ver tanta televisión, eso se come el cerebro, esposa con complejo de reina—, expresó Charlotte y Karim la miró con desaprobación porque ella con sus comentarios solo buscaría iniciar una discusión que él no está dispuesto a soportar.

—Farzana encárgate de mandar al chófer a comprar los productos personales de Charlotte, unos que no le hagan daño.

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