Secretos de Lobos. romance Capítulo 102

                                        Narrador.

Mohamed estaba mirando a la loba, debatiéndose entre hacer eso de morderla o dejar que pase el tiempo como corresponde para no tener esa sensación que siente en este instante, además de saber que una vez y la marque no seguirá avanzando más su madurez por lo que tenía el temor de que si no llegase a funcionar ella quedaría con su rostro tierno para toda la eternidad recordándole que cometió un error.

—¿Todavía dudas?— inquirió Asminie recostada de la pared con las manos tras la espalda, estaban en uno de los pasillos que dan a su recamara.

—Aunque tu cuerpo me tiente, no puedo sacarme de la cabeza que eres una niña—, Asminie se rió con carcajadas suaves.

—La edad es solo un número para los lobos, somos inmortales, mi madre se unió a mi padre justo a la edad que tengo. Lo que sucede es que has pasado tanto entre los humanos que se te ha pegado el convencionalismo que no obedecen a nuestro mundo— le aclaró ella y él en un arrebato convencido de que ella tenía razón dejó todo de lado y la agarró del cuello pegándose totalmente a su cuerpo, ella esperaba que la besaría en la boca de manera salvaje pero el bajo a su cuello donde le paso la lengua con suavidad, aunque no quería hacerlo de manera lujuriosa es su mate por lo que la apretó de la cintura muy pegándola a su cuerpo y se restregó en ese pequeño cuerpo antes de cerrar los ojos.

Sus encías picaron y su lobo aulló en el momento que sus colmillos salieron, clavándose a medida que salían de sus encías en aquella carne blanda con la misma lentitud. 

Sus cuerpos se estremecieron a la par, y tanto gemía el cuándo la sangre tocó la punta de su lengua creando millones de sensaciones que lo arrastraron a un éxtasis jamás vivido.

«Maravilloso, exquisito, alucinante» sintió que volaba envueltos en una luz incandescente.

 En cambio, ella al sentir el dolor mezclado con el placer en una combinación tan deliciosa que no quería que terminase nunca. 

«Hierbabuena, pino, rocío de la mañana y canela» ahora ella podía percibir mejor su aroma él le tomaba el sabor delicioso a la sangre, pero aun marcando a su hembra el aroma no era tan descifrable y no tenía ganas de investigar porque sabía que de algún modo ese detalle estaba anclado a su alfa.

Con su mano le aferró al cabello de su macho apretándolo a su piel para que no se atreviera a alejarse, pero él no tenía esos planes, sino que la apretó tanto de las caderas que sus dedos se marcaron en su carne. Una luz azul lo envolvió a ambos haciéndolos levitar y cuando Mohamed se alejó de ella se quedó impresionado con la mujer tan hermosa que tenía apretada a él, todo había cambiado, pero no para mal, sino para mejor; el lobo ronroneo, desesperado cuando Mohamed de estar rodeando su cintura con un brazo colocó ambas manos en sus pronunciadas caderas y la apretó con posesión.

—No mentías— eso lo dijo a través de sus dientes apretados y terminó mordiendo con lascivia sus labios. 

Asminie cuando vio que había cumplido su prometido le dio paso a su humana dejando que sea Rocío quien disfrute la primera vez con su humano que ya ella más adelante va a disfrutar de lo lindo con su lobo.

—Asminie no mentía, y la adoro por esto—, cuando escuchó la voz de su hembra el beta sonrió.

—Toda tú eres divina, me encantas tanto que te va a costar poder salir de nuestra alcoba, juro que no podré parar de adorar cada parte de ti—Rocío rió tímidamente, pero de repente cerró los ojos y cuando los volvió a abrir esa sonrisa desapareció.

—¡Charlotte!, debemos volver— Mohamed arrugó el entrecejo.

—¿Por qué?

— No por favor. Primero vamos a completar la marca—insistió aterrado, no suponía salir de su casa con tremendo bulto entre sus piernas incluso dejando en el pasado el pudor que antes sentía le tomó una mano colocándola sobre su pene.

 — Mira estoy demasiado duro, sabes que esa erección no va a bajar hasta que completemos nuestro ritual de apareamiento ¿cierto?

—Lo sé, pero tuve una visión de Charlotte, debo estar a su lado— agarró su rostro con sus manos delicadas— sé que has aguantado por mí pero veamos esto de manera distinta ahora ya no habrá que esperar, en cuanto vayamos a ver si todo está bien podremos unirnos hasta cansarnos—. Ella como premio de consolación unió sus labios dándole un beso para nada inocente, pasó la lengua con sensualidad por los labios de Mohamed y con sus dientes le atrapó el inferior chupándolo como se saborea una fresa.

—No me pidas que me aguante y después me das un beso como este, es un castigo perverso— se quejó fingiendo molestia y ella reía tirando de su mano.

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Karim miraba a la loba que estaba sentada al frente suyo arrugando la frente mientras la veía entrelazar sus dedos, no era porque fuera una niña, sino que estaba vestida como un macho, pero lo que más le intrigó es que ella no tenía su loba despierta. El cómo rey la percibió por su poder, pero otro alfa ni cuenta se daría de que es una loba.

Samantha estaba nerviosa, delante del supremo se sentía subyugada, y recordaba que su padre decía que el aura del rey tenía la cualidad de doblegar a cualquier lobo sin que le exija sumisión. Ella que es una loba que poco respetaba eso de la jerarquía ahora sentía el peso de la misma.

—¿Por qué tu loba tiene un hechizo?— ella sintió que cada vello de su nuca se puso de punta.

—No quería ser loba y en mi afán de ser humana pedí a una hechicera dormir mi lado lobuno—, expuso con voz trémula bajando la mirada porque sabe bien que a Karim no parecía agradarle ese detalle.

—Eso que has hecho es una ofensa a tu loba y una falta de respeto a tu especie— le reprochó con mucha dureza.

—Lo sé, pero tengo una razón de peso para haberlo hecho y mi loba lo sabe, porque desee no ser loba— Samantha levantó la mirada mirando con sus grandes ojos tan verdes que las hojas de los árboles se ven opacas comparadas con ese brillo tan hermoso a Karim dejando ver su firmeza.

Karim olió su amargura razón por la que decidió no insistir más con el tema.

—¿Entonces qué te trae a mi territorio si no quieres ser loba?— inquirió irónico y es que, aunque sea mejor persona no deja de tener su carácter hostil.

—Mi padre me pidió regresar a la manada y dejar todo el pasado justo en donde pertenece al pasado. Hace dos días cuando ya estaba todo arreglado para despertar a mi loba, la manada fue atacada de repente por demonios; no pude pelear solo me tocó huir— ella le pasó un papel a Karim. — Lo mataron por la espalda. Un gesto ruin y poco digno. Mi papá no pudo defenderse de esos seres macabros. Quiero vengar a mi padre con mis propias manos — ella se levantó de la silla y se dejó caer de rodillas en el suelo. La rabia, odio e incapacidad le tenían nublada la razón y todo lo que reclamaba con hambre voraz su ser es justicia. Debido a que recuerda una y otra vez que su padre le decía cuando era apenas una cachorra que la muerte más humillante para un lobo era morir sin haber tenido la oportunidad de defenderse, de mostrar su fortaleza y valía. La indignación le estaba consumiendo el alma porque mirarse a sí misma huir del campo de batalla cuando por su sangre corre gen de alfa la hizo sentir tan cobarde e indigna de ser hija de un lobo tan admirable como lo fue su padre "uno de los mejores guerreros del supremo"

—Alfa prometo fielmente que nunca por más dolor que pasé volveré a tener la idea de renunciar a lo que soy, pero despierte a mi loba y déjeme ser el alfa del territorio de mi padre, juro que defenderé a mi pueblo con mi último aliento—, lloraba dándose fuerte en el pecho con el puño cerrado y en su mirada se notaba la rabia que tiene con la vida.

—Es lo que solicita Harold aquí pero el deber fue solicitar mi ayuda mediante el link que su alfa compartía conmigo, ¿por qué los enfrentó solo?— cuestionó el con duda, y pensando que hace dos días sintió unas punzadas en el pecho, pero al estar tan enfocado en Kasul y su esposa descuidó a las manadas.

—Todo fue de repente, no dio tiempo a nada solo pasó, como ráfaga de viento que pasa frente a sus ojos sin que lo pueda detener, muy pocos nos salvamos y fue por las habilidades de mis hermanos que ahora también están muertos, yo no pude hacer más que esconderme como rata miserable que no tiene derecho a estar hoy aquí.

«Me odio tanto. No merezco ser feliz y ese será mi pago, prometo que pagaré con mi vida mi desobediencia, padre» juraba internamente estás palabras como un mantra que no se permite olvidar.

—Ahora debo encargarme de unos asuntos, mientras enviaré a mi delta a fortalecer las barreras de la manada para que seas su alfa, pero debes prometer que no querrás enfrentarte a los demonios sin mi ayuda o mi autorización. No cuentas con la fuerza y menos con el entrenamiento, como la alfa sucesora que eres me veo en la necesidad de ponerte al mando, pero no olvides que tienes que ganarte la confianza y el perdón de tu pueblo. Mientras aprende a liderar una manada, irás aprendiendo a ser una guerrera tan valiente como lo fue Harold — ella pegó la frente al suelo.

—Como ordene mi supremo— aceptó conforme y cuando estuvo a punto de decir algo más un Adub muy agitado entró irrumpiendo.

—¡Mi alfa!..., Charlotte está en labor de parto— Karim se levantó de golpe y Samanta igual, siguiéndolo sin que él se lo pidiera, ya que el nombre de Charlotte retumbó en su cabeza y la última vez que supo algo referente a su amiga, fue que se casaría con un pakistaní a petición de su padre.

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