Secretos de Lobos. romance Capítulo 12

Narrador.

Luego de que Charlotte se había pasado el día encerrada en su dormitorio para no tener que lidiar con las locas y ahora una mujer que quería ser llamada suegra.

Decidió cambiarse, con algo más cómodo, se puso un short de tela Jean ajustado que se adhería a sus caderas y redondeaba más sus nalgas y junto a este una blusa strapless dejando más expuesta su piel, que antes. En sus pies colocó una sandalia bajita y ató su pelo en una cola alta pero algo floja, que le daba ese toque de adolescente, dejando la piel de su cuello libre al recoger su larga melena.

—Señora Charlotte, la cena está lista— le informó Farzana dando dos toques en la puerta y Charlotte le abrió cargando un libro en una mano y un móvil en otra, con unos auriculares puestos en los oídos.

Farzana negó porque Charlotte no parecía entender que no debía exhibir tanta piel, aunque a ella no le causa impresión ni le horroriza, porque en la manada viste libremente, pero allí deben mantener su papel; preparados para no ser tomados por sorpresa por algún humano que decidiera visitarlos como las familias de las demás esposas que no dudarían en divulgar el poco control que tiene Karim con su cuarta esposa.

—No quiero cenar pesado, si pudiera solo comer frutas sería genial, ¿puedo ir a la cocina y tomarla? — pidió dudosa, ya que tienen tantas reglas y ella las desconoce todas.

—No se preocupe, yo la arreglaré para usted, —, ella aplastó los labios antes de seguir diciendo, — sé que no debo, pero tal vez sería bueno que se ponga algo…, —Farzana se señaló el cuerpo, —que cubra un poco más.

—Tú también, no lo esperaba de ti Farzana—le respondió Charlotte, ofendida sin entender por qué Farzana también estaba en contra de que ella hiciera la diferencia, puesto que a Charlotte no le importaba las normas, lo que buscaba hacer ver que la mujer es libre de vestirse y comportarse como quiera, ya que ella estaba acostumbrada a una libertad inigualable al ser criada por su madre quien no le ponía restricciones, Charlotte encontraba injusto que las mujeres más que esposa de Karim parecían sus marionetas.

Farzana no siguió insistiendo, total, ella cumplía con su papel, no debía encariñarse con esa humana que nunca sabría que ellos son lobos.

Charlotte por su parte fue directo al jardín, donde se sentó sobre el césped y empezó a leer una novela que llevaba por la mitad a la vez que escuchaba música instrumental, ese era uno de sus pasatiempos favoritos y aunque ya había caído la noche, igual le pareció interesante hacerlo.

No pasó mucho tiempo cuando Farzana le llevó un plato con dátiles y varias frutas más que ella disfrutó, junto a un vaso de leche.

Aunque no era la leche ni los dátiles de su agrado, decidió pagar por la amabilidad de Farzana haciendo el esfuerzo en comerlo.

—Estaré en los cuartos de servicio— le informó Farzana llegando a ella con una frazada, la puso sobre sus hombros, y Charlotte volteo a mirarla mostrando agradecimiento, y antes de que Farzana recogiera la bandeja, Charlotte le dijo:— gracias, de todos aquí eres la única que me trata bien y eso me hace sentir mejor—, Farzana asintió y recogió con premura la bandeja, pues no quería encariñarse con esa humana.

Al pasar los minutos Charlotte se abrigó más, notando que fue mala elección ponerse ese tipo de ropa tan descubierta porque ahora se estaba poniendo fría la temperatura en ese lugar y cuando se puso de pie con su libro en manos para ir a dentro notó que algo se movía entre los arbustos, parecía tener tiempo observándola, eso que no se dejaba ver, de modo que le encendió la linterna a su móvil y sin temor a nada empezó a caminar hacia eso que se movía.

—¡Woow!, que grande eres y por demás hermoso — dijo impresionada, mirando al frente suyo al lobo inmenso que tiene el pelaje oscuro, de un gris intenso, moteado de blanco, que la miraba fijamente y sin parpadear, él salió de la oscuridad en la que se escondía y ella no le temía a su tamaño sorprendente, por el contrario, eso era lo que la tenía cautivada.

—En este lugar existen animalitos grandes— hablaba acariciando su pelaje, de las grandes patas, el lobo se agachó, tranquilo a su lado y ella pasó la mano a su cara, acariciando, sus orejas, y hocico, mientras el lobo la miraba aturdido.

—Sabes, ¿podemos ser amigos?, —la cabeza del lobo subió y bajo, aceptando tal propuesta, pero Charlotte no le prestó importancia porque creyó que eso fue un movimiento de reflejo.

—Apenas llevo un día aquí y estoy aburrida, puedes venir siempre que quieras, no te invito a pasar porque eres muy grande y el dictador con el que me casé puede que en sus reglas haya una que diga ceros animales en casa—, el lobo la escuchaba atento y ella tras finalizar le dio un beso en la nariz, dejándolo más embobado con su actitud.

Charlotte se espantó cuando sintió un gruñido que hizo erizar toda su piel, — Aléjate ahora mismo Charlotte— le ordenó Karim con voz gutural y el lobo cerca de Charlotte metió su nariz en el cuello de Charlotte para provocarlo.

—No grites que lo puedes asustar, él es mansito al contrario de ti que tus gritos parecen de animal rabioso— le reclama ella y él estaba loco por tener una transformación, pero no debía hacerlo porque no podía revelar su secreto, lo han mantenido guardado durante toda su existencia para delante de una mujer tan curiosa y por demás atrevida, tener una transformación.

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