Secretos de Lobos. romance Capítulo 19

                                                   Narrador.

Karim tenía ambas manos dentro de sus bolsillos y cuando escuchó a Charlotte hacerle tal pregunta, una de ellas fue a parar a su cabeza, mostrándose nervioso y con la boca abierta.

—Bueno, es sexo…, yo—, él tartamudeaba.

Charlotte se soltó en carcajadas, relativamente se estaba burlando de Karim, aunque si tiene pensado arrastrarlo a él a su terreno. 

Pensaba mientras hablaban que cumpliría en parte con su petición de guardar las apariencias, pero darle un hijo por puro entretenimiento era mucho pedir, no le está solicitando adoptar una mascota. Se dijo a sí misma que no tiene la cabeza tan hueca como las otras esposas, que serían capaces de aceptar algo tan parecido por tener más poder.

Claro que Karim le gusta y que sus pensamientos ahora son otros; no obstante, aún no ha olvidado su rechazo o la manera en que la miró después del beso que pasaron la noche anterior, cuando parecía estar aterrado o arrepentido y no quiere ser eso para un hombre por más que le guste, nunca será el "arrepentimiento"

«Te voy a hacer amar mis reglas y libertades» se dijo a sí misma.

«Si quiero sexo lo tendré, pero únicamente cuando a mí me apetezca, no cuando esté idiota lo pida» se propuso en su fuero interno.

—Karim sé que no me amas, solo estoy bromeando, así que descuida—le respondió y él relajó su semblante, no se mostraba preocupado por qué no la quisiera, por el contrario, eso fue que lo aterró saber que muy en el fondo no sabe en realidad lo que siente por Charlotte y en poco tiempo ya el recuerdo de Mirza se ha ido desvaneciendo.

—Me dijiste que fuera yo misma mientras estuviéramos a solas y esto es lo que soy. Sí, vamos a follar, es obvio que lo haremos, pero debes ganártelo, quiero cortejo occidental, si puedo ser yo cuando estamos solos, quisiera también ver al verdadero Karim, no a este que se esconde detrás de un porte de millonario respetado que solo busca guardar apariencias; ese hombre que vive solo de tradiciones y reglas. Déjame conocerte, seamos amigos porque lo que tú y tu cultura me ofrece, no me gusta. Muéstrame que eres el esposo paciente que no solo espera verme bajar la cabeza y decir que sí, aunque sienta una injusticia, comprométete que yo haré el resto—, ella lo miraba entrecerrando los ojos y aplastando sus labios, mientras le daba su discurso de convencimiento. Se echaría a todos al bolsillo a su manera, planeando vencer las burlas de las tres mujeres tontas y vivir una buena vida con el hombre que la pone cachonda, tomando lo que le gusta de él y dejando a un lado lo que le desagrada.

Él se tensó por un momento y la observó con mirada penetrante, a medida que se preguntaba que como rayos Charlotte podía ver que él mantenía un papel, nadie que no fueran los lobos se había dado cuenta de que él fingía esa vida, bueno el solo hecho de darle el anterior discurso en la que trataba de convencerla con algo de manipulación y que ahora ella jugaba la misma carta le pareció interesante, con Charlotte cada propósito era un reto, pero le hacía subjetiva la vida. 

—Me parece bien—, él aceptó a sabiendas de que ella es una tramposa y ladina.

—Debo ir a la empresa, nos vemos más tarde— le dijo y se sintió algo estúpido, ella se acercó controlando las ganas de reírse y lo besó cerca de la comisura izquierda de los labios.

—Adiós cariñito —dijo con voz fina imitando la manera de hablar de las otras.

—¡Charlotte!, —gritó él sintiéndose burlado y ella pegó un pequeño salto, para después dejar salir las carcajadas, provocando que él mismo riera también.

—No tienes remedio Charlotte— él salió dando varias zancadas, el corazón le latía rápido y mientras se disponía a bajar se puso una mano sobre el pecho.

#Esa humana es única# le aseguro Zilo.

#Lo dices por su manera liberal# aludió buscando una respuesta a lo que provoca ella en él.

                                                  Narra Karim.

Me pasó por la cabeza pedirle a Charlotte que fuéramos a pasear, al anochecer, pero que es esa estupidez de cortejo, si hay algo bueno de esta cultura es que el hombre se ahorra tantas tonterías, la obediencia de la mujer en el acuerdo externo ahorra problemas, que se estaba creyendo esta humana, no haré tal cosa, yo puedo tener a la mujer que me plazca sin necesidad de hacer tantas ridiculeces.

—Vamos en el mismo auto—, les pedí a Mohamed y Adub.

—Claro mi alf…, respondió Adub y se mordió la lengua para no continuar cuando vio que estaba a punto de cometer una indiscreción delante de las humanas al llamarme alfa.

—Esposo que tengas un excelente día de trabajo—, me dijo Nazia mostrando dulzura y respiré profundo.

—¿Cuándo encontrarán una solución para estas mujeres?, recuerden que ya con Charlotte es suficiente— les dije a mis dos amigos que rieron cómplices.

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