Secretos de Lobos. romance Capítulo 25

Narra Charlotte.

Karim esconde algo, lo puedo sentir, ese instinto que siempre he tenido me causa el presentimiento; de que él no es este simple hombre que se muestra ante mí, también ahora que lo pienso, no lo conozco, sé poco del hombre que es mi esposo y con el que me acosté. Planeaba jugar con él y claro que no quería darle un hijo, pero no sé por qué, me hace sentir insegura que él mediante el acto hiciera lo que hizo, se sintió feo, soy su esposa, no es como si fuéramos novios o personas que se acuestan ocasionalmente.

Él me pedía dormir, pero no podía hacerlo hasta que el cansancio de lo que acaba de suceder me agotó, mucho y de un momento a otro sentí que el calor que antes me arropaba ahora ya no lo hace, de modo que empecé a palpar la cama buscando no sé qué; sin embargo, en esa búsqueda me di cuenta de que Karim me ha dejado durmiendo sola, así que abrí los ojos dándome cuenta de que ya estaba amaneciendo y me levante a buscarlo yendo primero al baño para ver si estaba allí, no obstante, un vacío se instaló en mí cuando vi que no estaba ahí, salí a la terraza de esta hermosísima habitación que es tres veces más grande que la mía, y con muebles mucho más elegantes y lujosos. Entonces algo, una corazonada o llamémoslo intuición, me invitó a mirar hacia el jardín, esa parte que da al bosque y cuando mis ojos se detuvieron en Karim desnudó quede helada con lo que vi, mi corazón dejó de latir por un nanosegundo, no podía dar crédito a lo que estaba viendo hasta que escuché un aullido, que me hizo estremecer, pero no hice sonido a pesar de que un jadeo de impresión amenazó con salir de mis labios, aunque lo silencié con la palma de mis manos.

—Cómo puede eso ser posible— dije caminando de un lado a otro, sin poder creer que había visto, — no es posible, y si es que aún tengo sueño—, me di varias palmadas en el rostro, tratando de ver si estoy en medio de un sueño loco, pero no, estoy muy despierta, demasiado diría yo, ya que pude verlo.

Miré al cielo a medida que pensaba en cómo no me había dado cuenta a tiempo y noté que aun el cielo sigue, nublado, aún queda rastro de la tormenta, y volví a mirar el lugar de donde Karim se fue: — donde habrá ido— dije aun hablando conmigo misma, sintiendo que debí bajar en el mismo momento que lo vi volverse ese animal, — y si es que tiene un pacto raro—, he escuchado de persona que hacen cosas satánicas para obtener riqueza.

—Tal vez deba investigar más porque ese lobo que viene a visitar puede que sea un hombre igual que Karim, pero en ese caso son enemigo jurado porque no hacen más que pelear y Karim me pide no acercarme a él—, reflexionando en voz alta, empecé como detective a inspeccionar dentro de todos sus cajones para ver si puedo encontrar algo que me haga saber que es él.

Un bufido de cansancio salió de mí cuando no podía encontrar nada que me ayude a saber que es Karim y cuando decidí ir ahora a mi aposento, a buscar en el internet algo que me ayude, aunque no sé referente a que buscar, levanté el rostro mirando un cuadro que está frente a la cama de Karim y es la pintura de una mujer rubia muy bonita y no podía quitar mis ojos de esa imagen.

—Esa es la hija de la señora molesta. Karim la ama, de seguro es por ella que no quiere tenerme como la madre de su hijo—, me sentí molesta, pretendía tomar una ducha, pero no me detuve y tomé una camisa blanca, me cubrí y salí como alma que lleva el diablo hasta que Fátima se interpuso en mi camino.

—Americana zorra, te colaste en la habitación de nuestro esposo, ofrecida—, me gritó furiosa, tenía una bandeja en la mano, parecía estar haciendo un ritual extraño, vi a la primera esposa de mi padre hacer algo parecido.

—Deja de decir estupideces, mujer patética que si Karim no te quiere en su cama es porque no le apeteces, así que paga tu frustración sexual con él, no conmigo, o una mejor opción es que te compres un consolador, así se te quita la amargura.

—¿Qué dices?, insolente, hablas como si fueras una mujer muy experimentada—, me ataca, con su típica cara de terror, porque aquí son todas puritanas y creen que no serlo es algo endemoniado.

Me agarré con las puntas el tabique de la nariz con el dedo índice y el pulgar. Mirándola aún con cara de pocos amigos, le dije:  —sabes, hueles feo, esposa frustrada. Llevo prisa, así que por favor hazte a un lado, para no empezar a actuar como loca que golpea a personas intrusa e indeseable—, ella abrió los labios con el típico sonido de asombro sarcástico, entonces miré que tenía sus grandes ojos de muñeco de terror fijos en mi cuello, así que me pasé la mano.

—Huellas de una noche de pasión, lástima que no sabrás qué se siente que nuestro esposo te devore—, me reí maliciosa y pasé de ella, yendo directo a mi recámara, donde busqué con prisa mi teléfono móvil, pero al no encontrarlo, busqué la portátil y empecé mi búsqueda, encontrando documentos que hablan de los hombres lobos; sin embargo, todo dicen que es puro mito.

Narrador.

Tan absorto en su nuevo problema estaba Karim que al dejar a Charlotte durmiendo no imaginó que ella se podría levantar, por lo que cuando dejó salir a Zilo no uso sus sentidos para saber si había alguien alrededor, sino que lo hizo descuidadamente y eso Zilo se lo reprochó.

#Charlotte nos acaba de ver humano idiota# le reclamó seguido el lobo tomó el control.

#Creo que esto que nos sucede me está excediendo, tal vez ella crea que fue una alucinación# le respondió intranquilo, no sabía si regresar o continuar con su plan, pero Zilo se escondió tras los arbustos para escuchar el diálogo que Charlotte tenía consigo misma, incluso la vio cuando miró hacia abajo, en busca de volver a verlo.

#Vamos a continuar, ella lo ha visto todo# propuso el lobo y se fueron rumbo a la manada trozando cada rama, que se le atravesaba en el camino, el rocío de las hojas que aún conservan, parte de la lluvia que cayó horas antes, mojaba su pelaje y el frío que tiende a ser más fuerte dentro del bosque se calaba a través de la capa de pelo, sin causar nada en él, ya que su sangre es tan caliente que la temperatura en sí no le afecta; árboles que habían sido partidos a la mitad por los rayos de la tormenta, se interponían en su camino y los brincaba con facilidad evadiendo cada obstáculo hasta que llegó y emitió el primer aullido anunciando su llegada, y recibiendo los aullidos en respuesta de sus súbditos dándole la bienvenida a su líder que siempre suele llegar en silencio y lo sienten a través de su fuerte aroma, pero hoy era distinto, su jerarca llegó diferente y no sabían el motivo.

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