Secretos de Lobos. romance Capítulo 37

                                  Narrador.

—Pasa algo alfa— indago sin esperar respuesta, Mohamed tras ver que los ojos de Karim se tornaron tan amarillos como el fuego.

—Si la manada moon blood está siendo atacada por los vampiros, por lo que debo irme ahora mismo; me daré un baño e iré usando el poder de traslación de alfa supremo.

—Sabes que para lograrlo debes ir a la manada.

—Lo sé, —, Mohamed pensó que hacía tiempo que su alfa no tenía la necesidad de utilizar ese poder que dejaba muy desprotegida a la manada, porque los seres alrededor podían sentir su ausencia, pero sobre todo el menos indicado, Kasul.

—Cuida de Charlotte, no la dejes salir, y no te descuide que es demasiado escurridiza—, le pidió a Mohamed, estando con rostro serio, se notaba lo preocupado que estaba de dejarla, pensó que si fuera que pudiera ir en su jet privado la llevaría con él, incluso ahora desconfiaba de Shacia porque sabía que la humana estaba dolida, ya que al pedir que su madre fuera echada, conociendo a los humanos sabe que culpara a Charlotte de su desgracia.

Mientras que Charlotte estaba tirada en la cama luego de haberse dado un rico baño a la vez que pensaba en la manera de ir con Karim y pedirle dormir juntos, le había gustado dormir a su lado, pero más quería ver si él volvía a levantarse para irse al bosque convertido en lobo, pues, estaba dispuesta a seguirlo.

                                Narra Charlotte.

—Karim—, grité y ni siquiera toqué la puerta de su habitación, pues no tengo que pedir permiso, es mi esposo y debe dejar tantas rectitudes de lado,

—Estoy ocupado, Charlotte— respondió y parecía estar cambiándose, de modo que avancé hacia el guardarropa inmenso que tiene y lo vi poniéndose las mancuernas en su hermoso traje, viéndose demasiado divino.

—¿Para dónde vas? – pregunto con recelo, me sentí incómoda con esa respuesta de “estoy ocupado Charlotte”

—No me cuestiones, solo prométeme que no te meterás en problemas y mucho menos saldrás de aquí mientras estoy lejos—, alzó una ceja a la vez que reía sin gracia.

—Piensas que, porque la hice de esposa obediente, eso sucederá todo el tiempo, no olvides el trato querido; además porque yo no puedo cuestionarte y tú a mí si puedes mangonearme, cuando duermas en mi cama en vez de salir extrañamente solo ese día obedeceré pedidos de tu parte—, volteo a mirarme con esos ojos endemoniados que por momento siento que me examinan el alma.

—Eres insoportable cuando te lo propones, pero dejas que vuelva, te dejaré ese culo totalmente rojo, no te podrás sentar por mucho tiempo y peor te irá si no me obedeces.

—Esperaré ansiosa, querido mío—, me acerqué a él y dejé un beso en su cuello, y aunque no quería salí obligando a mis pies hacerlo, odiando la idea de que él se pueda ir tal vez con otra que no sea una de las mujeres que ya conozco, pues sé que no las quiere, pero me aterra que vaya a enamorarse fuera.

—¿A dónde irás a esta hora Karim? — me pregunte muy furiosa y manteniendo los brazos cruzados sobre mi pecho.

Salí a la terraza de mi habitación, resoplando mientras me pasaba la mano por el rostro pensando en hacer algo para evitar que él saliera de casa, pero no encontraba que. En un momento como este quisiera encontrar un buen vino, o no sé, algo con que entretener mi mente, para no pensar tantas cosas que me hacen querer gritar y estrellarlo todo.

—Así que te vas— dije cuando lo vi salir en su auto.

                                       Narrador.

Adub y Karim hicieron un simulacro, puesto que sabían que Charlotte estaba mirando desde el balcón, de modo que salieron en la camioneta y estando a una escasa distancia, se desmontaron, se desnudaron y dejaron salir sus lobos en una bruma negra y en una gris parecida a un humo de una hoguera luego de ser apagada, corriendo a gran velocidad a la manada y en minutos estaba el alfa parado en medio de la piedra de runas antiguas, teniendo una rápida transformación: pasando de ser un lobo a ser una bestia con cuernos aterradores ante la vista de un humano, pero algo grandioso para su pueblo, su tamaño gigantesco, sus largos caninos color oro, lo hacían ver más dominante y sus ojos rojos como la sangre que brillaban en medio de la oscuridad hacen temblar a sus enemigos. Un bastón dorado, tan dorado como sus garras, con una piedra azul incrustada en la parte de arriba, brilló iluminando todo y estando parado entre su dos patas, dio un estruendoso golpe en la tierra, logrando desaparecer sin más y apareciendo en medio de una batalla sangrienta donde los cuerpos, tanto de sus lobos como de los vampiros volaban de un extremo a otro.

—¡Es momento de irse! — anunció el general de los vampiros, sintiéndose aterrado cuando vio el aro de luz en el que apareció el rey de los lobos, un alfa aterrador que ha erradicado legiones enteras, pero el alfa supremo que se compone de su lobo y el humano fusionado al mismo tiempo en ese cuerpo espeluznante soltó una risa que a los vampiros los hizo quedarse quieto, pues el golpe creado por ese bastón no los dejó moverse para irse como lo anunció su líder.

—Después de provocar mi ira, supones que es tan fácil irse sin un castigo—, la voz trascendental erizaba los pelos hasta de los lobos presentes.

—Solo estoy cumpliendo con la orden dada por mi líder, él pidió a este alfa abandonar este territorio y el alfa en su lugar lo que hizo fue matar a varios vampiros, por esa razón hoy debía pagar por su atrevimiento.

—¡¿Abandonar?! —, El alfa supremo volvió a reír sarcástico, con mirada fría y hambrienta de sangre— esa sanguijuela se siente con valor de mandar en mi pueblo y no aceptar los resultados, pues mis alfas tienen luz verde para erradicar a basuras como ustedes, siempre que se pasen de listo.

—Las basuras son los pulgosos como ustedes que huelen a perros mojados, no deberían de existir sobre la tierra, son una plaga que no aportan nada interesante al mundo—, con una risa macabra el alfa supremo dejó cada cuerpo frío sin esos corazones que no latían, pero que igual mantenían de pies a esos seres pálidos. Logrando que todos los vampiros ardieran en una llama roja en varios segundos, dejando a su propio pueblo asombrado de tan maravilloso poder, habían escuchado ya sobre su rey, pero no lo habían presenciado como hoy y mientras los cuerpos ardían quedando ceniza gris de ellos todos aullaban su triunfo a la luna y transmitiendo a otras manadas que estaban bajo la protección de su imperioso rey.

—Mi rey—, se inclinó el alfa y los demás lobos juntos con él, mientras Karim volvía a su estado humano, quedando con un tatuaje de color lila en su pecho que no desaparecerá hasta que la luna vuelva estar llena.

—Pueden levantarse.

—Que viva nuestro emperador supremo—, gritaron un grupo de guerreros con los torsos cubiertos de sangre, tanto suyas como de sus oponentes.

—Se ganaron de mi parte varios barriles de un buen vino y mucha carne seca para pasar el invierno—, dijo Karim sonriendo agradecido con su pueblo por esa calurosa bienvenida y los guerreros silbaron y aplaudieron agradeciendo el buen gesto.

—Venga conmigo, supremo — le mostró el alfa su acogedor palacio estilo mansión moderna, y Karim que aún estaba desnudo caminó a su lado.

Karim reía internamente mirándose a sí mismo, ahora estaba desnudo mientras que en su casa tuvo que ponerse el mejor traje para desviar la atención de Charlotte y percibir sus celos lo hicieron sonreír sin darse cuenta de que estaba siendo visto por el alfa y varias lobas que habían llegado con un traje disponible para él.

—Parece que mi supremo está muy feliz— dijo una loba mirando al hombre como un trozo de carne apetecible, no es que fuera a ser su reina y mucho menos su mujer, pero mientras no llega su mate puede aprovechar los buenos dotes de su rey, así que no le desagradaba servirle, esa noche nevada.

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