Secretos de Lobos. romance Capítulo 52

Narrador.  

Karim con el temor latente de perderla y ella con ganas de hacer que él la ame, aunque no cree sentir amor por él, más que una atracción sexual muy fuerte; los dos se devoraban los labios en un beso ardiente que no daba paso a nada que no sea a la intensidad de la pasión.  

Charlotte seguía sobre su regazo, meciendo sus caderas de adelante hacia atrás, sintiendo más intenso el roce de su pelvis con la entrepierna endurecida de su esposo, que gruñía, apretando con fuerza contenida sus nalgas, en un acto desesperado, pero como macho alfa dominante que le gusta llevar el control de todo, esa posición lo hacía sentirse avasallado, subyugado por su esposa que solo buscaba sentirlo.  

De modo que la giro con tanta rapidez que ella solo sintió ser movida y de repente se encontraba debajo de él: —tengo tantas ganas de morderte— susurró él olfateando la extensión de su cuello, tragando la saliva que se acumulaba en su cavidad bucal, no quedándole más remedio que morder su labio inferior para contener las ganas de incrustar sus caninos en esa piel suave y con un aroma que lo tenía desesperado.  

Sin dejar de besar esa parte, fue quitando de ella cada trazo de tela que le impedía saborear su cuerpo, luchando contra sí mismo para no terminar rompiendo todo y lo mismo hizo con la suya al terminar, pero sin apartar sus labios de ella, surcando su piel hasta detenerse en su clavícula, las cuales delineaba con su lengua como si la dibujase, deleitándose de ver cómo ella arqueaba su cuerpo, y aferraba sus manos a las colchas.  

Luego hizo lo mismo con sus pechos, tomándose todo el tiempo, para pasar su lengua por las puntas de los pezones erguidos y sensible, y cuando los chupaba abarcando la aureola completa, ella chillaba por el placer que le produce la sensación de esa boca sumamente caliente, y él controlaba a su bestia para que no saliera a tomar el control. Con sus grandes manos abarcaba a la perfección esos hermosos senos que no había dejado de succionar hasta dejar los cabillos bien erectos, y con un tono más rosa, mientras ella sentía que le latía la entrepierna, esa orquídea estaba exigiendo atención, envidiando enormemente a todas las otras partes que Karim se había esmerado en besar.  

—Por favor, termina de llegar— pidió desesperada y él sonrió satisfecho.  

—No seas impaciente mi dulce tormento— susurró contra su piel con voz tan ronca que se escuchó áspero. Iba descendiendo por su vientre, besando su ombligo y alrededor, marcando un sendero, como un mapa bien dibujado, con besos acompasados y ardiente, justo como su sangre que hace ebullición dentro de su anatomía.  

Al llegar sobre su pelvis absorbió llenando sus pulmones de ese olor exquisito de la excitación de su humana, en cambio, ella al sentir su respiración caliente tan cerca quiso cerrar las piernas y apretar con fuerza los muslos para soportar el cosquilleo que se formaba en su centro y él la sostuvo con fuerza, separando más sus piernas.  

—Esto se ve demasiado apetecible— Afirmó el cómo quien admira su manjar y se saborea antes de probar, viendo que ella está bien lubricada, esa parte se le ve brillosa por la efervescencia provocada por él.  

Un jadeo de esos que emites cuando comes algo sumamente delicioso salió de los labios de Karim cuando empezó a lamer, toda su lubricación, luego succionaba su botón del placer el cual palpitaba y ella sentía que no podía aguantar mucho luego de haber esperado por sentir esa experta boca sobre feminidad. Cuando el pozo la punta de la lengua en su entrada, ella sintió como un río caliente se desprendió de su interior, sus músculos se contrajeron, su espalda se curvó y un gemido largo abandonó su garganta, al mismo tiempo que tiró de su propio pelo soportando el placer tan intenso, que sintió que le faltaba el aire y sin esperarse nada él fue tan veloz en penetrarla mientras eso le sucedía incrementando así su sentir y tras sus párpados vio miles de luces incandescentes. Entonces esas manos que antes tiraban de su pelo fueron aprisionadas por las manos ásperas de su amado, quien salía y entraba lentamente de ella con un juego de caderas sensual, que la arrastraban a un abismo del cual no quería regresar.  

Karim le estaba haciendo el amor de una sublime manera. Sus cuerpos no se alejaban el uno del otro, y los dos gemían agobiados por la sensación que justo eran parecidas, ella clavaba los pies en sus nalgas, era una reacción involuntaria de su cuerpo, se sentía llena, demasiada llena, pero aun así lo quería más adentro, todavía sabiendo que no había espacio para más.  

Ahogando los gritos entre la boca de Karim, Charlotte había tenido dos orgasmos mucho más potentes que el primero, mordiendo sus labios hasta el punto de hacerlo sangrar y él detuvo los movimientos, pues, aunque eran lentos, tanto que se había sorprendido de su propio autocontrol sintió que lo habían arrastrado a la puerta del éxtasis y aún no quería dejarse llevar; quería prolongarlo, aunque sabía que como ese tendría más. Sin embargo, ella sintió como el falo de él palpitaba fuerte en su interior y se removió.  

—¡Quieta! — dijo con voz de alfa, aunque no fue su intención, pero el instinto es mucho más fuerte que su cordura.  

Ella le miró los ojos para retarlo como es costumbre: — tus ojos— logró decir y él con rapidez aproximo el rostro a su cuello, donde besó e inspiró fuerte antes de incorporarse, voltearla y ponerla a gatas en la cama, para en esa posición penetrarla nuevamente, pero se sentía imposible poder entrar en ella en esa posición, si ya antes era demasiada ajustada así, a ella parecía costarle soportarlo, no obstante, lo hizo con delicadeza y calma hasta que logró, volverse uno con ella.  

Empezó con movimientos lentos para no lastimar sus órganos vaginales hasta que se adaptarán a la intromisión directa desde ese ángulo y mediante, oía sus gemidos de placer, iba aumentando el ritmo, llegando a un punto que cada penetración y embate se habían vuelto bestiales, pero demasiado placenteras para ambos, al principio la sostenía con una mano en la cintura y otra en su nuca. Luego llegó el momento que la hizo erguirse un poco más para masajear sus pechos y pellizcar con delicadeza sus pezones.  

Sus facciones estaban cambiando y agradeció que ella no pudiera verlo, sus colmillos tanto salían y se retraían.  

#Ella no podrá aguantarnos en fase alfa supremo, debes controlarte# pidió a su lobo temiendo que sus extremidades tomen un tamaño exagerado para el pequeño cuerpo de Charlotte. 

Justo después de esa advertencia, su lobo se tranquilizó y el continuó, acariciando la silueta de su mujer por todas partes, perdiéndose en sus curvas, apreciando todo de ella desde ese ángulo, parando una de sus manos en el cuello, y rodeándolo antes de explotar emitiendo un gemido mezclado con varios gruñidos guturales, mientras ella sentía como un chorro fuerte, denso y caliente de semen chocó contra su útero bañando todo en su interior y luego de ese siguieron otros hasta el punto de perderse en la sensación placentera que le causa recibir ese líquido, llegando al clímax.  

A ella se les aflojaron las piernas y él sintió la debilidad en su cuerpo, así que la sostuvo al mismo tiempo que le sentenciaba: — apenas estamos empezando—, y ella que tenía los ojos cerrados por el agotamiento los abrió de golpe tras escuchar que este era el inicio.  

#Alfa, ha llamado el padre de Charlotte, informando que están sufriendo un ataque en su vivienda, informó que están tumbando sus puertas y que ha llamado a la policía, pero parece que no prestan atención, supone que debe ser Rafig que tiene planes de masacrar a su familia# le informó Mohamed mediante el link y él soltó lentamente a Charlotte acomodando su cuerpo en la cama, entonces ella suspiró sintiéndose cansada y cuando ella intentó levantarse para ir a tomar un baño y limpiar los fluidos, él puso una mano en su hombro.  

—Duerme, yo te limpiaré. 

—Pero has dicho que empezabas— indagó con un tono de voz muy bajo casi adormilada. 

—Ahora debo salir, pero prometo que, a mi regreso, no te dejaré salir de cama durante días—, ella rió pareciéndole exagerado, pero, al menos, le agrada a este hombre caliente y de mente abierta que es un dios en el sexo, muy al contrario de lo que creyó que sería su vida sexual, ya que pensó que sería algo tan aburrido como abrir sus piernas para que su esposo solo entrara y se saciara de ella. Fue lo que supuso al ver a esos hombres con tantas esposas.  

—Sabes, eres singular, estabas muy entregado a mí y así sin más nada decides qué tienes otro compromiso.  

—Eres igual de cambiante, ahora duerme, verás que cuando despiertes estaré aquí—, ella lo miró por el rabillo del ojo soltando un gran bostezo y sus ojos se fueron cerrando, en cambio, él fue al baño, se dio una ducha rápida y ya estando listo se dispuso a limpiarla con una toalla húmeda.  

—Espero que estés tan cansada que no puedas salir de aquí dulce tormento— murmuró más para él que para ella, mientras dejaba un beso en su frente antes de salir.  

—Vengan conmigo, tal vez los necesite— pidió Karim a los lobos que custodian la casa, y que cuidan de Charlotte, quien los burla todo el tiempo.  

—Alfa está dejando la casa desprotegida, ya Adub se fue junto a Nazia y Moira— le advirtió Mohamed.  

—El tsunami está descansando, así que no creo que haya problemas y sabes que un vampiro cuida de ella, —, él miró al bosque sintiendo que aún Ardat estaba por esos lares.  

—Nadie entrará a la casa, solo él y sabe que si muerde a mi humana quedará sin colmillos, ¿verdad Ardat? — Karim rió burlón, sabía que podía ser escuchado  

El alfa y su delta abandonaron la casa, quedando las dos humanas al cuidado de Farzana, una omega con una percepción lenta, comparada con otras lobas de su clase.  

—Señora Saima, creí que usted estaba en la manada— dijo Farzana cuando Saima apareció de repente.  

—Si, pero necesito que vayas a la manada a realizar unas labores en el palacio del alfa supremo.  

—Pero, el alfa ha salido…, —Saima la interrumpió levantando la mano.  

—Ven a la manada y deja de buscar excusas que tú no sirve ni para cuidar de ti misma y menos lograrás cuidar de una humana tan intensa e inquieta como la cuarta esposa, — Farzana al ser una loba de un rango más bajo, agachó la cabeza, aceptando la orden de una loba superior.  

—Adelante, yo iré luego de recoger algunas cosas que no pude recoger—, la mujer salió caminando al bosque donde desistió y dejó su ropa en una esquina, para dejar salir a su loba.  

Saima cuando la vio irse olfato llegando al aposento en la que está Charlotte y sin quitarse nada se transformó en lobo, volviendo trizas su ropa y aúllo con fuerza, sin importarle que Fátima apareciera, sin embargo, Fátima cuando escucho ese sonido lo que hizo fue arroparse la cabeza sintiendo tanto miedo, suponiendo entre su crisis nerviosa que el fantasma de Shacia había venido por ella.

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