Secretos de Lobos. romance Capítulo 57

Narrador.

Mohamed salió en busca de Falzana para indicarle  la orden dada por su alfa, perfecto sabía que ella estando en la manada estaría en su hogar visitando a su familia a la cual visita cada vez qué está allí. Sin embargo, mientras iba caminando por el área de entrenamiento vio a la cachorra que es su mate  compitiendo con unos machos alfa. Razón por las que detuvo sus pasos de un modo exagerado y se quedó mirando todo el panorama sintiendo una mezcla de orgullo al ver que esa loba gama podía con facilidad patearle el trasero a dos cachorros alfas al mismo tiempo, cosa que a él le costaria, puesto que los alfas son demasiado fuertes.

Pero ese sentimiento de orgullo cambió cuando los celos fueron más intensos   que la admiración. Y el enfado incrementó cuando vio entre ellos el contacto corporal, a medida que el combate se hacía más intenso,  de modo que resoplando bastante airado se aproximó a ella y la sostuvo  del brazo apartándola de sus compañeros de entrenamiento.

—¡¿Qué haces?! — manifestó la pequeña con irritación, mirándolo con molestia y haciendo gestos de malcriadez que el odio.

Y él como lobo posesivo la miro de arriba abajo mucho más molesto con ganas de reclamarle, aunque sabía que ella no tenía ninguna culpa, si no era que no podía controlar los celos al verla tan cerca de otro aunque estuvieran entrenando.

—No me agrada, ni me gusta que entrenes con otros machos—le protestó ofuscado, mientras que ella hizo un sonido de rabieta dejando claro que no le agrada su reclamación, ni el comportamiento  de él; sin embargo, Mohamed no le puso atención, sino qué se dedicó a deleitarse con  lo bonita qué se ve la loba con un chaleco de guata rosa y el pelo largo rubio qué le cae despeinado sobre los hombros.

—Quién demonios se cree que usted para prohibirme que o no debo hacer. No me importa que seas el beta de esta manada igual no te debo explicaciones, ni debo escuchar tus recomendaciones— la pequeña arisca estaba bastante enfadada.

Él apretó mucho más su brazo y mostrando sus ojos de lobo le dijo con voz ronca y bastante molesta, — soy tu pareja destinada, tengo todo derecho de sobre ti, he dicho y punto. No quiero verte junto a otros machos, no tienes edad para andar teniendo esos tipos de cercanías, muchacha no me hagas mostrarte mi derechos. —Mohamed tenía que controlarse  al estar tan cerca de ella, percibir el aroma y el calor corporal lo hacía sentir muy nervioso.

Miró su mano dándose cuenta que  aún seguía con ella agarrada y por eso sentía un cosquilleo  a medida que  su piel  hacía contacto con la de ella.

La soltó tan rápido que ella sintió un vacío como si algo le faltará, añorando volver a sentir, aunque sea dos minutos más el calor de las manos;  como un perrito o un gatito en busca de cariño. Nada libidinoso todavía su inocencia sigue intacta, únicamente era que  su ser  pedía más caricias tiernas de parte de ese hombre que ahora se tornaba celoso cuando fue el culpable de muchas lágrimas derramadas por ella.

Pensando en todo lo que sufrió cuando él salió prácticamente corriendo, todo su interior ardió en furia como si un volcán estuviera a punto de hacer erupción. —Ahora me reclamas como tu pareja dónde corriste la primera vez que te dije que era tu pareja dejándome con el dolor de verme rechazada, pues usted se aguanta señor, usted y yo no somos nada y dichoso que no lo rechazó desde ya.

Un gruñido salió de él cuando ella se alejó dejándolo con la palabra en la boca y volviendo a entrenar con los machos, ahora con malicia porque lo miraba de manera desafiante y se acercaba mucho más a los cachorros recién formados riendo como si nada la perturbase.

#Ve y enciérrala, hasta que sea adulta# gruñó su lobo y le respiro profundo pidiendo paciencia por que desde ahora la necesita y mucho.

#No haré tal cosa# cerró el link con su lobo para mantener aún la poca cordura que todavía posee y siguió su camino para ir a cumplir con el pedido de su alfa.

En cambio, Nazia no podía creer que ella siendo una mujer sensata había accedido a tal locura.

«Mi familia renegara de mí» le decía esa parte insegura de su mente.

«Ellos nunca se han preocupado por saber si eres feliz» le decía esa parte que deseaba con ganas intensas vivir todas esas nuevas emociones.

—  Tu eres la única esposa que tendré, un hombre lobo no puede tener más mujeres y si yo no fuera un hombre lobo igual no tomaría a otras esposas, juro que únicamente te tendría solo a ti.

Ella sonrió y volvió a bajar la cabeza, nunca esperó tener a un hombre solo para ella, sintió su pecho inflarse de pura emoción y estaba ansiosa por conocer ese lugar donde podría ser tan libre.

«Parece mágico, no quiero que sea un sueño» , analizó con temor.

Entonces salió de su nebulosa de amor mirando alrededor y  sintió ser el centro de atención.

—Me siento extraña, todos nos están observando.

—No lo hacen porque vean mal nuestros comportamientos, en este país es normal que las parejas se brinden mimos. Te observan por qué eres la primera descendiente que tendrá aquí en este aquelarre tu rito de iniciación y para ellos eres como algo nunca visto—, luego de esa explicación ella abrió los ojos mostrando asombro, pues sus ojos marrones bastante grandes son muy expresivos y eso es una de las cosas que más enamora a Adub. Poder  ver cómo ella le transmite a través de una mirada su temores y dudas.

—¿Por qué no han visto a  más personas iguales a mí?

—Pues son muy pocos, pero los que poseen está oportunidad, son nulos, ya que al no desarrollar su  magia, las personas suponen que son totalmente humanos y al no iniciarse  como hechiceros mueren por qué su inmortalidad tampoco se desarrolla y su cuerpo se queda en su totalidad como el de un  humano normal.

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