Secretos de Lobos. romance Capítulo 58

Narra Karim.

Charlotte todavía seguía ignorándome, han pasado varias horas desde que discutimos y no ha querido comer, por más que mis empleados le han subido distintos platos, no le pone la más mínima atención  y me frustra porque sé que tiene hambre, escucho sus tripas gruñir como todo lobo no lo haría.

Me preocupa, esta mujer tonta me mantiene angustiado, si al menos me entendiera o me escuchará  sin juzgar cada cosa que digo o que he hecho.

Estoy parado tras la puerta de mis aposentos  debatiéndome  en entrar o no hacerlo, pero no entiendo por qué me limito si no debería hacerlo.

Sin embargo, sentí un pinchazo en el pecho y es cuando recuerdo que mi piel se ha regenerado con una bala incrustada dentro de mí y aunque,  no me lastime igual no es algo que deba de estar en mi cuerpo, de modo que gire la perilla, y pasé directo al baño, notando que aún seguía con los brazos cruzados en su pecho y de pie frente a la ventana. Pero giró a verme y como si me esperara empezó a seguirme.

—¿Entonces soy tu prisionera?, al menos déjame volver a la casa en la que vivíamos, — me quité el suéter y la mire a los ojos notando que ahora están de color amarillo ámbar, siempre que está enojada se tornan de ese color viéndose más hermosa de lo que normalmente es.

—¡¿Qué haces?!—me preguntó horrorizada cuando vio qué sacaba una de mis garras y la clavada en mi pecho justamente dónde tenía incrustada la bala, entonces sin responder nada la saqué con mi garra ensangrentada y se la mostré, mientras que ella al ver de qué se trataba se quedó pasmada.

Vi como sus ojos se fueron cerrando lentamente, en ese momento me di cuenta de qué ella le tiene fobia a la sangre, pues, tuve que usar mi destreza de lobo para no dejarla caer y tomarla  en brazos, puesto que  pareció desmayarse.

—¿Le tienes fobia a la sangre?— le pregunto con ella aún en brazos, pues no se había desmayado totalmente.

—No, pero sí a hombres que se autosacan cosas del pecho, ya estoy lo suficientemente loca por haber aceptado que estoy en una jodida manada de hombres lobos, mentirosos, posesivos, violentos y que matan humanos, a que quieras que acepte también ver cómo te desgarra sin emitir un solo quejido— no paraba de patalear queriendo obligarme tras sus movimientos que yo la baje, pero no lo hice sino que la senté en la cama y mire la comida en una bandeja.

Mucho menos le diría el motivo de tener dicha bala clavada en el pecho y si no me queje por el dolor fue para no asustarla, aunque sea lo que sea igual, siento como cualquiera lo haría, solo que el proceso es distinto y bastante rápido.

—¿Por qué no has comido?, ¿Acaso piensas que si me haces una huelga de hambre te dejaré salir?

—Deja de querer ser el dueño de mi vida, yo soy mi propia dueña, cuando me dé la regalada gana comeré; mientras no me moleste Karim—, veo que mi querida esposa solo quiere hacerme rabietas.

—Bien, señora propia dueña, ¿le apetece a usted comer?, enviaré a preparar una comida caliente— le mostré con la mano la bandeja y la miró asqueada.

—Esa carne a qué o a quién pertenece—, esta mujer me hará envejecer.

—Charlotte, no somos devoradores de humanos, por si no lo has notado, también somos personas normales, solo consumimos carne animal, justo lo que ustedes comen, deja de decir tales cosas que sé que lo haces para tratar de hacerme sentir mal, pero no lo logras, puedo oler todas tus emociones—, ella se quedó mirándome fijo.

—¡Vaya!, eres una cajita de sorpresa única.

#Mi humana está muy enfadada, no me gusta cuando se pone así, háblale dile cuánto la queremos# lloriqueo Zilo con tristeza.

Me levanté y bajo su atenta mirada quité de la pared el cuadro de Mirza, una vez pensé que nunca lo movería de este lugar, pero tras ver la molestia que le causa a Charlotte observar este retrato, decidí que mejor guardarlo en el sótano.

Mientras lo hacía noté la sangre seca en mi mano y dejé el cuadro en el suelo antes de sentenciar.

—Si cuando regrese de lavar mis manos no has tomado, así sea la mitad del zumo, te alimentaré yo con mis propias manos de ser necesario.

Cuando regresé ella seguía en la misma posición negada acatar la orden que yo le había dado, entonces me acerque a su lado, tomé el vaso y le dije.

—Al menos toma un poco de este zumo, no pido mucho, ¿por qué eres tan terca?

Solté un resoplido, sintiéndome de verdad  molesto, de verdad ya me saca de quicio.

—Si tanto te molesta ver esa bandeja aquí, solo come tú lo que hay dentro de ella y a mí déjame en paz—, esas palabras detonaron mi paciencia, agarré y le di un trago largo al vaso llenando mi boca con el contenido.

Ella estaba sentada sobre la cama y la acosté de plano con una mano impidiendo las suyas y con otra tapando su nariz: apretando sus cavidades nasales con el dedo índice y el pulgar para que no pudiera respirar, entonces cuando abrió la boca en busca de aire pase el líquido de mi boca, a la suya y aunque luchó terminó por tragar.

—¡Eres un maldito!, ¿sabías?—gritó con ojos brillosos y yo aún seguía sobre ella, me costaba alejarme, me encontré y mirar sus labios y aunque sé que está bastante molesta igual quiero hacerle el amor hasta perderme en ella.

—Sí, soy un maldito, eres más valiosa de lo que piensas, creelo; en realidad si yo hubiera averiguado antes tu destino junto al mío, nada de esto estuviera pasando, te salvaré,  buscaré una manera de que vivas conmigo para la eternidad—, negó repetidamente con la cabeza a mis palabras y aunque lo hacía, yo sabía que mentía, ya que  podía oler en ella una pista de emoción.

—No quiero servirte para calentar tu lecho y menos quiero que me recompenses con una vida inmortal a tu lado.

—Porque eres tan orgullosa, mientes, te dije que te puedo sentir lo haces; mientes, deseas tanto esto como yo te niegas a mí, pero al igual que yo sientes cuando te toco, tu cuerpo te pide a grito ahora sentir el mío, pero te niegas, por qué eres terca testaruda y necia, y aun así te amo.

—Reconozco que he  fallado, reconozco que mentí, pero Charlotte entiéndeme no conocía de ese sentimiento que ahora me nace como a un hombre normal, me enamoré, sin necesidad de un vínculo o sin intervención de la diosa luna, simplemente me enfoque en ser lobo y un lobo no necesita de cortejo, pues cuando uno encuentra su pareja destinada simplemente todo se da, todo está allí, es decir la conexión está allí, solo falta la unión y pues de haber perdido a mi luna no me enfoqué en qué otras cosas más tenían valor, simplemente me enfoque en cumplirle a mi pueblo como rey, ya que era lo único que me quedaba en la vida, cumplir y más nada, vivía sin emoción, pero todo cambió cuando tú llegaste a mí, cambiando lo que soy incluso traspasando mis barreras y alejando mis miedos, no quería dejar ir el fantasma de mi luna porque creí quererla, sin embargo, al tenerte me doy cuenta de que la quise menos de lo pensado, ni siquiera la mitad de lo que lo hago contigo.

—Entiéndelo Karim me cuesta creer en ti, no sé si solo me dice esto porque necesitas completar con tu meta de embarazarme.

—No amor, soy el menos interesado en que salgas embarazada, eso me quitaría parte del tiempo que tengo para salvarte. Charlotte, esto no se trata de que simplemente morirás después de darme un hijo, se trata de que mi vida es extensa, es larga y ni siquiera sé cuándo podré morir y saber que a tu lado solo viviré una vida humana es como un abrir y cerrar de ojos para mí. No te quiero perder quiero que vivas conmigo todo el tiempo que me quedé de vida, que será una eternidad.

—Al menos hay la posibilidad de salvarme cómo quieres—, esa pregunta hizo mi corazón vibrar de emoción.

—Aún no, pero si estamos juntos será mucho más fácil encontrar la manera de que no te alejes de mí, amor mío—, le di un beso en los labios y le acaricié la mejilla con el dorso de mi mano.

#Alfa es hora de ir de Cacería# me anunció Mohamed impidiendo con eso que le haga el amor a mi esposa.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos de Lobos.