Secretos de Lobos. romance Capítulo 64

Narrador.

Luego de que Nazia fuera iniciada como hechicera, Adub pidió a Moira que los llevara a la manada usando su magia, y aunque debía completar la marca con el último ritual que es único de ellos como pareja mediante el acto sexual, quería que fuera en su hogar y no dentro de un aquelarre.

—Yo iré con ustedes, así que informa a tu alfa mediante el link que permita mi magia dentro de su territorio— pidió la bruja sabiendo que si Karim no permite su entrada a la manada, ella no podrá ni llegar, por lo que debe pedir permiso.

#Alfa, Moira quiere volver# le informo de inmediato mediante la conexión que comparten. Adub no le puso peros a Moira, puesto que está demasiado agradecido.

#Dile que sí, pero abriré yo mismo un portal. No dejaré que nadie que no sea de mi entera confianza utilice magia en mi territorio, una vez que lo haga le estoy dando la potestad de poder hacerlo siempre y no sabemos cuáles son los deseos más profundos de nuestros amigos que posible en el futuro pasen a ser enemigos y aunque no la necesito, no siento la confianza de poner la vida de mi mujer en sus manos, mi instinto de alfa me dice que no, ella igual no tiene una solución, pero de todos modos debo cumplir con mi trato# le respondió Karim mientras cenaba junto a su esposa Charlotte que no dejaba de mirar sus ojos impresionada, puesto que Rocío no dejaba de explicarle sobre cada poder que posee el alfa y Mohamed, no paraba de sonreír sin apartar los ojos de su tierna cachorra que esperara pacientemente.

—Mi alfa da la orden, pero él nos va a trasladar– le informó Adub a Moira.

—¿Tanto miedo me tiene tu alfa que no quiere que utilice mi poder en su territorio?— indagó, sarcástica.

—No lo sé, lo mejor es que se lo pregunte directamente a él— le respondió sin sonar brusco y cuando finalizó un portal de luz amarilla se abrió a su espalda, dejando a Nazia asombrada, aunque es hechicera y vio su capacidad, no deja de sorprenderse por cada cosa nueva que ve.

—Vamos amor— Adub la tomó de la mano guiándola a entrar al portal, saliendo en la casa de su rey y sonrió agradecido cuando vio a Karim.

—Alfa— inclinó la cabeza mostrando respeto.

—Ya te extrañaba— le aseguro Karim y Mohamed se aclaró la garganta.

—A mí nunca se me ha dado una bienvenida tan llena de sentimentalismo, o es por qué este regreso marcado y al parecer más fuerte. — Manifestó fingiendo estar ofendido y Karim y Adub que conocen lo dramático que es se rieron cómplices.

—¡Vaya!, quien diría que mi tercera nuera era una chispita mágica— volvió a bromear y Adub quiso patearle el trasero cuando vio a Nazia sonrojarse de la vergüenza. Quién ya venía muy ruborizada por estar con el pelo al descubierto y traía  un vestido que,  aunque muy decente por qué le daba más para abajo de sus rodillas, y bastante holgado, igual sentía que mostraba mucha piel.

—No le hagas caso que es un loco, además él no es tu suegro— le afirmó Karim a Nazia tras ver su rostro totalmente rojo y ella asintió. Pero sin dejar de mirar a Charlotte a quien quería darle un abrazo, pero se limitaba por la timidez de mostrarse muy cariñosa.

—Nazia no me vas a saludar por qué ahora eres un ser mágico tipo tinkerbell—la mujer con el rostro más rojo que un tomate negó apenada con ambas manos agitándola y Adub que sentía que ella quería ir hacia Charlotte, pero se limitaba, le puso una mano en la espalda baja y la animó.

—Esto es nuevo para mí— dijo luego de darle un fuerte abrazo a Charlotte como si ella fuera su hermana— nunca había sido tan libre y me asusta que sea mentira.

Todos se quedaron viéndola, pero no de modo extraño, sino con algo de pena, por qué ahora era que ellos notaban lo mal que la pasan, esas mujeres que son obligadas a todos hasta a no poder decir lo que piensan.

—No, es mentira, o bueno, creo, al menos tú vas a vivir para siempre y eso para mí es un gozo saberlo—, todos, incluyendo a Moira que estaba allí en silencio, tragaron grueso, por qué la manera en la que Charlotte lo dijo entristeció a Karim más que a cualquiera.

Más tarde, luego de haber compartido con sus amigos, Adub llevó a su casa a Nazia quién quedó maravillada cuando vio la casa hermosa y acogedora que sería solo suya y ninguna otra mujer mandaría ahí solamente ella.

«Será que estoy soñando demasiado y qué esto pronto se acabará y esta casa no es mía, nunca he tenido nada mío propio» las dudas rápidamente le quitaron la emoción y le hicieron pensar en cosas negativas y en creer como decía su padre que ella solamente era una ilusa tonta que debía saber que no dejaría de ser la segunda o peor como en su caso la tercera.

—Es tuya mi amor— le aseguró él cuando la vio emocionada, sintiendo su duda. —Una loba de la manada siempre viene hacer la limpieza, así que no tendrás que hacer trabajo doméstico—,  ella sonrió de manera tan hermosa que él quedó embobado, pues le gusta todo de ella: su timidez, lo tierna que es, e incluso la belleza  que escondía del detrás de tantos trapos.

—No…, digo, no quiero quitarle el trabajo a ella, pero me gustaría limpiar aquí y cocinar para ti —, él la tomó de la mano e incluso la abrazó esperando a que ella lo apartara, pero no lo hizo, lo dejó tomarla de la cintura aunque sus miedos eran más que notable, pues, le temblaba el labio inferior y no dejaba de parpadear.

—¿Sabes?, estoy feliz, antes de que aparecieras en mi vida simplemente no sentía este espacio como un hogar, sino como un lugar donde venía a dormir y ni siquiera he comido nunca en esta casa, pues siempre lo hacía junto a mi alfa, desayunábamos juntos almorzábamos juntos y hasta cenábamos solo nosotros tres; ahora que te tengo eso se acabó, quiero venir aquí, es más no quiero salir de esta casa nunca y claro que probaré tus deliciosas comidas—, él besó sus manos con mucha ternura.

—Eso espero— ella se sorprendió cuando le salieron esas palabras que nunca diría de ese modo, pero no sabe de dónde sacó el valor para sentenciarlo como esposa, que amenaza a su marido de que debe regresar temprano a casa.

— Ahora es momento de ir a completar la marca—, él la apretó más por la cintura y luego de dejar un beso en su mejilla la tomó de la mano y ella lo miró confusa.

—Pero ya la hemos completado— dijo atónita sin detenerse de seguirlo u oponerse a avanzar, pero sentía miedo, se había acercado el momento y no sabía qué hacer, sentía que lo hará mal o que él podría dejar de quererla cuando vea que ella no es una mujer con experiencia como lo cree acostumbrado.

—No estés asustada, te deseo demasiado y he estado aguantándome para darte espacio, pero luego de la marca ahora no podré cumplir con esperar más, te necesito—, ya estaban en la recámara principal cuando él le dijo eso y ella empezó a sudar frío, sintiendo como su cuerpo pasaba de estar frío a caliente y viceversa, a pesar de que ya no siente la diferencia entre el frío y el calor o el calor y el frío. Al ser un sobrenatural ya nada de esto le afecta.

—Podrías darme un día más, tal vez sé que es mucho pedir, pero me siento muy asustada— confesó apenada sin mirarlo a los ojos y él asintió totalmente de acuerdo.

—Déjame dormir a tu lado, ¿podemos dormir en el mismo dormitorio?—, ella, aunque muy nerviosa y temblando como pollito mojado, aceptó.

Luego de que se prepararon para dormir y estaban ambos acostados en la misma cama, se tensó cuando él le echó el brazo rodeando sus caderas, sintiendo que era un momento tan íntimo, de modo que para aminorar su vergüenza se hizo la dormida.

Ella traía un blusón bastante largo para nada insinuante, ya que no quería que él sintiera que ella lo estaba provocando y no era que fuera muy inocente, pues, ya varias veces, le había insistido a su exesposo Karim estar con él en su aposento, pero una cosa era decir y otra era hacer.

Empezó a sentir la respiración caliente de Abud sobre su nuca, haciéndola excitarse con esa sola caricia.

Esa excitación avivó más la él, y se fue arrimando hasta romper el espacio entre los dos, subiendo una pierna sobre las de ella y colocando un brazo sobre sus pechos. Mientras que ella intentó darse la vuelta con suavidad para no despertarlo, pero no pudo, ya que sintió como el pene de su nuevo marido seguía sobre sus glúteos y como movía su pelvis intentando rozar su hombría  contra ella.

Nunca en su vida había estado tan caliente como en ese momento y pensó que tal vez él estaba teniendo un sueño húmedo como muchas veces Shacia les contó a ella y a Fátima que las personas lujuriosas solían soñar con cosas relacionadas al sexo.

Su ropa interior empezaba a humedecerse y luego de sentir un beso en su cuello que la hizo estremecer, justamente en el lado que tenía la marca, se dio cuenta de que él no estaba dormido, pero no dijo nada, simplemente se quedó tranquila, deseando que él siguiera y qué no pidiera su opinión porque la vergüenza no la dejaría decir que sí. Adub empezó a subir lentamente el blusón sacándolo de su cuerpo y ella no puso resistencia, luego hizo lo mismo con su sostén deportivo y aunque cuando dormía sola no usaba sostén, hoy le apenaba no ponérselo.

Sin decir una palabra, sabiendo que ella estaba muy apenada, él agarró sus senos jugando con sus pezones.

Mientras nos acaba la cabeza de su cuello, dándole besos y pasándole la lengua a cada momento por la marca, arrancándole gemidos que ella ahogaba contra la almohada, ya que la mordía  sintiéndose al borde con esas suaves caricias. Pasó sus manos desde su vientre hasta su seno en un recorrido constante y repetido que a ella le pareció increíble. A ambos se le había disparado la respiración, y cuando él abrió la pequeña cinta de su tanga para meter los dedos y acariciar el Monte de venus, ella le dijo:

—Adub…, — él detuvo con rapidez la mano esperando que ella le rechazara y le dijera que aún no estaba preparada.

—Tengo miedo, por favor, ayúdame a no seguir temiendo y a ser menos tímida para ti, hazme tu mujer—,  con la mano temblorosa le tomo la mano   que él había apartado y la termino de llevar a su sexo, pero sin abrir los ojos, y mordiendo con dureza su labio inferior, estaba dejando de lado un poco el pudor y eso ya era demasiado pedir para una mujer como ella que no era ni la mitad de azorada de lo que fue la primera o segunda esposa de Karim.

—Dedicaré todo mi tiempo solo a ti, quiero llenarte de placer.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos de Lobos.