Secretos de Lobos. romance Capítulo 7

                                                      Narrador.

—¡¿Qué?! — a Charlotte aún le costaba entender el nombre de ese velo que cubría su rostro y que le parece sofocante.

Karim movió el dedo alrededor de su cara, señalándole el velo, entonces Charlotte, sonrió algo avergonzada por parecer tonta. —Oh, gracias, me estoy asando aquí dentro —, Charlotte se quitó la tela gruesa que la cubría emitiendo un suspiro y moviendo sus manos tratando de hacer un abanico—, también tengo hambre, eso se ve delicioso.

En este momento quien tenía la boca abierta era Karim, al ver que hermosa mujer es su cuarta esposa y no solo eso, sino que es exótica, bonita, y sensual; un condenado escándalo hasta para las mujeres occidentales.

—Oh, perdón, no nos hemos conocido —manifestó Charlotte estirando la mano con intención de darle un apretón y aunque estaba relativamente molesta con él, decidió, que lo mejor era llevar ese matrimonio entre cuatro en armonía y paz, lo saludaba como si fuera su igual faltando a otra regla más, pero que ella ni cuenta se daba, Karim sonrió mirándola con interés y al final le tomó la mano con delicadeza—, mi nombre es Charlotte.

—Ya lo sé Charlotte, nos acabamos de casar, ¿sabes qué?, aquí las reglas son distintas y no puedes ofrecerme la mano así, aquí no es la costumbre. — Ella se quedaba impresionada con el timbre que creaba la voz de su esposo, era distinto, se escuchaba divino. Aunque le molestó que él le quisiera implantar reglas en apenas unos minutos de casados, por un momento quiso decirle que le valían un carajo las reglas que no son suyas, pero ya había cumplido algunas impuestas por su padre, solo que no quería vivir de esa manera porque le parecía injusto.

—Pero estamos solos, que más dan las reglas, ¿no crees? —, mencionó ella mirándolo decepcionada y Karim lo odió, quería verla sonriendo de nuevo con esos lindos dientes que eran armoniosos y no cubrían toda la cara como le dijeron sus amigos.

«Esta chica parece tener estampado el nombre, problema en la frente» pensó mirando fijamente sus ojos rebeldes, se podía oler lo fastidiada que estaba con adaptarse a todo. No obstante, cuando volvió a ver su delicada figura y su perfil de mujer divina, dejó de pensar en el futuro y los problemas que traería el mismo, si no que volvió a decir en su fuero interno:

«Me han mentido esos dos charlatanes» recordando el show que le hicieron su beta y delta.

—No creí que fueras tan bella. — Expresó anonadado, por más que quisiera disimularlo, Charlotte había captado su interés, ese interés que creyó muerto junto con su luna, ahora esa humana le daba esa sensación de querer tenerla.

—Gracias —dijo ella sonriendo de nuevo, pero ahora con jactancia, como si quisiera decir “yo lo sé”. —Tú no estás nada mal, — lo miró por encima del hombro, Charlotte no mostraba humildad porque sentía que no se la debía a un hombre que tenga más de una esposa, encontraba que era un acto machista y aunque aceptó sin que nadie la obligue tampoco no se mordería la lengua para dejar en claro su opinión—, aunque–, él la miró esperando que más iba a decir, pues otra en su lugar hubiera sonreído con timidez y ni siquiera responde, pero ella se mostraba atrevida, y presuntuosa, a la vez, y eso de cierto modo era nuevo y sumamente extraño para él, de alguna manera era lo único que no le agradaba, en cierto sentido.

—Espero tu queja— le dijo en cuanto Charlotte parecía no decir nada más. 

—Eres engreído, me hiciste quedar en ridículo cuando debiste venir a conocerme y gracias a tu desplante tuve que soportar feas insinuaciones por parte de las esposas de mi padre. — Karim, quiso preguntarle si ella no tenía límites o no conocía de decencia al dirigirse a su esposo con tales reclamos o palabras ofensivas, así que mejor se echó a reír y entonces ella lo miró maravillada riendo también, aunque no entendía el chiste, pero Karim se divertía y no recordaba la última vez que había reído tanto.

—Eso tampoco deberías decirlo, pero me agradó que lo hicieras. — Él le regaló una mirada que le heló el alma, una cosa decía sus labios y otra su mirada que se tornó oscura.

—Solo dije la verdad, espero que no te moleste mi sinceridad, pues no soy de las que baja la cabeza, aunque todavía no me acostumbro a nada de esto, supongo que pretendes que te lo diga los jueves y después los lunes, eso suponiendo que quieras ver a una esposa al día y que no repitas.

—¿De qué hablas? —preguntó Karim confundido, quizás era porque ella hablaba muy rápido, pero no comprendió nada de lo que dijo.

—¿Qué esperas?, que te diga cosas bonitas solo el día que me corresponda, pero hoy te casaste conmigo, creo que eso hace el día mío — dijo Charlotte con picardía y sonrió tras terminar, lo decía para bromear con él, quería verlo rojo, pensó que tal vez esos hombres se sonrojan con cualquier cumplido.

 Karim entendió a su manera, le pareció que Charlotte es algo aventada, pues raramente con ella, quería pasar tiempo, y con sus otras esposas, no.

—Quisiera hacer algo más que decirte cosas bonitas, la verdad es que quisiera besarte.  

—Pues si debes pedir permiso, ya te has  demorado mucho… —dijo ella no en plan seductor, quizás más en broma que otra cosa, pero sintió que él ya la estaba besando, la calidez de sus labios húmedos sobre los de ella la hizo gemir gustosa, se estremeció como nunca antes le había pasado, de modo que le correspondió encantada, estar entre esas grandes manos y ser devorada por esos dulces labios, le pareció muy placentero, sin embargo, Karim recordó el primer beso que se dio con su luna y la apartó con brusquedad, ya que en su mente los comparó y este le pareció mejor, no estaba dispuesto a reemplazar a Mirza en su corazón porque de todos modos la humana simplemente sería una incubadora para su cachorro.

Charlotte se mostró ofendida, por primera vez había sido rechazada y le pareció ser un sentimiento feo, apretó los puños y casi le pega con un gran trozo de carne por ser un hombre desagradable. 

Mientras que Karim parpadeaba a la vez que soltaba un sonido que a Charlotte le pareció más de un animal que de un humano. 

Pero le restó importancia, ya que trataba de controlar el rubor que apareció en su rostro y le hacía arder la piel de la vergüenza. Charlotte se aclaró la garganta nunca había pasado por algo similar.

 —Ni que muriera por ser besada por un machista, mejores hombres me he comido, ya no probarás más el sabor de mis labios, ve con tus otras esposas — murmuró con irritación mientras él se alejaba, escuchando todas sus protestas de malcriadez y aguantando la rabia que le causa que ella le hable de esa manera.

—Sí, vete, que te den, pedazo de loco—, volvió a gritar Charlotte en inglés, a medida que zapateaba. 

                                                              Narra Karim.

No tengo ganas de seguir en esta fiesta y mucho menos ganas de que mi beta y delta me pregunten que me pasa cuando es obvio mi problema, ahora me cargo una erección bastante llamativa.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos de Lobos.