Secretos de Lobos. romance Capítulo 76

Narrador.

Rocco, como demonio desconfiado y creyendo cada vez menos en Kasul, regresó a la casa de Karim para comprobar que Kasul esta vez haya cumplido con su orden, y tras ver que no solo lo desobedeció, sino que percibió el aroma de Karim y dedujo que Kasul como lo intuía lo ha traicionado volviendo con su hermano.

—¡Lobo perdedor! — gritó con ojos negros y uñas por igual.

—¿Quién es usted? — preguntó la mujer de servicio que antes servía a Fátima y que ahora estaba aterrada viendo a ese hombre con alas negras como si fueran la de un murciélago. Dientes filosos como los de un tiburón y ojos tan negros que le hacían temblar y retroceder mientras ese hombre que expande un aura negra, se acercaba a ella sonriendo de manera espeluznante.

—Soy quien te dará una muerte rápida— respondió, con su voz macabra, sin dejar de avanzar a ella. Quien buscaba a su espalda algo con que defenderse y tras quedar atrapada entre una mesa y el demonio lo único que consiguió fue un jarrón de lujo que le aventó a la cabeza sin pensarlo dos veces, logrando explotarlo sin crear en él ningún daño, y lo único que hizo Rocco fue reír causando estragos en ella con sus carcajadas.

—No me lastimes por favor, solo estoy trabajando, no quiero morir— pidió ella juntando ambas manos sin saber que a ese ser espantoso eso es lo que más le agrada de sus víctimas, que rueguen por sus vidas.

—¿Dime por qué no debería matarte?, tú me has pegado primero—, ella abrió los ojos llenos de lágrimas y no podía pensar en nada.

—Lo siento, si, solo lo hice por temor, es que sus ojos y sus alas asustan—, él no dejaba de mirarla con esas dos pepas negras brillantes que no se movían y claro que él sabe lo espantoso que es para un humano verlo en su forma natural, de modo que lo disfruta y lo hace a propósito.

—No me dices nada nuevo, de todos modos, me golpeaste, en vez de pedirme no hacerte daño. — Ella sobó las palmas de sus manos en un acto desesperado, de pedir piedad y de nada le valió porque Rocco clavó sus uñas afiladas en ella, provocando que ella emitiera un chillido ensordecedor, que alarmó a las demás personas que trabajan allí.

—Eres muy ruidosa, ahora tendré que matarlos a todos, es mi día de suerte— expresó mirando a la mujer que expulsaba sangre por la boca y él acercó sus labios a los de ella bebiendo, de esa sangre y saboreando de manera placentera mientras le mordía el labio, desgarrándolo. A medida que empujaba más su mano dentro, deleitándose con la agonía de la mujer que pedía internamente que la muerte le hiciera el favor de llevarla con rapidez, puesto que es tanto el dolor que no soportaba y sentía como sus órganos iban siendo desgarrados por ese ser sin humanidad que solo se emocionaba haciéndole perecer. Añorar, dar su último respiro mientras él agamitaba extasiado de puro júbilo. En ese momento uno de los guardias que protege el lugar ingresó al salón y lo primero que hizo fue disparar varias veces a lo que pensó que era un monstruo. Pero Rocco disfrutó dejando que el hombre descargara los tiros en su espalda y solo cuando sintió que la mujer emitió su último aliento fue que soltó su cuerpo y se dedicó a asesinar del mismo modo a cada persona en ese lugar. Total, sabía que no hacía con eso, daño a Karim, pero si calmaba el enfado y la ansiedad de saber que ahora está vulnerable, ya que al tener la certeza de que Karim le era imposible entrar al inframundo estaba protegido, y eso ha cambiado ahora porque Kasul tiene la forma de entrar al inframundo y esa era la única cosa que lo evitaba morir en la mano de Karim.

Luego de haber dejado una escena horrorosa, desapareció en una bruma negra, alertando a su llegada a cada uno de sus batallones para que estuvieran en posición de combate. No sabía de dónde esperar el ataque, y eso molestó a muchos que se negaban a su idea de tener a Kasul dentro del inframundo, pero nadie se atrevía a rechistar por miedo.

En cambio, Fátima quedó en shock cuando pudo al fin asimilar todo lo que ha ocurrido, pero sobre todo la noticia de que no solo está metida en un mundo que creyó pura fantasía, sino que será madre y aunque no niega que le agradó la idea; saber qué es el hijo de su cuñado le afectó mucho.

—¿Puedo verlo?, quiero saber por qué lo ha hecho—, pidió y Mohamed no dudo en pedir autorización a Karim por el enlace, quien estaba en su despacho, sintiéndose ser el peor de los seres existentes.

#Que no sea por mucho tiempo, no olvides que él posee aura demoniaca, es un peón del rey demonio# le advirtió Karim sintiendo que ahora tenía demasiados problemas sobre sus hombros.

Sin responder nada más, Mohamed guio a Fátima hasta el calabozo oscuro que está en el fondo del sótano del palacio, un lugar para nada agradable. Aunque no tiene mal olor y Fátima Miró que dentro de los barrotes bastantes gruesos que conforman una jaula de plata, Kasul tiene una cama que a su entender no es incómoda, baño, aunque para nada privado y todo está limpio, no deja de ser un sitio deprimente y sombrío.

Cuando la vio sonrió y se acercó a los barrotes que seguido tocó, quemaron sus manos y Karim sintió la incomodidad. — Ya estás bien, no debiste venir a este sitio.

—Dime qué te motivó a hacerte pasar por mi esposo, si recuerdo que me dijiste que no eras él, pero porque volviste, ¿te parecía patética? — Kasul negó con la cabeza repetidas veces.

—No fue así, al principio si quise molestar a Karim — él bajó la mirada— y, ya que sabes quién soy y que represento, no te niego que mi propósito inicial era matarte, pero como ves me falló la finalidad y termine por interesarme en ti.

—Gracias por tu sinceridad, y aunque no debería, te perdonó, al menos me regalaste la oportunidad de sentirme querida, aunque fuera por un instante—, ella quiso llorar, pero se contuvo y como Mohamed le dijo que allí nadie la juzgaría y que mucho menos su familia ni nadie sabría nada, no sintió tanto pesar como comúnmente lo habría hecho. Fátima, sin tener más que preguntar o qué decir, pidió a Mohamed que la ayudara a volver y detuvo sus pasos en seco cuando a su espalda escuchó a Kasul decir.

—Te quiero—, ella sintió su corazón, dar un vuelco enorme y algo se regocijó en su interior.

No supo qué decir y solo sonrió tímidamente, y aunque le incomodaba verlo encerrado en esa jaula como un animal peligroso, no abogo por nada, ya que Mohamed fue claro cuando le explicó el motivo de que Kasul estuviera allí.

—Vendré cuando mi esposo …., — detuvo abruptamente sus palabras— tu hermano me permita hacerlo, — le aseguró sin poder acercarse, puesto que ese fue una de las condiciones para dejarla verlo.

—Te esperaré ansioso— respondió esperanzado y sin pensar en que ella puede morir porque confía que Karim evitará que eso suceda.

Moira estaba como un espectador impaciente, aburrida, sin poder usar su magia y más irritada al tener que mantenerse alejada por culpa de Charlotte, ya que Karim le había dictaminado mantener distancia para que no molestara en nada a su humana y rabiaba al ver que debía rendirle honores a alguien tan inferior a ella.

En un arrebato fue hacia su despacho e irrumpió notando que él estaba junto al delta, quien le informaba sobre la masacre que dejó el rey demonio en la casa. Pues había sido informado por unos guerreros que dejó custodiando el lugar y a quienes Karim le había dado órdenes específicas de no enfrentar a Rocco en caso de que apareciera, pero no pronosticó que lo haría tan pronto.

Karim miró hacia la puerta y luego volvió su atención a Adub, lamentándose por la pérdida de las vidas de esas personas y aunque antes le valía nada, saber que un humano murió, hoy le molestó la maldad de Rocco y la rabia lo invadió, había pedido a esas personas que se marcharan, y solo esperaban al día siguiente para volver con sus familiares, pero el demonio les quitó esa posibilidad.

—¿Qué hacemos alfa? — inquirió Adub.

—No puedo dejar que los humanos sepan de esas muertes en mi propiedad, no olvides que todos me conocen y saben que esa es mi casa y aunque esté aquí nuevamente, no he dejado de ser el empresario exitoso que ellos conocen, que esas muertes en mi casa se descubran pone en riesgo todos mis negocios, empresas y mi libertad como humano, a los lobos no les conviene tener a un rey prófugo; no olvides que muchos dependen de mí ingresos — explicó a su delta quién clara tiene la situación.

—Y como explicaremos todas esas muertes, una sería fácil de ocultar o de arreglar para que crean que fue natural, pero es todo el personal.

Moira se aproximó a ellos, escuchando todo con suficiente interés.

— Menuda joyita ese demonio, — se burló sintiendo interesante la actitud de Rocco y Karim la observó sintiendo fastidio.

—Podrías casarte con él, — le respondió sarcástico, más no celoso y Moira apretó los dientes.

—Lo sugieres y ni siquiera te molesta, pareciera que lo dices en serio.

—No tengo por qué molestarme, mi mujer es Charlotte, a ella es que no la quiero al lado de otro—, tras aclarar ese punto a Moira regreso a su diálogo iniciar con Adub.

—Quema la casa, que sea accidental, una fuga de gas y luego anuncia que me encuentro junto a mis esposas fuera del país, registra una salida de mi avión privado, que sea limpio; a parecer como que tengo una semana fuera—, Adub asintió maravillado, pues no había pensado en hacer que todo parezca un accidente.

Cuando él se levantó para ir a realizar todo lo que indicó Karim, volvió a decir: — asegura que sus familias reciban una ayuda económica, es lo menos que puedo hacer.

—¡Vaya!, No sabía que el alfa era tan humanitario — espetó con ironía Moira quien a pesar de ser ignorada no se había marchado.

—¿Qué quieres? — cuestionó él con suficiente enfado.

—Saber que has decidido, con tu humana y tu hijo, como sabrás quiero cumplir con mi parte para que cumplas con tu promesa, estoy cansada de estar aquí, siendo la que se esconde en la sombra para no molestar con mi presencia a tu señora esposa—, se quejó hastiada.

Narra Charlotte.

Estoy feliz, aunque a Karim le preocupe, sé qué podré lograrlo, no moriré. A pesar de que ellos tienen su certeza, yo tengo la mía, y demostraré que se debe confiar. Rocío me explicó que han muerto varias humanas que han intentado tener hijos de lobos, según sus padres les han comentado, pero igual no me asusta.

No niego que me molesta su actitud, hacia su propio hijo, agregando a eso su manera tan fría de tratarme desde que llegamos.

— Lo haremos mi amor, tú no dejarás a mamá morir, tengo tantas ganas de conocer tu rostro y apenas estamos empezando— hablé acariciando mi vientre mientras tomaba una ducha, y me reí porque se me hace raro, pero igual le hablaré para que conozca mi voz desde ya.

—No sé si me escuchas, pero quiero que sepas que estoy muy feliz y que no dejaré que nadie te lastime—, volví a decir y luego subí el rostro disfrutando de la lluvia de agua caliente que crea la ducha.

—Estás enojada— me sobresalté cuando Karim de la nada me habló cerca y me abrazó por la espalda, sin embargo, aunque reconozco su voz, me giré a verle, teniendo su doble aquí en casa, no me confió, de modo que miré sus ojos.

—Kasul está en el calabozo, además está enamorado de Fátima— dijo como si leyera mi mente y me sentí avergonzada.

—¿Cómo sabes que pensaba en eso?

—Porque lo único que tenemos distintos son los ojos y me miraste directo— aclaró sonriendo de medio lado mientras el agua caía sobre ambos.

—Ya veo, sí que estás aquí, significa que ha pensado en mi pedido— aproveché para decir y él sin decir nada me acorraló, utilizando su gran tamaño para oprimirme contra el cristal. Cuando me tuvo arrinconada apretó las caderas contra mí y sentí su larga erección que estaba presionada entre ambos, cálida contra mi estómago. Bajó sus labios, por mi cuello, besándome con suavidad, provocándome a cerrar los ojos y a disfrutar; me encanta cuando me inmoviliza de ese modo y sonreí al creer que al fin ya se ha relajado.

Deseo escuchar de sus labios que está feliz al saber que estoy esperando al hijo que tanto ha querido, pero igual disfrutaré del momento. Me besó en la comisura de la boca antes de sacarme de la ducha y sin secarnos caminamos hacia la habitación donde se sentó en el centro del sofá con la espalda sobre el cojín. Mientras su grueso sexo reposaba contra su vientre rezumando líquido pre-seminal.

Me quedé de pie, frente a él y mordí mi labio— ¿no me dirás nada? — él examinaba mi cuerpo desnudo mirándome como una fiera hambrienta.

—Que te amo, y quiero que lo tenga presente todo el tiempo—, se relamió los labios y pude ver la lascivia en él.

—Si me amas debes confiar en mí— de nada me sirvió decirlo por qué me ignoró.

Se agarró la base del pene y empezó a masajearse suavemente mientras me contemplaba. Era la escena más erótica que había presenciado nunca. Clavó su mirada en la mía, sin avergonzarse en lo más mínimo porque estuviera observándolo.

―Ve móntame. Ahora. ―Se puso autoritario, hablándome como un oficial al mando.

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