Secretos de Lobos. romance Capítulo 93

                                           Narrador.

Kasul resoplaba como un animal herido, caminando de un lado a otro dentro de la jaula, y su mirada llena de pura oscuridad no se apartaba de su gemelo.

Mientras que Karim esperaba que él se desahogara, a que al menos le dijera algo o le preguntara, pero él no hacía nada más que caminar y caminar.

—¿Qué? ..., ¿tienes pena?, ya me has traído aquí, ¡ahora vete, no te quiero ver! — le gruñó mostrando sus colmillos y aunque es una estupidez, por el hecho de que eso no va a intimidar a Karim, igual su raciocinio no es el mejor por lo que actúa sin pensarlo.

—Sabes bien que no quiero mantenerte aquí, pero ahora no estás dentro tus cabales; quiero que esa aura demoniaca salga de ti para darte lo que te corresponde…

—¿Qué me corresponde? — lo interrumpió Kasul.

—Un territorio propio. Acaso en tu paso por el inframundo olvidaste que eres un alfa.

—Me tienes lástima, ahora quieres mostrarte como el hermano benévolo porque Charlotte te amonesta. Claro que no he olvidado lo que soy, pero, ¿por qué después de tantos años, ahora es que me dices que me darás un lugar propio? — Kasul de repente se detuvo a verle.

—Sí, tienes razón, Charlotte me ha hecho ver el mundo de una manera distinta, te aborrecía y así lo hice durante mucho tiempo, pero más me odié a mí mismo, se supone que el mismo día que nuestros padres fueron masacrados, te daría esta noticia. Salí justamente a buscar un sitio para ti, donde formarías tu manada— Karim dejó de hablar.

—¡Sigue! — gritó con furia.

—Esa fue la razón por la que este territorio quedó descuidado sin mi presencia; me juzgaste y no te culpo, no soy del todo bueno, pero hice mal al dejarte salir de aquí, muchas veces pude rescatarte, sin embargo, mi soberbia me lo impedía, puesto que quería que vinieras llorando a mí— esta era la primera vez que Karim hablaba tan francamente con su hermano.

—Justo como lo hice, ¡ganaste, hermano! —Kasul alzó las manos

—No, Kasul, yo no he ganado, a pesar de que me ves con celos y me consideras demasiado, no soy nada, muy en el fondo te envidio— Kasul se quedó pasmado.

—¿Qué tanto ocultas Karim?, nunca me has dejado ver tus recuerdos y pensamientos, siempre lo haces tú conmigo, pero las pocas veces que he podido percibir algo en ti debe ser cuando estás vulnerable. Se pueden contar con los dedos de una mano las veces que eso ha pasado— escuchándolo Karim suspiró profundamente.

—Créeme Kasul evitó que sientas dolor, muchas de las cosas que hago es por ti es para protegerte, lástima que siempre veas lo malo y no seas capaz de ver el lado bueno.

— Lo que si te reitero es que no debes suponer que lo tengo todo y tú nada, porque todo esto no me hace feliz cuando el pago por esto algo que no pedí ser es siempre la soledad y la amargura. — Una lágrima salió de Karim y sonrió irónicamente. — La diosa es tan cruel que te hizo libre y a mi preso de este lugar, no puedo morir, tengo el valor de asesinar a millones de personas al mismo tiempo, meno a ti sin importar el dolor por el cual me obligues a pasar, ¿no es mordaz para morir debo matar a mi propio hermano?, pero lo más irónico es que encima de todo eso aun sabiéndolo sientas envidia de mí al creerme superior.

—¡Déjame sentir mi dolor!, no soy un niño, ya no me protejas, tu protección no ha causado nada bueno en mí— Kasul le dio la espalda y estando así le volvió a decir: — vete y solo cuando te sientas con la capacidad de abrirte a mí y dejar de esconderme cosas entonces ese día entenderé que también sufres y que somos dos seres con los cuales la diosa ha jugado a su antojo. Puede que sean tus malas decisiones las que nos hayan llevado hasta este punto de no retorno. Sin secretos solo mi hermano, mi mitad. Ese día ven, cuando se acaben los secretos en ti Karim Rashid, hasta ese día olvida que sigo aquí, ya no más.

Karim bajó la cabeza y salió de esa jaula, aunque simplemente podía transportarse hasta su despacho, recámara u otro lugar de la casa en donde quisiera estar, no lo hizo, sino que caminó despacio, con la esperanza de escuchar un llamado de parte de su hermano, pero solo le quedo cerrar los ojos del mismo modo que cerró la puerta de ese sótano.

                                         (...)

Tres días pasaron y la bebé no paraba de llorar como si sintiera el vacío que dejó su madre, haciendo que Kasul se cubriera los oídos para no escuchar su llanto; sin embargo, eso no funcionaba, por lo que apretaba con fuerza los barrotes de plata, infligiéndose dolor para no sentir el de la culpa que era peor, mientras que Karim no necesitaba de barrotes ni de nada que le cortara o quemara superficial la piel.

Sí, ver ese escenario lo estaba consumiendo, suponiendo que es el reflejo de lo que en poco tiempo le tocará vivir cuando su hijo llore desconsoladamente sintiendo la ausencia de su madre y aunque Charlotte se muestra positiva y feliz cuidando de la bebé él no deja de pensar en todo lo que se avecina.

—Nazia, que bueno que has llegado, mira, he buscado a varias lobas y Kheira no quiere amamantarse de ellas, y como sabrás las fórmulas tampoco ha dado resultados, esta pequeña no quiere alimentarse, ¡me está dando la guerra! —informó Charlotte desesperada en cuanto vio a su amiga llegar.

—Dale la tuya— respondió Nazia muy calmada y Charlotte se echó a reír con la pequeña entre sus brazos mientras Karim arrugaba el ceño, pendiente a todo al igual que sus mejores amigos.

—¡Estás bromeando! — no evitó decir Charlotte con los ojos aguados de tanto reír.

—No lo hago, soñé que lo hacías, y ella aceptaba ser amamantada por ti, solo prueba—.  Karim se levantó con mucha rapidez cuando conoció la intención de Charlotte en hacerlo.

—Vamos arriba— ella lo observó con sus ojos expresivos que extrañamente tenían días totalmente azules cuando no paran de cambiar de un color a otro.

Ella supuso que como lobo estaba celoso, pero no puso objeción y lo acompañó al aposento.

—¿Estás segura de hacerlo? — indagó cuándo ingresaron y cerró la puerta a su espalda.

—Si, ¿por qué no?, esta pequeña hermosa solo me tiene a mí, soy su mamá y la voy a cuidar igual que a nuestro bebé, no habrá distinción—, él la ayudó a sentarse en un sillón y luego prosiguió a quitarle la blusa y el broche de su sostén.

—Debo desinfectarme. Tú siempre estás dándome besos y ella está pequeñita. — Karim llevaba tiempo sin reír y lo hizo, — debes dejar de besarme esta parte, ya no es debido.

Él siguió riendo— me voy a sentir muy celoso, Kheila, ya ocupó mi cama y ahora me dices que debo dejar de — Karim le señalo los pechos— besarte los senos, podrías darle uno solo.

Charlotte, igual rió —¿Y si se me olvida y le doy el tuyo?

—En ese caso lo vamos a marcar— ambos se miraron cómplices, tenían días que no sabían lo que significaba sonreír y ahora Kheila estaba siendo la causa de que olvidaran por un segundo sus penas y males.

Sentándose al frente de su linda esposa, el alfa suspiró con demasiada tristeza. Ella con exactitud sabía bien que parte de su pena se debe a la falta de esperanza en que ella lo podrá lograr y cuando se refiere a su futuro a él solo le causa más desconsuelo, pero como le dijo Nazia muchos confían en ella y por su hijo y esa niña lo hará. Pues tiene muy seguro que peleara codo a codo con la muerte hasta salir victoriosa.

Bien se dice que si hay una sola guerra que no se puede ganar es esa, pero ella cambiará esa percepción y el optimismo hará ver a esos incrédulos que no hay nada más poderoso que la positividad

—¿Qué te pasa? — preguntó y él negó.

— Puedo ser humana, pero no me creas tonta, sé que desde que hablaste con Kasul no andas bien— ella no paraba de hablarle mientras veía la boca tan pequeña de Kheila y no encontraba cómo hacerla empezar a succionar hasta que él se arrodilló a su lado y acomodó la cabeza de la niña, logrando que sin problema Kheila abriera su boquita y como dijo Nazia la pequeña empezó a succionar sin problemas.

El único detalle eran los quejidos de Charlotte y la desesperación de Karim sin saber qué hacer.

—¿Duele? — no supo qué más preguntar.

—¡Como el infierno! — respondió arrugando el rostro.

—¿El infierno?, ¿eso duele?

—Bueno, no se ve y comprueba—le gritó sin proponérselo.

—Perdón no debí gritarte, ahora responde, la pregunta que te hice— Karim la vió a los ojos y con sutileza beso sus labios.

— Es Kasul, ya sabes cómo está, y resulta que si eso no sale de su cuerpo tendré que dejarlo encerrado para siempre. "Odio esa posibilidad"

—¿Y si le llevo la bebé?, tal vez ella ayude a que se salga la oscuridad de él— sugirió animada.

—No se trata de eso nada más, también hay mucho que no te he dicho— él acarició su rostro, — termina con esta princesa hermosa. Te llevaré a un lugar.

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