Pero a él que más le daba que todos se enteraran que la había besado, al final era un simple beso que no se volvería a repetir.
− Claro. Mi amigo Jack a usted le gusta esa mujer, desde que la viste te gusto es mejor que no te lo niegues a ti mismo.
− Y que si me gusta, es una mujer hermosa.
− Claro que lo es. ¡Bueno ya me voy deben estar esperándome ya!
¿Qué podría hacer? Evitar a esa mujer o seguir molestándola para ver a donde iba a parar todo aquello, no es que se quejara porque besarla y tocarla le despertaba el instinto salvaje que llevaba por dentro. Deseaba hacerle el amor a Megan.
− ¡Oh que hermosas son! Exclamo Melisa ante la belleza de las dos yeguas que tenía delante.
− Si Rodrigo son muy bellas, ¿y son mansas?
− Claro que sí, les traje a las más tranquilas. Esta es luna de raza Morgan y esta es manchas es una Paint Horse.
− ¿Y qué significan esas razas?
− Bueno la raza Morgan es una de las primeras razas que se especializan en el salto y adiestramiento pero tranquila ella es mansa. Y manchas pues es de raza de caballo de tipo más de vaquero el pelaje de este tipo de caballo siempre es manchado, por eso ella lleva ese nombre es la única que tenemos. Pronto entrara en celos y la emparejaremos con un caballo de buena raza el galán como le dicen todos.
− ¿Y quién es ese galán? Le pregunto Melisa.
− El alazán del patrón claro está. Es el mejor caballo que tenemos en el rancho.
No sorprendía a Megan saber de quién era el mejor caballo del rancho, seguramente era un caballo magnifico. Si su dueño era atractivo su caballo no se quedaría atrás. ¿Pero que estaba pensando? Porque tenía que tener ese tipo de pensamientos irracionales, Jack era tan déspota, no se merecía que ella pensara en él como atractivo.
− Tienen que verlo muchachas es un caballo esplendido. Característico por su pelaje rojizo y las crines y cola de color negro. Realmente es un caballo ejemplar.
− ¡Si tú lo dices! Procuro no darle tanta importancia a ese tema, y menos delante de Mel y Rodrigo. – ¿Por qué no intentamos montar?
− Claro les mostrare que deben hacer.
Rodrigo era un magnifico maestro tenía mucha paciencia, y aparte de eso las yeguas cooperaron muy bien porque estaban muy tranquilas para cuando ambas mujeres había dominado la etapa de montar. Luego Rodrigo monto un purasangre marrón llamado Flecher les dijo que era el caballo que usualmente montaba para hacer sus jornadas de trabajo. Los tres partieron hacia unos terrenos tranquilos, este les dijo que por ahora las llevaría a dar unas vueltas alrededor del rancho para cuando dominaran bien a las yeguas recorrerían más terreno.
Las amigas se divertían montando y preguntando de todo lo referente a llevar un rancho así de grande, pero al rato de haber dado unas vueltas Melisa observo acercarse otro caballo.
− ¿Quién viene allí?
− ¡Oh vaya! ese es medianoche, el alazán del patrón. Imagino que debe ser el, ya que no deja que nadie más lo monte.
Megan se puso en alerta, saber que era Jack quien se acercaba le ponía nerviosa era difícil evitarlo.
− ¿Patrón que lo trae por aquí?
− Te necesito, una de las vacas preñadas se de parto y está teniendo muchos problemas, tenemos que ir ahora mismo.
− Claro Jack. Chicas siento interrumpir el paseo, mañana lo podemos retomar.
− Descuida mañana seguimos. Le dijo Melisa algo triste.
− ¡Entonces vámonos!
− Espera Jack, ellas no saben trotar aun debemos ir más despacio.
− No tenemos tiempo para ir despacio.
− Entonces tendremos que llevarlas con nosotros, taremos las yeguas a los caballos así iremos más rápido.
− ¿Qué dices? Exclamo Megan presa del pánico.
− ¡Por mí no hay problema! Dijo Melisa entusiasmada por la idea de montar con Rodrigo en su caballo.
Esa idea no le agradaba para nada a Megan, porque estaba más que claro que su amiga escogería a Rodrigo para ir con él, y ella le tocaría montar con Jack, el solo pensar tener que estar nuevamente tan cerca de él le erizaba la piel.
− Nosotras podríamos volver solas. Dijo Megan para tratar de salvarse de aquella situación.
− Ya estamos por llegar, no hace falta que estés tan rígida.
− ¿Provocar a las personas es su pasión? Le dijo con sarcasmo.
− Hmm… ¡De hecho solo es a ti!
− Y pensar que mi abuela lo tiene en buena estima.
− ¿Qué quiere decir con eso?
− Sus acciones hablan por sí solas.
− El hecho de que usted no sea de mi total agrado no quiere decir que sea un mal hombre.
− ¡Usted es un hipócrita!
Jack rio por su comentario, aquella mujer o no recordaba sus advertencias o en realidad le gustaba que le robara besos.
− Es mejor que mida sus palabras.
− Las mido muy bien, y me parece que esa le sienta muy bien. ¿Qué piensa hacer? Besarme por decirle la verdad
− ¡No! Pero me da la impresión que a usted le gusta que la bese.
− Esa es la mayor estupidez que he oído nunca.
− No te beso aquí mismo porque estamos montados en un caballo, y como usted se pone peor que una gata prefiero dejar el beso para otro día.
− Como si eso fuera a pasar, deje de soñar. Le dijo bajándose como podía del caballo.
Pretendía besarla de nuevo, pero que se estaba creyendo. Aunque en el fondo ella ardía porque la besara de nuevo y hasta mucho más, pero era absurdo desear algo así. Desde que llego a ese rancho comenzó a tener problemas con Jack y las cosas habían tomado otro rumbo, de una simple discusión habían pasado a besarse y lo peor de todo era que ella quería más.
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