El deseaba volverla loca con cada rose de su lengua, y Megan se sentía fascinada por la manera que él, la estaba tratando. Su cuerpo estaba húmedo y su centro femenino era una mar desbordándose entre sus piernas y las sabanas.
− ¡Oh Jack, ven a mí por favor! Le suplicaba.
− ¿Dime qué quieres Megan?
− ¡Hazme el amor vaquero! Le susurro sin pudor.
− Muy bien, sabrás como hace el amor un vaquero de Texas.
Se colocó entre sus piernas pasando su lengua húmeda por su centro femenino empapado de pasión, ella abrió las piernas completamente para el disfrutando de la lengua experta de Jack. No sentía pena, ni vergüenza, deseaba a ese hombre y lo tenía en su cama y entre sus piernas probando de su néctar. Megan no podía aguantar tanto placer, dejándose llevar por la humedad y suavidad de su lengua alcanzo un increíble orgasmo silenciando sus gemidos con su almohada.
Jack contemplo esa escena y lo excito aún más, se colocó entre sus piernas arrastrado por la pasión y lujuria, se adentró en ella muy lentamente, ella estaba muy ajustada pero eso no detuvo sus instintos salvajes de poseerla como un animal, estaba tan caliente y húmeda por dentro que se le hacía agua la boca a Jack, la penetro aún mas con fuerza mientras que ella lo acariciaba por la espalda y con las piernas lo abrazaba lo cual hizo que su miembro entrara más profundo dentro de ella, en ese momento ella soltó un pequeño gritico que inmediatamente fue reemplazado por gemidos apagados por los besos de Jack mientras se movía en su interior primero lentamente hasta que poco a poco fue acelerando el ritmo.
− ¡Oh Jack, ya no puedo aguantar más!
Estaba muy próxima alcanzar el orgasmo, quería que perdurara el acto pero con él, sus caricias y su forma de hacerle el amor, no lograría su cometido de aguantar mucho. Así que dejo de reprimirse y se abandonó al mayor placer de su vida explotando en aquel instante con la fuerza de un volcán de cien años dormido, no había sentido nada parecido como lo que le hizo sentir Jack estaba extasiada mientras que su vaquero se movía ferozmente en su interior degustando de sus labios sensibles.
A los pocos minutos Jack se deshacía encima de Megan con gotas de sudor recorriéndole por todo su musculoso cuerpo, era una imagen difícil de olvidar su cuerpo brillaba con la tenue luz del cuarto, sus músculos estaban tensos por la presión que ejercía para mantenerse encima de ella sin aplastarla, definitivamente era un hombre hermoso.
− ¿Estás bien? Le pregunto con una encantadora sonrisa y aun dentro de ella.
− ¡Muy bien! Le respondió mordiéndose el labio.
− Me pareció haberte lastimado.
− No, nada de eso. Estuviste estupendo.
− Por un momento pensé que tú eras, bueno, ya sabes a lo que me refiero.
− ¡No por Dios!
− Entiendo. Se sentía un poco aliviado, le hubiera preocupado saber que podría ser el primer hombre de ella. Por lo general la primera vez de una mujer siempre era importante
− No te preocupes Jack somos adultos
− ¿Porque lo dices?
− Por tu cara, parece de espanto. Le dijo riéndose.
− Simplemente me preocupo el hecho de hacerte daño.
− Lo que te preocupaba era el hecho de que hubiera sido mi primera vez, y luego quisiera tirarte el lazo para que te casaras conmigo.
− ¡Como si pudieras! Le dijo con una sonrisa.
− Descuida no pensaba intentarlo. Jack se hizo a un lado y se puso de costado mirándola.
− ¿Los vaqueros no son tu tipo?
− Si lo son, el de la fiesta podría haber sido mi tipo de hombre.
Aquel comentario no le gusto para nada a Jack, frunciendo el ceño la tomo del mentón y le dijo.
− ¡Estás aquí desnuda conmigo, y me estás hablando de ese tipo!
− ¿Estás celoso Jack? No deberías estarlo, simplemente te digo que los vaqueros si pueden ser de mi gusto.
− ¿Y yo no puedo serlo?
− ¡No! Tú le huyes al matrimonio y la familia, no me sirve un hombre así.
− Estas muy clara con lo que quieres ¿no es así?
− ¡Absolutamente!.
− ¿Y ahora qué es lo que quieres Megan?
Hacer el amor toda la noche si era posible, pensó esta.
− ¡Si te lo digo tendrías que permanecer despierto toda la noche!
Ambas mujeres lo miraban como si supieran todo lo que había pasado la noche anterior. Trago saliva y dijo lo primero que se le cruzo por la mente.
− No pasó nada. ¿Qué podría pasar? Tomo dos bollos de la mesa y salió a todo dar por la puerta trasera sin esperar la respuesta de las dos mujeres que lo miraban como si ocultara algo.
− ¿Crees que esos dos se hayan peleado de nuevo? Jack nunca sale sin desayunar y menos si son de mis bollos.
− No lo sé, pero lo sabremos cuando Megan baje.
− ¡Oh allí viene!
− ¿Qué huele tan bien? Pregunto Megan.
− Hasta que por fin te levantas. Le reclamo su amiga.
− Estaba muy cansada, necesito descansar ya que cuando regrese a casa no tendré tanto tiempo para descansar o dormir hasta tarde.
− Bueno niña siéntate, y cuéntanos que fue lo que paso anoche, ¿discutiste con Jack o algo así?
Megan casi se atraganta con el pedazo de bollo que se había metido a la boca.
− En lo absoluto. ¿Qué les hace pensar eso? ¿Él les dijo algo?
− No, nos dijo nada. Pero bajo y no quiso quedarse a desayunar, para mi es suficiente pensar que algo ocurrió. Le dijo su abuela.
− No es culpa mía que no quisiera quedarse. Además ustedes saben que no está muy contento que estemos aquí.
− No digas eso, él no es así hija.
− En fin abuela no importa lo que el piense, nosotras nos marchamos mañana. Así el podrá tomar su desayuno tranquilamente sin tener que vernos la cara.
− ¡No! ¿Por qué mañana?, es muy apresurado. Le reclamo su amiga enojada.
Sabía que esa noticia no le iba agradar nada a su amiga, pero realmente ya no deseaba estar más en aquella casa y menos después de lo que había pasado la noche anterior.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un Vaquero Enamorado (COMPLETO)