Un Vaquero Enamorado (COMPLETO) romance Capítulo 18

− Lo siento Mel pero nos vamos mañana.

− ¿Pero por qué tan pronto? Quisiera salir más con Rodrigo.

− ¡Lo siento! Se levantó y subió las escaleras hasta su habitación.

− Genial y yo que pensaba que le estaba agradando estar aquí, ayer la vi divirtiéndose en la fiesta.

− No podemos hacer nada, ha tomado su decisión.

− ¿Y usted se quedara?

− Por supuesto que si me quedare. Si mi nieta quiere verme tendrá que venir hasta aquí.

− Yo no sé si quiero irme.

− Entonces toma una decisión.

− No lo sé, no quiero parecer que me quedo por Rodrigo.

− Solo tú puedes tomar tus decisiones.

El día paso como un relámpago, Megan paso casi la mayor parte del día en su habitación. Melisa aprovechaba la oportunidad de estar con Rodrigo cuando este no tenía labores, Jack y Megan no se toparon en todo el día hasta la hora de la cena cuando se disponía a bajar las escaleras escucho una conversación entre su abuela y Jack. Solo de escuchar su voz le ponía la piel de gallina.

− ¿Y qué culpa tengo yo de que ella quiera irse mañana?

− Pues ella dice que tú no te sientes a gusto con su presencia.

− Pues si mal no recuerdo ella tiene su vida en Atlanta, lo más probable es que quiere volver para ocuparse de sus asuntos.

− ¡Qué sabes tú de eso! Le riño.

− Grisell si ella quiere irse pues que lo haga.

− ¡Quiero que se quede!

− Pero ella no desea quedarse en este rancho.

− Será porque tú no la has tratado muy bien que digamos. La has molestado y te has atrevido a besarla sin su consentimiento.

− No creo que por un simple beso ella quiera irse. ¿Quieres que le ruegue para que se quede?

− Eres muy cabezota Jack.

Mientras Megan oía a escondidas la voz de Jack era de puro sarcasmo y la enfurecía saber que él no movería un dedo por pedirle disculpas por sus malos tratos, pero que podía hacer ella irse era lo más razonable. Cuando bajo el siguiente escalón perdió el equilibrio por estar prestando atención a la conversación no se fijó y cayó de bruces, el grito que salió de su garganta fue ensordecedor, no sabía cómo pero al instante Jack estaba a su lado junto con su abuela.

− ¿Qué fue lo que paso? La cara de preocupación de su abuela y de Jack la asustaron.

− Resbale, me duele mucho el tobillo. Casi al borde de las lágrimas.

− Déjame ver. Le dijo su abuela. – Jack tendremos que llamar al médico está comenzando a hincharse.

− Si llámalo, yo la subiré a su habitación. Megan te cargare hasta arriba de acuerdo todo estará bien.

− Me duele mucho, ¿crees que me lo fracture? Ya no podía retener más las lágrimas y rompió a llorar.

− No creo. Pero vamos a esperar al médico. La levanto muy despacio y subió con ella las escaleras.

Sentó a Megan en la cama mientras acomodaba su tobillo en una almohada.

− Esta hinchado y se está tornando morado. Se ve espantoso y me duele demasiado Jack. Se quejó entre lágrimas.

− Shh... El la abrazo y la consoló. – Todo estará bien, seguro es una torcedura nada más.

Grisell entraba en ese momento corriendo junto con Melisa y Rodrigo en la habitación, Jack la soltó rápidamente y se alejó un poco.

− ¡Oh Megan! tranquila no creo que sea grave. Le dijo su amiga abrazándola.

− Tranquila el doctor llegara en unos minutos, casualmente estaba cerca haciéndole unas visitas a unos vecinos.

− Abuela me duele mucho, ¿qué tanto va a tardar?

− Te traje una compresa mi niña esto ayudara a tu dolor.

La compresa fría comenzaba aliviar el tobillo de Megan después de un rato, aquello era el colmo romperse el tobillo significaba tener que seguir en aquella casa por más tiempo. Su idea de irse al siguiente día estaba totalmente descartada. Se recostó en la almohada que Jack le había puesto, para pensar y olvidarse del dolor, pero solo podía pensar en que el la confundía en unas ocasiones era tan lindo y en otras muy antipático ¿Por qué se comportaba de esa manera? Y el bendito dolor del tobillo parecía como si le pincharan con una aguja una y otra vez, cuando llegaría el doctor.

Al poco rato escucho una voz diferente en la habitación abrió los ojos y miro a un hombre de mediana estatura como de unos cincuenta años, el comenzó a inspeccionarle el tobillo.

− ¿Es grave Meison? Le pregunto Jack.

− Bueno con esto te repondrás muy pronto.

− Espero que si abuela, debo volver a mi vida lo antes posible.

− Si eso es lo que quieres, no te diré más. Ahora come algo.

− Abuela necesito darme una ducha, tendrás que ayudarme a levantarme para ir al baño.

− ¡Oh no mi niña! Yo no puedo hacer algo así, le dejare ese trabajo a Jack.

− ¿Has perdido la razón? Si él no me soporta, como le vas a pedir que haga tal cosa.

− Es lo mínimo que puede hacer por hacerte sentir incomoda.

− Abuela por Dios, esta es su casa no tuya.

− Pero eso no le da derecho de intimidar a las personas que en ella vivan.

− Dile a Melisa que suba y me ayude.

− Ella volvió a salir con Rodrigo a por unas cosas para la casa.

− ¡Genial! Qué clase de amiga es esa.

− Bueno esta prendada de Rodrigo y está aprovechando lo más que puede para pasar el tiempo con él. Enviare a Jack y no discutas.

Su abuela era realmente testaruda.

− ¡¿Qué quieres que haga que cosa?! No crees que abusas de mi paciencia Grisell.

− Para nada. Ella no puede moverse con libertad, además solo la vas a cargar hasta el baño o cuando ella necesite moverse. Sube y ayúdala.

− No le caigo bien a tu nieta. ¿Por qué insiste en que nos tratemos?

− ¡Qué curioso ella dijo exactamente lo mismo de ti!

Jack permaneció callado y a regadientes subió hasta el cuarto de Megan.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un Vaquero Enamorado (COMPLETO)