Un Vaquero Enamorado (COMPLETO) romance Capítulo 33

Pasaron el día remodelando la habitación de Jack, dejándola al gusto de Megan. En la tarde Rodrigo y Jack llevaron a las damas a San Antonio para que compraran lo que necesitaban para la celebración, mientras que ellos hacían los encargos para el rancho.

− ¡Entonces quieres que sea tu padrino de bodas, después de haberme dado un puñetazo! Dijo sobándose el sitio donde Jack le había dado el golpe.

− Sabes bien que te lo merecías, además te pedí disculpas.

− ¡Si pero eso no compenso el golpe!

− ¿Y qué demonios quieres? Ambos estaban tomando unas cervezas en un bar que frecuentaban cuando solían ir a la ciudad.

− Me gustaría que me vendieras un pedazo de tierra, cerca del arroyo.

− ¿Y para que la quieres?

− Quiero construir una pequeña casa, ya no quiero estar más en las barracas.

− Te he dicho muchas veces que te mudaras para la casa.

− Quiero privacidad, Jack.

− Hmm…Entiendo ¿Es por melisa?

− ¿No se supone que el padrino es el que hace los regalos de boda?

− Bueno ya te di un buen regalo, un gran consejo.

− ¡Está bien, te venderé las tierras!

− Bien, ¿cuánto se tardaran las chicas?

No tenía idea de lo que estarían comprando las chicas, pero llevaban muchas horas de compras y ya se estaba impacientando. Así sería la vida de un hombre casado cuando su mujer saliera de compras.

− ¡No lo sé!

− Bueno una boda no creo que sea tan fácil de organizar, me has dejado muy sorprendido cuando me dijiste que él bebé de Megan es tuyo.

− ¡Imagínate mi sorpresa!

− Nadie lo se imaginaba, eres tan cabezota que todos pensábamos que te quedarías soltero por el resto de tu vida.

− Creo que deberíamos ir a ese centro comercial donde las dejamos. Le dijo para cambiar de tema.

− Hmm... ¡Bueno tú eres el jefe!

Melisa y Megan estaban tomando unos bocadillos en un bonito café, rodeadas de bolsas con las compras tanto de la ropa del bebe como para la misma Megan, ya que no había llevado suficiente, en vista que en sus planes no estaba quedarse y muchos menos casarse.

− Compramos muchas cosas Megan, creo que nos excedimos un poco.

− No lo creo, será muy difícil volver a salir del rancho cuando él bebé este más grande.

− ¿No estas agotada?

− Lo estoy, pero valió la pena. Estas pastas secas están muy buenas, voy a por más.

− ¡Megan te has comido más de media docena!, ¡eh! mira, allí vienen los chicos.

Jack la ponía nerviosa, no importa que estuvieran próximos a casarse, él le alteraba los sentidos y le hervía la sangre.

− Encontrarlas ha sido toda una odisea, no se me ocurrió que podrían estar comiendo. Le dijo Jack mirando a su prometida.

− Megan estaba hambrienta, lo siento si nos hemos tardado mucho.

− Se han comprado todo el centro comercial.

− Necesitábamos muchas cosas, además no le había comprado nada al bebe. La cuna la llevaron hace dos horas al rancho.

− Me hubieras esperado para que escogiéramos una. Le reclamo Jack no muy satisfecho por la decisión de ella.

− ¡Oh lo siento! Creí que estabas muy ocupado con los encargos del rancho, no pensé, bueno lo siento.

− Descuida, seguro es una bonita cuna. Le dijo en tono suave, había sentido que la había hecho sentir mal con su reclamo.

El día de la boda llego tan rápido como el alba, todo estaba preparado para una pequeña ceremonia sencilla que se iba a celebrar en el mismo rancho, Melisa, Rodrigo y Grisell habían decorado la parte trasera de la casa con flores silvestres. Solo habían invitado unos pocos invitados, la mayoría vecinos de Jack y otros empleados del rancho.

El sacerdote se había trasladado del pueblo hasta la casa para dar inicio a la celebración, después de algunas de estrés, Megan y Jack estaban oficialmente casados. Todos comenzaron a disfrutar de la fiesta, muchas parejas bailaban al compas de Alan Jackson mientras que otras charlaban alegremente en las mesas.

Los novios como es la tradición, iban de mesa en mesa saludando a los invitados, Megan estaba contenta por la boda, pero sabía que tenía mucho trabajo que hacer en su matrimonio, ya que Jack no se había casado por amor sino más bien, lo había hecho por su bebe. Pero tenía fe que todo eso cambiaría. El festejo había llegado a su fin, y todo había salido de maravilla, todos los invitados le desearon felicidad y se marcharon contentos.

Jack se sentía un poco abrumado por todas esas felicitaciones y abrazos, solo quería subir a su habitación para estar a solas con su esposa ya que en la fiesta no pudo tener ni un momento a solas, excepto cuando ambos bailaron. En las últimas semanas su vientre había crecido más, y muy poco hacían el amor. Aunque el doctor le había dicho que no había problema alguno, pero el tenia temor de lastimar a ambos, ya que cuando la tenía desnuda perdía el control total. Ya en su habitación no evito preguntar.

− ¿Estás cansada?

− Si un poco, gracias a dios decidí usar zapatillas.

− ¡Fue una buena fiesta!

− Si muy hermosa.

− Me da gusto, ¿Quieres darte un baño?

− ¿Eso es una invitación?

− ¿No crees que hemos abusado mucho? Le dijo con mucha suavidad, para no herirla.

− El doctor ha dicho que hay problema. Pero si no deseas está bien. La decepción estaba latente en su tono de voz.

− Megan, yo te deseo.

− Pero no quieres estar conmigo ahora.

− ¡Es por él bebe!

− Él bebe está bien Jack, pero olvídalo, tomare ese baño sola y me acostare.

Se encerró en el baño reprimiendo las ganas de llorar, justamente había escogido la noche de bodas para ponerse a pensar en él bebe, cuando las semanas anteriores no la dejaba respirar. Pero no lloraría por eso, ya tendrían otros momentos. Para cuando salió del baño la habitación estaba sola, Megan pensó que no dormiría esa noche con ella, su matrimonio no estaba teniendo un buen comienzo. Quizás Jack se sentía abrumado por tantas emociones juntas ya que todo eso era nuevo para él, no quiso pensar más en eso y se decidió por acostarse quedándose dormida de inmediato.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un Vaquero Enamorado (COMPLETO)