Ven... a Mí romance Capítulo 17

Luc.

Luego de conversar largamente con mi hermana, y al parecer haber quedado satisfecha con mi explicación, pudimos comer en paz. Traté de sacar conversación con respecto a la universidad, pero literalmente la sensación de intriga me estaba matando.

Por otro lado, Melissa no me había escrito, ni tampoco me había llamado y eso me estaba preocupando mucho.

Sin dudar, luego de terminar con Aroa, me disculpo para ir a descansar a mi habitación, no podré trabajar ni muchos menos relajarme hasta que no pueda hablar concretamente con ella.

Los tonos suenan hasta caer la contestadora, por más de que he intentado más de cinco veces, Mell no toma la llamada. Así que decido por hacer una llamada a Sara quien ya no vive con ellos para no parecer tan intenso.

No ha pasado dos tonos cuando contesta.

—Luc… —responde algo agitada.

Mi ceño se frunce.

—¿Estás bien? —pregunto ante el tono de su voz.

—S-sí, solo… no esperaba tu llamada.

—Entiendo, Sara, estoy tratando de contactar con Melissa, pero parece que no tiene su celular, ya tú sabes como es.

—Ammm, sí —gesticula como de mala gana.

—¿Sabes algo de ella? —pregunto a pesar de sus cortas palabras.

—No, no he hablado con ella en mucho tiempo —dice mientras un suspiro sale de mí.

Entonces recuerdo que Mell me habló sobre su delicada relación con Sara y los cambios de humor de esta.

—¿Tú ya no estás en casa cierto? —pregunto nuevamente.

—¡Oh no! —Ríe más serena—. Me mudé definitivamente, estoy sola ahora… en mi nuevo departamento.

—Claro…

Intento pensar en que más hacer y justo cuando estoy a punto de despedirme recuerdo que necesito algo más de Sara.

—Sara, envía una cancelación de mi compromiso a todos los invitados, hazlo como si fuera en conjunto con Dafne, pide disculpas por los inconvenientes… y por favor aléjame lo que más puedas de la prensa.

Un silencio largo se hace en nuestra llamada.

—¿Sara?

—Si… aquí estoy, es que estoy un poco sorprendida, pero sabía que eso no iba a ninguna parte… escucha…

—Sara —le corto—. No es un bueno momento para hablar de ello. Por favor si sabes de tu hermana, avísame.

No espero su contestación y cuelgo para decidirme a enviar un mensaje, prácticamente el día ha pasado tan rápido que, si no fuera por la petición de Mell el viernes, estuviera en su casa ahora mismo.

“Cara, he estado llamándote, ¿Por qué no respondes?”Luc.

Tecleo tan rápido como puedo y envío el mensaje un poco nervioso esperando su respuesta inmediata.

Unas horas más tardes, justo cuando he tomado las llaves del auto para no dar más larga al asunto, y ante la inminente desesperación que me ha consumido por dentro, el sonido notificación de mi móvil me hace frenar antes de llegar a la puerta.

Su nombre en el título de la notificación me da cierto alivio hasta que abro el mensaje completamente…

“No quiero hablar Luc, necesito… estar sola un tiempo, estoy realmente confundida y si te soy sincera no sé ni que es lo que siento. Perdóname una vez más, y por favor no vengas a casa” Mell.

Las palabras que he leído en mi mente, hunden mi corazón, un remolino de sensaciones comienzan apabullarme haciéndome sentir un completo imbécil, el labio superior comienza a temblarme ante la rabia que comienza a tomar dominio en mi cuerpo, mientras aprieto con gran fuerza el móvil.

¡No puedo creer que Melissa vuelva hacerme lo mismo!, y no lo digo por el hecho de que cancelé mi compromiso, porque de alguna forma eso no iba para ninguna parte. Es más bien su comportamiento inmaduro, su arrebatada forma de actuar en algunas situaciones para luego retractarse de lo que hizo, eso simplemente me tiene harto.

Sin control alguno arrojo el celular contra la pared queriendo alivianar toda la tensión que ahora me domina, quiero golpearme a mí mismo por dejar que mis sentimientos me dominasen para actuar, quiero que alguien me golpee y me haga entrar en razón y alejarme de una vez y por todas de ella.

Ya no soporto este rechazo, ya no.

—¿Ya viste la porquería de artículo que sacaron sobre mí? —pregunto indicándole una silla sin dejar espacio a otro tema.

Niega varias veces.

—No, pero puedo imaginar qué tipo de cosas pueden haber escrito después de todo lo que pasó…

Las palabras de Bruno me hacen sentir una mierda, es como si por primera vez estuviera restregándome a la cara mi mal ejemplo.

—¿Tienes todo listo para viajar a Nueva York? —le pregunto para cambiar el tema de conversación.

Bruno está comenzando a viajar en mi lugar para que no me quede tan pesado. Un silencio se hace en el momento, entonces me doy vuelta para saber por qué mi hermano no responde a mis preguntas.

—¿Qué ocurre? —vuelvo a preguntar con la mirada fija en él.

—¿Has hablado con Melissa?

Mi ceño se frunce mientras cierta irritación se apodera de mí.

—No, y espero no verla por un tiempo largo…

—¿Qué dices hermano? Ella está pasando por algo muy difícil, recuerda que es como nuestra familia.

Un arrebato se apodera de mí al escuchar a mi hermano. Y no sé qué está pasándome, no entiendo por qué de forma repentina vuelve a cegarme la ira.

—¡Pero no lo es! ¡Ella no es mi pariente! ¡No lo es!

Bruno se levanta impactado, mientras las cosas del escritorio caen al suelo luego al ser arrojadas por mí.

—Bien, ¡Entonces Andrés y yo nos haremos cargo de ese hijo de puta que la golpeo! —dice Bruno con rabia intentando salir de la oficina.

La adrenalina se acciona en mi cuerpo y rápidamente lo detengo. Una fase desconocida entre rabia, frustración y miedo se apodera de mí. El cuerpo comienza a temblarme por acción propia.

—¿Qué has dicho? —pregunto como un susurro.

—Ese imbécil que Mell llama novio, la golpeó, Andrés y yo pudimos evidenciar toda esa mierda el viernes por la noche cuando ella llegaba a su casa…

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