Ven... a Mí romance Capítulo 18

Melissa.

Un largo desayuno se gestaba en mi casa, era muy temprano, había despertado con anticipación porque necesitaba llegar lo más pronto posible a la oficina, por lo tanto, aquí estaba sentada en la mesa, con mamá y papá, observándome, y queriéndome llenar de preguntas.

Se les notaba la incomodidad, ahora mismo no estaba Andrés presente y quizás para ellos era el momento adecuado para obtener información de lo que había pasado.

—Cariño —pronuncia mi madre dejando su taza de café en la mesa tratando de acoplarse conmigo.

Pero decido acortar la situación y esperar otro momento para esto.

—Mamá… prometo que sabrán todo en detalles. Ahora mismo debo irme, necesito llegar a la oficina con anticipación, ustedes saben que mi ausencia y mi encierro este fin de semana no me traerá nada bueno en el trabajo.

Ambos se miran decepcionados, pero no insisten en hacerme ninguna pregunta. Agradezco de forma silenciosa su actitud y me levanto para irme de una buena vez.

Entré a la oficina, como quien quiere pasar desapercibido, como quien quiere huir y no dar la cara a nadie, pero sobre todo no quiero que me vean a la cara… por ninguna razón.

El moretón que tenía en mi mejilla ahora es de un color, entre morado y azul, un poco más claro que antes; el maquillaje que me he puesto lo disimula muy bien y estos dos días que he pasado con hielo han hecho un avance enorme. Tomo rápidamente asiento frente a mi mesa y saco el espejo del bolso para retocarme nuevamente en el lugar indicado, Alice en cualquier momento me llamará a su oficina o simplemente entrará por esa puerta.

Enciendo mi computador, necesito revisar el correo para saber todas las tareas que debo hacer, prácticamente el fin de semana me sucumbí como un ermitaño en casa sin querer ver a nadie. Y no es para menos.

Lo que ocurrió definitivamente hizo un alto en mi vida. Todo lo que ocurrió, no sé si en algún momento vaya a olvidar este episodio, pero más que el golpe, me duelen las intenciones de Sara.

Por más que he intentado estos últimos días, no dejo de recordar cada palabra que me dijo y como utilizaba sus expresiones hacia mí, como si yo fuera su enemiga, como si su batalla fuera conmigo.

Lo peor de todo es que ahora que descubrí mis sentimientos por Luc, aparece mi propia hermana exigiéndome que me aparte porque ella está enamorada de… mi mejor amigo.

Un suspiro sale de mi boca, mientras reprimo los ojos para alivianar la tensión que surge en mi mente. No sé qué voy a hacer, ni cómo voy a lidiar con todo esto, no sé qué decirle a Luc, y tampoco sé que vaya a pasar con Erick ahora que mi hermano está totalmente cegado por la ira.

Un dolor se gesta en mi pecho cada vez que viene a mi mente el mensaje que envié a Luc el sábado, pero necesitaba fingir, necesitaba decirle esas cosas para mantenerlo lejos de mí, inclusive no quiero siquiera que se entere de lo que pasó con Erick.

Por lo tanto, tampoco tendré la valentía de verle a la cara. ¿Cómo puedo mentirle a mi mejor amigo? ¿Cómo podré decirle que solo estaba confundida? ¿Cómo le miento diciendo que no siento ese tipo de amor por él, para no dañar a mi hermana?

El corazón se me comprime solo de pensarlo, me causa dolor solo de imaginar que debo separarme de él.

Porque… ¿Cómo puedo colocar mi felicidad en medio del sufrimiento de mi hermana? Y no porque esta lo merezca, definitivamente Sara me ha decepcionado, pero nadie en esta vida puede ser feliz haciéndole daño a un miembro de su familia, exactamente a un hermano que lo es todo para ti, sea desagradable o no.

Niego varias veces mientras suelto el aire, aprovecho de encender mi móvil, y ponerlo a cargar, entonces diviso que el correo electrónico está lleno. Muchos mensajes de Alice y al menos unos veinte de Maddie.

Mi ceño se frunce rápidamente, y cuando intento abrir algún correo al azar, el chillido de Mad me espanta.

—¡Oh por Dios, Mell! ¡¿Dónde diablos estabas metida?! Alice esta… no sé ni como esta, esta fúrica, esta… ¡¿por qué no contestaste tu celular en todo el jodido fin de semana?! ¿Qué rayos pasa contigo?

Observo como Maddie habla desordenadamente de un lado para el otro sin prestar atención a mi silencio. Un suspiro sale de mí temiendo lo peor con respecto a mi trabajo. ¿Entenderá Alice por lo que pasé?

No sé cómo contarle todo esto, me avergüenza. Además, Alice siempre me advirtió que no mezclara mi vida personal con el trabajo, y que siempre debía estar disponible los fines de semana en caso de que se necesitara.

Y parece que algo surgió.

—¡Maldición! ¡¿Me estás escuchando?! —pregunta Mad en un grito.

—Mad —trato de pronunciar, pero mi voz sale rota, tanto que esa acción hacer callar y girar a mi amiga.

Sus ojos se abren como platos y me recorren rápidamente, frunce su ceño y se acerca a mí tanto, que puedo sentir su respiración en el rostro. Nunca me sorprendo de su forma de actuar.

—¿Qué te paso en el rostro? —Pregunta tomando mi barbilla girándola varias veces—. ¿Te quedarás así? ¡Por Dios habla ya!

Mi cabeza se agacha lentamente, inevitablemente las lágrimas comienzan a nublar mi vista. Odio llorar, detesto hacerlo.

—Mad… Erick me golpeó…

Su rostro palidece y da varios pasos hacia atrás mientras niega incrédula.

Quizás esa expresión debí tenerla yo aquel día, cualquiera que conozca a Erick se sorprendería, él no es persona de actuar de esta forma. Por ello aún tengo dudas en muchas cosas, como por ejemplo en mi hermana. Si ella fue la que le envió las imágenes a Erick, ¿qué otra cosa pudo decirle?

—No… —dice mi amiga colocando sus manos en el rostro—. No eso no es verdad…

El llanto se me intensifica aún más.

—Pasaron muchas cosas Mad, ahora mismo estoy pasando una tragedia, una pesadilla… y quiero que me despierten lo antes posible, no entiendo por qué está pasándome esto…

Maddie llega rápidamente a mi lugar, se coloca de cuclillas y me abraza sin medir palabras, las lágrimas son más livianas ahora que tengo un pecho para llorar, porque sencillamente me he negado hablar con mis padres.

Alzo mi rostro y Mad seca mis lágrimas negando. De repente ella se levanta exaltada.

—Melissa…—interrumpe levantándose—. No tengo por qué darle excusas de su despido, usted misma sabe que mi paciencia está al borde. Es una lástima sí, y acepto que pierdo a una gran escritora; pero su irresponsabilidad y el hábito de mezclar su vida con el trabajo, sencillamente toparon mis límites. Espero que cuando yo regrese a esta oficina no haya ninguna cosa suya aquí.

Mi boca se cierra ante sus duras palabras, sin dejar de mirar como paso a paso llega a la puerta y antes de salir añade: —Su liquidación llegará en unos días, así que puede pasar por ella, yo le notificaré.

Con estas palabras sale de… mi antigua oficina, dejándome más sola que nunca.

Mis labios comienzan a temblar mientras mi mirada cae al suelo, mi carrera, mis sueños como escritora y editora, todo lo que soñé y todo lo que dejé por esto, se han ido a un balde en cuestión de segundos.

¿Qué es lo que ocurre? ¿Acaso está conspirando el mundo contra mí?

Un nudo se me forma en la garganta mientras que le ordeno a mi mente comenzar a empacar. Pero literalmente no puedo moverme, lo único que hago es negar sin saber que hice para merecer todo esto. ¿Acaso enamorarme de mi mejor amigo? ¿Acaso engañar a mi novio?

Los sollozos comienzan a inundar el lugar, entonces Mad entra en la oficina llegando rápidamente hacia mí.

—No Mell, ¿no me digas que esa víbora te echó?

Asiento sin pronunciar palabras mientras mi amiga me abraza nuevamente.

—Se arrepentirá, no hay nadie mejor que tú en lo que haces… dale unos días.

—Ella tiene razón, he sido muy irresponsable, Mad

—Emy…

Me separo de Mad, y seco mis lágrimas decidida.

—Ayúdame a empacar Mad, necesito dejar esta oficina desocupada.

Mi amiga solo asiente y durante nuestra actividad no se vuelve a pronunciar una sola palabra.

Coloqué todo lo que pude en las cajas, había varias cosas que por cuestión de decoración había traído a la oficina y las hubiese dejado si no conociera a Alice, cuando ella decía desocupar el lugar, era porque no quería ver nada mío y punto.

No le reprochaba el enojo, ni la rabia que pudo sentir al necesitar de mi trabajo y yo haber desaparecido, actué como una niña irresponsable y ahora asumiré mi error.

Un error muy caro, uno que costó todo mi esfuerzo y dedicación.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ven... a Mí