Ven... a Mí romance Capítulo 20

Melissa.

No me doy cuenta de la presencia de Bruno hasta que siento que sus brazos me envuelven para ser consolada. Pero yo no merezco eso, ¿no es verdad?

—Ven, ¿debes ir al trabajo no es así? —dice este, tratando de controlar mi llanto secando las lágrimas con sus pulgares, teniendo cuidado con mi mejilla.

—Iré a casa —es lo único que logro articular. No quiero decirle nada, no quiero la lástima de nadie y menos quiero hablar del asunto de mi trabajo.

—Te llevaré entonces.

Vuelvo a negar lentamente.

—Debes ir con tu hermano Bruno, él te necesita, está muy enojado. ¡Por favor! Yo iré despacio, te enviaré un mensaje en cuanto llegue, te lo prometo.

Él asiente y sin decir una palabra más, me acompaña al auto cerrando la puerta del copiloto luego que yo me senté. Con mis manos le doy un adiós, mientras comienzo a irme definitivamente a casa.

***

—Lo siento tanto… de verdad Mell, esto parece mentira…

Maddie está sentada en el sillón de mi habitación frente a mí, con una tasa de chocolate que mamá preparó para nosotras hace un rato. Es bastante tarde, sin embargo, ella ha decidido quedarse hoy en mi casa.

No hay otra persona además de Mad a quien pueda contarle todo lo sucedió; jamás podría decirles a mis padres lo que hizo Sara, y al parecer Luc nunca volverá a confiar en mí.

—Aún me parece mentira —le digo después que tomo otro sorbo de mi tasa—. Solo sé que todo se fue al traste, ahora mismo ni sé que voy a hacer. No sé cómo decirles a mis padres que me despidieron, no sé cómo poder vivir con lo que Sara me hizo, y mucho menos sé cómo… como será ahora mi vida sin Luc.

El ceño de Maddie se profundiza, resopla y niega varias veces.

—¿No sería más fácil que le dijeras a todos lo mierda que es tu hermana?

—Mad…

—No, espera —dice tomando el aire un poco dramático—. Ósea, sé que tú cometiste un error, que a mi parecer… ¿Qué se podía hacer? Si tú y Luc se aman ¿cómo podían seguir con sus vidas así? Ahora, supongamos que fue un error hacer las cosas de esa manera. Pero ¿Cómo una persona siendo de tu misma sangre hace algo como eso? Y aparte de todo, te exige que te alejes de tu mejor amigo…

—Mad…

—¡Maldita sea, Luc! ¿Dejarás a tu amigo de toda la vida, ahora que se convirtió en la persona que crees haberte enamorado?

Mis labios tiemblan ante sus duras palabras. Literalmente me siento destruida. No creo que estoy enamorada de Luc, estoy segura y convencida que es así. ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo no supe que él era realmente el hombre con el que quería estar?

Resoplo varias veces mientras observo como Maddie espera una respuesta de mi parte.

—Es mi hermana Mad, ¡mi hermana!

—¿Pero ella pensó eso cuando te traicionó de esa forma?

No, por supuesto que no, y ni siquiera esta arrepentida, de hecho, creo que estará muy satisfecha por lo que pasó, ya que no fui yo quien decidió alejarse de Luc, fue él mismo.

Limpio mi rostro de nuevo y vuelvo la tasa a mi boca.

—Ya no importa Mad, solo quiero olvidar todo, necesito hacerlo. No imaginas como Luc me miró… En su gesto vi desprecio Mad y mucha decepción…

—Ponte en sus zapatos por un momento, está muy herido, dale tiempo, aparte saber que ese cabrón te golpeó debió ser el punto de quiebre para él.

—No estoy echándole nada en cara, solo me duele verlo así, lo herí, él debe estar pensando lo peor de mí, debe odiarme en este momento.

Maddie deja su tasa a un lado de la mesa y se levanta hasta mi cama, me abraza, y aunque lo deteste con todas mis fuerzas termino por llorar otra vez…

Es cierto, estoy viviendo en carne propia de lo que todo el mundo hablaba. No sé puede tener una vida perfecta, es imposible complacer a todo el mundo y ser feliz con ello. Por otra parte, también estoy experimentando el sentir que todo se te escurre entre las manos de un momento a otro.

Un día lo tienes todo, y al otro, ya no tienes nada.

Invertí tiempo de mi vida en mi sueño, me desvelé noches enteras, dejé de salir con mis amigos e incluso dejé de conocer algunas personas por centrarme en mi futuro. Escribí sin cesar, ideé más de un plan por complacer a otros con mi trabajo y junto a mis padres invertí dinero en ello.

Andrés me mira al instante y se tensa de inmediato, él debe saberlo todo, Bruno y él son muy unidos.

—¿Qué dices? —mamá pregunta sorprendida levantándose de golpe.

—Aquí dice que es el edificio donde trabaja… Erick.

Adele y Albert nos miran fijamente, buscando alguna información, mi cuerpo se tensa de inmediato creándome un nudo en la garganta. Titubeo varias veces sin saber que decir, pero Andrés se adelanta aliviándome por completo.

—Fue a partirle la cara, así de simple —responde mi hermano haciéndose el desentendido.

—Pero ¿qué está pasando con Luc? —pregunta mamá alarmada—. Primero su compromiso roto, luego ese fin de semana en que se peleó en ese bar y ahora esto.

El semblante de mis padres es realmente preocupado, sus gestos me hunden cada minuto que pasa, porque sé que todo esto se debe a mí. ¿Qué pensarían ellos si saben que yo soy la culpable de todo?

—Debemos hablar con él, Adele, puede que…

—¡No lo molesten! —Corto de inmediato—. Él está muy ocupado papá, no la está pasando bien.

—Pues más aún debemos estar con él. ¿Qué te ocurre? ¿Acaso no estamos hablando de tu mejor amigo?

Los ojos se me llenan inmediatamente en lágrimas y la garganta comienza apretarse de forma cruel. El apetito se me ha ido totalmente entonces mis labios tiemblan.

—He peleado con él… no quiero hablar de eso, por favor…

—¡Pero ¿qué pasa en esta casa?! —exclama mi padre furioso dejándonos con la boca abierta y por mi parte muy nerviosa—. ¡Pasan las cosas y somos los últimos que deben saber todo! Sara se fue y debemos quedarnos callados, tu novio te golpea y yo debo sentarme aquí, callado a esperar a saber qué fue lo que pasó. ¡¿Entonces, no podré preguntar qué pasa con mi familia?!

En algún momento veo como el parpado de mi padre comienza a temblar y la preocupación invade mi cuerpo.

—Papá, por favor, cálmate… —digo casi en susurro con lágrimas en mis ojos.

Andrés se levanta y lo ayuda a sentarse mientras mamá le pasa un vaso de agua.

—Lo dejé plantado otra vez —digo tratando de aliviar la situación—, por eso hemos peleado.

Nadie dice nada, ni siquiera papá me dirige la mirada, parece que él también está decepcionado de mí. Entonces doy pasos cortos hacia atrás y me escurro del lugar lo más rápido que puedo. Necesito ir por un trabajo, necesito conseguirlo urgente, porque yo seré la próxima en abandonar esta casa…

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