Narrador…
Alberth, Adele, Melissa y su amiga Mad entraron a recepción muy agitados, dando el nombre de Sara River para saber en dónde la podían encontrar.
—Solo pueden entrar familiares, esta es la hora de visita así que pueden pasar todos juntos, si son familiares —acentuó la enfermera otra vez al finalizar.
—Todos somos familia —respondió Melissa adelantándose a cualquier comentario tomando la mano de Mad.
La enfermera asintió y le indicó el pasillo por el que debían ir.
Todos caminaban apresurados y cuando llegaron a la puerta indicada, Adele no dudó en abrirla de inmediato.
Sara estaba en la camilla con las manos de Luc sobre ella. Aunque el corazón de Mell saltó en seguida, trató por todos los medios de tragarse todo lo que se arremolinó en su pecho.
—¿Qué pasó? —preguntó Adele llegando hasta su hija, entonces Luc decidió quitarse de su lado.
Sara recibió el abrazo de forma estoica mirando a Luc sin decir una palabra.
—La cena de ayer le cayó muy mal a Sara, comenzó con vómitos imparables, hasta el punto de quedar desmayada después de ese episodio.
Todos arrugaron el ceño después de las palabras de Luc.
—¿Y por qué tienes todos estos cables de suero, y estas cosas? —preguntó Adele desconcertada hacia Sara.
—Madre… —susurró esta débil.
—Adele, Sara sufrió una especie de infección estomacal, debido a la deshidratación, ella debía ser tratada, así que llegamos hace unas horas y…
—¿Estabas con ella en la madrugada? —preguntó interviniendo Alberth.
—Yo lo llamé papá, me sentía muy mal, sentí que no tenía aliento —dijo titubeando—. Me desmayé y Luc tuvo que recurrir al vigilante para entrar a mi apartamento.
Mad y Melissa se dieron una mirada mientras se mantenían atrás del asunto.
—¿Por qué no nos llamaste a nosotros? —preguntó Adele.
—Por favor —dijo Luc alzando la mano—. No convirtamos esto en un debate, Sara está muy débil, necesita descansar, ya tendrán tiempo para hablar después de eso.
Melissa abrió mucho los ojos al ver la actitud de Luc, él parecía querer defenderla de todos ellos, como si algo estuviese molestándolo.
Dio unos pasos inseguros y Mad le soltó la mano. Así que se detuvo frente a la camilla obteniendo dos pares de ojos que la miraban de una forma extraña.
—¿Entonces estás bien? ¿No es algo preocupante? —se atrevió a preguntar, sus miedos eran verdaderos, no estaba muy segura si toda esa información era real.
—Ella aún está delicada, Melissa, y necesita pasar al menos dos días aquí —respondió Luc muy serio para su gusto.
—¿Dos días? —su pregunta salió sin contenerla.
¿Por qué tanto tiempo si era solo un malestar estomacal? Todo estaba muy raro aquí, se preguntó Melissa en seguida, pero sus pensamientos se disiparon en cuanto las manos de Luc la tomaron para sacarla de forma brusca de la habitación.
—Vendremos en unos minutos… —Anunció Luc, pero los padres de ambas estaban más preocupados por la condición de Sara, así que solo asintieron y se acercaron más a la camilla, para hablar con su otra hija.
La presión de los dedos en su piel solo le hicieron soltar un quejido para cuando llegaron al pasillo. Ella no dudo en zafarse y detenerse para mirarlo.
—¿Qué es lo que te pasa? —preguntó reprimiéndose porque sabía no podía alzar mucho la voz, estaban en un hospital, y había personal por todos lados.
Luc la miró con rabia apretando su mandíbula para contenerse.
—Deja de seguir jodiéndote en tu hermana y colocarla en aprietos con tus padres, ¡Es suficiente!
Mell abrió los ojos y dio un paso para atrás sin saber a qué se refería el hombre.
—¿De qué hablas? —preguntó confundida.
Luc recordó la petición de Sara, sin embargo, quería tanto decirle unas cuantas cosas a Melissa que sintió frustración de la forma más básica.
—Solo te diré esto… ya no soy el idiota que creyó ciegamente en ti, Melissa, yo puedo amarte, sí, y te has aprovechado de eso hasta el último minuto…
Sin embargo, Melissa se detuvo a mitad de camino y se giró hacia su hermana, la miro fijamente y esta solo tomó la mano de Luc para hacerle saber que él ahora estaba con ella, pero como siempre Melissa los sorprendió.
—Espero que te mejores, Sara. Espero que todo esto sea para bien y no llegue el día en que te lamentes por estos días…
Sin ver la reacción de Luc, ni la de su propia hermana se fue sin más con el corazón herido. Pero ella ya lo había decidido, y sea cual sea la decisión de Luc para con ella, jamás podía dejar de amarlo. Estos momentos se lo dejaban claro.
Solo seguiría con su vida, y deseaba por todos los medios que más adelante ella pudiera perdonarlo por todo lo que estaba haciendo.
Sara soltó el aire una vez vio la habitación vacía y Luc se despegó de su mano. Estaba segura de que él no dijo nada, y si esto seguía así su plan había funcionado de una forma como nunca lo esperó.
No estaba loca, tampoco quería acabar con su vida, era lo que menos quería, pero debía sacrificarse después que ayer por la noche, vio en como su hermana estaba viviendo la situación con el hombre que a ella le pertenecía, después de verlos en esa habitación tendidos en el sofá, su mente se volvió loca, y ella no pudo quedarse con los brazos cruzados.
—Iré a firmar unos papeles —le dijo Luc y ella asintió de inmediato.
—Ve y descansa, has pasado toda la noche en vela, yo aprovecharé de dormir…
—No quiero dejarte sola —anunció Luc aun preocupado por lo que había hecho, pero en la mente de Sara esa preocupación estaba tergiversada.
—Ve, hazme caso, yo descansaré, cualquier cosa te escribo.
Luc asintió dándole un abrazo a Sara para despedirse definitivamente de ella, era verdad, estaba exhausto y tenía la mente totalmente revuelta.
Salió de la habitación tomó un suspiro y firmó algunos papeles necesarios, prometiendo a la enfermera que estaría allí por la tarde. También se ocupó de enviar a un terapeuta pagado para que comenzara algunas sesiones con Sara, eso es lo que el médico recomendó.
Una vez que estaba manejando, pensó, pensó en las palabras enviadas a Mell, en como su rostro impactado le suplicaba que se detuviera, pero su propósito era solo lastimarla, y lo hizo hasta el punto que le dolió a él mismo. Su garganta le dolía tanto, nunca imaginó en toda su vida que este día pudiera llegar. Que la mujer a quien tanto amaba resultara tener un corazón tan negro y sobre todo lo hubiese engañado de esa manera por todos estos años. Recordó cada palabra de Sara y la información que ella le dio mientras lloraba intensamente.
Las lágrimas se le derramaron y se odió por eso, estaba sufriendo porque por más que no le gustara admitirlo, la seguía amando. La seguía amando aun fuera ella una mentirosa, una manipuladora y, sobre todo, sobre todas las cosas, aun después del mal rato que vivió por el maldito que la golpeó ella se había vuelto a reunirse con ese hombre para revolcarse como una señal de despedida, y conectó todo, porque ese mismo día ella lo llamó pidiéndole que lo dejara en paz. ¿Por qué no vio todo esto con sus propios ojos?, ¿por qué tuvo que escucharlo de la boca de Sara, y pasar semejante humillación?
Golpeo el volante muchas veces hasta que le ardieron los nudillos, aparcó a un lado mientras puso su cabeza en el volante, odiándose a sí mismo por haberse enamorado de la mujer equivocada…
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