Melissa.
Todos estábamos saliendo de la casa, cerrando puertas, conexiones de agua y todo aquello que debía quedar apagado para salir sin preocupaciones.
Mamá como siempre estaba estresada, cada vez que salíamos en familia ella se ponía histérica y le buscaba un problema a todo, así que a este punto de la mañana nadie estaba prestándole la atención que ella requería.
Estaba el auto de papá, que parecía una lancha, su maletero era como un cuarto y aunque yo estaba exagerando, mi hermano también llevaba su auto para que pudiéramos colocar todo lo necesario, pues estaríamos más de dos días en esa cabaña. Después de guardar mi equipaje, en el auto de papá, coloqué unos almohadones en el asiento copiloto de mi hermano, porque yo me iría con él.
Me aseguré de llevar también mi laptop, no perdería tiempo en los ratos que pudiera para corregir mi historia, aunque me faltaban los capítulos finales, quería editar todo lo necesario una y otra vez para tenerla lista en este transcurso de mes que faltaba.
Tenía un poco de nervios, estaría toda la familia allá durante todo el bendito día. No sería muy fácil la convivencia con todas las cosas que nos separaban, pero yo llevaba mi mejor disposición, y un plan para ver si podía arreglar las cosas con Luc.
Después de cerciorar más de diez veces las conexiones, no subimos a los vehículos para comenzar el viaje corto. Los Mancini, ya nos dijeron que estaban llegando y eso era solo porque madrugaron prácticamente, podía imaginar que, si Luc ya estaba en el lugar, Sara debía estar también, adulándolo por todo.
El solo pensamiento me hacía torcer los ojos.
Tomé mi celular y escribí un mensaje, aunque estaba muy nerviosa por su respuesta.
“Quiero que llevemos en paz estos días, por nuestras familias y por nosotros”Mell.
Envié el mensaje y lo coloqué en la abertura dentro de la puerta mientras vi que Andrés hacia lo mismo sonriendo y conduciendo.
—No deberías utilizar tu teléfono en la carretera —le advertí a mi hermano, a la vez que él lo colocaba cerca de la palanca de freno.
—No lo utilizaré más, solo estaba saludando a alguien —respondió con una sonrisa en su rostro.
—¿Aroa? —pregunté intuitivamente.
—No te metas en mis asuntos —dijo antipático.
—Aroa también es mi hermana, así que, si esta vez vas a jugar de nuevo…
—No quiero jugar con ella, Mell —me cortó al instante—. Está vez es diferente.
—Más te vale.
—Quiero comentarte algo, y por favor no le digas a nadie —cambió el tema.
—¿Qué es? —pregunté distraída mientras miraba el paisaje.
—Bruno está algo preocupado, me dijo que Luc está muy cambiado, estresado todo el tiempo, pero que siente que nuestra hermana ahora está persiguiéndolo como un gato a un ratón…
Giré de golpe y lo miré insistentemente.
—¿Qué más te dijo? —pregunté algo nerviosa.
—Esto es lo que me preocupa. Sabes que Bruno es su mano derecha también, pero siente que la misma Sara busca desplazarlo en las decisiones, y le preocupa que ella tenga todo el control de las finanzas sin dejar que más nadie revise sus cuentas.
Un nudo se formó en mi garganta.
—¿Crees que Sara pueda…?
—Él no desconfía en ese sentido de Sara, pero las últimas cosas que están sucediendo lo han puesto nervioso. Luc oculta algo con respecto a ella, porque ahora parece protegerla más de lo necesario.
—Lo sé —dije en mis propios pensamientos.
—¿Sabes que Luc abrió una franquicia en New York?
Asentí con la cabeza.
—Bueno, Bruno pensó que él lideraba aquel asunto, sin embargo, revisando algunos papeles, Sara, parece que planea algo diferente. Y eso fue lo que más lo asustó.
—¿Por qué no habla con Luc?
—Creo que lo hará, pero quiere estar seguro primero, Sara es su familia también, y confesármelo no fue muy fácil, pero me tiene la suficiente confianza.
Negué varias veces con la cabeza, necesitaban que las cosas mejoraran y quería preguntarle directamente a Sara muchas cosas que estaban sueltas, tenía que enfrentarla en muchos asuntos.
—Espero que nada de esto resulte mal —dije con cierta aprensión y luego mi hermano asintió mirándome completamente serio.
Mi teléfono vibró al instante y vi con emoción que Luc había contestado mi mensaje.
“Todo irá en paz, no te preocupes”, Luc. Fue su única respuesta, lo cual me decepcionó al instante.
Otra notificación llegó, pero no era de Luc sino de mi jefe.
“¿Ya estás en ese paseo? Te deseo la mejor de las suertes, descansa mucho porque trabajarás como una esclava después de este descanso” Jeremy.
Sonreí mientras negaba a sus palabras. Amaba a mi jefe.
“Estará la rival, el verdugo y la princesa encantada, ¿Cómo esperas que descanse? Muchas gracias, descansa y busca una chica linda” Mell.
Yo era pasada a los niveles extremos, pero ya que él me había dado un poco de confianza, yo le agarraría el codo.
En unos minutos más, para completar una hora de camino, estuvimos llegando a la cabaña que recordaba con gran entusiasmo. Podía ver el lago desde mi vista, y la sonrisa no se me borraba de la boca.
Aspiré el aire limpio y nada más Andrés estacionó, Aroa, Bruno, Luc, y por supuesto mi hermana, estaba esperándonos en la entrada. Entonces cuando bajé, recordé que mis padres aún no llegaban.
—Papá aún no llega —le dije Andrés cerrando la puerta.
—No te preocupes, ellos van más lento.
Asentí y caminé rumbo hacia todos en la entrada y los abracé como si tuviera mucho tiempo sin verlos. Aun cuando llegué al lugar de Luc, él me esperó y me envolvió con sus brazos, y el acto duro más de lo normal.
—¿Entramos? —preguntó Sara un poco desesperada porque me despegara de Luc, pero al contrario de lo que ella quería, yo pasé mi mano por su cintura y lo apreté más, mirando hacia otro sitio.
—Debemos esperar a mis papás, es lo que acostumbramos —dije sin mirarla, pero podía sentir también la mirada un poco incrédula de Luc, sin embargo, él lo me soltó en ningún momento.
Bruno comenzó a hablar sobre lo cristalino que se encontraba el lago y alcé mi mirada para ver a mi amigo que sostenía mi cintura.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó en susurro muy cerca para que solo yo le escuchara.
—Te lo explicaré…
Luc arrugó su ceño y luego escuchamos como las ruedas pegaban contra la grava, mis padres habían llegado.
Noté al raro cuando se bajaron, mi madre salió del auto apresurada y luego le estaba preguntando algunas cosas a mi papá.
Me solté de Luc y observé a Andrés extrañada, ninguno dudó en ir con ellos al instante.
—¿Qué ocurre? —preguntó Luc, a lo que mi madre alzó el rostro.
No esperé un segundo y también tomé su rostro.
—Entonces te espero.
—¡Oigan!, ¿qué secretean ustedes allí? —preguntó mi hermano interrumpiendo a Sara, y todos los ojos estaba puestos en nosotros al instante.
—Nada —respondió Luc—. Llevaré a Mell a su habitación, está bastante mareada.
Se levantó en seguida mientras la risa se me salía de la boca, tenía la adrenalina a mil y el licor me estaba ayudando mucho, sin embargo, esa voz que menos quería escuchar, salió enseguida.
—Luc, déjame a mí, acompañaré a mi hermana.
¡Por supuesto que no, bruja!
—¡¡¡No!!! —el grito me salió tan fuerte que todos quedaron callados, mis pies no se sostenían mucho, entonces me afinqué en Luc—. Tú te quedas aquí —dije como un mandato mientras todos reían por mi apariencia chistosa—. Cuidarás a todos, y más a Andrés, ¡Míralos!, él está que rapta a Aroa, así que tú tienes la responsabilidad…
—Es suficiente Mell, vamos —dijo Luc tocando mi codo.
—¡Oh no, tú no defiendas a nadie!, nadie es un niño aquí… —volví a decir atropelladamente.
Las carcajadas se esparcieron por toda la sala.
—Es mejor que te la lleves —dijo Aroa conteniendo la risa.
—Bruno —sentenció Luc—. Duerme con Aroa…
Mi hermano soltó un bufido cínico y luego yo me giré y puse la mano en la boca de Luc.
—Shuuu, ellos se aman …
—¡Melissa! —gritó Andrés y yo solté una carcajada mientras era arrastrada por Luc rápidamente, pero no desaparecí hasta que grité a todo pulmón.
—¡Que viva el amor!
Y solo pude escuchar como las carcajadas iban disipándose poco a poco.
Cuando ya estaba siendo cargada por los brazos de mi amigo, hice como si escuchara una canción y batí mis manos… sin embargo cuando estuve en los pasillos, la voz de Luc me hizo callar en un segundo.
—¡Cállate ya, cara!, porque no me importara darte una nalgada aquí mismo frente a tus padres.
La risa que no podía contener se me salió de la boca de nuevo, estaba drogada con ese vino y no podía parar por más que quisiera.
Luc abrió una puerta, que no era la mía y cerró después que entramos, poco a poco me fue dejando en el piso sin quitarme la mirada, entonces en ese momento, mi cara se puso seria mientras lo veía con fascinación. Él era realmente hermoso.
—Descansa —dijo tomando mi mano para acercarme hasta la cama, y luego abrió una cobija—. Cualquier cosa, estaré por aquí, y por favor no vomites mi alfombra.
Cuando se dio vuelta, rápidamente tomé su mano y la halé.
—Ven conmigo, Luc… —dije en susurro—. Quédate por favor…
Entonces Luc tomo mi rostro a la vez que negaba, no sé si fue mi imaginación, no estaba para nada cuerda, pero su rostro parecía triste.
—No podría ir a ninguna parte, aunque quisiera… —respondió muy suave mientras vi como una lágrima rodaba por su mejilla, y mi corazón cayó al piso.
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