Ven... a Mí romance Capítulo 51

Melissa.

—Es hora de irme —dijo Mad detrás de mí cuando estaba apilando las copias de libros que daría a mis allegados.

—Pensé que te quedarías hoy —dije tomando uno de los libros para obsequiárselo—. Gracias por dejarme escribir un poco de ti.

Ella lo tomó insegura y asintió.

—Creo que al leerlo me veré como una tonta y diré: Esa mujer es lo más estúpido que existe… todos lo pensaran —Mad había bebido mucho, y lo más sensato es que la obligara a quedarse.

—Nadie pensará eso Mad, y te quedas aquí…

—Él viene por mí —dijo mirando su reloj—. No tardará en llegar.

Tomé aire.

—Espero que todo vaya bien y…

—Voy a terminar con él Mell, solo estoy haciendo tiempo, creo que merezco algo mejor…

Abrí mis ojos sorprendidos y luego pasé un trago.

—Creo que es la decisión más sana que puedes tomar Mad…

Ella me dio un abrazo, tomó mi libro y luego hizo como una señal militar para irse a despedir de mis padres.

Realmente pedía al cielo que esa relación se acabara cuanto antes.

Entre mis pensamientos no percibí que Luc estaba mirándome fijamente y cuando levanté mis ojos una sensación caliente me invadió.

—Me iré con Bruno, cara…

¿Qué?, ¡no!

—Claro, debes estar cansado.

—Mucho, pero no me voy por eso. Quiero que descanses lo suficiente porque mañana debes trabajar, pero cuando salgas de allá, yo estaré en la puerta, esperándote.

No podía ocultarlo, toda esta novedad solo me hacía comportar como una niña pendeja que quería coquetear con su conquista.

—Toma… —le di mi libro y estaba aterrada porque lo leyera. Esto sin duda desataría un caos. Pero tenía todo el derecho.

Él me sonrió. No imaginaba a Luc, leyendo este tipo de cosas.

—No soy bueno para estas cosas rosas de chicas, pero te prometo que leeré esta historia. ¿De qué se trata?

Entonces negué.

—No diré una palabra, tendrás que averiguarlo por ti mismo.

Luc tomo el libro, me dio un beso en la boca y se despidió de toda mi familia.

Esperaba que todo saliera bien, aunque tenía la sensación de que no todo estaba resuelto.

A la mañana siguiente tenía nervios de volver a ver a Jeremy y darle la cara después de lo que había pasado ayer. No sabía si nuestra amistad se vería complicada y de cierta forma limitada, por lo todo lo que me dijo ayer, pero yo no podía esconder la cabeza debajo de la tierra, y menos ahora que nos arribaban meses de trabajo mancomunado.

Saludé a todos cuando llegué al trabajo, y no dudé en ir directamente a su oficina.

Cuando subí las escaleras, Jeremy estaba sentado hablando con una chica, parecía que le estaba haciendo un tipo de entrevista, entonces decidí en regresarme, pero él me hizo una ceña para que siguiera y lo acompañara.

—Buenos días… —caminé para saludarlo en la mejilla y luego puse los ojos en aquella mujer que parecía como de mí misma edad. Estaba asustada y muy nerviosa y yo sonreí recordando como se podía sentir.

—Estoy terminando esta entrevista —respondió Jeremy sin mirar a la mujer—. Acompáñame y luego hablaremos.

Asentí tomando una silla a su lado, y él siguió llenando un formulario que poseía entre las manos.

—¿Qué tipo de diseños has hecho? —fue su siguiente pregunta hacia la chica. No nos presentó ni dio importancia a lo que estaba haciendo, pero yo preferí no interrumpir.

Ella se puso colorada, pero no tenía idea del por qué, tal vez la pregunta un poco tosca y falta de tacto la estaba llevando a sentirse cohibida.

—Ninguno que haya sido publicado, señor, pero si usted desea puede asignarme uno y yo lo haré, así le demuestro mi trabajo.

Jeremy se quedó callado y tachó varios cuadros de la hoja.

—¿Maneja todas las plataformas?

La chica alzó sus hermosos ojos marrones hacia mí y luego parpadeo varias veces.

—No todas, es que no tengo acceso completo porque algunas requieren una suscripción, y en estos momentos…

—Está bien —la cortó Jeremy tachando otros cuadros—. Le hacen falta muchas cosas señorita. Pero consideraré lo de su petición, envíe un correo a esta dirección, y asignaré un trabajo de ejemplo.

Ella tomó la hoja que Jeremy le mostró y luego se levantó con los ojos un poco nublados.

—Gracias por la oportunidad, señor… —luego asintió hacia mí y comenzó a caminar para salir.

El ambiente estaba un poco extraño, pero no presté atención en ello. Debía resolver muchos asuntos hoy aquí.

—Necesito diseñadores de programación urgente… —suspiró Luc arrimando su silla lejos de mí.

—Ella parece una buena candidata, además de querer este trabajo con urgencia… —respondí mirando hacia la salida.

—No puedo emplear a alguien por la emoción o consideración, eso nos puede costar muchas cosas —su respuesta amarga de cierta forma me hizo sentir mal.

—¿Estás enviando una indirecta?

—Tu trabajo es impecable, lo sabes, no hablo de ti —respondió tecleando en su computadora sin prestarme mucha atención.

—Jeremy, mírame —dije seria, entonces él dejó de teclear al instante y colocó su mirada sobre mí. Estaba totalmente serio.

Yo debía prepararme para ver la cara y el rostro triste de mis papás hablando bajo en la sala y preguntándose qué habían hecho mal con mi hermana, lamentándose por las cosas que estaban aconteciendo. Por todo esto, demoré que esta información saliera a la luz, pero también me di cuenta por los consejos que obtuve por parte de Jeremy durante todo este mes de trabajo juntos, que ocultar una verdad, era peor que construir una maraña de mentiras.

El hecho de mantener oculto una información valiosa, solo te hacía ver como un cómplice y parte de una situación, y sencillamente yo no quería que nadie me viera de esa forma.

Mi hermana debía hacerse responsable, y estaría preparada para sus insultos.

Luego de finiquitar la entrevista a la que Jeremy me llevaría en un par de días, la fijación de la primera pre venta y algunos retoques de la publicidad, me despedí de su oficina y dediqué mi día, respondiendo los correos que mi jefe tenía retrasados por estar concentrado en la publicación de mi trabajo. Y había un montón, por no decir una cifra.

Como cosa rara en mí, olvidé que Luc me dijo que me esperaría afuera de la oficina, así que cuando estaba recogiendo mis cosas escuché el suspiro de varias de mis compañeras que comenzaron a murmurar algo de tener un trasero abultado. Levanté la mirada de inmediato y Luc estaba recostado a mi cubículo con los brazos cruzados.

¿Cómo entró?

Quise calmarme, a la vez porque no debía demostrar sorpresa o de lo contrario él sabría qué olvidé que él venía por mí.

—Ammm, Hola —le saludé echando las cosas de forma rápida en mi bolso, mientras mis manos me temblaron un poco, solo recordaba la oración “Mañana celebraremos juntos”—. ¿Cómo entraste?

—Por esa puerta —dijo señalando—. ¿Olvidaste que vendría? —curioseó sin dudar, pero en él había una sonrisa, y no estaba enojado.

—Oh no, no es eso… yo solo estoy sorprendida, espera déjame ver algo —él frunció el ceño y fui hasta su lugar para voltearlo un poco y verificar los murmullos. Definitivamente con traje se le notaba más su trasero.

—¿Qué haces? —preguntó entre risa y extrañeza.

—Bueno, escuché que las chicas de por aquí hablaron de tu trasero, no lo había detallado la verdad…

—Estás loca, ¿ya podemos irnos?

—Sí, solo avisaré que me iré y…

No hizo falta, Jeremy ya caminaba hacia nosotros y yo maldije para mis adentros.

Los dos se enderezaron al ver al otro y yo torcí los ojos de lo estúpido que era esto.

—Jeremy… —me adelanté. Entre menos hablaran mejor—. Ya estoy por irme… y quería avisarte.

—Claro, te doy permiso —contestó reprimiendo una sonrisa en su boca, y a lo que giré Luc no parecía nada contento, pero trataba de ser educado.

Dio unos pasos hacia mí, unió sus dedos con los míos, mientras un escalofrío recorrido todo mi cuerpo, y asintió hacia Jeremy.

—Gracias, señor William… nos vemos —con esto le hice una señal a mi jefe de despedida y caminé con Luc hacia la salida.

No había palabras entre nosotros, él solo me abrió la puerta de su auto y después de montarse, condujo mientras sostenía mi mano.

—¿A dónde vamos? —pregunté.

—Tengo algo preparado, pero no puedo decírtelo.

Sonreí, aunque estaba muy nerviosa.

—No vas a raptarme ¿no es así?, mañana debo trabajar.

Él giró la cabeza y respondió: —No voy a raptarte, respira. Pero tampoco te prometo que seré bueno contigo…

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