Adoptando a la hija del CEO romance Capítulo 33

Brinco tras su grito y corro al baño antes de que él haga algo. Me quito la ropa y me meto a la ducha. No entendía por qué era así, de verdad no lo entendía, pero era mejor obedecer antes de que me hiciera daño.

Cuando terminé de bañarme me envolví en la toalla, pero antes de que tomará la ropa para vestirme, él entra en el baño asustándome.

—¿Qué haces?

—Dame esa ropa.

—Es la única que tengo.

—No me hagas repetir las cosas.

Él estaba demasiado enojado. No tuve más opción que agacharme, entregarle mi ropa, excepto la ropa interior.

—Dije toda.

—Yo...

Se la entrego. Él se la pasa a una mujer que estaba detrás de él sin mirarla. Ella recibe la ropa y espera su orden.

—Quema esa ropa y trae una nueva para la señora, rápido.

—Sí, señor.

Ella se retira y yo me quedo sorprendida en mi sitio. No sabía que decir sobre lo que ha hecho. ¿Por qué va a quemar mi ropa? ¿Qué hizo mi ropa? Quería preguntarle eso, pero la voz la he perdido. Él sale del baño dejándome sola, voy tras él con pasos inseguros, no sabía si estaba bien ir detrás de él o si era mejor quedarme en el baño hasta que llegue esa mujer con ropa limpia.

—Aquí tiene, señora.

—Gracias.

—Ya puedes retirarte, no quiero a nadie interrumpiendo. ¿Está claro?

—Sí, señor.

Ella vuelve a irse, pensaba entrar en el baño de nuevo para vestirme después de tomar la ropa que estaba en la cama, pero él habla.

—¿A dónde vas?

—Me... Vestiré en el baño, no tardaré.

Doy un paso, pero él vuelve a hablar.

—Quiero ver qué tan cierto es eso de que eres una fiera, ven aquí.

Mi corazón se detiene unos segundos tras oír sus palabras. Lo miro con miedo, no quería ir con él, pero tampoco quería que él me hiciera algo por desobedecerlo.

Me acerco con temor y él se quita la chaqueta que tenía puesta y la tira a un lado. Luego me arrebata la toalla dejándome desnuda frente a él. Intento cubrirme con mis propias manos, pero él me sujeta con fuerza y me deja bajo su cuerpo sobre el sofá.

—¿Qué haces?

—¿Cómo sabe qué eres una fiera en la cama?

—No lo sé. Simplemente, lo dijo y ya.

—No te creo.

—¿Por qué?

—Por qué, ¿qué?

—¿Por qué haces esto? ¿Por qué me tratas tan mal? Cuando nunca hice nada para que me odies de esa manera. Entiendo que te haga enfadar por mi personalidad, pero…

A este punto ya no puedo y lloro frente a él.

—Pero… Yo no te odio, ni he cruel contigo… ¿Por qué no puedes ser amable?... Al menos, un poquito…

—Deja de llorar.

Fue imposible cumplir su orden y en lugar de dejar de llorar, lo hago con más fuerza. No me fijé en que él se había levantado hasta que lo sentí a mi lado. Apenas siento su mano en mi barbilla de una manera delicada para hacer que lo mire, me sorprende, porque es la primera vez en la que él es delicado conmigo.

—Come algo, luego duerme un poco. No creo que tu hija quiera oír a su madre llorar.

—¿De verdad está aquí?

—Nunca miento.

—Quiero verla.

—Primero come algo y te dejaré verla después. Te traeré algo de ropa, por ahora come algo. Sé que no lo hiciste en todo el día.

Él se levanta de la cama y se va de la habitación dejándome sola. Me levanto con torpeza, pues estaba envuelta en la cobija de una manera extraña y me acerco a la comida. Tomo un plato de pastas y regreso a la cama para esconder mi cuerpo nuevamente bajo las cobijas. Él entra y me entrega la ropa. Como bajo su supervisión y cuando ve que he terminado, se va de nuevo para darme privacidad, me visto y voy por mi pequeña Mía.

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