—¿Qué pasa? ¿No me dirás quién es Ares?... Mi amor...—Le pregunta con sarcasmo el hombre, a la mujer que está tan pálida por la impresión que se desmaya.
Joseph les pide a los hombres que Ares puso a su servicio que se queden vigilando el edificio mientras él, carga a su esposa, y la lleva a su nuevo apartamento con todo y maletas.
La recuesta en el sofá y va a la cocina por un vaso de agua que le tira a la cara, haciéndola reaccionar de golpe con una sensación de ahogamiento.
Vanesa que observa al hombre que está mirándola desde arriba, se levanta de inmediato asustada y se arrincona en el sofá.
—¿C-cómo es q-qué tú?… ¿Aquí?… ¿Cómo es posible?
—¿Qué mi amor? Es que tu tartamudez me confunde un poco… ¿Qué quieres saber? ¿Que cómo es que estoy aquí y no preso pudriéndome en una cárcel gracias a que tú me entregaste? —Empieza a caminar de un lado a otro, mientras que Vanesa imagina lo peor. —Digamos que… hice un pacto con el diablo… —Se acerca a ella y la toma del rostro. —Ya vez. Hasta mi alma soy capaz de vender por estar con mi esposita. —Le da un beso, en contra de su voluntad, y muerde su labio inferior, dejando una notable herida que sangra.
—¡AHHHH! ¡Maldito! —Se queja del dolor Vanesa que siente el sabor a sangre en su boca.
—¡Uhhhh!… ¿Lloras con tan poco?
—¿Qué pretendes estúpido? —Se levanta del sofá, y lo encara. —Dime… ¿Me matarás? Lo que sea que pretendas hazlo rápido, porque no quiero ver tu rostro nunca más.
Joseph, que con una mano la toma del cuello con furia, la mira a los ojos con desprecio.
—¿Crees que será así de fácil? ¡No!… Hay muchas cuentas que tienes pendientes conmigo Vanesa. Empezando por haberme visto la cara de cabrón. ¿O qué creías que nunca me enteraría de que tienes un amante?
Vanesa que siente cómo se va asfixiando, entierra sus uñas en las manos de Joseph que la suelta porque solo piensa asustarla.
—¿Amante? ¿Estás loco? ¿No se dé que hablas? —Miente descaradamente Vanesa, mientras se recompone.
—¡Ja! ¿No sabes?… ¿Y entonces quien es Ares Walton? ¿¡Tu Papá!? —Le grita el hombre furioso que empieza a romper varios objetos de vidrio que lanza a los pies de Vanesa llenándola de terror.
—¿Creíste que nunca me iba a enterar, perra?
—Yo… yo…
La toma fuertemente de los brazos y la sacude con ira.
—No te preocupes. ¡No te mataré! No por ahora. Primero hay un pedido especial que me comprometí a hacerte llegar. —La empuja hacia el sofá nuevamente, dejando a la mujer llena de temor.
—¿Qué esperas? ¡Lárgate! —Dice mirando la ventana de la sala.
—¿¡Eh!?
—¿Acaso estás sorda? Te dije que te largarás a tu casa. Y no intentes escapar nuevamente, por qué no se dé lo que podría ser capaz.
Vanesa, que no entiende nada, camina hacia la puerta y se da cuenta de que está en el mismo edificio donde ella vive.
—¿Qué significa esto? ¿Por qué estamos aún en este edificio?
—Porque soy tu vecino. ¡Ahhhh! Y casi olvido, también soy tu cuidador. Tu amante me contrató, así que vete preparando, por qué pienso cuidarte muy bien...
—¿¡Qué, qué!? Eso no puede ser verdad… acaso Ares… ¿Ares sabe todo?
—No… pero podría saberlo. Así que te recomiendo que seas una niña obediente.
Joseph toma la maleta y se la tira a la puerta.
—¡Joseph!… —Dice su nombre con su voz seductora que en vez de deseo le hace sentir rabia y enojo.
—¡Ah!… Otra cosa... por ahí me enteré de que mataron a “Clandestino” —termina afirmando, esperando la respuesta de su esposa con intención de confirmar su leve sospecha de si fue ella quien lo mató, pues por la descripción que dieron de la mujer que había llegado al motel junto a él, estaba casi seguro de que su esposa tenía algo que ver con la muerte de “Clandestino”. Vanesa que permanece inmóvil por unos segundos, finalmente no dice nada a pesar del terror que inunda su ser de que se descubra su delito. Toma su maleta y se va de vuelta al penthouse de Ares dónde observa a los hombres de antes por la ventana, merodear el edificio.
—¿Ahora qué coño haré?
***
Adriana y Aurora, que durante estos días han seguido a Eloise, notan que lo más extraño ha sido que entrara a un banco, cuando la familia Hermswort no tiene dinero que guardar o sacar, bueno no por parte de Eloise, que no trabaja y no tiene ningún tipo de fortuna.
—Vez, te lo dije. Mi mamá esconde algo. De seguro lleva años guardando dinero que recibe de forma ilegal. —Comenta Adriana segura de que su madre no es una santa paloma.
—¡Ey! ¡Cálmate! Solamente entró a un banco. Eso pudo ser por muchas razones, quizás quiso solicitar un préstamo, o algo así.
—¿Un préstamo? ¡No lo creo! Durante años lo ha intentado, pero su capacidad de endeudamiento ya es lo suficientemente alta como para que siempre la rechacen.
—Y si tal vez, quiere guardar el dinero que encontraste. Quizás lo ha estado ahorrando desde hace años. No sé...
—¡Ay Aurora!, por fuera te convertiste en una diva empoderada, pero por dentro, a veces sigues siendo la misma chica inocente y dulce que espera ver lo mejor de las personas. No, mamá oculta algo, y de eso estoy segura, pero hoy intentaré entrar nuevamente a su habitación, de seguro algo más debe haber allí.
—Lamento no acompañarte, yo después del trabajo iré con papá.
—No te preocupes, ve con él. Cuídalo bien y dile que lo amo. —Le dice la joven que tiene un mal presentimiento sobre su mamá.
...
El resto de la tarde, Adriana, Daniel, Aurora y Ares, tuvieron que reunirse, para armar la planeación y lanzamiento de los nuevos modelos de autos que Walton's car diseñó, fabricó y promocionó.
La reunión era bastante tensa entre los cuatro, que tenían la cabeza puesta cada uno en sus problemas.
Adriana no dejaba de pensar de dónde habría obtenido ese dinero Eloise. Daniel, miraba a Adriana la mayor parte del tiempo, intentando encontrar la relación entre su madre y Jazmine. Aurora de vez en cuando miraba a Ares que parecía más tranquilo, y que de vez en cuándo también la miraba y eso la hacía sentir muy nerviosa. Y finalmente Ares por su parte, que quería encontrar una forma decente de pedirle perdón a Aurora, no se animaba a hacer algo extremadamente grande, por qué no sabía cómo reaccionaría ella, y, por otro lado, estaba Vanesa y Joseph. Cómo deseaba ver qué esa mujer fuera realmente destruida.
—Señores... Sé que el lanzamiento está muy cerca, pero la verdad ¿les parece si mejor nos reunimos otro día? Ahora tengo algo importante que resolver. —Comenta Adriana, predispuesta a qué Ares la regañara o se ensañara con ella como siempre.
—Sí, estoy de acuerdo. —La apoya Daniel, que ha decidido ir con su madre para intentar averiguar algo.
—¡Está bien! —Dice Ares con tanta tranquilidad, y sin oponerse que todos se sorprenden. —Aún quedan unas semanas, para que podamos reunirnos. Sin embargo, si deberíamos definir antes de irnos, quienes serán los encargados de ir a París por el Cars Festival, y a la gala de lanzamiento de la competencia Roar Trip's.
—¿Por qué no vas tú a París como todos los años? —Le pregunta Daniel.
—Tengo cosas que hacer aquí, y no puedo dejarlas de lado.
—¿Y que cosas si se puede saber? —Pregunta con sarcasmo Aurora, como si fuera una chica celosa y Adriana de inmediato la mira sorprendida.
—Debo arreglar algo que dañe, por imbécil.
Adriana, que observa la mirada de Ares hacia su hermana, algo triste, y arrepentido, no sabe si es su imaginación o realmente no puede creer lo que ve.
—Entonces yo y Aurora iremos a París. —Afirma Adriana, que no le vendría nada mal un viaje en estos días.
—¡Está bien! —Afirma Ares con una muy leve sonrisa, casi invisible y eso toma por sorpresa a Aurora que se niega a ir por una grata razón.
—Lo siento hermana, pero creo que no podré ir. El viaje es la próxima semana y con el lanzamiento tan cerca, las pre ventas se están disparando. Pero creo que Daniel sería un muy buen acompañante. —Le sonríe al chico a quien de inmediato se le ilumina la mirada.—¿Qué dices Daniel? Te gustaría ir con Adriana a París, unos días... — Le sonríe con malicia Aurora que es observada por Ares, quien se siente algo celoso de que ella sea tan amable con su hermanastro.
—Solo si Adriana quiere...
Adriana que no ve ningún problema. Asiente y se marcha rápidamente de la sala de juntas, pensando en resolver el misterio que hay alrededor de su madre.
—Yo, Octavio Walton Jones, en pleno uso de mis facultades(...)
Hago público y declaró que está es mi última voluntad. No actuó bajo presión ni estoy siendo obligado por nadie. Comprendo la dimensión de todos mis bienes y conozco su valor. Teniendo en cuenta lo anterior, con este documento evocó todo aquel testamento que estuviera antes de este.
ALBACEAS
1. Declaro que todos mis bienes, sin excepción: La empresa, sus sedes internacionales, la casa, las cuentas bancarias, autos, y distintas acciones en diferentes empresas, pertenecerán a quien hasta hace poco me enteré era mi verdadera hija. Aurora Hermswort Smith. Quién reconozco como Aurora Walton si ella lo acepta.
2. A mi hija Aurora, que lamento no haberme enterado antes de su existencia. Toda la fortuna que deje a su nombre será entregada cuando cumpla 25 años para que la administre como ella considere.
3. Qué a quien reconocí como hijo, Ares Walton, heredara 200.000 dólares que le serán entregados en su cumpleaños número 30, junto a una pequeña caja que estará también en manos del banco.
3. A quien ha sido mi esposa por tanto tiempo. Le dejó una cantidad de 100.000 dólares que podrá ser retirada a partir de la lectura de este testamento que solo se hará cuando mi hija cumpla 20 años. Citándose solo a mi cónyuge quién espero obre de buena fe hasta que se cumplan los 5 años correspondientes a la entrega de mi fortuna, que podrá seguir disfrutando de la mano de un asesor financiero que controle sus gastos hasta ese momento.
4. Durante los 5 años que transcurran desde la lectura del testamento hasta la entrega total de mis bienes a mi hija Aurora, mi esposa Jazmine Walton, deberá asegurarse de velar por ella, o de lo contrario la fortuna que le he permitido seguir disfrutando, será congelada hasta los 25 años de Aurora.
5. No dejó deudas a la fecha, por lo que mi muerte y los gastos se adjudicaran a gastos fúnebres. Hágase y cúmplase según lo acordado.
—Eso es todo lo que tu esposo dejo en su testamento.
—Sí. Pero Aurora se casó con mi hijo. Y también firmo un acuerdo prenupcial.
—Estoy al tanto. Es por eso que toda la fortuna de Aurora, cuando la reciba, la mitad de ella le pertenecerá a Ares si él así lo exige.
—Pero yo no quiero la mitad. Yo me jodí mucho por ese maldito de Octavio. Aguante tantas cosas, y ahora a mí y a mi hijo nos quiere dejar en la calle.
—No es así Jazmine. Él les dejó un muy buen capital.
—¡Ja! No seas ridículo. Nos dejó limosnas. Dime qué debí hacer para que Ares se quede con todo
—Esa no fue la voluntad de Octavio.
—O me dices o busco a un abogado que lo haga. —Peñaloza sabe que ella se informará por cualquier medio, así que no vale la pena omitirle información.
—Aurora puede ceder toda su fortuna a su esposo si así lo desea, ya que es libre de administrar todo como ella quiera. Sin embargo, el acuerdo prenupcial solo los obliga a estar casados por 5 años, para ese entonces cuando ella reciba esa fortuna, Realmente querrá desprenderse de ella...
—Si está enamorada si...
—Pero en el acuerdo prenupcial tienen la opción de divorciarse si tienen un hijo o si pagan una multa bastante exorbitante, pero está esa posibilidad.
—Admito que lo del niño fue mi error. Lo hice como una broma y luego pensé que una chica como Aurora con un hijo de por medio sería más fácil de manipular.
—Realmente eres tan fría Jazmine...
—No estoy aquí para que me digas lo que piensas de mí. Simplemente quiero soluciones.
—Es que no las hay. Todo depende de Aurora. Si ella desea firmar un acuerdo legal dónde ceda toda su fortuna o que muera y Ares termine heredando todo.
—¿Qué acabas de decir?
—Jazmine, eso solo ocurriría dentro de 4 años, cuando ella herede la fortuna legalmente, Además, no creo que realmente estuvieras pensado en matar a la chica, ¿o sí?
—No... claro que no...
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