—¡Mucho gusto! Aurora Hermswort…
—¿Hermswort? Pensé que usabas el apellido de tu esposo
Aurora, que lo mira con perspicacia, contesta inteligentemente.
—Solo cuando es necesario. —Bromea la chica.
—¿Y en este momento no lo es?
—Todos parecen saber que soy esposa de Ares, así que no. No es necesario.
—¡Ya veo! Ustedes dos, parecen tener una relación muy particular.
—¿Por qué lo dice?
—¡No lo sé! No parecen ser una pareja tradicional. —Esteban le dedica una mirada a Ares que sigue hablando con varias mujeres
—Quizás porque no lo somos. —Ladea un poco su cabeza para observar a su esposo que no le quita los ojos de encima.
—¡Ya veo! Después de todo, estar casada con Ares Walton no debe ser fácil. —Vuelve a mirar a Ares, y Aurora empieza a sentirse un poco incómoda.
—¿Perdón?
—Por su carácter. Sé perfectamente que Ares no es un tipo muy expresivo, lo que es entendible por todo lo que vivió con su padre.
—¿Usted parece conocer muy bien a mi esposo? Incluso más que yo.
—Estudiamos juntos en la preparatoria. Fuimos buenos amigos.
—¿Eso quiere decir que ya no lo son?
—Nos hemos alejado; sin embargo, le guardo un gran aprecio. —Sonríe con picardía.
—Y si le guarda aprecio, ¿por qué siento que intenta alertarme con sus palabras?
—No lo intento, solo que sé, de primera mano, cómo fue criado y el porqué es inexpresivo y frío. Aunque nos hayamos alejado, nadie lo conoce mejor que yo. Por eso no esperaba encontrarme con que se había casado.
—Sabe señor Brown. Usted parece una buena persona, pero también parece tener muchos intereses. Quizás no soy muy experta en las relaciones, empezando por la mía, pero estoy segura de algo, sé muy bien cuando alguien se interesa por mí y no de la forma adecuada.
—¿A qué se refiere, señora? —Se ríe con malicia...
—A que si algo he aprendido estando casada con Ares, es a descifrar las miradas. Las de odio, repudio, interés, compasión, rencor, deseo y pasión.
—No mencionó amor.
—Es por qué aún no ha llegado a mi vida, así que no podría identificar ese tipo de mirada, por lo tanto, puede darse por bien servido, aunque si le soy sincera, no creo que tenga una oportunidad.
Aurora, que lo mira con mucha seriedad, toma por sorpresa a Esteban, que parece haber sido descubierto por la mujer que pensaba, era muy ingenua al averiguar y enterarse de que antes de casarse con Ares iba a ser monja.
—¿Interrumpo algo? —Dice Ares que está seguro de que Esteban coquetea con su esposa.
—¡Para nada! Solo me tomé el atrevimiento de conocer a tu linda esposa.
—Sabes Esteban... Realmente te aprecio, pero si sigues en la línea de competir conmigo te advierto que nuestra sociedad no irá para ningún lado.
Esteban que abre las manos en señal de rendición. Sonríe y se aleja.
—¡No puedo creer que ese idiota te coqueteara! —Piensa en voz alta Ares.
—Tampoco lo hizo por las razones adecuadas. Se nota que creyó que nuestro matrimonio era real y pensó en dejarte mal frente a mí. ¿Qué curioso no? No imaginó que eso no sería necesario, ya que odiarte más no puedo.
Aurora levanta su copa y se la toma de un solo sorbo, entregándosela vacía a Ares para irse de vuelta al centro del salón.
Jazmine que ha llegado hace pocos minutos, observa la escena, notando el interés de su hijo en Aurora.
—Parece que la señora Aurora y el señor Ares se llevan muy bien. Tal y como usted quería. —Comenta Josué que no entiende por qué su jefa parece de mal genio.
—¿Quién te dijo que yo quería esto? Si se supone que todo debía ser al revés. ¡Pero qué idiota! Realmente mi hijo resultó ser un debilucho que cae rendido ante cualquier tonta que le abre las piernas. —Exclama furiosa la mujer. —Llama a la estúpida de Eva, y que te pase a Oliver, esta noche espero que me pague todas las atenciones que ha recibido de mi parte.
—No entiendo, señora, ¿qué quiere que le diga exactamente?
—Dale la dirección de Aurora, dile que esta noche tiene plena libertad para hacer lo que le plazca con ella. —Asiente Josué que se muestra algo aterrorizado ante la orden de la señora Walton, queriendo decir algo, pero es interrumpido por Aurora.
—Señora Jazmine, no sabía que vendría. —La saluda Aurora, y la mujer traga en seco, mostrándole una amplia sonrisa.
—¡Querida! Qué gusto verte aquí. Parece ser que te llevas muy bien con mi hijo. No sabes el gusto que me da. —Finge agrado Jazmine, mientras la chica le sonríe sinceramente.
—He venido por trabajo, pero ya me voy, estoy algo cansada.
—¡Oh no!, por favor, si la noche apenas empieza. —Llega Ares.
—¡Mamá! Estás aquí… Deberías estar en casa descansando.
—Estoy perfecta, hijo. Además, no me perdería la gala de Roar Trip’s por nada en el mundo. Aunque es una pena que Aurora no piense lo mismo. Apenas son las 11:00 pm y ya se quiere ir.
—¿Es cierto Aurora?, ¿ya quieres irte?
—Sí. Estoy cansada —Dice de forma tajante
—Ves… deberías convencerla de que se quede un poco más. —Insiste la mujer que necesita algo de tiempo, para lo que planea hacer en contra de su nuera esta noche.
—¿Por qué? Está cansada… Vamos, te llevaré a casa. —Le dice Ares.
—No es necesario, yo puedo tomar un taxi.
—Si, quizás sea lo mejor —Afirma Jazmine, y Ares la mira de forma sospechosa. —Lo digo, porque tampoco estaría bien, que tú, cómo representante de nuestra empresa, te vayas así de la fiesta. —Explica, pero Ares no le cree.
—¡Entonces, buenas noches! —Planea retirarse Aurora, pero Ares la detiene.
—Te dije que yo te llevaré a casa.
—Pero Ares… —Refuta de inmediato su madre, mostrándole una mirada de desaprobación.
—Pero nada mamá. Es una suerte que te sientas mejor y que estés aquí. Qué mejor representante de Walton’s car, que la gran Jazmine Walton, ¿no te parece?
—¡Ja! Muy bien, entonces no te diré lo que Esteban me contó sobre tú y tu padre…
Ares de inmediato se tensa, al escucharla
—¿Mi papá? ¿Qué te dijo sobre mi papá?
—¡Vaya!, ¡qué cara! Cualquiera diría que estoy hablando de un verdugo y no de tu padre...—Comenta inocentemente la joven sin saber que realmente había un pasado doloroso que tocaba a Ares, quien empieza a aumentar la velocidad considerablemente.
—Ares, ¿qué haces? —Se asusta la chica que se aferra a su asiento... hasta que segundos después frena abruptamente frente a su casa, haciendo chirriar llantas, haciendo que Blanca se alerte y salga de inmediato.
—Vanesa, se escapó de su esposo Joseph... —Dice Ares con la respiración agitada, sudando a pesar del aire acondicionado del auto, y aflojando su corbatín para poder respirar bien.
—¿Vanesa? ¿Tú y el tal Joseph acaso la tenían secuestrada?
—No... algo así... ¡Cof- Cof!... —Empieza a toser Ares sin poder controlarlo.
—¿¡Qué!? —Pregunta asombrada Aurora que se asusta al escuchar golpes en la ventana. Es Blanca.
—¿Señora? ¿Están bien? —Pregunta y Aurora baja el vidrio y asiente, centrándose en su esposo, que tose más seguido y parece que le faltará el aire.
—¿Ares? ¿Ares?... ¿Ares?... —Lo llama y observa una palidez en su rostro que hace poco no tenía. —¡Por Dios! A este hombre le pasa algo... Blanca, rápido... ayúdeme a sacarlo y llevarlo a adentro.
Las dos mujeres que como pueden lo ayudan a salir del auto y lo llevan apoyado sobre sus hombros adentro de la casa, lo llevan a la sala donde la sensación de ahogo aún no se va.
—E-n la guantera d-de mi auto... u.. Unas pastillas...
—Ya lo escucho Blanca... corra por favor... —Le ordena Aurora a su empleada que vuela al auto, siendo observada por Oliver, que recibió las instrucciones de Jazmine, pero qué no pudo aguantar las ganas de saber dónde estarían la pareja de esposos que eran los causantes de su vida ahora fuera una m****a.
Poco le importaba lo que ordenara Jazmine, mientras tuviera la oportunidad de vengarse de ese par.
Blanca, que encuentra rápidamente las pastillas, entra a la casa, velozmente, dejando la puerta principal abierta, permitiendo el paso de Oliver. Ares se toma la pequeña pastilla, que cinco minutos después hace efecto.
—¿Estás mejor? —Le pregunta Aurora.
—Sí... No es nada. Gracias por ayudarme! —Dice el hombre e intenta levantarse, perdiendo el equilibrio, sosteniéndose sobre su esposa.
—¿Qué haces? ¡No estás bien!
—Debo irme a casa, antes de que el medicamento me empiece a dar sueño. —Dice bastante alicaído.
—Pues parece que es algo tarde para eso... Blanca ayúdeme a llevarlo a una de las habitaciones. El señor aún no está bien.
Lo suben por las escaleras, y lo dejan dormir en una de las habitaciones de huéspedes.
Blanca baja a cerrar todo con llave, y Aurora observa por unos cortos minutos más a su esposo que duerme plácidamente.
—¡Vaya! Parece tan tranquilo. ¿Qué es lo que pasa contigo Ares Walton? —Se va a su habitación y lo deja allí.
En su habitación, se desviste y toma un baño de espuma, que disfruta por el cansancio, mientras Oliver que aprovechó para subir al segundo piso, mientras ellas acostaban a Ares, permanece escondido en otra de las habitaciones, esperando el momento adecuado para ejecutar su plan.
Primero, mataría al hombre que le ha jodido la vida desde siempre. Ares Walton, a quien deseaba con todas sus fuerzas, ver muerto y luego se colaría bajo las sábanas de Aurora y la haría suya hasta que su cuerpo ya estuviera saciado, pues realmente está obsesionado con ella.
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