Vanesa que sale corriendo, luego de apuñalar a su propio esposo. Huye por el bosque, al ver la intención de Joseph de encerrarla en una asquerosa cabaña alejada de todo, donde planeaba esclavizarla con tareas domésticas, convirtiéndola en su juguete personal. Alejada de lujos e incluso de las comodidades básicas de las que ella tanto renegó. Sin embargo, ella jamás volvería a lo mismo, después de haber disfrutado el dinero a menos llenas. Planeaba volver al Penthouse de Ares, recuperar el anillo de compromiso que durante tanto tiempo había guardado, ya que parecía ser su salvación, sin embargo, el edificio al que le costó tanto llegar, estaba rodeado por los hombres de Joseph.
—¡Maldita sea! —Exclama al otro lado de la calle, mientras gotas de lluvia empiezan a caer, y entonces se le ocurre una idea. —No todo lo tengo perdido, aún puedo obtener dinero de alguien… ¡Jazmine!
***
Es casi la 1:00 am, y Aurora apenas y sale de la ducha, mira su teléfono, y piensa en llamar a su hermana, pues en París deben ser más de las 6:00 am, pero Adriana suele ser muy dormilona, y se arrepiente porque no quisiera despertarla. Después de un viaje tan largo, lo mínimo que debe querer es descansar, así que prefiere acostarse a dormir, después de todo, ella también está muy cansada, pero antes le da una ojeada a Ares que parece estar aún noqueado por el efecto del medicamento, aun así, intenta no hacer ruido al salir, pero se asusta al escuchar el sonido de algo romperse, y baja de inmediato las escaleras.
—¿Blanca? ¿Todo está bien? Escuché que algo se rompió.
Aparece blanca con un recogedor y una escoba en las manos.
—Disculpe señora… ¿La desperté?
—No… tranquila, solo estaba cerca de las escaleras y escuché el ruido.
—Es que no podía dormir, así que decidí tomarme un vaso de leche caliente, eso siempre ayuda, pero de torpe se me resbaló.
—Tranquila. No te preocupes, pero ten más cuidado, no quiero que te lastimes.
—Así lo haré señora… —Sonríe Blanca y le da las buenas noches a Aurora que observa la hora en su teléfono y sube a su habitación, con muchas ganas de por fin descansar.
Blanca, que sale a la sala para apagar las luces, observa una silueta arriba en el pasillo del segundo piso. Enciende nuevamente las luces, y sube al segundo piso, percatándose de rastros de barro sobre el piso, que salen de una habitación que antes no había notado.
—Señora... ¿Es usted? —Pregunta la joven que entra a la habitación y enciende las luces, observando la cama desordenada, llena de tierra.
—Señor Ares... ¿Es usted? —Pregunta está vez, convenciéndose de que ninguno de sus jefes podría ser, ya que no había forma de que hubieran embarrado la cama de esa manera. —Parece que estoy imaginando cosas. —Dice en voz alta, simulando que no sospecha nada, pero se percata de unas botas negras que sobresalen de la cortina, y decide salir y buscar ayuda.
Sale lo más rápido que puede, y Oliver, que la sigue, se da cuenta de que va a la habitación de Aurora, y no pierde más el tiempo.
—¡Señora! —Toca la puerta la muchacha de forma desesperada. —¡Señora! —Llama otra vez y siente cómo desde atrás alguien le tapa la boca y la amenaza con un cuchillo en el cuello.
—Gritas otra vez y te mato. —Afirma el hombre que inmoviliza a la joven que instintivamente le da un golpe en la ingle...
Aurora, que había escuchado los llamados de Blanca, se levanta de la cama y toma su bata.
—¡Voy Blanca!
—¡AHHHH! —Grita el hombre al recibir el golpe que lo hace soltar el cuchillo, y lo deja retorciéndose contra la pared.
Aurora abre rápidamente la puerta al escuchar el grito y Blanca coge el cuchillo en sus manos, mientras Aurora observa a Oliver aterrada...
—Señora, ¿qué hace? Entre... —La empuja Blanca hacia la habitación, cerrando rápidamente la puerta con llave, mientras el hombre se recompone.
—¡Malditas perras! ¡Abran! —Grita desesperado olvidándose por completo de que Ares también está allí. Aun adolorido, empieza a dar golpes fuertes a la puerta. —¡¡Abran!! —Grita nuevamente, está vez con más ira y fuerza, levantando a Ares de su sueño.
—¿Qué hace ese hombre aquí Blanca? —Pregunta aterrada y temblorosa Aurora.
—No sé señora, yo estaba apagando la luces y me di cuenta de un rastro de tierra en una de las habitaciones. Parecía que llevaba rato de estar en la casa, por qué la cama estaba completamente desordenada, como si alguien hubiera estado durmiendo allí
—¿¡Qué!? Eso no puede ser... Tenemos que llamar a la policía. —Coge el teléfono con nerviosismo, y Blanca tiene que arrebatárselo de las manos por qué era incapaz de marcar un número. Le entrega el cuchillo que sostiene muy asustada.
—¡Aurora he venido por ti! Tú y yo tenemos algo pendiente... ¿Lo recuerdas?
Las imágenes de él intentando abusar de ella se hacen presentes en los pensamientos de Aurora.
—¡Lárgate! Llamaré a la policía... —Dice Aurora, y casi de inmediato escucha pasos alejarse.
—Parece que se asustó y se fue... —Comenta Blanca que acaba de colgar el teléfono después de haber notificado a las autoridades.
—No nos confiemos. Es mejor que nos quedemos aquí...
—¿Pero y si no se ha ido? Tenemos que avisarle a su esposo...
—¿Ah? Ares... si se entera de que está aquí de seguro lo matará. Tengo que avisarle —Afirma mientras escucha con claridad la fuerte tormenta que cae afuera.
—Señora, ese hombre puede estar cerca...
—¡No importa! Tengo que avisarle a Ares. —Abre la puerta y se encuentra de frente con Oliver, a quien le muestra el cuchillo retrocediendo mientras él avanza.
—¡Lárgate de mi casa!
—¡Vaya! Mírate, parece que me estabas esperando. —Le dice, mirándola lascivamente con el camisón de seda que usaba para dormir, imaginando mil formas depravabas de hacerla suya.
—¡¡¡Señor Ares!!! —De pronto empieza a gritar Blanca... —¡¡¡Ayuda!!! —Dice y se interpone entre Aurora y Oliver que la empuja hacia la pared, dejándola inconsciente.
—¡Cállate perra!...
Aurora desesperada, llama a Blanca que parece no reaccionar, siendo acorralada por Oliver que le arrebata el cuchillo tirándolo a un lado.
—¡¡Auxilio!! —Grita está vez Aurora, desesperando a Ares que estaba en la otra habitación, aún aturdido por el medicamento, intentando con todas sus fuerzas recuperar completamente la conciencia. Se va al baño, y moja su cabeza, y su cara avivando un poco su ser, mientras Aurora en la otra habitación es agredida por Oliver, que rompe su labio de una fuerte bofetada, ya que esta vez la chica en un acto desesperado de defenderse golpea con fuerza su rostro, y le entierra las uñas en la cara, enfureciendo al hombre que rompe uno de los tirantes de su bata, y empieza a acariciar sus muslos mientras ella como puede sigue luchando.
Blanca, que reacciona, toma una lámpara de piso y golpea fuertemente a Oliver que se queja nuevamente.
—¡¡Desgraciada!! —Exclama, y Aurora se aparta, tomando nuevamente el cuchillo y ayudando a Blanca, que parece aún muy adolorida, corriendo hacia la habitación dónde se escondía Oliver, encerrándose allí con su empleada, pues Oliver no tardó en recomponerse para seguirlas.
Finalmente, se recompone, y sale dispuesto a enfrentar a Oliver, que lo ataca por la espalda, apenas baja las escaleras, hiriendo con un corte muy superficial su abdomen, gracias a qué de alguna manera logró esquivarlo.
—¿Así que si has venido a pelear por tu mujercita? —Le pregunta con sarcasmo, pero Ares permanece en silencio. —Hoy te mataré, y luego me daré gusto con Aurorita, ¿viste lo sexi que se veía en esa bata de seda? —Ares, que empuña su mano con fuerza, lucha consigo mismo por soportar otro mareo. —pagarás por haberme jodido la vida... —Termina de amenazarlo Oliver, que nota a Ares algo atontado.
—Dime algo Oliver... ¿Siempre eres así? ¿Matas a tus oponentes con tanta palabrería? —Le dice con frialdad y desinterés avivando la furia del hombre que ataca una y otra vez agitando el cuchillo. Ares, cómo puede, intenta esquivar cada uno de los ataques de Oliver, siendo cortado un par de veces en la pierna. Oliver, que parece cansarse muy rápido de la situación, hace que la pelea se torne un poco más lenta, permitiendo que Ares poco a poco se sienta más lucido y menos mareado. De pronto, en un hábil movimiento, logra quitarle el cuchillo y lo tira, creando una pelea más justa, dónde los golpes son los protagonistas. Ares que termina golpeándolo de forma agresiva en el piso, es detenido por la policía que llega e irrumpe en la casa.
—¡Déjenme! ¡Acabaré con ese cerdo! —Grita furioso, sin poder controlar su ira.
—¡Arréstenlos a ambos! —Ordena el agente que envía a una policía a que busque a las mujeres que llamaron a hacer la denuncia, y al equipo de primeros auxilios para que levante a Oliver, que tiene la cara destrozada por la paliza que le dio Ares, quién por la adrenalina no sintió nada hasta que se relajó viendo a Aurora sana y salva bajar por las escaleras junto a Blanca, sintiéndose un poco mareado, está vez por toda la sangre que había perdido por la herida que le causó Aurora.
—¡Déjenlo! Es mi esposo... —Exclama la mujer, apenas lo ve siendo esposado por la policía. —Él solo nos protegía. Ese es el delincuente...
—Lo siento, señora, pero eso lo investigaremos nosotros. —Le dice un policía.
—¿Acaso no sabe quién es él? Es Ares Walton, dueño de Walton's Car... Si no quiere meterse en un problema, lo mejor es que lo suelte.
El policía parece de inmediato nervioso, y se disculpa con Ares y Aurora, que simula molestia, ordenando que suelten a Ares...
—¡¡¡Vaya!!! Las ventajas de tener el apellido Walton... —Dice Oliver, aún ensangrentado, acostado sobre una camilla a la cual también está esposado.
Ares que al escucharlo se acerca, se agacha para hablarle casi al oído...
—¡Un apellido que tú jamás podrás tener! ¡Ojalá y te pudras en la cárcel! —Le desea y Oliver no duda en responder.
—Tal vez no tenga tu apellido, y tal vez me pudra en la cárcel, pero, aun así, tú sigues siendo más miserable que yo...
—¡Ja! Ridículo...
—Ridículo tú, que eres atacado por tu misma madre, ¿o acaso no sabías que ella era quien me escondió todo este tiempo y me dio está dirección? ¡Bu! —Hace un gesto de susto, con los músculos que aún tienen movilidad en su rostro y es cargado por los paramédicos que lo sacan y montan en la ambulancia, mientras que Ares va tras de él...
—¿Qué has dicho? —Pregunta con los ojos bien abiertos sin poder creerle, pero empiezan a cerrar las puertas del vehículo, pero solo recibe una risa maquiavélica de parte de Oliver, mientras se terminan de cerrar las puertas y el vehículo parte hacia el hospital para que sea atendido, luego de darle un golpe a Ares que de seguro le dolerá más que los físicos.
—¿Estás bien? —Se acerca Aurora que se siente muy culpable de la herida en el brazo de su esposo por la que una de las paramédicos sugirió ser atendido de inmediato.
—Sí. ¿Dónde están mis cosas? Tengo que irme...
—Ares estás malherido... Debemos irnos, pero a un hospital.
—Lo siento, no puedo, hay algo importante que debo resolver.
—Recuerdas que dijiste que harías todo por mi perdón, pues empieza ahora, si no quieres ir a un hospital, por lo menos deja que te cure. —Asiente Ares que no puede decirle que no a Aurora después de lo que pasó, viendo lo nerviosa que aún está. Sin embargo, planea irse apenas termine de amanecer, pues está vez no dejaría de pedirle una explicación a Jazmine, quién para ese momento, ya se había enterado de la estupidez que había hecho Oliver, gracias a Eva, que se había dormido mientras lo cuidaba, y al despertar no lo había encontrado por ningún lado. Enviando a Josué de inmediato a investigar. Era evidente que ese inútil no había servido más que para darle problemas, y lo que menos necesitaba ella ahora, era eso... Problemas. Su única opción por desobedecerla era cerrarle la boca, tampoco se iba a exponer a ser delatada o chantajeada por un imbécil de esa clase.
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