DE MONJA A ESPOSA romance Capítulo 47

—¿¡Qué!? ¿Por qué?

—Porque no sé si mi mamá es sincera contigo, y no quiero juzgar o decir algo de lo que pueda arrepentirme, pero si te alejas me facilitarías todo, por lo menos hasta que averigüe la verdad.

—¿De qué verdad hablas? —Lo mira Aurora sin entender nada.

—Aurora. —Toma sus manos. —Sé que no tienes razones para confiar en mí, que no he sido bueno contigo, y que quizás puedas creer que mis intenciones no son buenas o que planeo algo, pero te juro por Dios, que lo único que deseo es que estés bien. Mamá esconde algo, y siento... ¡No!... estoy casi seguro de que es algo grande. Oliver afirmó que mi mamá lo había ayudado, y quiero saber si es verdad.

—¿¡Qué!? No puedes creerle, es un mentiroso. Jazmine no haría eso.

—Aurora, sé que confías en mi madre, pero te pido una semana. Por favor, mantente alejada de ella, si no descubro nada, todo seguirá normal.

—Ares de verdad no te entiendo. Es qué, ¿cómo puedes creer en lo que Oliver te dijo? Es tu madre de quién estás desconfiando... ¡Por Dios!

—Y por eso mismo, ¿no te parece suficiente razón para darme el beneficio de la duda? Es mi madre de quién estoy hablando. No es cualquier persona para mí. A pesar de todo la quiero y aprecio, y si realmente algo estuviera pasando con ella, el más afectado sería yo.

Aurora, que observa la genuina preocupación de Ares, asiente y se suelta de sus manos, hiriendo un poco al hombre que sentía su rechazo.

—¿No piensas avisar a la oficina que no irás? —Le pregunta la joven liberando la tensión

—No. Soy el jefe. Tú deberías avisar que no irás.

—Pero sí iré, solo que en horas de la tarde.

—Entonces deberías avisar que te retrasaras.

—¿Y tú?, ¿qué harás?

—Averiguar dónde está Oliver, él y yo tenemos una conversación pendiente...

—Ares... por favor...

—¿Dónde dormiré? —Pregunta, cambiando la conversación.

—En la habitación en la que te habías quedado anoche. Esa no está hecha un desastre.

—No te preocupes, hoy mismo haré que arreglen nuestra casa.

—¿Nuestra casa?

—Sí. Pensándolo bien, creo que de ahora en adelante viviré aquí. Te tomaré la palabra y no me iré.

—¿¡Qué!? Pero, yo no me refería a eso. Además, tú dijiste que...

—Que me ganaría el derecho a quedarme, pero la verdad es que, analizando bien las cosas, no puedo, ni quiero dejarte sola en esta casa después de lo que pasó. —Empieza a acercarse a la puerta de salida. —Te advierto que también contrataré algunos hombres de confianza y más personal. De ahora en adelante no dejaré que nada te pase. —La mira una última vez, antes de irse a la otra habitación, dejando a Aurora con una media sonrisa en el rostro que quitó de inmediato, recriminándose el porqué se sentía contenta..

***

Daniel, que está perfectamente vestido, listo para su primera presentación en el Car Festival, llama a la puerta de Adriana, quién abre, con cara de pocos amigos.

—Buenos días... Te ves muy bien... —Le dice Daniel a la chica que se veía muy hermosa esa mañana. Adriana lo mira con desaprobación y sigue su camino cerrando la puerta tras ella, sin detenerse a esperar al hombre con el que estaba muy enojada.

Daniel, que no sabía qué hacer o como actuar para que ella lo escuchara, se centró en la ponencia, intentando no distraerse con Adriana, que apenas se subió al escenario, lo hizo muy bien. Eran un gran equipo, sonreían y respondían preguntas, explicando con detalle los autos que llamaron el interés de muchos de los presentes. Sin duda una mañana fructífera que parecía minorar la tensión entre ellos, debido a la gran demanda que les hicieron en su primer día. Sin embargo, eso solo fue momentáneo, ya que luego de realizar varios pedidos, Adriana, rechazó almorzar con Daniel y se fue al hotel, a su habitación, a esperar a que pasarán los próximos dos días y regresar a casa.

Concentrada en llamar a su hermana, quién seguramente estaba trabajando, es interrumpida por varios golpes en la puerta.

—¿Quién es?

—¡Servicio a la habitación! —Dicen y al abrir se encuentra con un hombre que carga un enorme ramo de flores que cubre su rostro y la mitad de su torso.

—¿Y eso?

—Para usted señorita, pero ¿puede dejarme pasar?... Es que está muy pesado. —Se hace a un lado la chica dando espacio al empleado para que entre el ramo.

—Siga... —Le dice, algo confundida, pues jamás le habían enviado flores en su vida y menos un ramo tan grande. —¿Quién las envía? —Le pregunta al hombre que pone las flores en la mesa de centro de la pequeña sala.

—¡Yo! —Responde con firmeza, está vez con una voz que reconoce de inmediato. Se gira y observa a la chica que lo mira de mala gana.

—¿Qué crees que haces Daniel? Vete por favor.

—No quiero. No hasta que me escuches.

—Tú y yo no tenemos nada más de que hablar. Eres un mentiroso, un falso; y por tu culpa, mi hermana sufrió mucho. Ni siquiera sé cómo puedes mirarme a la cara

—¡Ja! —Libera un amplio suspiro Daniel, algo frustrado por ser juzgado sin ser escuchado. —Con que así se sintió Aurora por mi culpa... —Comenta.

No se atreve a seguir a Daniel, a quien no le tiene una respuesta. Observa el ramo, y se deleita con el aroma de las rosas rojas que alegran su corazón.

—Son preciosas... —Afirma, mientras se debate, en que hacer con su vida.

***

Vanesa que llega a casa de Jazmine bastante desastroza, es detenida por las empleadas que no le permiten el paso.

—¡No me jodan! Llevo horas caminando y ustedes empleaduchas de pacotilla, ¿planean impedirme que entre?

—Lo siento señora, solo recibimos órdenes, y una de ellas es que usted jamás vuelva a pisar está casa

—Pues yo entro a esta m*****a pocilga, cuando se me pegue la cama. —Intenta empujar a las empleadas que no se dejan.

—¿Pero qué crees que estás haciendo? —Le pregunta Jazmine sorprendiéndola al llegar a la casa y ponerse tras de ella.

—Necesito dinero y estoy dispuesta a hacer lo que sea...

Jazmine que hace un gesto con la mano a las empleadas para que se retiren y dejen libre el camino, se adelanta.

—Vamos a mi estudio, y ya veremos qué tan útil o inepta eres... Aunque te advierto, estoy limpiando la maleza de mi vida, todo aquello que no me sirve

—¿De qué hablas vieja bruja?

—¡Ya verás querida!... ¡Ya verás!...—La mira con algo de desprecio al verla harapienta y muy desencajada.

Al entrar al estudio, Jazmine le pide a Vanesa que le cuente todo por lo que ha pasado desde que se marchó de la casa.

—Vieja estúpida, ¿acaso crees que he venido a qué nos adelantemos en chismes?

Jazmine que no ha dormido, se siente algo mareada y no ha tenido una buena mañana después de lo que pasó con Oliver, de su escritorio, saca un revolver de uno de sus cajones, y lo pone sobre el escritorio con la firme intención de que Vanesa lo vea

—Habla ya, no estoy de humor para tus idioteces...

—¿Estas amenzandome? —La reta Vanesa, que se agacha rápidamente al sentir un estruendo en el piso, producto de la bala que Jazmine disparó, ya cabreada, rompiendo un jarrón que están cerca a Vanesa.

—Grábate algo Vanesa. Aquí yo soy quien manda.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: DE MONJA A ESPOSA