Ares, qué recibe las palabras de Aurora como un puñal al corazón, guarda silencio entendiendo la posición de su esposa, y deja que Aurora lo siga curando en silencio total, creando un ambiente bastante incómodo entre ambos. De pronto, el telefono celular de Ares suena, y por alguna razón le dice a Aurora quien es, al ver el nombre en la pantalla.
—Es Daniel... —Aurora prácticamente lo ignora, y se concentra en vendar su hombro. Lo que lo hace sentirse como un completo tonto.
—Aló... Daniel... ¿Cómo va todo?
—Excelente, fuimos un rotundo éxito en el festival. —Lo dice con un tono apagado, mirando a Adriana qué está hablando con algunos compradores luego de su última exhibición.
—¿Y si les fue tan excelente, porque suenas como si les hubiera ido terrible? —Aurora, de inmediato, mira a Ares, y le presta más atención a la conversación.
—¡Por nada! ¡Ehhh!... Llamaba para avisarte que viajaremos esta misma tarde.
—¿Cómo? Pero si el festival termina en dos días
— Sí, lo sé... Pero nuestra última exhibición fue hoy y pues no habiendo más que hacer, decidimos que viajaremos hoy.
—Pero pueden quedarse y ver las otras exhibiciones y examinar qué tal está la competencia.
—Lo siento, pero no. Queremos regresar.
—Daniel, ¿todo bien?
—Sí... ¡Todo bien!
—Muy bien, entonces... Que tengan un buen viaje. —Les desea Ares qué sabe que a Daniel le pasa algo, pero prefiere no seguir preguntando, porque entiende que su relación no es la más cercana.
***
Daniel, que camina hacia Adriana qué se muere de los celos al verla muy sonriente con otros hombres, se muestra indiferente ante la mujer que lo rechazó, volviendo su corazón trizas.
—¿Nos vamos? —Le pregunta de manera muy formal, y Adriana qué lleva sintiéndose incomoda los últimos dos días, después de esa tarde en su habitación, asiente y se despide de los clientes, algo avergonzada por la seriedad de Daniel que últimamente parecía siempre estar de mal humor.
—¿Podrías dejar de ser tan grosero frente a los clientes? —Le dice la mujer que camina a su lado, como si nada pasara.
—No. Ya que hoy mismo nos iremos a casa, así que ya no espantaré más a tus clientes.
—¿Hoy?
—Sí... Supuse que eso era lo que querías. Ya no tenemos que dar más exhibiciones, los dos días restantes sería disfrutar del festival y observar a la competencia, pero con lo que hemos visto estos días, creo que es suficiente, y por lo otro, es evidente que ninguno de los dos disfrutaría, por lo menos no juntos. —Afirma Daniel que no es capaz de mirar la cara de la mujer que ni siquiera le dio una oportunidad.
—Daniel... —Lo toma del brazo, haciendo que él detenga su paso. —Creí que dijiste que querías ser mi amigo...
—Sí, pero hasta en eso me rechazaste...
—No es así, yo ni siquiera te di una respuesta...
—Tienes razón, y eso es peor...
Intenta seguir caminando el hombre, qué después de dar un par de pasos más, se gira y sin poder evitarlo mas, le pregunta...
—¿Sabes qué? Ya no me interesa que seas mi amiga, o mi novia, pero si me gustaría saber una sola cosa, Adriana... ¿Por qué?, ¿por qué no tengo una oportunidad contigo? ¿Es por qué no soy Ares? ¿Es eso?
Adriana, qué se sorprende con las afirmaciones y preguntas de Daniel, deja caer sus hombros, mirándolo con un poco de lástima, pues por más que lo piensa, ella misma no sabe ¿por qué?
—Yo jamás dije que no teníamos una oportunidad.
—¿Ah, no?, entonces ilústrame, porque tus acciones me confunden.
—No sé... Es que, no sé qué es lo que quiero, y no te voy a negar que si me pasan cosas cuando estoy contigo, pero no me atrevo a tomar una decisión, porque hay muchas cosas en mi vida qué no tengo claras.
—¿Qué cosas?
—Es confuso... Todos me ven siempre preocuparme por mi hermana, mi papá y mi mamá, pero ¿quién se preocupa por mí?... Alguna vez han tenido en cuenta lo que luché por soportar el dolor que me causaba ver a mi hermana casarse con el hombre que soñaba que fuera mi esposo. Tener que sonreír y decirle todo está bien, "no te preocupes ya no estoy enamorada de él, usa mi vestido y sé feliz". Siento que todos me ven como la fuerte, pero también soy humana, ¿sabes?, tengo derecho a estar confundida, a cerrar ciclos, a superar las cosas que en el pasado me causaron dolor. No sería justo, darte una oportunidad a ciegas, cuando ni yo misma estoy segura de lo que quiero.
—¡Ja! —Le muestra media sonrisa de frustración. —O sea que, tú me estás diciendo, qué no puedes darte una oportunidad conmigo, a pesar de que yo te gusto, ¿por qué no sabes si aún tienes sentimientos por mi hermano?
—Daniel... —Intenta tranquilizarlo, pero él la interrumpe.
—¿Sabes qué?... Yo todo lo que me dices lo puedo entender, porque así es el corazón humano... Lo que no justifico es tu frialdad conmigo, porque no me lo merezco. Pides qué piensen en ti, pero tú ni siquiera habías sido capaz de darme una respuesta hasta hoy... —Empieza a caminar nuevamente el hombre que se gira otra vez hacia Adriana para decirle una última cosa. —¡Ahhhh!... Y solo para que quede claro, yo si pienso en ti... Siempre lo hago... O lo hacía, porque no planeo buscarte más Adriana, la próxima vez que tú y yo hablemos de este tema, será porque tú quieres darte la oportunidad de conocerme a mí, y no basar esa oportunidad en los sentimientos que puedas o no tener aún por Ares. Eso sí, ojalá y cuando te quieras dar esa oportunidad, no sea demasiado tarde. —Se gira y empieza a caminar lo más rápido que puede, dejando a Adriana con los ojos llenos de lágrimas, sintiéndose como una tonta por no saber lo que quiere, pues hasta que Daniel la besó, es que se dio cuenta de lo confundido qué estaba su corazón. En menos de un año, creyó estar enamorada, luego se desilusionó, luego creyó odiar al hombre que amaba, puso a su familia por encima de su propia felicidad, y ahora alguien que no sabía que podía despertar sentimientos en ella, lo hizo y estaba tan confundida, porque tenía una sombra qué era su antiguo capricho por Ares Walton, y sabía que no podía darle un sí a Daniel, si aún tenía la duda de como habría sido su vida, si hubiera sido ella y no su hermana la esposa de Ares. Se sentía, como la peor de las hermanas, como la peor de las amigas, y como la peor persona. Como siempre, actuaba intentando no lastimar a nadie, pero esta vez, le había hecho daño a Daniel y sin darse cuenta, se lo estaba haciendo a ella misma. Tenía que encontrar la manera de solucionar esto lo más rápido posible, no solo por él, sino por ella, qué ya no podía seguir reprimiendo todo, aparentando siempre estar bien.
—Eso es para que no preguntes. Firma rápido... —Le ordena nuevamente y saca de otro de los bolsillos de su overol, un huellero qué le arroja a Aurora.
—¿Y si no firmó?
—Te obligaré a hacerlo, y no creo que soportes cortes cada vez más grandes y profundos en todo tu cuerpo. —Aurora traga saliva ante la amenaza de Vanesa.
—Si firmo, igual me harás algo. Estoy segura.
—Sí. Lo haré.
—Pues no firmaré...
—No creo que eso sea una opción...
—¿Por qué? Igual planeas hacerme algo.
—A ti sí, pero a tu padre puede que no...
—¿¡Qué!?
—Un pajarito me contó en que clínica está, si te opones a firmar creo que tendré que visitarlo a él y explicarle lo mala hija que has sido. —La amenaza y Aurora, sin dudarlo, firma y pone su huella.
—Estás desquiciada... —Le dice y Vanesa, toma el documento, qué guarda en su bolsillo nuevamente.
—Gracias por tu colaboración.
—¿Qué planeas hacerme?
—¿No es obvio? Destruirte... No soporto nada de ti. —Señala su cara y su cuerpo, sintiéndose envidiosa de la belleza de Aurora. —Acabaré con cada parte de ti. Lograré qué te mires al espejo y desees morir. —Dice y sin pensarlo sostiene la melena de Aurora qué estaba en una cola de caballo, y en una acción rápida y sin previo aviso la corta, cayendo el cabello de la chica a la altura de su cuello, rompiendo el corazón de la joven que amaba su cabello largo, porque le recordaba a su madre que tenía el cabello igual de largo.
—¡Noooooo! ¿Qué has hecho? —Le reclama desconsolada tocando su cabello sobre la cama. Y Vanesa levanta su rostro con una de sus manos, apretando fuertemente sus mejillas.
—Si crees que hemos terminado, estás muy equivocada, ahora iremos con ese lindo rostro, qué odio...
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