#NOTA: Este capítulo contiene escenas de sexo. No apto para menores de edad.
Dedicado a mis lectoras qué pedían a gritos este encuentro. Espero llenar sus expectativas. Un abrazo.
***
Ares no puede creer lo que escucha. Y absorto en el deseo y el amor por Aurora. Guía a su esposa, que no parece saber qué hacer. Pues parece avergonzada y permanece inmóvil.
Con sutileza toma la mano de Aurora, y la guía hacia el baño.
La mujer, nerviosa, no puede controlar los latidos de su corazón que siente está a punto de salirse de su pecho. Con su respiración agitada siente detrás de ella cómo su esposo cierra la puerta y sutilmente acaricia sus hombros desde atrás.
Pequeños besos que van desde su hombro hacia su cuello hacen que se erice por completo. Y un calor se empieza a colar por sus piernas cuando siente un cosquilleo en su oreja derecha producido por la lengua de Ares.
Es la primera vez que siente algo así, y no sabe cómo reaccionar, pues percibe la firmeza y el calor que desprende su cuerpo contra el suyo y no puede, sino fantasear con todo lo que está por pasar.
Esta vez, deja de luchar consigo misma. No sabe lo que pasará mañana, ni cómo se sentirá, pero siente que es inútil intentar resistirse, es como nadar contra una corriente tan fuerte que la sigue arrastrando, haga lo que haga.
Permanece quieta en silencio y Ares lleva las manos a su cadera y la hace girar despacio, mirándola a la cara con un brillo peligroso en los ojos.
Por unos segundos los dos permanecen en silencio mirándose fijamente a los ojos. Algo tiembla en el interior de ambos, y entonces Ares toma la iniciativa. Con su pulgar acaricia la mejilla de Aurora y la cubre después con una mano.
—Aurora, yo... —Intenta preguntarle si está segura de dar este paso, pero Aurora lo interrumpe aproximándose para que sus labios se encuentren con los suyos y empiecen a besarse despacio pero intensamente. Abre su boca para dejarlo entrar. cada embestida de su lengua hace que la cabeza le dé vueltas a la chica y nota entre las piernas la ansiedad por sentirlo dentro, y no sabe cómo controlarlo, pues era algo que jamás había experimentado.
Es por eso que Aurora intentaba aumentar el ritmo del beso, pero Ares, en cambio, disminuía la intensidad de manera que la volvía loca.
Aurora no podía controlar sus impulsos, pero Ares Sí, y deseaba que esta noche fuera realmente especial.
—Tranquila, amor, te prometo que esta noche será maravillosa. —Le susurra al oído a la chica que al oírlo, aumenta su deseo, y aprieta los muslos desesperada por aliviar la presión que crece en sus entrañas. Su esposo parece darse cuenta y sonríe orgulloso, para luego recorrer con las manos el cuello de la mujer hasta llegar a su barbilla. La acaricia con delicadeza haciendo que se le disparen todas las pulsaciones
—¿Quieres que pare? —Le pregunta.
Pero Aurora está demasiado perdida por su excitación, así que, simplemente, niega. Ares lleva sus labios a la comisura de su boca, recorre el contorno de su mandíbula hasta llegar al lóbulo de su oreja donde comienza a trazar círculos con su lengua, la chica jadea y percibe el deseo y la desesperación en todo su cuerpo.
—!No pares, por favor! — por primera vez habla la mujer pidiéndole con desespero a su esposo que pierde la cabeza al escuchar su voz deseosa. De manera posesiva toma sus labios y la pone contra la pared. La besa con pasión y con sus manos empieza a desvestir de forma delicada la chica que deja escapar un gruñido al sentir la fuerza de su erección que presiona contra su sexo.
Inicialmente, le quita la blusa, y luego con mucha habilidad, le quita el sostén, liberando sus hermosos pechos, y se aparta un poco para observar el cuerpo de la hermosa mujer, qué al principio intenta cubrirse con sus manos, pero él se lo impide, para luego tocarlos, y besarlos con suavidad. Encantado con ellos, volviéndose adicto a ellos, mientras que Aurora, muerde su labio, intentando ahogar los gemidos qué no dejan de salir de su boca. Ares, luego de deleitarse con los perfectos pechos de su esposa, sin apartar los ojos de los suyos, se agacha lentamente, bajando lentamente por su cuerpo, mientras traga saliva, emocionado y a la vez nervioso, pues no tenía que ser adivino, para saber que por cómo actuaba Aurora, era su primera vez.
Desabotona su pantalón, y lentamente lo desliza por sus piernas, qué recorre con besos, hasta llegar a su sexo, qué inicialmente cubre con una de sus manos a través de su ropa interior.
—¡¡Ares!! —Exclama Aurora que siente una especie de corriente al sentir su mano en su vagina.
...
Era la primera vez de Aurora, pero el deseo reprimido hacia su esposo, era algo que no podía controlar. Luego de perder su virginidad en la ducha, mientras se bañaba, quiso más... Ares ni siquiera tuvo tiempo de recuperarse, por qué Aurora no se saciaba de él, y no era algo que a él le disgustara, por el contrario, cada vez que le hacía el amor a su esposa, más la deseaba... Por lo menos un par de veces más estuvieron juntos, está vez en la cama, alcanzando el clímax en varias ocasiones, hasta quedar rendidos el uno sobre el otro.
...
Un par de horas después, el teléfono de Aurora suena. A regañadientes lo busca por la habitación, mientras se cubre como puede con la sábana que está ocupada a medias por su esposo, a quien no puede dejar de ver... Recuerda las veces en su mente, cada vez que ella, acarició su cuerpo desnudo, y dejó que ese hombre allí dormido, la hiciera suya varias veces.
El timbre de su celular, que suena nuevamente. La liberan de sus pensamientos pecaminosos, y la devuelven a la realidad, al ver el nombre de Jazmine Walton en la pantalla.
—Aló...—Contesta con recelo, muy prevenida.
—Aurora, querida... te estoy esperando. Espero y no olvidarás nuestra cita. —Me dice con el mayor de los cinismos.
—No la he olvidado. En una hora estaré en su casa, señora Walton. —Le confirma y cuelga el teléfono sin esperar respuesta.
—¿Con quién hablabas, amor? —Le pregunta Ares, aún medio dormido y exhausto por la larga jornada.
—Con tu madre. Es hora de ir por ella...
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