El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA) romance Capítulo 23

No sé cómo me siento exactamente. En realidad, no he tenido mucho tiempo para pensar y asimilar la noticia que me dio Camilla, ya que minutos después tuve que salir al escenario. Intenté olvidarme de eso, concentrarme en la música y hacer mi espectáculo lo mejor que podía después de enterarme de algo que claramente no me ponía nada feliz.

Ahora estaba sentada en un taburete bebiendo como si el mundo se fuera a acabar, y la verdad, ya estaba un poquitín descontrolada.

—Es tu cuarto vaso, Lilith —Lulú me miró con una mueca.

—Y ahora quiero el quinto —suspiré con pesadez. Apoyé el codo derecho sobre la mesa y sostuve mi cabeza con mi mano—. Dame el sexto también.

—Alyssa... —Joshua puso su mano en mi espalda. Lo miré y vi su cara llena de preocupación.

—Estoy bien... bien no tan bien, pero bien —frunció su ceño—. No me mires así, te ves sensual.

—¿Estás borracha? —negué mordiéndome la punta de la lengua—. Lulú, no le des ni un vaso más.

—¡Hey! Yo quiero seguir bebiendo —lo fulminé con la mirada dándole un buen trago a mi vaso. Llevé mis ojos a sus labios y alcé las cejas—. ¿Sabías que tienes unos labios muy lindos? Dan ganas de morderlos... ¿puedo? —intenté acercarme a él, pero se alejó con mala cara.

—¿Dónde está Chyler?

—¿Qué importa dónde esté Chyler? Acompáñame y nos tomamos algo para conversar sobre lo cruel que es la vida a veces —palmeé el taburete que tenía a mi lado.

—Tienes que irte a tu casa, llamaré a un taxi y te acompañaré.

—Naah, tengo auto.

—Ni loca te vas a ir manejando en este estado, Alyssa.

—Ni lici ti vis... —puso su mano sobre mi boca para callarme. Lamí su palma y reí cuando alejó su mano y la limpio con su pantalón.

—Dios, ¿qué tenía el vodka que estás así?

—No es culpa del vodka, es culpa de ese maldito pedazo de mierda que me conquista para después irse con la otra.

—Bueno, llamaré a un taxi. No te muevas de acá, iré a buscar mi mochila para irnos —ignoró mi comentario y me apuntó con su dedo mientras entrecerraba sus ojos. Asentí como toda una niña buena.

Vi cómo se alejó y terminé de golpe el líquido que me quedaba de mi sexto vaso.

—Bueno Lulú, mucho gusto —me puse de pie con un poco de dificultad y reí cuando todo mi alrededor daba vueltas.

—No te vayas, Joshua dijo que lo esp...

—Adiós, guapa.

Caminé con un poco de dificultad hacia la salida del nightclub y chillé de felicidad al ver mi auto esperándome.

—¡Alyssa! —miré sobre mi hombro y reí al ver a Joshua claramente irritado, estaba caminando a paso rápido para llegar hacia mí. Corrí como loca intentando llegar a mi auto, pero no pude evitar caerme al sentir que el suelo subía y bajaba—. Pareces una loca, mujer —me tomó de los brazos con delicadeza para ayudarme a ponerme de pie.

Me afirmé de sus hombros y cerré con fuerza mis ojos. De verdad que nunca había bebido tanto.

Puso sus manos en mi cintura cuando apoyé mi cabeza en su pecho para tranquilizarme un poco.

—No tienes que beber así, Alyssa —suspiró mientras hacía círculos con su pulgar sobre la piel que se dejaba ver por tener la polera un poco levantada.

—No me regañes.

—No lo hago, sólo me preocupo por ti

—Eres muy tierno, ¿sabes? —Me separé de él y sonreí al verlo tan cerca.

—¿Tienes que estar borracha para encontrarme tierno? —alzó su ceja.

—Siempre te he encontrado tierno —me encogí de hombros—. Además, según Chyler y yo tú eres el hombre perfecto.

—¿Ah, sí? Mira tú, nunca creí que pensaban eso de mí.

—Pues sí, eres lindo, tierno, cariñoso, educado, guapo, guapo por dos, guapo por tres... —dejé de hablar cuando comenzó a reír a carcajadas mientras negaba.

—Me está gustando mucho esta conversación, pero creo que ya es hora de que vayas a casa, Alyssa.

—Si llego así me van a matar, intentaré llamar a Chyler para ir a dormir a su casa.

Busqué mi celular y llamé más de dos veces para que recién me contestara.

—¿Dónde estás?

—No puedo hablar ahora —fruncí el ceño al escuchar cómo se reía coqueta.

—Ay por Dios, ¿estás con un chico?

—¿Y tú estás borracha?

—Eres una indecente, Chyler —reí—. ¿Es guapo?

—No puedo contestarte eso ahora. Estoy ocupada, Alyssa.

—Yo bebiendo como loca y tú con un chico, te pasas —miré a Joshua y negué—. Adiós, cochinona. Pásalo bien.

Corté la llamada y volví a guardar mi celular en el bolso.

—Bueno, creo que tendré que ser muy buena actriz para que no se den cuenta del estado en el que estoy.

—¿No tienes otro lugar donde ir?

—¿Va a dejar el auto ahí? ¿Y ese no sabe manejar para llevarla?

—Dudo que sepa manejar, no tiene ni auto —gruñí y salí de mi escondite viendo cómo se subían a un taxi—. ¿A dónde se la lleva? ¿Y si le hace algo?

—¡No seas tan paranoico, Mikkel! Ella se veía feliz con él.

—¿Te puedes callar? No estás ayudando en nada.

—Eres un idiota, ella te dijo que era su amigo, ¿o no?

—¡Pero a él le gusta Alyssa! Es más que obvio, Sean —me moví desesperado—. ¡Súbete al auto!

No pude evitar reír al ver a mi amigo casi corriendo hacia el auto con cara de horror a causa de mi grito.

—No creo que vayas a hacer lo que yo creo que vas a hacer…

—Sí, los vamos a seguir.

Hice partir el auto y me fui por donde había visto al taxi. Admito que me salté uno que otro semáforo, pero por fin estaba a sólo unos metros de donde ella iba.

—Espero que nunca se entere de esto, porque ahí sí que te va a odiar por el resto de su vida. ¿Cómo se te ocurre seguirla?

—¿Y si ese le hace algo?

—No la estás siguiendo por eso, la sigues porque piensas que entre ellos dos pasa algo.

—Pero mira, por acá no se llega a la casa de Alyssa.

Seguí detrás del taxi notando cómo mi malhumor se intensificaba cada vez más. Claramente están yendo a otro lugar, y eso me preocupa.

—Primera avenida, ¿qué hacen acá? —gruñí. Espero que no sea lo que yo estoy pensando, porque si la está llevando a su casa esto se pondrá feo—. No puedo dejarla con él sabiendo que ella estaba borracha, no me quedaría tranquilo.

—Bueno, tienes razón.

Estacioné el auto un poco más atrás de donde paró el taxi y vi como Alyssa bajaba con un poco de dificultad mientras Joshua reía.

—¡Van a entrar a ese departamento!

—Mikkel, me vas a dejar sordo.

—No se ve un buen lugar para que ella esté ahí... La llamaré.

Tomé mi celular mientras escuchaba como Sean me decía que no era muy buena idea llamarla y marqué su número, pero no me contestó. Volví a llamarla viendo como miraba su celular, pero volvió a guardarlo.

—A la mierda —salí de mi auto cerrando la puerta con fiereza y me acerqué a ellos con la sangre hirviendo.

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