—Hombros hacia atrás, pelvis ligeramente hacia adelante y la espalda recta pero que no se vea tensa —puse mis manos en sus hombros para que los tirara hacia atrás—. Ahora camina con paso firme, manteniendo la postura en todo momento y con pasos idénticos, que no se vean unos más largos que otros —caminó hacia su habitación y volvió al cuarto de estar.
—Me sale como la mierda, Alyssa —bufó con cansancio. Golpeé su pecho y puse mis manos sobre sus mejillas para levantarle un poco la cabeza.
—La cabeza debe estar siempre elevada, recta. Mirando al frente —asintió, caminé hacia su habitación y subí el tono de voz para que me escuchara desde el living—. Mantén la mirada fija en mí y camina con confianza y seguridad.
Caminó hacia mí y chillé saltando sobre él para abrazarlo.
—¡Te salió muy bien! Tu caminata es mejor que la de otros modelos que conozco, y eso que recién estás aprendiendo.
—Eres muy mentirosa, te pasas.
—Quiero que camines cinco veces más de allá para acá —me miró con mala cara. Alcé mi ceja y me crucé de brazos—. ¡Ahora, Joshuita! —comenzó a caminar mientras me mandaba miradas fulminantes. Sentí una vibración en la parte trasera de mi pantalón. Tomé mi celular y acepté la llamada de Mikkel.
—Hola, Aly
—¿Qué pasa?
—¿Estás ocupada? Quería invitarte a almorzar.
—Sí, estoy donde Joshua. No creo poder ir, estoy ayudándolo con algo.
—¿Otra vez estás allá?
—Sí, ¿algún problema?
—¿Ayer también estuviste con él?
—No, ayer estuve en mi casa. ¿Alguna otra pregunta?
—Antes de ayer estuviste en su casa, ¿por qué vas otra vez?
—Adiós, Hummel.
No le di tiempo de despedirse, corté la llamada y volví a dejar el celular en el bolsillo de mi pantalón.
—¿Se puso celoso? —me encogí de hombros—. Debe odiarme, piensa que le voy a quitar a su chica.
Me senté junto a Joshua, quien al parecer ya había terminado su tarea, y dejé mis piernas sobre las suyas.
—¿Qué importa lo que piense? Se portó muy mal conmigo, que sufra un poco.
—¿Me estás utilizando? —alzó su ceja. Abrí mis ojos como platos y negué
—No, pero que piense lo que quiera. Él solo se inventa cosas, no es mi culpa.
—Yo estaría igual si sé que la chica que me gusta está con alguien tan guapo como yo, así que lo entiendo —bromeó con una sonrisa egocéntrica.
Estuvimos aproximadamente media hora hablando de idioteces, hasta que sentimos que tocaban la puerta.
—¿Estás esperando a alguien? —saqué mis piernas de las suyas para que pudiera ponerse de pie. Negó con el ceño fruncido y caminó hacia ella-. Tal vez es tu ligue, me iré para no arruinar tu... ¡¿Qué mierda haces acá?!
Mikkel saludó a Joshua y entró como Pedro por su casa. Me miró con una sonrisa, se acercó a mí y dejó un beso en mis labios.
—¿Qué tal? ¿Todo bien? —se sentó en el sofá y miró a Joshua extrañamente con buena cara.
—Ehh... sí, todo bien —Joshua asintió. Me miró con el ceño levemente fruncido.
—No puedo creer que vinieras, Mikkel —puse mis dedos en el puente de mi nariz avergonzada—. Lo siento mucho, Joshua. Ya nos vamos.
—No, no se preocupen. Sigan en lo que estaban, yo te espero acá —Hummel se desabotonó un poco su camisa sin eliminar la sonrisa que tenía plasmada en su rostro.
—No te hagas el simpático, claramente nos viniste a vigilar, ridículo.
—No, sólo vine para después llevarte a almorzar conmigo.
—Eres tan... —me acerqué a él y tomé su brazo para ponerlo de pie. Agarré mi bolso y caminé hacia Joshua—. Prometo que esto no volverá a suceder. ¿Cuándo haremos lo que nos falta?
—No te preocupes, ahí nos ponemos de acuerdo.
Besé su mejilla y vi cómo se despedían con un apretón de manos. Salí casi corriendo de allí. Estaba furiosa, no podía creer lo que había hecho.
—¿Estás enojada?
—Cállate, Mikkel —caminé hacia mi auto escuchando sus pasos detrás de mí—. Si creíste que ésta era una buena forma para llevarme a almorzar, déjame decirte que no. Eres un estúpido.
Entré al auto y gruñí cuando se puso en el asiento de copiloto. Me miró fijamente sin decir nada.
—¿Qué haces acá? ¡Vete, Hummel!
—¿Tan importante era lo que estaban haciendo para que te enojaras así?
—¡No puedes venir sólo para vigilarnos! No tienes derecho, ¡no eres mi padre!
—¡No vine a vigilarlos! Sólo te vine a buscar para que fuéramos a almorzar —se encogió de hombros. Acercó su mano a mi pierna pero se la alejé—. No aguanto que estés así conmigo, necesito saber que estamos bien, Aly.
—Nunca vamos a estar bien si sigues haciendo estas mierdas. Primero me sigues, ¿y ahora vienes a vigilarme? ¿No crees que es demasiado? —negó. Inhalé profundo para calmarme—. Me voy a aburrir de ti si sigues así, es lo único que te digo.
—No digas eso, Alyssa —su cara se contrajo y me fulminó con la mirada.
—Es en serio, no creas que voy a aguantar que te comportes de esta forma. Pareces psicópata, ¿te das cuenta de eso?
—Deja de hablarme así. Lo siento, no debí haber venido. ¿Estamos bien ahora?
—Eso no importa. De todas formas, algún día tendrá que enterarse —llevó un sushi a su boca y lo mordió de manera lenta.
Atrapé mi labio inferior con mis dientes. Se veía sensual comiendo, demasiado sensual.
—Iré al baño —dejé un beso sobre su mejilla, caminé hacia el baño del primer piso y agradecí no encontrarme nuevamente una braga en él.
Oriné y lavé mis manos antes de salir del baño y encontrarme con Kasia. Me miró con una sonrisa amable y yo se la devolví.
Esa chica de verdad se veía simpática
—Señorita, ¿necesita que les lleve otra botella de vino?
—No te preocupes, aún nos queda bastante —asintió. Se iba a ir pero tomé su muñeca con delicadeza—. Dime Alyssa, no es necesario que me hables tan formal.
—No sé si al señor Hummel le guste que la trate así.
—Me da mucha lástima que hayas pasado de ser su mejor amiga, a ser su sirvienta, Kasia —me miró impresionada—. Mikkel ya me contó qué fue exactamente lo que generó que ustedes perdieran su amistad, pero yo sé que a él le gustaría volver a tener lo que tenían antes, sólo que su orgullo no lo deja.
—No lo creo, nunca me va a perdonar que me haya enamorado de Philip y que lo haya dejado a un lado —bajó su mirada y jugó con sus dedos—. Fui una mala amiga, no estuve para él cuando me necesitaba.
—El amor nos hace hacer cosas muy locas, no te recrimines toda la vida por eso.
—Perdí a mi mejor amigo por ser tan idiota y enamorarme de su medio hermano, que lo único que hizo fue hacerme sufrir. Philip es malo, mucho más malo de lo que te puedes imaginar.
—Lo conocí hace unos días. Primero lo encontré agradable, pero cuando llegó Mikkel me pareció alguien detestable. Su forma de hablar, su mirada llena de odio al ver a su medio hermano... no lo sé, me dio mucha desconfianza.
—Philip haría cualquier cosa por hacerle daño a Mikkel, y si sabe que ustedes dos tienen algo te recomiendo que te cuides de él. Lo conozco, sé lo mucho que lo odia y me preocupa que te haga algo a ti para hacerlo sufrir a él —me miró con una mueca y tragué duro. No había pensado en eso, no pensé que era tan malo.
—¿De qué hablan? —dimos un saltito al escuchar a Hummel. Kasia me miró nerviosa.
—De nada que te importe, chismoso —rodeé su cadera y me abracé a él. Kasia se fue no sin antes darme una mirada cómplice—. Ya tengo que irme.
—¿Por qué? —puso sus manos en mi espalda baja y me acercó a él dejándonos cara a cara. Hizo un puchero y reí, me puse de puntillas y lo besé.
—Tengo algunas cosas que planear, estoy ayudando a Joshua para que entre al mundo del modelaje.
—¿Joshua? —preguntó confundido, asentí—. ¿Y qué hará con el nightclub?
—Trabajaría de modelo sólo de vez en cuando, así que puede seguir en el club.
—Le haría bien para comprarse un departamento, el suyo parece cualquier cosa, es demasiado pequeño.
—Cállate, pesado —volví a juntar nuestros labios sintiendo como me levantaba un poco para quedar a la misma altura—. Te quiero.
—Yo más, bonita.
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