El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA) romance Capítulo 34

—¿Qué flores le gustan a Chyler?

Miré por el espejo a Andreus, quien estaba apoyado en el marco de la puerta. Alcé mi ceja y me di vuelta para mirarlo a la cara.

—¿Van a salir? —asintió. Fruncí levemente mi ceño indignada—. Que maldita, no me ha dicho nada.

—¿Qué flores le gustan? —volvió a preguntar ignorando lo que yo decía.

—No le gustan las flores porque las encuentra inservibles. Dice que es el peor regalo que alguien podría darle, que prefiere mil veces una buena caja de bombones. Para ella y para su amiga Alyssa — inventé lo último encogiéndome de hombros. Andreus rió mientras negaba.

—¿Ferrero Rocher? —preguntó.

—Riquísimos —asentí—. ¿Dónde la llevarás?

—Al Ristorante di Alessandro. Me han dicho que es la mejor comida italiana de Nueva York.

—Lo conozco. Buena elección —me encogí de hombros.

—¿Por qué no estás arreglada? —me miró de pies a cabeza.

—¿Qué tienes en contra de mi pijama? No voy a salir hoy, ¿Para qué me voy a poner decente?

—¡Vístete rápido! —gritó.

—¡¿Por qué?! —imité su tono de voz.

—Vendrá Mikkel y no sé quién más. Tu madre nombró a bastantes personas pero no recuerdo los nombres. Sólo sé que todas eran mujeres.

—¿Mujeres? Mierda, nunca me entero de nada —me puse de pie un poco molesta, pero se me quitó al recordar que mis amigos saldrían—. Me iré a bañar, que te vaya bien en tu cita —sonreí coqueta subiendo y bajando mis cejas. Me sonrió de vuelta y cerró la puerta de mi habitación.

Me demoré aproximadamente quince minutos en bañarme. La mayoría de las veces me demoro más, pero quería estar lista cuando llegaran los invitados que no tengo ni puta idea de quiénes son.

Antes de salir del baño, sequé mi cabello y me apliqué cremas y desodorante.

Miré los vestidos que tenía en mi armario y recordé con cuáles ya me ha visto Mikkel para no usarlos. De todos los que tengo me quedaron cuatro disponibles, pero preferí irme por uno negro holgado que me llegaba un poco más arriba de las rodillas.

Me maquillé sólo un poco y me puse mis tacones negros también.

Si fuera por mí me pondría algo mucho más sexy, pero claramente no puedo recibir miradas coquetas de Hummel acá. Menos si mis padres aún no saben lo de nuestra relación.

Al ya estar lista, salí de mi habitación y fui al primer piso. Pero mi idea de estar lista antes de que llegaran los invitados falló.

—¡Alyssa! —las gemelas saltaron sobre mí chillando de felicidad.

Erea y Everly son mis primas. La madre de ellas, mi tía June, es hermana de mi madre.

Cuando ellas tenían dieciocho años se fueron a Canadá, así que perdimos contacto. Ahora tienen veintiuno y me impresiona ver lo mucho que cambiaron desde la última vez que las vi, hace tres años.

—¿Cómo están? ¡Nadie me dijo que vendrían! —me separé de ellas sin poder creer aún que estaban frente a mí.

—Queríamos darte una sorpresa —Erea tomó su cabello y lo dejó sobre su hombro derecho antes de mirar de reojo hacia mis espaldas—. ¿Quién es ese bombón?

Mordí el interior de mi mejilla totalmente frustrada. No me gustaba cómo lo miraban.

Se lo quieren comer

Suspiré al sentir la mano de Hummel sobre mi rodilla mientras "comía" tranquilamente. Al parecer se dio cuenta de que no me sentía demasiado cómoda al notar cómo lo miraban con tanto deseo frente a mis propios ojos.

—Ya que mencionaste a mi tío favorito... ¿Se molestará con nosotras si llevamos a Alyssa a fiestas? —mi prima miró a mi padre, quién hizo una mueca de disgusto—. Claro que no se enojará, ¿por qué lo haría? Ya está bastante grandecita, le hace falta pasarlo bien y conocer a uno que otro chico.

Sabía que no lo estaba diciendo en mal plan, así que no me molestaba eso de que me "hace falta conocer a chicos". Pero al parecer al que si le molestó fue a Mikkel, ya que apretó un poco más mi rodilla.

—Para Alyssa es complicado salir a lugares así sin ser perseguida por paparazzis. No creo que sea muy agradable para ella ir a fiestas.

Si supiera que se me hace bastante agradable ir a fiestas...

—Yo también creo que le haría bien ir a fiestas para conocer a chicos. ¿Quién sabe si termina conociendo al real amor de su vida? —Camilla dijo con claras intenciones de molestar a Hummel. La esfumé con la mirada y seguí comiendo sin decir ni una palabra.

—Creo que eso ya no será necesario, Camilla —papá me miró con una expresión que la verdad no entendía.

—¿A qué te refieres? —mi hermana sonaba totalmente confundida. Pero los que estábamos más confundidos en estos momentos éramos Mikkel y yo.

—A nada, hija. ¿Quién quiere postre?

Esperen.

¿Qué demonios está pasando acá?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA)