—¿Cómo te fue con él? Llegó raro, pero tal vez es porque se siente incómodo con mis primas.
—Me fue bien, pero me encontré con tres clientes del nightclub y peor aún, los más viejos. Me saludaron y sé que eso se debió haber visto extraño. Que tres sesentones te saluden en distintos momentos con beso en la mejilla no es muy común.
—Mierda, ¿crees que sospechó algo?
—No lo sé, le dije que eran amigos de mi padre. Realmente espero que lo haya creído, porque no creo que haya pensado exactamente que soy una bailarina, tal vez pensó que soy prostituta.
—No digas eso. Que te saluden tres viejos no da para pensar que eres prostituta.
—¿Quién es prostituta? —me sobresalté al escuchar la voz de Camilla. La miré y entró a mi habitación cerrando la puerta con seguro.
—Te hablo después, cuídate.
Corté la llamada y dejé el celular sobre mi cama. Me acomodé en mi lugar al saber qué era lo que se venía; muchas preguntas.
—Puse el pestillo porque las gemelas llegan y entran a las habitaciones sin tocar antes. Parecen unas niñas pequeñas —sonaba un poco estresada. Se sentó a mi lado y me miró con la ceja alzada—. ¿Qué pasó ayer?
—Ayer... —ladeé mi cabeza—. No sé, no lo recuerdo.
—Alyssa... —puso los ojos en blanco—. ¿Volviste con Mikkel? —sonreí nerviosa y asentí. Frunció el ceño confundida—. ¿No se suponía que iba a tener un hijo?
—Eso era mentira, su antigua secretaria inventó eso para poder estar con él.
—Entonces ahora están bien, sin problemas —dijo. Moví mi cabeza de arriba a bajo lentamente, asintiendo—. Son muy extraños.
—Sé que lo somos, pero más extraño es mi padre. ¿Qué se supone que quiso decir cuando tú comentaste eso de qué tal vez en fiestas podría conocer al real amor de mi vida?
—No lo sé, pero creo que algo está ocultando. ¿Por qué no le preguntas directamente?
—¿Crees que ya está al tanto de lo que pasa con Mikkel? —pregunté nerviosa.
—Si ya lo sabe no se va a molestar con ustedes, porque con lo que dijo ayer tal parece que le gustaría la idea de que Mikkel fuera tu "amor verdadero" —Camilla se encogió de hombros.
Tal vez esto es una señal.
¿Y si ya es momento de dejar de ocultar lo nuestro?
(...)
—¿Tienes novia?
Puse los ojos en blanco.
Me siento mal por Andreus, al parecer a las gemelas también les gustó él. Lo que significa recibir miradas coquetas, preguntas y comentarios bastante desubicados.
—No, pero está intentando tener algo con mi amiga, así que por favor olvídense de él. No está disponible —mi voz sonó un poco más brusca de lo que hubiese querido. Andreus me dio una última mirada llena de agradecimiento y se fue.
Me siento mal, sé que el hecho de que le hayan coqueteado a Mikkel hizo que sintiera un poco de rechazo por ellas. Pero las gemelas no saben lo nuestro, así que no debo enojarme por eso.
Son mis primas, eran mis mejores amigas cuando era pequeña. No puedo comportarme mal con ellas sólo porque les gustó mi novio sin siquiera saber que lo es.
Porque supongo que si supieran que es mi novio no le hubiesen coqueteado.
¿O sí?
Basta Alyssa. Te estás comportando como toda una paranoica.
—¿Y quién está disponible entonces? —Erea hizo un puchero. No sé si preguntaba en serio o si estaba jugando, pero realmente espero que lo diga en broma.
—¿Tan necesitadas de hombres están? —pregunté en broma.
La chica que estaba frente a nosotros dio un saltito y miró a mi amigo con los ojos abiertos antes de hacerle una seña al guardia para que se acercara.
—Señor Hummel, por favor tranquilice a su amigo. Va a espantar a los clientes y nos veremos en la obligación de pedirles que se retiren.
—No se preocupe, no será necesario —me dio un asentimiento de cabeza y se fue dejándonos nuevamente solos con la vendedora. Dirigí mi mirada hacia abajo y apunté al que sabía que era el indicado—. ¿Cuánto sale este?
—2,5 millones de dólares —contestó y reí al escuchar como Sean comenzó a toser descontroladamente al escuchar el monto—. El diamante central es de 7,5 quilates, perfecto para las mujeres que no usan joyas demasiado extravagantes. La claridad de éste es VVS, lo que quiere decir que es un diamante de excelente calidad.
—Lo quiero.
—Perfecto, ¿sabe la talla de la futura novia?
—No, pero sé que este es su anillo favorito y muchas veces lo usa en el dedo anular. ¿Sirve? —se lo entregué y asintió con una sonrisa, como si le hiciese gracia.
¿Tan ridículo era robarle un anillo a tu novia para saber su talla?
—Vengo de inmediato.
Vi como entró por una puerta y no pude evitar sonreír. Estaba feliz.
—¿Cuánto tiempo llevan juntos? No puedes pedirle matrimonio tan rápido, amigo —Sean seguía con cara de horrorizado. Negó repetidamente.
—Tranquilo, falta mucho para eso.
—¿Entonces por qué estás comprando el anillo ahora? No quiero ser negativo, pero ¿qué pasa si en un tiempo más terminan su relación?
En otras circunstancias me hubiese molestado su pesimismo, pero en este momento nada cambiará mi estado de ánimo.
—Porque sé que me voy a casar con esa mujer, Sean. Lo supe desde la primera vez que la vi.
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