El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA) romance Capítulo 36

—¿Así que estabas con unos chicos ayer?

Puse mi dedo en su ceja para que la dejara de arquear y lo besé. Entrecerró sus ojos y reí al verlo así. Sé que no estaba realmente celoso.

O bueno, tal vez sólo un poco

—Hola cosita linda, ¿cómo estás? Yo muy bien, gracias por preguntar —dije con ironía mientras me dirigía hacia Kasia para saludarla con un beso en la mejilla—. ¿Cómo estás?

—Mucho mejor que Mikkel parece —murmuró con burla, a lo que yo reí mientras asentía dándole la razón.

Volví a acercarme a Mikkel, quién estaba sentado sobre el sofá individual, y me senté sobre sus piernas cuando vi que Kasia se iba a la cocina para volver con una botella de vino y copas. Las dejó sobre la mesita de centro y desapareció.

—¿Y bien?

—Enójate con las gemelas, fue culpa de ellas que se nos acercaran esos chicos —alcé mis manos y me encogí de hombros. Acerqué mi cabeza a su hombro y la apoyé en él—. Los invitaron porque según ellas hacía falta un poco más de diversión y a los minutos después llegaron los paparazzis. Mi padre estaba furioso con las fotos que nos sacaron, está intentando que las eliminen.

—A mí tampoco me gustaría ver fotos donde se ve claramente cómo unos cabrones les están mirando los pechos a mis dos hijas —gruñó poniendo sus manos en mi cintura dándome un apretón—. Bueno, mis hijas no estarían en bikini si yo o alguien de confianza no esté con ellas.

—¡Dios! Me compadezco desde ya de tus futuros hijos. Serás un padre muy aburrido, Mikkel.

—No seré un padre aburrido, sólo un padre que los va a cuidar de lo peligroso que puede llegar a ser este mundo —bufó—. Temo ser capaz de matar a cualquiera que te haga daño a ti o a otras personas importantes para mí. Por eso prefiero evitar cualquier situación que me haga terminar encarcelado.

Escucharlo decir eso me hizo recordar a Philip. No he sabido nada de él desde que fui a su casa, lo que obviamente es genial, pero se me hace dudoso que no nos esté haciendo la vida imposible. Le estoy pidiendo a todos los santos que se olvide completamente de esa manía que tiene con hacerle daño a Mikkel, pero algo me dice que estos días sin dar ninguna señal de vida deben ser porque algo está planeando.

No quiero estar todos los días con el miedo de despertarme y ver que se filtró mi video. Así que espero que cualquier cosa que vaya a hacer, lo haga lo antes posible para terminar rápido con todo esto.

—No digas eso, Mikkel. No vas a matar a nadie —bufé un tanto incómoda. No me gusta que diga eso.

—Espero no tener que llegar a ese punto. Pero juro que si llegan a hacerte algo... —puse mi dedo índice en sus labios para que dejara de hablar. Me estaba matando con sus palabras, se me ponían los pelos de punta al imaginarlo tras las rejas por mi culpa

—No pienses en eso. No me harán nada —le dejé un beso en su mejilla y hundí mis dedos en su cabello para acercarlo más a mí—. ¿Sabes? He estado pensando...

—¿Y...? —me incitó a seguir hablando.

—Ya estoy cansada de esto, de tener que ocultarnos de mi familia y de no poder estar contigo frente a todo el mundo. No me interesa qué puedan decir los medios de comunicación, no me importa qué me dirán mis padres por haber ocultado nuestra relación—sonreí al ver como sus ojitos se iluminaban. Yo sé que a él no le gustaba esto de tener una relación en secreto—. Quiero hacer esto bien, soy lo suficientemente grande como para tener el derecho de decidir con quién quiero estar. ¿Qué importa si eres el socio de mi padre? Ya no me haré problemas, quiero que tengamos una relación normal.

—¿Estás segura de lo que estás diciendo? Porque te advierto que no permitiré que luego te arrepientas.

—Y no me arrepentiré, mi amor —susurré sobre sus labios notando cómo dejaba de respirar—. De hecho, quiero que mañana vayas a mi casa. No vamos a perder más tiempo.

—Pensé que este momento nunca llegaría...

—No seas exagerado —puse los ojos en blanco y chillé cuando se puso de pie. Rodeé su cintura con mis piernas y mordí mi labio inferior al sentir sus manos en mi trasero mientras comenzaba a subir las escaleras—. ¿Por qué me traes a tu habitación, cochinón?

—Voy a hacerte el amor.

Llevé mis manos hacia el botón de su pantalón y se lo desabroché, sintiendo su pene erecto debajo de él. Se lo quitó quedando sólo en calzoncillos y lo empujé hacia la cama para que ahora él estuviera acostado.

Alargó su mano hasta llegar al mueble que estaba al lado de la cama y abrió uno de los cajones para sacar un condón. Llevé mis dedos hacía el elástico de la única tela que cubría su cuerpo y la deslicé por sus piernas para luego tirarla al suelo.

Ya no lo necesitábamos

Antes de que Mikkel se pusiera el condón, le di un beso en la punta de su pene como si fuera la cosita más linda y tierna del mundo.

Cuando ya tenía la funda de látex sobre su miembro, me senté sobre él y me lo introduje soltando un jadeo. Lo miré desde arriba y sonreí con suficiencia al verlo atrapando su labio inferior con los dientes.

Tiré mi cabeza para atrás mientras movía mis caderas en forma circular, primero de forma lenta y luego aumenté notablemente la velocidad cuando comencé a moverme de arriba hacia abajo.

—Mierda —soltó Mikkel llevando sus manos hacia el broche de mi brasier lila. Me lo quitó y comenzó a jugar con mis pechos—. ¿Sigues sin arrepentirt... ¡Alyssa! —reí cuando gimió mi nombre al momento de subir (aún más) la velocidad de mis movimientos.

—Me tengo que ir pronto, así que por favor no te pongas a hablar de temas aburridos en estos momentos.

—Son temas importantísimos —me corrigió dándome una mirada fulminante.

Paré de moverme y me acerqué a él quedando a sólo centímetros de su boca.

—No te preocupes, no me voy a arrepentir—dejé un beso corto en sus labios y volví a mi posición para moverme—. Quiero que todo el mundo sepa que Mikkel Hummel es mío.

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