—Por fin puedes venir a conocer mi departamento. Tres días sin verte, ¿todo bien? —alcé mi ceja cuando vi a Mikkel. Dejó un beso en mis labios e ingresó.
—Lamento no haber podido venir antes, he estado con mucho trabajo y no he tenido demasiado tiempo libre —caminó por cada parte del departamento y luego volvió a mi lado—. Está muy bien, pudieron hacer los trámites muy rápido y lo mejor es que queda cerca de mi casa. Podremos visitarnos bastante —al terminar de hablar sonrió incómodo mientras se rascaba la nuca—. Claro, si a ti no te molesta.
—Por favor, Mikkel. Por supuesto que no me molestaría —me puse frente a él y entrelacé nuestras manos. Me puse de puntillas y besé por unos segundos su cuello—. Te extrañaba mucho. No me gustó cómo te fuiste de mi casa la noche de la cena.
—Yo también te extrañaba, mi amor —acunó mi rostro con sus manos y juntó nuestras frentes—. No quiero que pienses que estoy enojada contigo por querer ir más lento en la relación. Te quiero y entiendo que a tus veinte años aún te queden cosas por hacer antes de pensar en vivir juntos.
—¿Tienes, aunque sea un puto defecto? Es que de verdad, te encuentro el hombre más perfecto del mundo —me alejé de él y reí nerviosa—. Juré que nunca iba a ser tan cursi, ¿qué me pasó?
—Lo que te pasó es que te enamoraste del mismísimo Mikkel Hummel.
—Bueno señor egocéntrico, ¿puedes hacerme el favor de sentarte en esa silla? —Asintió. Al momento de sentarse intentó dejarme sobre su regazo, pero no lo logró—. ¿Sabes? Estos días sin verte hicieron que me diera cuenta de algo muy tonto.
—¿A qué te refieres?
—Me refiero a que soy una de las mejores bailarinas del Nightclub. Le he hecho bailes privados a muchos hombres, Mikkel.
—Eso lo sé, no es necesario que me lo recuerdes. Sabes que no me gusta imaginarlo —bufó cruzándose de brazos.
—El problema es que hasta el día de hoy no le he hecho ningún show privado al hombre que realmente quiero que me vea bailar —llevé las manos hacia los botones del abrigo que estaba usando como vestido y los desabroché uno por uno viendo cómo la mirada de Mikkel seguía perfectamente mis movimientos—. Pero para él habrá un regalito extra.
Dejé caer el abrigo al suelo quedando completamente desnuda ante sus ojos. Al momento de verme como Dios me trajo al mundo, intentó ponerse de pie.
—Tú te quedas ahí, cariño —levanté mi pierna para poner mi tacón sobre su pecho sin hacerle daño, logrando que no pudiera ponerse de pie—. Alexa, pon Breathe on Me de Britney Spears.
La voz de Britney comenzó a sonar de inmediato, lo que causó que mi cuerpo comenzara a moverse de forma lenta mientras mis manos recorrían lentamente cada parte de mi piel.
—Sé que quieres tocarme, pero nada nos apura —caminé alrededor de la silla donde se encontraba sentado y pasé mis manos por su pecho—. Me gusta cómo me miras con tanta fiereza. Me pone demasiado.
—Alyssa... —tragó duro cuando me senté en su regazo.
—¿Te gusta? —me moví lentamente sobre él sintiendo su pene duro—. ¿Te gusta más que cuando otras chicas te lo hacían? Contéstame, Mikkel. ¿Me muevo mejor que cualquier otra? —llevé mi mano a su cabeza y con mi puño tiré de su cabello para que dejara de mirar mis pechos y llevara sus ojos hacia los míos.
—Eso no deberías ni preguntarlo. Está claro que sí —puso sus manos sobre mi trasero y comenzó a moverse también. Cerré los ojos y gemí al frotar aún más rápido mi sexo contra su pantalón.
—Respira —alcé mi ceja al ver lo mucho que le estaba costando respirar—. No puedes estar así, recién estamos empezando.
—Me pusiste así cuando comenzaste a quitarte el abrigo, Alyssa.
—¿Ese es el poder que tengo sobre tu cuerpo? —asintió. Me paré de su regazo dejando mis pechos frente a su rostro—. ¿Qué vamos a hacer cuando vivamos juntos y tenga que desnudarme para vestirme?
—Vamos a hacer el amor cada vez que te desnudes frente a mí —se acercó a mí y deslizó su lengua desde mi pecho izquierdo hasta mi ombligo—. Eres exquisita, ¿ya puedo llevarte a la habitación?
—Eres tan impaciente, Mikkel —reí cuando se puso de pie y me tomó dejando una mano bajo mis rodillas y la otra en mi espalda.
—¿Cuál es tu habitación?
—¿Y entonces? ¿Por qué le das tantas vueltas al asunto?
—Tú misma dijiste que quieres ir lento, Aly. ¿Qué pasa si quedas embarazada? Eso no nos dejaría ir a la velocidad que tú quieres.
—Pero es que así es mucho más rico... —hice un puchero comportándome como una niña berrinchuda.
—Lo sé, mi amor. Pero dejemos eso para cuando estés preparada para hacer una familia conmigo —se acomodó quedando con su espalda apoyada en el respaldo de la cama, tomó mi mano para acercarme a él y me besó. Lo que fue bastante nuevo para mí, dado que otros hombres se oponían completamente a besarme o a que yo los besara después de hacerles sexo oral.
Llevé mi mano libre hacia donde tenía los condones que Chyler había comprado para mí ya que como "figura pública" no puedo ir a una farmacia para comprar tranquila unos putos condones (lo que sería algo muy normal pero la noticia del año para la prensa) y se lo entregué a Mikkel. Se lo puso rápido y me sentó sobre él metiéndome su pene con cuidado
—Te quiero tanto... —susurró sobre mis labios y llevó sus dos manos hacia mi espalda para acariciarla lentamente de arriba a bajo mientras yo saltaba sobre él.
Él todo romántico y yo saltando como loca
—Yo te quiero aún más, Mikkel Hummel. Te quiero tanto que me da miedo lo mucho que sufriría si lo nuestro no funciona —dejé de moverme cuando mis ojos se cristalizaron. Me había puesto sentimental muy rápido—. Juré que nunca iba a decirle esto a nadie, pero me cuesta imaginar cómo sería mi vida sin ti. Creo que no podría soportarlo.
—Hey, ¿qué pasa? —Mikkel me miró con clara preocupación cuando comencé a llorar—. No llores, preciosa. No tienes por qué imaginarlo, eso no pasará —limpió mis lágrimas y juntó nuestras frentes.
—Estos días sin verte me tenían un poco nerviosa —admití bajito—. Me puse a imaginar muchas cosas y... Bueno, ya lo ves. Ando muy sentimental.
—Tienes que estar tranquilita. No voy a dejar que nada ni nadie nos separe —besó mi frente y sonrió—. Lo prometo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA)