El precio de tu Amor romance Capítulo 18

Había un pitido agudo en su cabeza, un mareo repentino, y varias arcadas amenazaron su cuerpo.

Nat no pudo dejar de observar a Grace con asombro, ella intentaba quitarse los cables de su pecho, entre tanto luchaba por levantarse. Estaba muy golpeada, y la contusión en su cabeza era peor de lo que podía imaginar.

—Estoy bien —Grace dijo para luego toser con mucho esfuerzo.

—Por favor, manténgase calmada, estamos ayudándola… —le explicó Andrew tratando de ajustar su collarín—. Envía una orden para una tomografía urgente —él se giró de nuevo hacia Natali, pero ella no prestó atención a nada de lo que decía y ordenaba.

—¡Señora, cálmese! —agregó Fred, y luego una enfermera entró para inyectarle un calmante debido a su estado agitado.

Los ojos de Grace se cerraron suavemente, su cuerpo se relajó y quedó a merced de las manos de los médicos.

—¡Estudiante! —la voz forzada de Andrew resonó el cubículo, y esta vez Fred y todos los presentes fueron rápidamente hacia el lugar de Natali.

Ella estaba estancada en el piso con todo el peso del mundo en sus hombros. Odiaba con toda su alma ver a su madre así, le dolía en exceso que saliera de sus manos estas cosas, y, además, afectaba su vida en un 100%.

—¿Qué te ocurre? —no supo cuánto tiempo pasó, pero unas manos la movieron de su lugar, y en el jaloneo, las lágrimas volvieron a salir de sus ojos.

La impresión de Andrew al ver a Natali tan pálida, solo le hicieron girar hacia los demás que estaban ocupados, tratando de esconder la actitud de la chica, ya que le traería problemas en el hospital.

—Alice, da una orden de tomografía…

—Sí, doctor —respondió la enfermera, y al instante Andrew sacó a Natali del cubículo, para entrar en otro consiguiente que estaba completamente vacío.

—Reacciona… —apretó las palabras tomando las mejillas de Nat mientras ella parpadeó hipando varias veces.

—Yo… lo siento —se limpió las lágrimas rápidamente, pero era imposible que dejara de llorar—. Iré a dar la orden… yo —dio unos pasos para pasar a Andrew, pero él la tomó y la regresó al lugar acercándose mucho más a su cuerpo.

—Me dirás que te pasa… —le exigió tomando su rostro nuevamente—. Si es por lo que te dije…

—Ella es mi madre.

Un nudo grueso se gestó en la garganta del hombre, imposibilitando que pasara un trago.

—¿Qué?

Natali asintió mientras intentaba controlar su llanto.

—Se llama Grace, es mi madre… es… es ella…

Natali se vio rodeada de un calor impactante para todos sus sentidos, pero ahora mismo le urgía recibir ese abrazo sin ninguna resistencia. Rodeó el cuerpo de Andrew y colocó su cabeza entre su cuello y pecho, solo para dejar salir los sollozos que el estado de su madre le había causado.

—No te preocupes, haremos todo para que se recupere… —Andrew susurró en su oído entre tanto ella asintió lento.

Después de largos segundos, Nat se separó un poco solo para quedar mirando la boca de Andrew, mientras él bajaba la vista a su rostro.

—Por favor, no le digas a nadie, no quiero que ella se sienta avergonzada cuando despierte y me vea allí, junto a todos ustedes. Ella no tendrá la voluntad de responder nada a la policía si me ve allí, y…

—No pasará nada, nadie sabrá lo que me dijiste aquí —le cortó Andrew alzando su mentón—. Natali… yo…

—¡Doctor White…! —la voz de Fred resonó fuera del cubículo y esto hizo que Natali se separara de golpe.

Ella arregló su cabello, y limpió su cara varias veces.

—Es mejor que vayas, yo… solo necesito un minuto más…

Andrew la observó fijo luchando por primera vez en hacer su deber o simplemente quedarse aquí mientras ella estuviese en condiciones normales para enfrentar… a cualquier cosa que se le pudiera llamar a esto que le estaba ocurriendo.

De un paso tomó la cortina, pero se giró para decir:

—Ven conmigo…

Natali alzó el rostro un tanto extrañada, nerviosa, junto con ese filo que sentía en su pecho por la situación. Sin penarlo dos veces salió con Andrew del cubículo, pero se encontraron de frente con Fred quien no pudo ocultar su mirada confusa al verlos salir de ese sitio cerrado.

—Llevaron a la paciente a tomografía… —informó sin quitarle la mirada a la chica. Natali era muy evidente por su nariz y ojos rojos, además que su mirada estaba fija en el suelo—. ¿Nat, estás bien?

—Lo está… —respondió Andrew rápidamente—. Acompáñame hacer el informe, Natali…

Andrew caminó rápido, dejando que ella pasara adelante para seguir el camino, deseaba como nunca terminar este turno, y necesitaba sacar a esta chica del hospital para tratar entender todo lo que la aquejaba, y lo que se lo estaba consumiendo a él.

Ella copió como un ser sin vida todo lo que se le indicó, y en los minutos siguientes ambos estaban yendo hacia el lugar donde estaba Grace.

Natali respiró profundo en el momento en que entraron en la habitación, y no pudo evitar ver como Andrew cerró el pestillo, para que nadie pudiese interrumpir, porque estaban en una visita médica.

Su madre estaba parpadeando y girando de lado a lado, tenía algunos analgésicos que pasaban por su vena, y una venda nueva en su cabeza.

Ella giró hacia Andrew tratando de ser un roble en este momento, y ambos se posicionaron en cada lado de la camilla.

—Grace… —pronunció Andrew mientras un nudo se volvió a formar en la garganta de Nat—. Míreme…

La mujer se giró hacia Andrew forzando su vista, como si le costara concentrarse en algo.

—¿Cómo se encuentra?

—Me duele un poco la cabeza…

—Tendremos los resultados en unos minutos, y vendré con la tomografía… ¿Qué fue lo que le pasó?

Grace cerró su boca, y luego volvió a colocar derecha su cabeza.

—Recuerdo que… tropecé… y me caí hacia delante. No sé con qué me golpeé…

—¿Entonces estaba sola en casa?

—Sí, si lo estaba —ella ni siquiera había notado la presencia de su hija.

—¿Entonces cómo hizo para llamar a emergencia?

Nat no pudo controlarse por mucho tiempo, y tomó sus hombros para que la mirara.

—Ella no se quedará, nunca lo ha hecho… deja que la acompañe a la salida.

—Pero, Natali…

Grace se puso los zapatos, ajustó su ropa, y salió rozando el cuerpo de ambos en la habitación. Natali se apresuró en seguirla hasta la salida, siempre dejándole una distancia para que ella no huyera de su presencia.

En cuantos salieron de las puertas principales del hospital, Nat la tomó del brazo, tratando de ir en una parte del estacionamiento, que no era muy concurrido.

—Transferiré algo a tu cuenta, podrás comprar los medicamentos…

Grace la observó con algo de furia.

—No necesito medicamentos, necesito comida para tu padre y para mí, y… gracias. Ahora dime, ¿cómo es que puedes mantenerte y tener dónde vivir?

—Encontré un buen trabajo, madre, no te preocupes por eso. Déjame llamar un taxi para ti… no estas en condiciones para…

Grace manoteó su mano interrumpiéndola, parecía que solo verla, le irritaba.

—¡No me tengas lástima!, ¿no era esto lo que querías?, ¿deshacerte de mí y vivir tu vida de ensueños?, ¡pues ya está!, disfruta y no pienses en nosotros —Grace se dio la vuelta y comenzó a caminar cojeando, mientras apretaba su chaqueta contra su cuerpo.

El rostro de Nat fue llenó de sensaciones que la ahogaron de nuevo, hizo un puchero que no pudo controlar y pegándose a la pared sollozó desde lo más profundo de su alma.

Deseaba hacer eso, deseaba no tener que importarle esta situación, pero no podía, le dolía muchísimo ver a su madre en ese estado, y se sentía una completa mierda por no poder hacer nada por ella. Aun cuando todo fuese un infierno, todo en ella quería ir por su madre y sacarla de esa situación.

Por un momento dejó de pensar en todo y solo imaginó lo que sería dejar de nadar contra la corriente. Quizás era una egoísta, quizás ella estaba ambicionando más de lo que merecía, pero días como estos, definitivamente le hacían desfallecer y llevar sus fuerzas a la nada.

Estaba cansada.

—Natali… —su cuerpo dio un brinco para girar de golpe.

Andrew estaba allí tan serio como nunca, pero con una expresión en el rostro que hizo que ella no pudiera ocultar su des fortunio. Quería buscar una salida en él, pero luego recordó todo lo que le dijo en esa pequeña oficina, así que no tenía a nadie, estaba relativamente sola.

—Doctor, yo… yo ya iba, ya…

—Ven aquí —Andrew la haló del brazo y sus cuerpos se estrellaron para tomar todo de ella contra su cuerpo. Por más de que esta chica era un roble, la vio desvanecerse entre sus brazos, y por primera vez en mucho tiempo, su garganta no le dejó respirar al ver como ella trataba de controlar su llanto—. Por favor, no llores, debe haber una solución a lo que sea que te está pasando.

—No la hay… —dijo ella escondiendo su rostro.

«Estaban locos, definitivamente», pensó Andrew sabiendo que cualquier persona podía verlos allí, en pleno estacionamiento del hospital, y abrazando a una estudiante.

Ni siquiera sabía por qué estaba haciendo esto, ni siquiera supo por qué había venido a buscarla, a pesar de la penuria que estaba pasando esta chica, ese sencillamente no era su problema, no lo era.

—Natali… es mejor que vayamos, yo… —trató de despegarla de su tacto, de hecho, ella era perfecta a su anatomía.

Sin embargo, su mente se bloqueó y llegó a cero cuando la vio negar, alzar su rostro, y mirarlo con ojos de súplica.

—No quiero, no iré, Andrew, por favor, sácame de aquí…

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