La mimada del Alfa romance Capítulo 15

Xander Cohen

Cuando llego a mi Penthouse le digo al guardia que una mujer llamada Angélica llegara y que la deje pasar a mi piso enseguida para luego pasar a mi apartamento, voy directo al baño, necesito un ducha urgente porque tengo demasiado calor, es mi primer celo y puedo sentir la tristeza de Bruno por no poder estar cerca de nuestra luna.

—Entiende Bruno, no podemos estar cerca de Camila porque podemos lastimarla y prefiero esto a hacerle daño, —suelto por el enlace mientras me quito la ropa, siendo este mi primer celo puedo ser inestable y hasta lastimarme yo mismo por recibir lo que quiero.

—No quiero estar con esa mujer… quiero a mi luna, —gruñe y cierra el enlace a lo que yo suelto un suspiro y paso una mano por mi cabello.

Cuando estoy por entrar al baño el timbre de la puerta se escucha por todo lados, agudizó mis sentidos y me llega el olor de Angélica, tomó una bata y voy directo a la puerta principal para poder dejarla entrar. Esta se encuentra envuelta en un sexi vestido rojo que marca todos sus atributos, un gran escote que no deja nada a la imaginación.

—Pasa, —ordeno echándome a un lado. A la hora del sexo suelo ser muy mandón, sacando a la luz mi lado alfa y a ella eso le encanta. —Desnúdate, —vuelvo a ordenar a lo que Angélica lo hace con movimiento sensuales. Gruño excitado cuando veo que debajo no lleva nada—Muy bien, —añado con voz ronca—En cuatro sobre el sofá de la esquina, —señalo y esta obedientemente va hasta ese lugar sugerido.

—Ni creas que voy a formar un nudo con esa, —gruñe Bruno y eso me deja descolocado.

Cuando uno está en celo, eso es lo que siempre pasa, anudamos a nuestras parejas para que puedan quedar embarazada, pero es bueno eso de que él no quiera hacer el nudo con Angélica, porque eso es algo que reservare para mi luna.

—Bien, no tenemos que anudar a nadie, solo cállate y disfruta, —suelto, cierro el enlace.

(...)

Después de dos horas en la que tome a Angélica de todas las formas que quería sin que esta reclamara nada. Solo aceptaba todo lo que pedía, le dije que fuera a una habitación para que tomara un baño y descanse, Angélica no es una mala persona solo que es muy fácil y un poco ambiciosa, creo que ese es su único problema, pero lo primero mencionado no tiene nada de malo porque las mujeres tienen los mismo derechos que un hombre a la hora de tener sexo, ya que estas pueden ser las primeras en dar el paso a algo más.

Angélica solo está para mí siempre porque cree que algún día le pediré que sea mi luna, sino llego a encontrarla, pero ya la encontré. Ahora me siento culpable por haberme acostado con esta sabiendo que tengo mi mate, esto es considerado como una infidelidad, me siento sucio y asqueado, pero prefiero hacer lo que hago que hacerle daño a mi luna.

Deslizo la esponja con mi gel de baño por todo mi cuerpo, con fuerza para poder quitar el olor de Angélica de mi cuerpo, solo quiero tener el de mi luna pero hasta ese se ha separado de mí.

Cuando tenemos sexo con otra persona el olor de ese se queda en nuestros cuerpos por horas. Dejo un suspiro frustrado, cuando sé que este olor no se quitara por un buen rato, cierro la ducha después de haber retirado toda la espuma de mi cuerpo, salgo de la ducha y envuelvo una toalla en mi cadera mientras que con otra seco mi cabello.

Al salir del baño encuentro a Angélica en mi cama «Maldición, ahora dejara su olor en mi cama» Pienso y gruño.

—¿Se puede saber qué diablos haces en mi cama? —Le pregunto serio y cortante, esta solo recorre mi cuerpo con su mirada para después formarse en su rostro una sonrisa según ella sensual, solo la veo repugnante.

No sé qué me está pasando, pero su sola presencia me provoca asco y su olor me está por provocar arcadas.

—Pero Alfa, pensé que me habías llamado para disfrutar, —me dice coqueta mientras se levanta de la cama.

—No te me acerques, —ordeno con voz de alfa y esta se detiene—Quiero que recojas tus cosas y te largue, —vuelvo a ordenar y esta de manera automática recoge todo pero antes de salir dice:

—Sé que tienes a una niñita como mate y que no puede pasar tu celo con ella, pronto te veré suplicando para que este contigo de nuevo, —con altanería sale de la habitación.

Según tengo entendido el primer celo es lo más fuerte que puede existir, pero este llega después de encontrar a tu mate. En este caso mi luna es una niña y no puedo estar con ella por lo que tengo que pasarlo con otra persona para no dañar a mi pareja, espero esta sea la última vez.

El primer celo puede provocar esterilidad, defunción eréctil y otros problemas que afectan para que no pueda tener descendiente y por eso debía hacer esto con Angélica de lo contrario me hubiera encerrado en un sótano para evitar a toda costa hacerle daño a Camila.

—Levántale la blusa, —pide a lo que hago lo que me dice.

Un jadeo escapa de mi boca cuando vislumbro su piel llena de moretones.

—Esto...

—Sí, —me corta mi madre. —Es una muestra de que le has sido infiel a tu luna, —añade.

—Pero eso es imposible, esto se supone que pasa cuando ya hemos marcado a nuestra pareja, —murmuro mirando preocupado a Camila y sintiéndome culpable por lo que le he provocado.

—La conexión que tienes con ella es muy fuerte, —me dice mi padre. —Ese es uno de los motivos principales por los cuales Camila no siente miedo al estar con alguien desconocido para ella, le brindas seguridad y los niños cuando se sienten seguro, piensan que están seguros.

—Yo-yo… —tartamudeo y siento como mis ojos arden por las lágrimas que se aposan en ellos. —Perdóname mi luna, si hubiera sabido que esto pasaría no me hubiera alejado de ti, ni hubiera hecho lo que hice, —susurro sintiendo como una gota de agua salda baja de mi ojo izquierdo cayendo en la frente de mi pequeña Camila—¿Qué podemos hacer? —Pregunto preocupado a mis padres que son lobos antiguos.

—Por el momento nada, solo quédate cerca de ella, —dice mi madre. —Ahora salgamos todos de la habitación, —añade y salen dejándome solo con mi princesa.

Decido llevarla a mi habitación donde la coloco en mi cama, me cambio de ropa colocándome solo un pantalón de pijama y me recuesto al lado de mi pequeña luna.

—Lo siento tanto princesa, —murmuro dándole un beso en la frente y atrayéndola hacia mí pecho, para luego acariciar su mejilla. Observo algunos moretones en sus brazos y paso mi mano por ellos. —Diosa luna perdóname por haber lastimado a lo más valiosos que me has dado.

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