La mimada del Alfa romance Capítulo 28

Xander Cohen

—¿Por qué la rechazas? Es nuestra oportunidad de marcarla, —gruñe Bruno molesto porque rechace a Camila, suspiro.

—No es tiempo Bruno ¿Crees qué nuestra pequeña se merece que le demos su primera vez así sin enamorarla y sin darle su primera cita?—Cuestiono lo obvio.

—Odio cuando tienes la razón, — responde para cerrar el enlace.

No es que yo no desee estar con mi luna porque la deseo con todas mis fuerzas, pero debo controlarme, Camila merece todo lo mejor y debo demostrarle que no la quiero solo porque es mi mate sino porque yo de verdad la quiero y que amo todo de ella.

Sé que ya no es una niña y lo comprobé al ver su cuerpo tan espectacular, su cintura pequeña, sus nalgas bien ejercitadas, su hermosa piel blanca cubierta solo por esas bragas de encaje blanco, provocaron que todo en mí despierte y que mi entrepierna duela de solo verla, Camila es todo lo que espere algún día.

Mi pequeña ya no es una niña, ahora es una hermosa mujer. Me encanta que no tenga vergüenza a expresar lo que quiere y que me provoque de esa manera tan descarada, sonrió al recordar su olor el cual se vuelve fuerte cuando está excitada, casi no controlo mis ganas de tomarla y unirme a ella.

—Mía, —gruño en su cuello respirando su olor, escuchando su corazón latir tranquilo y su respiración relajada, lo cual me dice que está dormida. Dejo salir un bostezo de cansancio y con mucho cuidado coloco a mi luna sobre mí, no quiero que se separe y necesito su olor para poder relajarme y recuperar mi energía. Nos cubro con la colcha y coloco mi mano en su espalda baja para cerrar mis ojos y dejarme llevar sintiendo el calor y ese aroma que me proporciona mi luna.

(...)

Siento unas pequeñas caricias en mi pecho y me quedo quieto, sé quién me toca porque mi cuerpo conoce a la perfección sus toques, con cuidado de no despertarme es que hace todo, pero ya estoy consiente.

—Demonios, —escucho que susurra tocando mi abdomen «Así que tengo una pequeña curiosa» Pienso sintiendo sus caricias. —¿Por qué tenías que ser tan decente? ¿No pudiste solo agarrarme y hacerme tuya?—Cuestiona y trato de no reírme al escuchar sus quejas. Sus curiosas manos tocan el elástico de mi pantalón de pijama y mi cuerpo reacciona a su descaro, provocando que me ponga duro. No puedo creer que mi luna esta por tocar mi polla, respiró lento y pausado para que mi respiración no me vaya a delatar. —¿Será cierto lo que dice Valeria?—Escucho que pregunta.

—¿Qué será eso que Valeria le dijo?—Me pregunta Bruno.

—Igual me da curiosidad saber lo que le dijo, —respondo y me concentro en los siguientes movimientos de mi luna.

—Mierda y si despierta, —susurra y escucho que suspira—Tanta oportunidad que tuve cuando tenía dice de verle eso y nunca me atreví a mirar, —añade luego siento movimiento en la cama y luego como algo húmedo se posa sobre mis labios—Hasta luego lobito, —susurra y baja de la cama.

Escucho la puerta de mi habitación siendo cerrada y abro los ojos para dejar salir un suspiro «Diosa luna ¿Qué fue todo eso?» pienso.

—Mierda, —susurro pasando mi mano por mi rostro al saber a qué se estaba refiriendo. Ahora mi luna tiene curiosidad de saber cómo me veo desnudo, no entiendo qué clase de idea rara le meta la nieta de nana en la cabeza a mi pequeña.

—Ni tan rara, pienso todo lo contrario, me parece maravilloso que mi luna se investigue, —ronronea Bruno, no puedo evitar poner los ojos en blanco.

—No es buena idea, —reprocho, cierro el enlace. Respiro profundo y me acomodo mejor para dormir otro rato, Camila ira a un cumpleaños y no puedo obligarla a permanecer a mi lado.

Camila Albora

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La mimada del Alfa